sábado, 30 de agosto de 2014

Ese rey extenderá su dominio hasta el último rincón de la tierra…



Yo, Miqueas, anuncio: Jerusalén, Jerusalén, prepárate para la guerra. Por medio de tus enemigos Dios castigará duramente al rey de Israel. Pero tú, Belén Efrata, entre los pueblos de Judá eres un pueblo pequeño, pero llegarás a ser muy importante. En ti nacerá un rey de familia muy antigua, que gobernará sobre Judá.

Dios nos va a abandonar hasta que nazca ese rey. Luego de su nacimiento los que hayan quedado con vida se reunirán con los demás israelitas. Entonces Dios le dará a ese rey toda su fuerza y poder para dirigir a su pueblo y hacerlo vivir en paz. Ese rey extenderá su dominio hasta el último rincón de la tierra.

Cuando vengan los asirios para invadir nuestro país y quieran ocupar nuestros palacios, ese rey nos librará de ellos y nos hará vivir en paz. Ordenará que los ataquen siete jefes y ocho capitanes. ¡Así conquistaremos por la fuerza el país de Asiria, territorio de Nimrod!

Los que quedemos con vida seremos entre las naciones, como la lluvia que Dios envía: cae del cielo y riega la hierba sin la intervención humana. Seremos también como los leones: cuando están entre un rebaño, atrapan a las ovejas y las destrozan, y no las dejan escapar. ¡Tú, mi Dios, atacarás a tus enemigos y los destruirás por completo.

Dios dijo a su pueblo: Cuando llegue ese día, mataré a todos tus caballos y destruiré tus carros de guerra. Destruiré también tus ciudades y derribaré todas tus torres. Pondré fin a tus hechicerías y acabaré con todos tus adivinos. Destruiré tus ídolos y tus imágenes, y no volverás a adorar a dioses que tú mismo hiciste. ¡Yo destruiré tus ciudades y las imágenes de tu diosa Astarté! ¡Yo me vengaré con gran furia de las naciones que no me obedecieron!

Aquí el hombre puede darse cuenta que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios que redime los pecados de la humanidad, por lo tanto, es urgente que el hombre adopte la posición de siervo  pues El es el rey que ha revolucionado al mundo, El que a través de su sangre preciosa libera al hombre de la esclavitud del pecado. Sabes, sólo Dios puede restaurar al hombre pues a través de su Palabra renueva su mente y su corazón para que se vuelva a Dios.

Ahora Bien, sólo si el hombre cambia de actitud, avanzará en este mundo inhóspito, pues vive alejado de Dios, por eso es urgente que el hombre desarrolle una conciencia firme, que deje de hacer lo del malo sino que su corazón busque a Dios. No obstante, el hombre debe obedecer los mandamientos para que logre la paz en su diario vivir.

Así pues, es tiempo que el hombre se levante y que se empape del conocimiento de Dios a través de sus enseñanzas y que su Palabra  produzca en el hombre la satisfacción a sus necesidades.
No obstante, urge que el hombre priorice lo esencial, apegarse a vivir en el orden que Dios ha establecido para que con su ejemplo sean como la lluvia que Dios envía.


Con Alta Estima,

viernes, 29 de agosto de 2014

Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su higuera…



En el futuro, el monte donde se encuentra el templo de nuestro Dios será el monte más importante. Allí vendrán muchos pueblos y gente de muchas naciones, y unos a otros se dirán: Subamos al monte de Sión, al templo del Dios de Israel, para que él mismo nos enseñe y obedezcamos sus mandamientos.

Dios mismo será nuestro maestro desde el monte de Sión, ¡desde la ciudad de Jerusalén! Dios mismo será nuestro maestro desde el monte de Sión, ¡desde la ciudad de Jerusalén! Dios mismo dictará sentencia contra naciones y pueblos lejanos, y ellos convertirán sus espadas en herramientas de trabajo. Nunca más nación alguna volverá a pelear contra otra, ni se entrenará para la guerra.

Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su viña, o a la sombra de su higuera, porque así Dios lo ha prometido. ¡Qué importa que otras naciones adoren a sus propios dioses! Nosotros siempre obedeceremos a nuestro poderoso Dios!

Así ha dicho nuestro Dios: Mi pueblo parece un rebaño de ovejas cojas y perdidas, porque está sufriendo mi castigo. Pero ya está cerca el día en que volveré a reunirlo. Cuando llegue ese día, con los pocos que hayan quedado volveré a hacer una gran nación, y desde mi templo en Jerusalén reinaré sobre ella para siempre.

Hermoso monte de Sión, tú has sido una torre protectora para mi amada Jerusalén; así que volverás a ser como antes, ¡serás la gran capital de mi pueblo!

Tú, Jerusalén, lloras y te retuerces de dolor, como si fueras una mujer a punto de tener un hijo. Pero no hay razón para que llores; ¡tienes rey no te faltan consejeros! Más bien, llora porque tus habitantes te abandonarán y vivirán en el campo, y después serán llevados a Babilonia. Sin embargo, yo los pondré en libertad; ¡yo mismo los libraré del poder de sus enemigos!

Muchas naciones se han reunido, y dicen en contra tuya: ¡Ojalá podamos ver la derrota de Jerusalén! Pero esas naciones no saben lo que tengo pensado hacer; es algo que no pueden entender: ¡Voy a juntarlas para hacerlas polvo!

¡Vamos Jerusalén! ¡Levántate y hazlos pedazos! Yo te daré la fuerza de un toro, para que destruyas a muchos pueblos; ¡tus cuernos parecerán de hierro!, ¡tus cascos parecerán de bronce! Les quitarás todas sus riquezas y me las entregarás, pues toda la tierra me pertenece.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe aprender a obedecer las enseñanzas de Jesucristo, pues la obediencia hará que el hombre viva en paz, es una promesa de Dios. Por lo tanto, es tiempo de que el hombre despierte, que se levante y se arrepienta genuinamente, pues Dios vendrá pronto pero es necesario, que el hombre esté preparado, que sea restaurado su corazón, que su mente sea renovada para que cuando llegue ese día sea, la presencia de Dios reine en su vida.

Con Alta Estima,

jueves, 28 de agosto de 2014

Ustedes debieran hacer justicia, pero hacen todo lo contrario…



¡Escúchenme ustedes, jefes y gobernantes de Israel! ¡Ustedes debieran hacer justicia, pero hacen todo lo contrario! Prefieren hacer lo malo, en lugar de hacer lo bueno. Maltratan mucho a mi pueblo; se lo están comiendo vivo.

Por eso, cuando me llamen, yo no les responderé. Es tan grande su maldad que los abandonaré. A los profetas que engañan a mi pueblo, Dios les ha dicho: Ustedes sólo hablan de paz a quienes les dan de comer, pero a quienes no los alimentan les declaran la guerra. Por eso no les voy a informar lo que pienso hacer. Nunca más les comunicaré mensajes y ya no podrán anunciar el futuro. Esos profetas y adivinos quedarán en completo ridículo. No tendrán nada que decir, porque yo no les responderé.

Pero yo, Míqueas, estoy lleno del poder de Dios. Por eso puedo afirmar que nuestro Dios es un Dios justo. También puede acusar a los israelitas de ser un pueblo pecador y desobediente.

Dios dijo: ¡Escúchenme ustedes, jefes y gobernantes de Israel! Ustedes rechazan la justicia, y no respetan ninguna ley. En Jerusalén y en mi templo los crímenes y la violencia son cosa de todos los días. Los sacerdotes, profetas y jueces enseñan, predican o dictan sentencia sólo a cambio de dinero.

Y para colmo se atreven a decir: “No tenemos nada que temer. ¡Dios está con nosotros! ¡Por culpa de ustedes mi templo será derribado! ¡Por culpa de ustedes Jerusalén quedará en ruinas, y el monte de Sión se cubrirá de maleza!

Aquí puedes darte cuenta que si el hombre  vive alejado de Dios, debe limpiar las cosas negativas que alberga en su corazón pues prefiere hacer lo malo, por lo tanto en su ser interior guarda maldad, está atrapado en la oscuridad, y en él sólo predomina la hipocresía, el egoísmo, la hechicería, pero Dios espera que el hombre construya su vida de acuerdo a su diseño, apegado a su Palabra, y, entonces el hombre hará un cambio de actitud.

Por lo que de ahora en adelante, el hombre buscará a Dios en todo momento, dejará a un lado los malos hábitos, practicará la justicia hacia sus semejantes, permanecerá firme en la fe, pues afianzado de la mano de Dios, será transformado en un hombre nuevo, que reconoce al Señor como su único Dios.

No obstante,  es necesario que el hombre tenga temor de Dios, que pida a Dios esa sabiduría que sólo proviene de lo Alto y  modifique su manera de vivir.

¡Animo! Es tiempo de que el hombre respete la ley de Dios, que se apegue a su Palabra para que  quite la maleza que estorba en su vida, y se preparare y renueve su entendimiento y su corazón, para que sea transformado en una persona íntegra.


