Mientras muchísimas personas
rodeaban a Jesús y se atropellaban unos a otras, él les dijo a sus
discípulos: Tengan cuidado de las
mentiras que enseñan los fariseos. Ellos engañan a la gente diciendo cosas que
parecen verdad. Porque todo lo que esté escondido se descubrirá, y todo lo que
se mantenga en secreto llegará a conocerse. Lo que ustedes digan en la
oscuridad, se sabrá a plena luz del día; lo que digan en la oscuridad, se sabrá
a plena luz del día; lo que digan en secreto, lo llegará a saber todo el mundo.
Amigos míos, no tengan miedo de
la gente que puede quitarles la vida. Más que eso no pueden hacerles. Tengan
más bien temor de Dios, pues él no solo puede quitarles la vida, sino que
también puede enviarlos al infierno. A él si deben tenerle miedo. Cinco
pajaritos apenas valen unas cuantas monedas. Sin embargo, Dios se preocupa por
cada uno de ellos. Lo mismo pasa con ustedes. Diosa sabe hasta cuántos cabellos
tienen. Por eso, ¡no tengan miedo! Ustedes valen más que muchos pajaritos.
Si ustedes les dicen a otros que
son mis seguidores, yo, el Hijo del hombre, les diré a los ángeles de Dios que
ustedes en verdad lo son. Pero si le dicen a la gente que no son mis
seguidores, yo les diré a los ángeles de Dios que ustedes no lo son. Si ustedes
dicen algo contra mí, que soy el Hijo del hombre, Dios los perdonará. Pero si dicen algo malo
en contra del Espíritu Santo, Dios no los perdonará. Cuando los lleven a las
sinagogas, o ante los jueces y las autoridades, para ser juzgados, no se
preocupen por lo que van a decir o cómo van a defenderse. Porque en el momento
preciso, el Espíritu Santo les dirá lo que deben decir.
Uno de los que estaban allí le
dijo a Jesús: Maestro, ordénale a mi hermano que me dé la parte de la herencia
que me dejó nuestro padre. Jesús le respondió: A mí no me corresponde resolver
el pleito entre tu hermano y tú. Luego miró Jesús a los que estaban allí, y les
dijo: ¡No vivan siempre con el deseo de tener más y más! No por ser dueños de
muchas cosas se vive una vida larga y feliz.
Y enseguida Jesús les puso este
ejemplo: Las tierras de un hombre muy rico habían dado una gran cosecha. Era
tanto lo que se había recogido, que el rico no sabía dónde guardar los granos.
Pero después de pensarlo dijo: Ya sé lo que haré. Destruiré mis viejos
graneros, y mandaré a construir unos mucho más grandes. Allí guardaré lo que he
cosechado y todo lo que tengo. Después me diré: ¡Ya tienes suficiente para
vivir muchos años! ¡Come, bebe, diviértete y disfruta de la vida lo más que
puedas! Pero Dios le dijo: ¡Qué tonto eres! Esta misma noche vas a morir, y
otros disfrutarán de todo esto que has guardado. Así les pasa a todos los que
amontonan riquezas para sí mismos. Se creen muy ricos pero, en realidad, ante
Dios son pobres.
Después Jesús les dijo a sus
discípulos: No se pasen la vida preocupados por lo que van a comer o beber, o
por la ropa que van a ponerse. La vida no consiste sólo en comer, ni el cuerpo
existe sólo para que lo vistan. Miren a los cuervos no siembran ni cosechan, ni
tienen graneros para guardar las semillas. Sin embargo, Dios les da de comer.
¡Recuerden que ustedes son más importantes que las aves! ¿Creen ustedes que por
preocuparse mucho vivirán un día más? Si ni siquiera esto pueden conseguir, ¿Por
qué se preocupan por lo demás?
Aprendan de las flores del campo:
no trabajan para hacerse sus vestidos y, sin embargo, les aseguro que ni el rey
Salomón, con todas sus riquezas, se vistió tan bien como ellas. Si Dios hace
tan hermosas a las flores, que viven tan poco tiempo, ¿no hará mucho más por
ustedes? ¡Veo que todavía no han aprendido a confiar en Dios! No se desesperen
preguntándose qué van a comer, o qué van a beber. Sólo quienes no conocen a
Dios se preocupan por eso. Dios, el Padre de ustedes, sabe que todo eso lo necesitan.
Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey. Todo lo demás, él se
lo dará a su debido tiempo.
¡No tengan miedo, mi pequeño
grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino. Vendan
lo que tienen, y repartan ese dinero entre los pobres. Fabríquense bolsas que
nunca se rompan, y guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, los
ladrones no podrán robar, ni la polilla podrá destruir. Recuerden que la
verdadera riqueza consiste en obedecerme de todo corazón.