Con Alta Estima,

miércoles, 27 de agosto de 2014

Yo mismo iré delante de ellos para abrirles paso y darles libertad...



Dios continuó diciendo: ¡Gente malvada, qué mal les va a ir a ustedes! Al acostarse hacen planes malvados; al levantarse los llevan a cabo, porque tienen el poder hacerlo. Si quieren terrenos, los invaden; si quieren casas, se adueñan de ellas; maltratan al dueño y a su familia, y con engaños los echan fuera.

Por eso yo, el Dios de Israel, también tengo planes contra ustedes: voy a enviarles una desgracia de la que no podrán librarse. Les vienen tiempos tan difíciles que se les acabará el orgullo. Cuando llegue ese día, la gente se burlará de ustedes y les cantará esta canción: ¡Se han quedado en la ruina! ¡Antes eran el pueblo de Dios, pero han cambiado de dueño! ¡Nuestros ejércitos los conquistaron y nos repartimos sus campos!

¡Escúchenme, israelitas! Ustedes fueron mi pueblo, pero no volveré a darles terrenos. Ustedes los israelitas no quieren que los profetas les den malas noticias. Ustedes no quieren creer que algo mal puede sucederles: por eso no quieren escucharlos. Les dicen que yo no estoy enojado, y que ese no es mi modo de actuar. Dicen que yo siempre trato bien a todos los que hacen lo bueno.

Si ustedes fueron mi pueblo., ¿por qué ahora son mis enemigos? A los que vuelven de la guerra y van tranquilos por el camino, leas arrebatan la ropa; las mujeres de mi pueblo les quitan las casas, donde antes vivían felices, y a sus hijos les arrebatan las riquezas que yo mismo les di.

¡Vamos, largo de aquí! ¡Ustedes han hecho de mi templo una sala de diversiones! ¡Por eso voy a destruirlo! Ustedes serían felices con profetas mentirosos que sólo hablaran de vino y de licor. Pero a los descendientes de Jacob que hayan quedado con vida, los reuniré como a un rebaño. Tal vez no sean muchos, pero harán mucho alboroto. Yo mismo iré delante de ellos para abrirles paso y darles libertad. ¡Yo soy su Dios y su rey!

Aquí puedes darte cuenta que a Dios no le agrada ver tanta maldad, por lo que es esencial que el hombre cambie su estilo de vida, siendo  prioridad que el hombre se arrepienta verdaderamente  de su mala conducta, y Dios le perdonará de la esclavitud del pecado y entonces el hombre renovado buscará a Dios y establecerá una relación personal con El.

Ahora bien, lo importante es que el  hombre se vuelva a Dios, que haga lo bueno, que deje a una lado la violencia entre unos y otros, que se aparte del orgullo pues sabes, ese no es el modo de actuar que agrada a Dios, sino al contrario, es prioridad que el hombre se sujete y obedezca los mandatos de Jesús fundamentados en su Palabra pues es lo que Dios espera del hombre, esa renovación inminente, ese renacer de nuevo.

Por tanto, vienen tiempos difíciles y apremia que el hombre establezca orden en su manera de vivir para que logre unidad en su familia y por ende con el prójimo, y entonces el Señor cumplirá su promesa, los reunirá como un rebaño, pero es ¡Urgente! que el hombre reconozca a  Dios como su Señor y Redentor, El le dará la libertad, que sólo un rey puede conceder.


Con Alta Estima,

martes, 26 de agosto de 2014

Escúchenme bien pueblos de toda la tierra…



Yo soy Miqueas de Moréset. Dios me comunicó lo que pensaba hacer contra las ciudades de Samaria y Jerusalén. Esto sucedió cuando Jotán, Ahaz y Ezequías eran reyes de Judá. Esto es lo que Dios me dijo: ¡Escúchenme bien, pueblos todos de la tierra! ¡Préstenme atención, habitantes de este país! Yo soy el Dios de Israel y desde mi santo templo voy a denunciar sus maldades. Ya estoy por salir y destruiré los pequeños templos que han construido en los cerros de este país.

Cuando ponga mis pies sobre las montañas, ellas se derretirán como la cera en el fuego, y los valles se partirán en dos, como se parten las montañas cuando los ríos bajan por ellas. Todo esto sucederá por la rebeldía de los israelitas, pues ya son muchos sus pecados. Los de Israel pecaron en la ciudad de Samaria; los de Judá adoraron a otros dioses en la ciudad de Jerusalén. Por eso convertiré a Samaria en un montón de ruinas; esparciré sus piedras por el valle y la dejaré al descubierto. ¡Sólo servirá para plantar viñedos!

Por eso haré pedazos todos los ídolos de Samaria. Los hicieron con las monedas que ganaron las prostitutas; ¡pues yo los fundiré en el fuego y en monedas los convertiré de nuevo! Entonces yo dije: Samaria y mi pueblo Judá han sido heridos de muerte. La muerte también amenaza a Jerusalén, capital de Judá.

Por eso lloro y estoy triste; por eso ando desnudo y descalzo; por eso chillo como avestruz, por eso lanzo aullidos como chacal. Pero no se pongan a llorar ni digan nada a los de Gat. Más bien retuérzanse de dolor en ese pueblo polvoriento que se llama Polvareda.

Ustedes, habitantes de Bellavista, serán llevados como esclavos; avanzarán desnudos y avergonzados. Habrá lágrimas en el pueblo vecino, pero los habitantes de Zaanán no saldrán en su ayuda. Los habitantes del pueblo de Amargura se quedarán esperando ayuda, pero Dios enviará la desgracia hasta la entrada misma de Jerusalén.

Aquí puedes darte cuenta que Dios todo lo sabe y conoce el corazón de cada persona, El ve que hay tanta maldad en el hombre y, por eso está triste. Por lo tanto es necesario que el hombre ¡Preste atención!, que deje de ser rebelde pues ya son muchas sus malas actitudes, su desobediencia que lo conduce a pecar más.

Sabes, ¡urge! Que el hombre se vuelva a Dios, que  escuche su voz audible, que renueve su mente y su corazón pero es esencial que se apegue a la Palabra de Dios y, por ende, cambiará su manera de vivir.


Con Alta Estima, 

lunes, 25 de agosto de 2014

Te compadeces de todos y es difícil que te enojes…



Jonás se enojó muchísimo, pues no le gustó que Dios hubiera perdonando a la gente de Nínive. Muy molesto, le dijo a Dios: ¡Ya lo decía yo, mi Dios, ya lo decía yo! Hiciste lo que pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra. Por eso quise huir lejos de ti.

Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y es difícil que te enojes. Eres tan cariñoso que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces. A mí me molesta eso; prefiero que me quites la vida. Si vas a ser así, mejor mátame.

Dios le preguntó a Jonás: ¿Qué razón tienes para enojarte así? Jonás salió de la ciudad y se fue a un lugar desde donde podía verlo todo. Luego cortó unas ramas y construyó un refugio para protegerse del sol. Se sentó bajo la sombra, y se puso a esperar lo que iba a pasarle a la ciudad.

Por su parte, Dios hizo brotar una planta; esta creció y cubrió el refugio de Jonás. Así Dios le dio a Jonás una sombra mejor para que no sintiera tanto calor. ¡Jonás quedó muy contento con aquella planta! Pero después, Dios hizo que un gusano viniera al otro día, y picara la planta. Esta pronto se secó, y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso grito:
¡Prefiero morir que seguir viviendo!

Entonces Dios le preguntó a Jonás: ¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa planta? – Por supuesto que sí – dijo Jonás – Sin ella, prefiero morirme.

Dios le respondió a Jonás: Estás preocupado por una planta que no sembraste ni hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó. ¿no creses que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para salvarse, y hay muchos animales.

Aquí puedes ver, que Dios no cambia, El es un Dios amoroso y compasivo con todo aquel que en El cree, y al contrario, de la actitud del hombre, que se presenta egoísta, envidioso, jactancioso, enojón, impositivo, queriendo que Dios actúe irracionalmente;  pero sabes, lo importante es que Dios es un Dios recto y justo, sólo  El tiene la paciencia para dar una segunda oportunidad a cada persona que se arrepiente verdaderamente de sus faltas.

No obstante, lo esencial es que el hombre con humildad reconozca a Dios  como su Salvador pues Dios en su perfecta sabiduría  y su amor  incondicional, El siempre espera que el hombre se vuelva a El, que confíe en sus promesas y obedezca sus enseñanzas.


Con Alta estima.

domingo, 24 de agosto de 2014

Si dejamos de hacer lo malo…


Dios volvió a hablarle a Jonás, y le dio esta orden: ¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive! Anúnciales el mensaje que voy a darte. Esta vez Jonás sí obedeció a Dios: se levantó y se fue a Nínive. Aquella ciudad era tan grande que para recorrerla toda se necesitaban tres días completos.

Jonás entró en la ciudad, y durante todo un día estuvo anunciando: ¡Dentro de cuarenta días Dios va a destruir esta ciudad! Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día.

Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios. De inmediato el rey envió un anuncio a toda la gente de Nínive: Esta es una orden del rey y de sus ministros: Que nadie coma nada. Se prohíbe que la gente, las vacas y las ovejas coman o beban. Todo el mundo está obligado a ponerse ropas ásperas, y deberán cubrir los animales con mantas ásperas.

Además, les pedimos a todos ustedes que oren a Dios con todas sus fuerzas, que dejen de hacer lo malo, y que ya no se peleen ni maltraten a nadie. Si dejamos de hacer lo malo, tal vez a Dios se le pase el enojo, y no nos destruirá.

Y al ver que toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo, Dios decidió no destruirlos.

Aquí puedes darte cuenta que Dios es misericordioso y que El decide todo lo mejor para cada persona, pero sabes, El quiere que el hombre deje de hacer lo malo, y  a pesar de que el hombre siga el camino contrario al llamado de Dios, El es compasivo y le da al hombre una segunda oportunidad, pues El es paciente aunque el hombre no lo merezca.

Por lo tanto, lo esencial es que el hombre se vuelva a Dios, que tenga fe en El y crea en sus promesas pues El tiene grandes planes para cada uno de los seres humanos. No obstante,   es prioridad, que el hombre ponga su confianza en Dios,  pues El ha determinado lo mejor para la vida de cada uno, lo importante es que el hombre lo crea y cambie su manera de vivir, pues los planes de Dios  son maravillosos.


Con Alta Estima,

viernes, 22 de agosto de 2014

Llegué a pensar que ya no me querías…


Desde allí, Jonás oró a Dios: Cuando estaba sufriendo, tú, mi Dios, me ayudaste. Cuando estaba casi muerto, pedí ayuda y me la diste. Me arrojaste a lo más hondo del mar. Sólo agua veía yo por todos lados; grandes olas cruzaban sobre mí. Llegué a pensar que ya no me querías, que no volvería a entrar en tu templo. Me había hundido por completo. El mar me cubría todo, y las algas se enredaban en mi cabeza.

Creí que ya nunca saldría del fondo del mar. Pero tú, Dios mío, me salvaste la vida. Cuando ya estaba sin fuerzas, me acordé de ti, y oré. Mi oración llegó hasta tu santuario. Los que adoran a otros dioses, a los ídolos sin vida, no pueden decir que tú eres su Dios.

Pero yo voy a adorarte y a cantarte con alegría. Cumpliré las promesas que te hice. ¡Porque sólo tú puedes salvar! Por fin, Dios le ordenó al pez: Arroja a Jonás en la orilla del mar!

Aquí puedes darte cuenta que Dios pone a prueba al hombre, que bajo la fuerza humana son difíciles de sobreponer pero sabes, lo esencial es que el hombre viva apegado a la Palabra de Dios, la obedezca y la cumpla, para que Dios le de sabiduría y ponga en sus manos todo lo que le acontece, que le pida ayuda a Dios en oración pues Dios es compasivo y El perdona a todo aquel que se arrepiente verdaderamente.

No obstante, es esencial que el hombre pida al Señor fuerza para vencer la maldad, y pueda salir  del fango en que se encuentra, que reconozca que sólo poniendo su vida en las manos de Dios, El le ayudará a avanzar, a no volverse a hundir, por tanto, asido de la mano de Dios, el hombre renovará su fuerza.


Con Alta Estima,

jueves, 21 de agosto de 2014

Ya he visto lo malvados que son…


Cierto día, un hombre llamado Jonás hijo de Amitai recibió un mensaje de parte de Dios: ¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive y diles que ya he visto lo malvados que son! Pero en vez de ir a Nínive, Jonás decidió irse lo más lejos posible, a un lugar donde Dios no pudiera encontrarlo. Llegó al puerto de Jope y encontró un barco que estaba a punto de salir. Pagó su pasaje y se embarcó, contento de irse lo más lejos posible de Dios.

Cuando ya estaban en alta mar, Dios mandó un viento muy fuerte que pronto se convirtió en una terrible tempestad. El barco estaba a punto de romperse en pedazos. Cada uno de los marineros, temblando de miedo, llamaba a gritos a su dios. Ya desesperados, arrojaron al mar toda la carga del barco para quitarle peso. Mientras tanto, Jonás dormía plácidamente en la bodega del barco.

El capitán se le acercó y le dijo: ¡Qué haces aquí, dormilón! ¡Levántate y pide ayuda a tu dios! ¡Talvez nos salve al ver que estamos en peligro! Al mismo tiempo, los marineros decían: Echemos suertes para saber quién tiene la culpa de nuestra desgracia.

Echaron suertes para saber quién tiene la culpa de nuestra desgracia. Echaron suertes, y Jonás resultó culpable. Entonces, los marineros preguntaron a Jonás: ¡Dinos ya por qué estamos sufriendo todo esto! ¿En qué trabajas? ¿De dónde vienes? ¿Cuál es tu país? ¿De qué nacionalidad eres?

Jonás respondió: Soy hebreo y adoro a nuestro Dios, soberano y creador de todas las cosas. Lo que está pasando es culpa mía, pues estoy huyendo de él. Los marineros, llenos de terror, le dijeron: ¿Por qué has hecho esto? ¿Qué podemos hacer contigo? ¡El agua se nos viene encima y la tormenta se está poniendo más violenta!

Échenme al mar, y el mar se calmará, contestó Jonás. Esta terrible tempestad cayó sobre ustedes por mi culpa. Los marineros comenzaron a remar con todas sus fuerzas, tratando de acercar el barco a tierra, pero no pudieron. Las olas eran cada vez más altas, y a la tormenta casi los destruía. Desesperados, los marineros gritaron: ¡Dios! ¡Por favor, no nos dejes morir por matar a un hombre inocente, pues eres tú, Dios mío, quien ha querido hacer todo esto.

Entonces los marineros tomaron a Jonás y lo tiraron al mar. De inmediato el mar se calmó. Al ver lo sucedido, los marineros reconocieron al Dios de Israel como su Dios, le presentaron una ofrenda y prometieron seguir adorándolo. Entonces Dios mandó un pez enorme, que se tragó a Jonás. Y Jonás estuvo dentro del pez tres días y tres noches.

Sabes, Dios elige a quien debe anunciar su mensaje, pero a veces el hombre rechaza su llamado, y trata de huir o se esconde, pero el hombre debe entender que Dios ya tiene un plan y propósito establecido para cada persona, siendo fundamental que el hombre confíe en Dios y le obedezca, que quite esa actitud de orgullo, de insistir a Dios en imponer su opinión como la válida, que cree que es superior o mejor que otros, aunque El que juzga sólo es Dios y El decide, ya que es imposible que el hombre haga lo contrario a la voluntad de Dios.

Asimismo, es esencial, que el hombre reconozca a Dios como su único Salvador, quien envió a su Hijo Jesucristo para que diera su vida y  redimiera con su sangre a la humanidad, por lo tanto, es prioridad que el hombre se arrepienta verdaderamente y se aleje del pecado. No obstante, el hombre puede darse cuenta que  los designios de Dios son inescrutables.


Con Alta Estima, 

miércoles, 20 de agosto de 2014

¡Y yo seré su rey…!


Dios le comunico al profeta Abdías lo que pensaba hacer con el país de Edom. Le dijo: Yo soy el Dios de Israel, y ya envié un mensajero por todas las naciones. Escuchen bien su mensaje; ¡Tomen sus armas, naciones todas! ¡Vamos a la guerra contra Edom!

Y tú, Edom, escúchame bien: Yo voy a hacer de ti la más pequeña de las naciones. ¡Todo el mundo te despreciará! Tú te crees muy importante porque vives entre las rocas; piensas que estás muy seguro por vivir en las altas montañas; crees que nadie podrá derribarte, ¡pero estás muy equivocado!

Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que te derribaré aunque vueles como las águilas y pongas tu nido entre las estrellas. Cuando un ladrón te asalta de noche, no te quita todo lo que tienes, sino lo que tengas de más valor; y cuando los que cosechan uvas entran a tus viñedos, no se llevan todos los racimos. ¡Pero a ti te han quitado todo! Los que estaban de tu parte y decían que eran tus amigos te pusieron trampas y te engañaron; los que compartían tu mesa se volvieron tus enemigos, te echaron de tu propia tierra ¡y tú ni cuenta te diste!

Pero escúchame, Edom: Yo soy el Dios todopoderoso, y te juro que viene el día en que no quedará en tus montañas ni uno solo de tus sabios. ¡Yo acabaré con todos ellos! En la ciudad de Temán tus valientes temblarán de miedo, y en las montañas de Edom todos morirán en la batalla.