Ustedes tienen que estar siempre
listos. Deben ser como los sirvientes de aquel que va a una fiesta de bodas.
Ellos se quedan despiertos, con las lámparas encendidas, pendiente de que su
dueño llame a la puerta para abrirle de inmediato. ¡Qué felices serán cuando
llegue el dueño de la casa, en la noche, o en la madrugada! Les aseguro que el
dueño hará que sus sirvientes se sienten a la mesa, y él mismo les servirá la
comida. Si el dueño de una casa supiera a qué hora se va a meter un ladrón, lo
esperaría para no dejarlo entrar. Ustedes deben estar listos, porque yo, el
Hijo del hombre, vendré a la hora que menos lo esperen.
Pedro entonces le preguntó:
Señor, ¿esa enseñanza es sólo para nosotros, o para todos los que están aquí?
El Señor Jesús le respondió: El sirviente responsable y atento es aquel a quien
el dueño de la casa deja encargado de toda su familia, para que les sirva la
comida a tiempo. ¡Qué feliz es el sirviente si su dueño lo encuentra cumpliendo
sus órdenes! Les aseguro que el dueño hará que ese sirviente administre todas
sus posesiones. Pero supongamos que el sirviente piensa: Mi amo salió de viaje
y tardará mucho en volver, y entonces comienza a golpear a los otros sirvientes
y sirvientas, y a comer y a beber hasta emborracharse. Cuando vuelva su amo, en
el día y la hora en que menos lo espere, lo castigará como se castiga a los
sirvientes que no obedecen.
El sirviente que conoce las
órdenes de su dueño y no las cumple, recibirá un castigo severo. Pero el
sirviente que, sin saberlo, hace algo que merece castigo, recibirá un castigo
menor. Dios es bueno con ustedes, y espera que ustedes lo sean con él. Y así
como él se muestra muy generoso con ustedes, también espera que ustedes le
sirvan con la misma generosidad.
Yo he venido para encender fuego
en el mundo. ¡Y cómo me gustaría que ya estuviera ardiendo! Pero primero tengo
que pasar por una prueba muy difícil, y sufro mucho hasta que llegue ese
momento. ¿Creen ustedes que vine para establecer la paz en este mundo? ¡No! Yo
no vine a eso. Vine a causar división. En una familia de cinco, tres estarán en
contra de los otros dos. El padre y el hijo se pelearán, la madre y la hija
harán lo mismo, y la suegra y las nueras serán enemigas.
Jesús le dijo a la gente: Cuando
ustedes miran hacia el oeste, y ven una nube en el cielo dicen: ¡Va a llover!;
y en verdad llueve. Y si ven que sopla viento desde el sur, dicen: ¡Va a hacer
calor!; y así pasa. ¿A quién tratan de engañar? A ustedes les basta mirar el
aspecto del cielo y de la tierra para saber si el tiempo será bueno o malo.
¡Pero miran lo que yo hago, y no son capaces de entender que son señales de
Dios!
Elige hacer lo correcto: Si
alguien te acusa de hacer algo malo en su contra, arregla el problema con esa
persona antes de que te entregue al juez. De lo contrario, el juez le ordenará
a un policía que te lleve a la cárcel. Te aseguro que sólo saldrás cuando hayas
pagado hasta el último centavo.
Aquí puedes darte cuenta que es
esencial que el hombre hable con la verdad, que sea congruente lo que dice con
su comportamiento, que tenga temor de Dios pues El lo sabe todo, hasta sabe cuántos
cabellos tiene cada persona, por lo que es necesario que el hombre busque a
Dios, que lo acepte en su corazón y se arrepienta para que su vida sea
transformada..
Además, es esencial que el hombre
sea humilde en su forma de vivir, sin vanagloria ni deseos de tener más y más,
pues sólo Dios conoce el destino de cada persona y no es importante que el
hombre atesore riquezas materiales pues la verdadera riqueza es que el hombre
obedezca a Dios de todo corazón y, sabes, lo mejor es que el hombre disfrute de
la vida.
No obstante, el hombre no debe estar
preocupado ni afanarse demasiado, pues lo fundamental es que cada persona
reconozca a Dios como su rey, que esté siempre listo y atento a sus señales,
prepararse en el conocimiento de Dios, pues Jesús, el Hijo de Dios vendrá
pronto.
Así es que el tiempo apremia y es
prioridad que el hombre sea lleno del espíritu de Dios, desarrolle una conciencia firme para que elija hacer lo
correcto.
Con Alta Estima,
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