Tú, Edom, quedarás en vergüenza y serás destruido por completo por haber tratado con violencia a tus parientes, los israelitas. Cuando un ejército enemigo atacó la ciudad de Jerusalén y derribó sus portones, tú te portaste igual que ellos; viste cómo se repartían las riquezas de la ciudad, ¡Y no hiciste nada para impedirlo!

No debiste haberte alegrado cuando tus hermanos sufrían; no debiste haber reído cuando Judá estaba en ruinas; no debiste burlarte de ellos cuando estaban angustiados; no debiste entrar en Jerusalén ni alegrarte de su desgracia cuando mi ciudad era destruida; no debiste robarle sus riquezas cuando ya no podía defenderse.

No debiste quedarte donde se cruzan los caminos para matar allí a los que huían, ni debiste haberlos entregado en manos de sus enemigos cuando ya no sabían qué hacer. ¡Pero ya está cerca el día en que juzgaré a todas las naciones! ¡Ese día te daré tu merecido! ¡Ese día te voy a dar el mismo trato que diste a otros!

Mi pueblo sufrió mucho en el monte donde está mi templo; ¡pero así sufrirán también todas las naciones extranjeras, y al fin desaparecerán! ¡Será como si no hubieran existido! Pero algunos de mi pueblo buscarán refugio en mi templo y allí se pondrán a salvo, pues Sión es mi monte preferido. Allí los descendientes de Jacob recobrarán lo que les pertenece.

Así como el fuego quema a estopa, la gente de Edom será destruida por las doce tribus de Israel. ¡Nadie en Edom quedará con vida! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

Los israelitas del sur recibirán las montañas de Edom; los israelitas de la llanura recibirán el territorio filisteo, el territorio de Efraín y el territorio de Samaria; los de la tribu de Benjamín recibirán el territorio de Galaad; la gran multitud de israelitas que fueron llevados a otros países recibirá el territorio de los cananeos, hasta la ciudad de Sarepta; y los habitantes de Jerusalén que fueron llevados a Sefarad, recibirán las ciudades del sur. Todos ellos vendrán a mi templo como un pueblo victorioso; gobernarán al orgulloso país de Edom, ¡y yo seré su rey!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre vive todavía bajo la naturaleza caída, con actitudes en las que todavía predominan el orgullo, la soberbia, la vanidad, la rebelión, la indiferencia de unos con otros, el egoísmo, las cuales deben ser quitados del corazón del hombre para que pueda avanzar en su crecimiento espiritual y por ende, en su relación personal con Dios.

Por lo tanto, el hombre debe practicar la humildad pues el orgullo provoca una actitud de autosuficiencia, y entonces, el hombre llega a pensar que “nadie puede hacerle nada”, “que hará lo que se ha propuesto ”pero entonces,  el hombre actúa bajo su propia fuerza pero esta actitud  le disgusta a Dios, pues  el hombre está diciendo “que no  necesita a Dios”. Por tanto, lo conveniente es que el hombre se someta a Dios y que El sea el rey de su corazón, que obedezca sus enseñanzas  y viva apegado a su Palabra, pues Dios es un Dios vivo.

No obstante, el hombre debe volverse a Dios,  lea su Palabra para que Dios edifique su vida, la cual le dará fuerza y sabiduría.


Con Alta Estima,

martes, 19 de agosto de 2014

Yo mismo los plantaré en su tierra…


Después de eso vi a Dios. Estaba de pie, junto al altar, y me dijo: Golpea la parte alta de las columnas del templo, para que el templo se derrumbe y caiga sobre la gente. ¡Nadie escapará con vida! Pero si alguno logra escapar, morirá en el campo de batalla.

No importa que se escondan en lo más profundo de la tierra: de allí los voy a sacar; no importa que se escondan en lo más alto del cielo: de allí los voy a bajar. Tal vez se escondan en lo más alta del monte Carmelo, pero yo mismo iré a buscarlos y de allí los voy a sacar. Tal vez se escondan de mi vista en lo más profundo del mar, pero yo mandaré una serpiente para que los muerda. Y si acaso sus enemigos los llevan presos a otro país, aun allí daré la orden: ¡Que los maten a filo de espada! Voy a estar pendiente de ellos, pero no para hacerles bien sino para hacerles mal.

Y yo les digo: ¡Nuestro Dios es todopoderoso! Toca la tierra, y esta se desmorona; la hace subir y bajar como al agua del río Nilo, haciendo llorar a sus habitantes. Dios hizo su casa en el cielo, pero puso las bases en la tierra. Dios llama a las aguas del océano, y la derrama sobre la tierra. ¡Nuestro Dios es todopoderoso!

Nuestro Dios ha dicho: Para mí, ustedes los israelitas no son diferentes a otros pueblos: a ustedes los saqué de Egipto, a los filisteos los saqué de Creta. Y a los arameos los saqué de Quir. Yo he visto que ustedes también son un pueblo pecador; ¡por eso los borraré del mapa! Pero salvaré a los descendientes de Jacob. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.

Pueblo de Israel, ahora mismo daré la orden de que ustedes sean sacudidos, como se sacude el trigo para limpiarlo de basura, sin dejar caer un solo grano. Todos ustedes piensan que nada malo les pasará, pero al final sus pecados les causarán la muerte.

¡Cuando llegue ese día, haré que los descendientes de David, vuelvan a reinar sobre Israel. Volverán a ser fuertes como antes. Así, lo que quede de Edom y las otras naciones volverá a ser de Israel, el pueblo que alaba mi nombre. Yo soy  el Dios de Israel, y les juro  que así será.

Ya está cerca el día en que tendrán abundantes cosechas. No habrán terminado de cosechar el trigo cuando tendrán que volver a sembrar, no habrán acabado de preparar el vino cuando tendrán que plantar más viñas. ¡En los cerros y en las colinas correrá el vino como un río!

Pueblo de Israel, cuando llegue ese día, los haré volver a su país. Entonces reconstruirán sus ciudades y volverán a habitarlas; plantarán viñedos y beberán su vino, sembrarán huertos y comerán sus frutos. Yo mismo los plantaré en su tierra, y nadie volverá a arrancarlos de la tierra que les di. Yo soy su Dios, y les juro que así lo haré.

Aquí puedes darte cuenta que Dios  nunca cambia y está en todas partes, por lo que Dios  conoce el corazón del hombre y no puede ser engañado, por tanto, es tiempo que el hombre modifique sus malos hábitos, pues no puede huir de Dios; así que es preciso que el hombre sea sacudido, que despierte y reflexione si su comportamiento es bueno o agradable a Dios y entonces  el Señor lo liberará de la opresión del pecado y restaurará su corazón.

No obstante, es esencial que el hombre acepte a Dios y establezca una relación espiritual con El, Dios quiere que el hombre vuelva a ser fuerte, que sea transformado en una nueva persona y por ende, Dios le bendecirá, en su vida tendrá paz y prosperidad.

Con Alta Estima,

¡Tendrán hambre de oír mi palabra!


Nuestro Dios también me permitió ver una canasta, en la que había fruta madura. Entonces me preguntó: ¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le respondí: Veo una canasta llena de fruta madura. Entonces Dios me dijo: Israel está lleno de maldad. Ya no volveré a perdonar sus pecados. Está cerca el día en que convertiré los himnos del templo en tristes lamentos por los muertos. Ese día habrá tantos cadáveres que los arrojarán en cualquier parte. ¡Será mejor que se callen! Yo, el Dios de Israel, les juro que así.

Escúchenme bien: Ustedes humillan a los pobres y están acabando con ellos. Para vender más caro el trigo ustedes se la pasan deseando que pronto termine el día sábado y que pase la fiesta de fin de mes. Sólo piensan en engañar a sus clientes, usando pesas y medidas falsas. Quieren venderlo todo, ¡hasta la cáscara del trigo! Quieren hacer esclavos a los pobres a cambio de unas monedas o por el precio de unas sandalias.

Pero yo soy el Dios de Israel, y les juro que nunca olvidaré sus malas acciones. Por causa de todo esto, la tierra misma temblará; subirá como el agua del río Nilo, y luego se hundirá por completo, haciendo llorar a sus habitantes.

Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que ese día el sol dejará de brillar; el mediodía se convertirá en noche, y toda la tierra quedará a oscuras. Convertiré sus fiestas en velorios, y sus canciones en tristes lamentos; todos ustedes andarán de luto y se raparán la cabeza; andarán tristes y llenos de amargura, como si hubiera muerto su único hijo.

Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que vienen días en que haré que sientan hambre; tendrán hambre, pero no de pan, tendrán sed, pero no de agua; ¡tendrán hambre de oír mi palabra! Andarán de este a oeste, y de norte a sur, con deseos de oír mi palabra, pero yo no les hablaré.

Cuando llegue ese día, aun las muchachas más sanas y los jóvenes más fuertes se desmayarán de sed. Además, caerán sin vida los que adoraban a los ídolos de Samaria, de Dios y de Beerseba. Juraban en nombre de esos dioses, creyendo que eran dioses vivos, por eso no volverán a levantarse.

Aquí puedes darte cuenta que el tiempo apremia y que es necesario que el hombre sea renovado , que cambie de manera de pensar y de vivir, pero sabes, sólo Dios puede lograr esta transformación .

No obstante, este cambio debe ser inmediato pues el hombre no debe provocar la ira del Señor sino más bien apegarse a su Palabra y obedecerla para que pueda vencer la adversidad pues  el tiempo actual es difícil,  el hombre debe prepararse en el conocimiento de Dios, además de ser competitivo, pues los retos le exigen al hombre actualizarse constantemente, pues todo gira aceleradamente en este mundo globalizado.

Por tanto, a pesar de tantos distractores, el hombre debe busca a Dios, seguir el orden establecido por El para que Dios ocupe un lugar primordial en su corazón, siendo imprescindible que hombre lea y estudie su Palabra, pero sabes, todo es un proceso, que llevado con disciplina y obediencia, por ende, el hombre morirá a su vieja naturaleza y mejorará su conducta, mostrará con su actitud la presencia de Dios en su ser interior.
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Así pues, es hora de que el hombre se levante, que a través de la Palabra de Dios sacie su hambre espiritual,  y deje a un lado necesidades materiales superfluas que no edifican su carácter y pueda avanzar para  que viva con honestidad e integridad.


Con Alta Estima,

domingo, 17 de agosto de 2014

Con esta plomada voy a ver si mi pueblo se comporta rectamente…



Nuestro Dios me permitió ver los saltamontes que estaba por lanzar sobre los campos de Israel. Ya se había levantado la primera cosecha, la que pertenece al rey. Pero faltaba levantar la segunda cosecha, la que es para el pueblo. Cuando vi que los saltamontes se estaban comiendo hasta la hierba, le rogué a Dios: ¡Perdona a tu pueblo, Dios mío! ¿Cómo vamos a sobrevivir, si somos un pueblo tan pequeño?

Entonces Dios sintió compasión de nosotros, y dijo: Está bien. Tampoco voy a mandar este fuego contra ustedes. Nuestro Dios también me permitió verlo cuanto estaba junto a un muro, con una plomada de albañil en la mano. Me pregunto:  ¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le respondí: Veo una plomada de albañil.

Entonces Dios me dijo: Con esta plomada voy a ver si mi pueblo se comporta rectamente. Ya no voy a perdonarle un solo pecado más. Destruiré los pequeños templos donde los israelitas adoran a sus ídolos, y le declararé la guerra a la familia del rey Jeroboam.

Un sacerdote de Betel, llamado Amasías, mandó a decirle a Jeroboam, rey de Israel: Amós anda haciendo planes en contra de Su Majestad. Como israelitas, no podemos dejar que siga haciéndolo. Según él, Su Majestad morirá en el campo de batalla, y los israelitas serán llevados presos a otro país.

Amasías habló también conmigo, y me dijo: Óyeme tú, que dices que has visto lo que va a suceder: ¡largo de aquí!. Mejor vete a Judá. Allá podrás ganarte la vida como profeta. Deja ya de profetizar aquí en Betel, porque en esta ciudad está el templo más importante del reino, y aquí es donde el rey viene a adorar.

Yo le respondí: Pues fíjate que no soy ningún profeta, ni tampoco mi padre lo fue. Me gano la vida cuidando ganado y cosechando higos silvestres. Si ahora profetizo, es porque Dios mismo me pidió que dejara de cuidar el ganado, y me mandó a anunciarle este mensaje a su pueblo Israel.

Tú dices que yo no debo profetizar contra los israelitas, porque son descendientes de Isaac. Ahora escúchame tú lo que Dios me manda a decirte: En esta misma ciudad, tu mujer se volverá prostituta, y tus hijos y tus hijas morirán atravesados por la espada. Otros se quedarán con tus tierras, tú morirás lejos de tu patria, y los israelitas serán llevados a un país muy lejano.

Aquí puedes darte cuenta, Que Dios ejerce su voluntad y que El tiene autoridad sobre todas las cosas, El gobierna el universo pues El es el Creador de todo cuanto existe, por lo tanto, el hombre debe honrar a Dios con su actitud, y por ende, demostrar un buen comportamiento.

No obstante, sólo Dios puede echar la plomada sobre la vida de cada persona para evaluar su conducta, pues así como la plomada en una construcción provoca una línea perfectamente recta determinando cualquier falla en la misma. Asimismo,  Dios es el único que puede juzgar al hombre, por lo que es prioridad que el hombre cambie y desarrolle una buena conciencia, reflexione y medite cada día si lo que hace  es lo correcto, y  tome la decisión voluntaria de buscar a Dios, se apegue a su Palabra y entonces, su vida será edificada sobre roca, mantendrá cimientos con convicciones firmes para que el hombre de buen fruto.


Con Alta Estima,

viernes, 15 de agosto de 2014

¡Qué mal les va a ir a Ustedes!...



Amós continuó diciendo: ¡Qué mal les va a ir a ustedes, los que viven cómodos en Jerusalén! ¡Qué mal les va a ir a ustedes, los poderosos de este gran país! Si creen que Jerusalén y Samaria son ciudades seguras y confiables, vayan a la ciudad de Calné, a la gran ciudad de Harmat y a Gat, ciudad filistea, ¡y vean lo que pasó con ellas! ¿Se creen ustedes mejores que ellos, o creen que su país es más grande? ¡Aunque pongan un rey muy violento no podrán alejar la desgracia!

Ustedes se pasan el día recostados en lujosas camas de marfil!  Y comiéndose lo mejor del ganado. Ustedes se la pasan tocando el arpa, se ponen a componer canciones, y hasta inventan nuevos instrumentos. ¡Así también hacía el rey David! Beben vino hasta emborracharse, y usan los más finos perfumes, ¡pero nada les importa que el país esté en la ruina! Por eso voy a poner fin a sus falsas fiestas religiosas, y cuando el pueblo sea llevado a otro país, a ustedes se los llevarán primero.

Nuestro Dios, el todopoderoso, claramente ha dicho: ¡Ya no quiero a los israelitas! ¡Se sienten muy orgullosos de sus hermanos palacios! Por eso voy a entregarlos, a ellos y a su ciudad, en manos de sus enemigos.

Cuando eso pase, no importa si sólo diez hombres quedan con vida en una casa, todos ellos morirán. Tal vez llegue algún pariente para recoger y quemar los cadáveres, si algún otro pariente le pregunta si todavía queda alguien, el primero le responderá que no, y le advertirá que se calle, porque podrían pronunciar mi santo nombre, y entonces les iría peor.

Tomen esto en cuenta: Yo, el Dios de Israel, voy a destruir por completo todas las casas, ¡grandes y pequeñas! Hay dos cosas imposibles de hacer: correr a caballo entre las piedras y arar en el mar. Pero ustedes hicieron lo que parecía imposible: convirtieron la justicia en muerte y en tristeza la alegría de un pueblo. Ustedes se sienten muy felices de haber conquistado una ciudad insignificante y creen que pueden vencer a pueblos más poderosos.

Pues oigan esto, israelitas: Voy a mandar contra ustedes una nación que los conquiste, y los vencerá por completo; desde Hamat, en el norte, hasta el desierto, en el sur. Yo, el Dios todopoderoso, les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre cambie de actitud, pues la mayoría de las veces se acostumbra a cierta comodidad “confort” y le es difícil modificar su estilo de vida en el que incluya a Dios como su prioridad.

Ahora bien, el tiempo apremia, es hora de que el hombre esté alerta  y busque el conocimiento de Dios para  que  su mente sea renovada,  y tenga una transformación, desarrolle un corazón dispuesto para agradar a Dios y, por ende, convertirse en una persona sencilla.

Asimismo, el hombre  no ha  respetado los límites establecidos por Dios sino al contrario la disciplina  la descarta y se vuelve permisivo, ocasionando un desequilibrio de valores morales que llevan al hombre a un caos, sobretodo, que repercute en su avance espiritual.

Por lo tanto, el tiempo apremia y el  hombre debe cuidar de no caer en uso excesivo  del alcohol, así como adquirir perfumes costosos, pues no debe llevarse por lo superfluo ni que lo domine el orgullo, pero sabes, es necesario que el hombre, desarrolle una nueva naturaleza, una conciencia firme que lo aleje de tanta maldad.



Con Alta Estima

jueves, 14 de agosto de 2014

Traten con justicia a los demás…



Pueblo de Israel, escuchen este triste canto que entono por lo que va a suceder. Pueblo de Israel, nuestro Dios les advierte: Ya ustedes pueden darse por muertos. Quedarán tendidos en el suelo, y no volverán a levantarse; serán como una jovencita muerta que no volverá a la vida.

No les irá bien en la guerra. Si de una ciudad salen mil soldados, sólo cien volverán con vida; si de un pueblo salen cien soldados, sólo diez volverán con vida.

Si quieren seguir viviendo, vuelvan a obedecerme. No vayan al santuario de Betel, porque pronto será destruido; tampoco vayan al santuario de Beerseba ni pasen por el de Guilgal, porque todos sus habitantes serán llevados presos a otro país.

Si quieren seguir viviendo, vuelvan a obedecerme. Si no lo hacen, yo destruiré al reino de Israel; ¡le prenderé luego al santuario de Betel, y nadie será capaz de apagarlo! Ustedes no han tratado con justicia a los que son maltratados, ni han respetado sus derechos: ¡han convertido en malo lo que es bueno!

Yo soy quien hizo todas las estrellas del cielo; yo soy quien convierte la luz del día en oscuridad, y la oscura noche en día; yo soy quien manda a las nubes que vengan y rieguen la tierra; yo soy quien derriba murallas y quien convierte grandes fortalezas en un montón de ruinas; ¡yo soy el Dios todopoderoso!

Ustedes desprecian al que lucha por la justicia y al que dice la verdad; ustedes humillan a los pobres y les quitan el pan de la boca al cobrarle altos impuestos. Por eso no podrán disfrutar de las lujosas casas que construyeron, ni tampoco beberán el vino de los hermosos viñedos que plantaron.

Yo conozco todos sus pecados; conozco sus muchas maldades. Sé que los jueces aceptan dinero para juzgar a favor de los malvados y en contra de la gente inocente. Por eso el juicio lo ganan los ricos y lo pierden los pobres. ¡Hay tanta maldad hoy en día  que los sabios prefieren callarse!

Ustedes dicen estar seguros de que yo vivo entre ustedes. Si en verdad quieren que así sea, dejen de hacer lo malo, empiecen a hacer lo bueno y traten a todos con justicia. Puede ser que entonces yo, el Dios todopoderoso, viva entre ustedes y les dé vida. Puede ser que entonces yo, el Dios todopoderoso, bendiga a los pocos de ustedes que hayan quedado con vida.

Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, ha dicho: Cuando yo venga a castigarlos, el llanto se oirá por todas partes. Se llorará en las calles, se llorará en los mercados, se llorará en los viñedos, se llorará en los campos, ¡y también en los velorios! ¡Qué mal les va a ir a ustedes, los que esperan con ansias el día de mi llegada! ¡No saben lo que les espera! ¡No será un día de luz, sino un día terrible de oscuridad! Ese día sabrán lo que sienten los que huyen de un león y se encuentran con un oso. Ese día sabrán lo que sienten los que entran en su casa y los muerde una serpiente al apoyarse en la pared.

En verdad, así será el día de mi llegada: ¡no será un día de felicidad, sino un día de terrible tristeza! Yo aborrezco sus fiestas religiosas! ¡No soporto sus cultos de adoración! Ustedes se acercan a mí trayendo toda clase de ofrendas, pero yo no quiero ni mirarlas. ¡Vayan a cantar a otra parte! ¡No quiero oír esa música de arpa! Mejor traten con justicia a los demás y sean justos como yo lo soy. ¡Que abunden sus buenas acciones como abundan las aguas de un río caudaloso!
¡Pueblo de Israel, durante los cuarenta años que anduvieron por el desierto, ustedes nunca me presentaron ofrendas. En cambio, llevaban en hombros la imagen de Sicut, el dios que llaman rey, y cargaban la imagen del dios Quiiún que tenía la forma de una estrella. Por eso haré que a ustedes se los lleven presos a otro país que está más allá de Siria. Yo, el Dios todopoderoso, les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe aprender a obedecer las enseñanzas que Jesucristo estableció durante su vida en la tierra, por lo que es el tiempo en que el hombre se vuelva a Dios y se aparte de la maldad. Por lo tanto, lo esencial es que el hombre actúe con justicia y verdad en dondequiera que vaya.

Ahora bien, otro punto importante es que el hombre demuestre a Dios que se ha arrepentido y  cambie su manera de vivir, construya su vida apegada a la Palabra, y por ende, Dios morará en su ser interior; pues espíritu de Dios le dará sabiduría para que viva de acuerdo a sus mandatos pues Dios aborrece toda idolatría,   y lo cierto es que el hombre debe aprender a vivir como extranjero, sin tanto apego material sino al contrario con sencillez y sobriedad en todo lo que haga.

Sabes, Dios mira el corazón del hombre y conoce sus pensamientos y para El lo fundamental es que el hombre cambie su actitud, que su carácter sea firme, que respete sus convicciones  para que en El abunden sus buenas acciones, que son ofrenda grata al Creador.


Con Alta Estima,

miércoles, 13 de agosto de 2014

¡Prepárense para encontrarse conmigo!



Y ustedes, mujeres de Samaria, escuchen lo que tengo que decirles: Ustedes están gordas como vacas de la región de Basán, pues maltratan y humillan a los pobres, y a sus propios maridos les piden vino para emborracharse. Pero el poderoso Dios de Israel les jura que ya está cerca el día en que a ustedes y a sus hijos se los llevarán lejos de aquí. Tanto a ellos como a ustedes les pondrán ganchos en la boca, y a ustedes las sacarán por los huecos de las murallas, una detrás de la otra, para llevarlas al matadero.

Nuestro Dios les dice: ¡Ya que a ustedes les gusta tanto pecar, sigan adorando a sus ídolos en el santuario de Guilgal! No me importa lo que hagan. Yo, el Dios de Israel, les juro que así es. ¡Sigan pecando más y más! Sigan presentando sus ofrendas todas las mañana, y lleven cada tercer día la decima parte de sus cosechas, presenten toda clase de ofrendas, y anuncien sus ofrendas voluntarias.

Cuando les hice pasar hambre, ¡en ninguna ciudad había de comer! Pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue. Tres meses antes de la cosecha decidí no enviarles lluvia; mientras que en una ciudad llovía, en otro no caía ni gota de agua; unos campos quedaron empapados, mientras que otros quedaron resecos. Los que no tenían agua iban a las ciudades que si tenían, aunque no lograban calmar su sed. Pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron: Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue.

Yo destruí sus cosechas y acabé con sus árboles frutales; yo envié sobre sus campos grandes plagas de saltamontes y calientes vientos del desierto; pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue.

Mandé plagas contra ustedes como las que mandé contra Egipto; hice que perdieran en la guerra sus caballos y sus mejores soldados; ¡el mal olor de los muertos se sentía por todas partes! Pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue. Por todo eso, pueblo de Israel, ahora voy a castigarlos; y como no podrán evitarlo, ¡prepárense para encontrarse conmigo!

Yo soy quien hizo el viento y las montañas; yo soy quien convierte la luz del día en oscuridad; yo soy quien comunica sus planes a la humanidad entera; yo soy el que camina por las alturas de la tierra; ¡yo soy el poderoso Dios de Israel!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe alejarse del pecado, apartarse de todo lo superfluo, de la vanalidad de este mundo; buscar la manera de ser diferente, acercarse a Dios, arrepentirse  y pedirle perdón por tantos pecados cometidos.

No obstante, Dios todopoderoso pone a prueba a todo aquél que en El cree, por lo tanto, es prioridad que el hombre confíe en Dios para que venza la adversidad, logre crecimiento espiritual y  permanezca  en el camino hacia la perfección que es Jesucristo.

Por tanto, apremia que el hombre se prepare y estudie la Palabra de Dios para que su vida sea edificada y  sea transformada en una persona útil a Dios, pues el hombre al aceptar a Dios como su único Dios verdadero confía y espera que Dios cumplirá los planes determinados para cada uno.



Con Alta Estima

martes, 12 de agosto de 2014

¡Pongan mucha atención!...


¡Israelitas, escuchen la palabra de su Dios! De todos los pueblos de la tierra, sólo a ustedes los elegí; sólo a ustedes los saqué de Egipto. Por eso voy a hacerles pagar toda la maldad que han cometido.

Si dos personas andan juntas, es porque están de acuerdo. Si el león ruge en la selva, es porque está hambriento; si gruñe en su cueva, es porque atrapó un animal. Si el ave queda atrapada, es porque alguien puso una trampa. Si la gente se alborota, es porque sonó la alarma; y si la gente se espanta, es porque algo malo sucede. Y si algo malo sucede, es porque Dios lo causó. ¡Dios nunca hace nada sin comunicarlo a sus profetas! Si el león ruge, todo el mundo  tiembla de miedo. Si nuestro Dios habla, todo profeta tiene que hablar.

Nuestro Dios ha dicho: ¡Den a conocer esto en los palacios de Asdod y en los palacios de Egipto! ¡Díganle a la gente que se junte en las montañas de Samaria! ¡Que vea el desorden y la violencia que hay en esa ciudad! Los de Samaria no saben qué significa hacer lo bueno. Sólo saben robar a la fuerza, y guardar en sus palacios lo robado.

Por lo tanto, pueblo de Israel, nuestro Dios les advierte: Un ejército enemigo vendrá a Samaria y la rodeará para conquistarla; derribará sus fortalezas y dejará vacíos sus palacios. Cuando un león  de oreja; así también ustedes, israelitas que ahora viven en samaria, querrán escapar y llevarse todo, pero sólo podrán llevarse la pata de una cama o una alfombra de Damasco.

Nuestro Dios, el poderoso Dios de Israel, también ha dicho: ¡Pongan mucha atención! ¡Adviertan a los descendientes de Jacob que pronto voy a castigarlos por los pecados que han cometido! Cuando llegue ese día, derribaré los altares que construyeron en Betel; destruiré los cuernos del altar y los arrojaré al suelo. Derribaré todas sus casas y todos sus palacios; derribaré las casas adornadas de marfil, que los ricos construyeron para pasar el invierno y descansar en verano. ¡Les juro que así lo haré!.

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre ponga atención y escuche el mensaje de Dios, que reflexione y enmiende sus acciones negativas, pero es necesario que el hombre se apegue a su Palabra  que da vida y vivifica el espíritu y, entonces el hombre podrá establecer una comunicación con el Creador, una relación personal con Dios.

No obstante, es imprescindible que el hombre obedezca y viva en el orden que Dios ha establecido que se aparte de la maldad y haga lo bueno, pues Dios todopoderoso advierte a través de su mensaje que es el momento que el hombre se arrepienta verdaderamente y que guarde sus enseñanzas para que su vida sea enriquecida espiritualmente.

Así pues, es tiempo de que el hombre  esté alerta, que esté preparado en el conocimiento de Dios para  que su mente sea renovada y su corazón  esté dispuesto a aceptar a Dios,  aunque sabes, ésta es una decisión voluntaria que el hombre esclarecerá en el tiempo conveniente y, entonces Dios lo salvará, restaurará y morará en su ser interior.


Con Alta Estima,

lunes, 11 de agosto de 2014

No dejaron que los profetas les comunicaran mis mensajes...


El Dios de Israel ha dicho:  Ustedes, habitantes de Moab, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Quemaron los huesos del rey de Edom hasta dejarlos hechos cenizas. Por eso les prenderé fuego a las ciudades de Moab, y dejaré hechos cenizas los palacios de Queriot; ¡ustedes, moabitas, perderán la vida entre gritos de batalla y toques de trompeta! Yo les quitaré la vida a su rey y a sus jefes! Les juro que así será.

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Judá han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Rechazaron mis enseñanzas y no quisieron obedecerlas. Prefirieron adorar a los dioses falsos que antes adoraron sus antepasados. Por eso les prenderé fuego a las ciudades de Judá y dejaré hechos cenizas los palacios de Jerusalén.

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, pueblo de Israel, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! A la gente humilde y honrada, la venden como esclava por unas cuantas monedas y hasta por un par de zapatos, a los pobres los humillan, los arrastran por el suelo y son injustos con ellos; los padres y los hijos me ofenden al tener relaciones sexuales con una misma mujer. Se acuestan con ella junto a cualquier altar; se acuestan sobre la ropa que algún pobre les dejó como garantía de pago; con el dinero de multas injustas compran vino y se emborrachan en el templo de su dios.

Pueblo de Israel, yo los saqué de Egipto, y durante cuarenta años los guíe a través del desierto; destruí por completo a los amorreos y les di a ustedes su país, aunque ellos eran un pueblo de mucha fuerza y gran estatura. De entre los hijos de ustedes, elegí a algunos como profetas y a otros los aparté como nazireos. ¡Díganme ustedes si miento! Les juro que así fue.

Pero ustedes, pueblo de Israel, emborracharon a los nazireos y no dejaron que los profetas les comunicaran mis mensajes. Por eso, pueblo de Israel, ¡yo los aplastaré contra el suelo, como sí los aplastara una carreta cargada de trigo! De mí no podrán escapar ni los corredores más veloces, ni los soldados más fuertes, ni los guerreros más valientes, ni los flechadores más diestros, ni los que huyan a caballo; ¡hasta los más valientes huirán desnudos ese día! Les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que es prioridad que el hombre viva apegado a la Palabra de Dios y obedezca sus mandatos para que sea transformado ya que la Sabiduría viene de Dios y sólo El puede lograr que el hombre avance en este proceso de fortalecimiento y llenura del poder del espíritu de Dios en cada hombre que quiere conocerle, que lo acepta en su corazón para que su mente sea renovada  y, por ende  modifique su estilo de vida.

No obstante, Dios es todopoderoso y de El nadie puede escapar, Dios fija límites para que el hombre se comporte dentro de los parámetros que El ha establecido y se conduzca con amor, sencillez y responsabilidad, que desarrolle una conciencia limpia y  pura cumpliendo cabalmente con los mandatos de Dios.

Así pues, el hombre debe honrar a Dios y entender la soberanía de Dios pues sólo El puede elegir a cada persona, El ya tiene un propósito y un plan para cada quien, un  tiempo que El ha determinado y que será cumplido de acuerdo a su voluntad, por tanto, el hombre obediente y fiel, a pesar de las pruebas, deberá permanece firme en sus convicciones.

Sabes, es tiempo de que el hombre se aparte de la maldad, que escuché el mensaje de Dios, que estudie su Palabra para que esté preparado, ¡Que esté alerta!  y demuestre su amor a Dios con un comportamiento humilde y sincero , que actúe con rectitud y justicia.

Con Alta Estima,

sábado, 9 de agosto de 2014

No respetaron el pacto de hermanos…


En el pueblo de Tecoa vivía un ganadero llamado Amós, que comunicó a los israelitas varios mensajes de parte de Dios. Esto sucedió dos años antes del terremoto, cuando Ozías era rey de Judá y Jeroboam hijo de Joás era rey de Israel. Estos fueron los mensajes de Amós: Cuando Dios se enoja y habla desde Jerusalén, se marchitan los pastos; ¡se reseca el monte Carmelo!

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Damasco, han llegado al colmo de la maldad.  Por eso, ¡no los perdonaré! Hicieron pedazos a la gente de Galaad como si desgranaran trigo con una máquina de hierro. Por eso, les prenderé fuego al palacio del rey Hazael y al de su hijo Ben-hadad; derribaré los portones de Damasco, destruiré a los reyes de Bicat-avén y Bet-edén, y haré que a todos ustedes se los lleven a la ciudad de Quir. Les juro que así será.

Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Gaza, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Tomaron presos pueblos enteros, y en Edom los vendieron como esclavos. Por eso les prenderé fuego a las murallas de Gaza y sus palacios quedaran hechos cenizas; destruiré a los reyes de Asdod y de Ascalón, y descargaré mi poder contra Ecrón, hasta que mueran todos ustedes. Les juro que así será.

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Tiro, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Tomaron presos pueblos enteros y en Edom los vendieron como esclavos; ¡no respetaron el pacto de hermanos que habían hecho con esos pueblos! Por eso les prenderé fuego a las murallas de tiro y sus palacios quedarán hechos cenizas.

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Edom, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Persiguieron a sus propios hermanos y los mataron sin ninguna compasión; dieron rienda suelta a su enojo, y siempre guardaron su rencor. Por eso les prenderá fuego a las ciudades de Temán y Bosrá, y sus palacios quedarán hechos cenizas.

El Dios de Israel ha dicho: Ustedes, habitantes de Amón, han llegado al colmo de la maldad. Por eso, ¡no los perdonaré! Para agrandar su territorio, en Galaad partieron en dos a las mujeres embarazadas. Por eso les prenderé fuego a las murallas de Rabá, y sus palacios quedarán hechos cenizas. Los haré el día de la batallas, en medio del estruendo de un día de tempestad, y su rey y sus jefes serán llevados a otro país. Les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta de que Dios es un Dios de pacto, El es un Dios fiel y cumple  sus promesas y da muestra su infinito amor a la humanidad  pero el hombre no se aparta de la maldad y se comporta de acuerdo a su naturaleza caída, se hace pedazos unos con otros, no muestra compasión ni respeto, ha perdido los valores morales,  guarda rencor pues ha dado rienda suelta a su enojo, pero sabes, el hombre no ha respetado los mandamientos establecidos por Dios de “amarse unos a otros” y por ende, no ha entendido que la venganza sólo es de Dios, El dice la última palabra de todo cuanto sucede y así lo hará.

No obstante, es imperativo que el hombre haga cambios, que tome conciencia y tenga discernimiento del bien y del mal para que tome la decisión de volverse a Dios, que no siga alimentando su corazón de sentimientos negativos, su propia venganza que sólo lo lleva a la autodestrucción del hombre mismo. Por tanto, es necesario que cada persona cambie de actitud, que perdone la ofensa de otros, que no actúe bajo sus propias emociones sino más bien que busque a Dios, que se apegue cumplir sus enseñanzas en su cotidianeidad.

Por tanto, es esencial que el hombre ponga su mirada en el Señor todopoderoso, sólo El es compasivo y misericordioso,  sólo El perdona al hombre arrepentido y lo libera de  la esclavitud del pecado.


Con Alta Estima,

viernes, 8 de agosto de 2014

Pero yo los rescataré…


Cuando llegue ese día, haré que los de Judá y de Jerusalén vuelvan de las naciones a donde los llevaron prisioneros. Reuniré a todas las naciones en el valle de Josafat, y las declararé culpables por todo que le hicieron a mi querido pueblo Israel; lo dispersaron por todas partes, y echando suertes entre ellos se repartieron su territorio; vendieron como esclavos a los niños y a las niñas, ¡y con ese dinero compraron vino para emborracharse, y les pagaron a las prostitutas!

Ciudades de Tiro y de Sidón, no les conviene ponerse en mí contra. Y a ustedes, provincias de Filistea, no les conviene desquitarse conmigo, porque yo les daré su merecido más pronto de lo que piensan. Ustedes se han robado todo mi oro y toda mi plata; ¡mis más ricos tesoros se los llevaron a sus templos!

Ustedes, gente de Tiro y de Sidón, se llevaron muy lejos a la gente de Judá; a los habitantes de Jerusalén los vendieron como esclavos. Pero yo los rescataré; los haré volver de Grecia, donde ustedes los vendieron.

Ahora yo haré con ustedes lo mismo que hicieron con mi pueblo; venderé a sus hijos y a sus hijas al pueblo de Judá, para que ellos los revendan a las tribus del desierto. Les juro que así lo haré.

El profeta Joel les dijo a las naciones vecinas: ¡Preparen sus ejércitos! ¡Prepárenlos para la batalla! ¡Dios les declara la guerra! ¡Conviertan sus herramientas en armas de guerra! ¡Conviertan a los más cobardes en hombres de valor!

¡Vengan, naciones vecinas! Reúnanse pronto en el valle de Josafat!¡Allí Dios las juzgará y las declarará culpables! Dios les cortará como al trigo cuando está listo para la cosecha; las aplastará como a las uvas cuando están listas para hacer vino. ¡Ya es demasiada su maldad!

Mucha gente se ha reunido en el Valle de la Decisión, porque allí llegará nuestro Dios, ¡Cercano está el día de su llegada! Cuando Dios llegue, se oscurecerán el sol y la luna, y perderán su brillo las estrellas; temblarán el cielo y la tierra, y nuestro Dios se enojará y hablará desde Jerusalén. Pero protegerá a los israelitas y será un refugio para ellos.

Dios le dijo a su pueblo: Cuando llegue ese día, ustedes reconocerán que yo soy su Dios. Me quedaré a vivir en mi templo y Jerusalén será mi ciudad preferida. ¡Nunca más un ejército extranjero volverá a poner un pie en ella!

Cuando llegue ese día, en los cerros y en las colinas habrá vino y leche en abundancia, y nunca faltará el agua en los arroyos de Judá, pues del templo saldrá un manantial que regará el valle de Sitim.

A Egipto y a Edom los convertiré en un desierto, porque atacaron sin motivo a los habitantes de Judá, y en su propio país mataron a gente inocente. Pero yo vengaré su muerte; el culpable no quedará sin castigo. Las ciudades de Judá y de Jerusalén serán habitadas todo el tiempo, y yo viviré en mi templo para castigar al culpable y defender al inocente.

Aquí puedes darte cuenta  que aunque el hombre viva con prosperidad material, muchas veces no se mantiene firme en sus convicciones y a veces cae en pobreza espiritual, se aleja de Dios pues le atraen las diversiones del mundo  y por ende, la maldad predomina en su corazón.

Por lo tanto, es urgente que el hombre busque a Dios, que se apegue a su Palabra, sólo Dios puede rescatar y restaurar al hombre que lo acepte y se arrepiente verdaderamente, pues Dios es grande su misericordia y así Dios morará en su ser interior, el espíritu de Dios se impregnará en el corazón del hombre que cambie su  manera de vivir, que obedezca sus enseñanzas y cumpla sus mandatos en su diario vivir.

Sabes, ahora es el momento de dar ese paso, de hacer esa renovación pues es el tiempo de que el hombre se vuelva a Dios. 

Con Alta Estima,


jueves, 7 de agosto de 2014

¡Ya está cerca el día!



¡Que toquen la trompeta en Jerusalén! ¡Que suene la alarma en el templo! ¡Que comiencen a temblar todos los habitantes de este país! ¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca el día! Será un día de gran oscuridad, un día de nubes y de sombras.

Un ejército grande y poderoso se extenderá sobre los montes, y caerá sobre toda la tierra como las sombras al anochecer. No hubo antes, ni habrá después otro ejército que se le parezca. Ese ejército es como el fuego, que quema todo lo que encuentra: antes de su llegada, la tierra es un paraíso; después de su llegada, la tierra queda hecha un desierto. ¡No hay nada que se le escape!

Ese ejército de saltamontes ataca como la caballería; cuando saltan sobre los montes, el ruido que hacen los carros de guerra; son como el crujido de hojas secas que se queman en el fuego; son como un ejército poderoso que está listo para el ataque.

Estos saltamontes parecen una banda de ladrones, son como un ejército que ataca por sorpresa la ciudad, y siempre ataca de frente. Escalan las murallas, se trepan a las casas, se meten por las ventanas, sin chocar unos con otros. Todos mantienen el paso, jamás rompen la formación, ¡jamás dan un paso atrás! ¡Ni una lluvia de flechas puede hacer que se detengan! Al ver estos saltamontes la gente tiembla y se pone pálida de miedo. Tiemblan el cielo y la tierra, se oscurecen el sol y la luna, y pierden su brillo las estrellas.

Al frente de este ejército, que es muy grande y poderoso, Dios deja oír su voz de mando y este ejército lo obedece. Nuestro Dios viene. ¡El día de su llegada será impresionante y terrible! ¡Nadie podrá mantenerse firme!

Nuestro Dios nos dice: ¡Arrepiéntanse ahora mismo y cambien su manera de vivir! ¡Lloren, ayunen y vístanse de luto! ¡Arrepiéntanse y vuelvan a mí, pero háganlo de todo corazón, y no sólo de palabra! Yo soy tierno y bondadoso, y no me enojo fácilmente; yo los amo mucho y estoy dispuesto a perdonarlos.

¡Tal vez Dios decida perdonarnos! ¡Tal vez nos dé en abundancia vino y cereal para las ofrendas! ¡Toquen la trompeta en Jerusalén!¡Que se reúna todo el pueblo! ¡Que vengan los ancianos y los niños, y hasta los recién casados! ¡Que ayunen y se preparen para adorar a Dios! ¡Que vengan los sacerdotes, los servidores de Dios! Que se paren ante el altar, y con lágrimas en los ojos oren de esta manera: ¡Dios nuestro perdona a tu pueblo! ¡No permitas que las naciones nos desprecien y nos humillen! No permitas que con tono burlón nos pregunten: ¿Dónde está su Dios?

Dios ama mucho a esta tierra, por eso nos tendrá compasión y nos responderá: Pongan mucha atención: Voy a llenar sus graneros de trigo, y sus bodegas de vino y de aceite. No volveré a permitir que las naciones los humillen. A ese enemigo del norte, que se atrevió a atacarlos, lo arrojaré al desierto; a los que venían al frente los ahogaré en el Mar Muerto, y a los que venían atrás los ahogaré en el Mediterráneo. ¡Sus cadáveres despedirán mal olor!

Patria mía, ¡no tengas miedo! Al contrario, llénate de gozo, pues Dios hace grandes maravillas! Bestias salvajes, ¡no tengan miedo! Los campos se cubrirán de pasto, los árboles se llenarán de frutos, y habrá higos y uvas en abundancia.

Ustedes, habitantes de Jerusalén, ¡hagan fiesta en honor de nuestro Dios! En el momento justo Dios nos enviará la lluvia, como lo hacía en tiempos pasados. Como prueba de su perdón, hará que llueva en primavera, así como llueve en invierno. Así habrá una buena cosecha, y tendremos gran abundancia de trigo, vino y aceite.

Dios habrá de devolvernos todo lo que perdimos estos años por culpa de los saltamontes que él mandó contra nosotros. Tendremos mucha comida, y alabaremos a nuestro Dios por todas las grandes maravillas que ha hecho a favor nuestro.

Dios le dijo al profeta: Yo soy el Dios de los israelitas. Yo vivo en medio de mi pueblo. Ellos me reconocerán como su único Dios, pues no hay otro como yo. ¡Y no volverán a ser humillados! Cuando esto haya pasado, les daré a todos mi espíritu: hombres y mujeres hablarán de parte mía, a los ancianos les hablaré en sueños y a los jóvenes, en visiones. También en esos tiempos daré mi espíritu a los esclavos y a las esclavas.

Daré muestras de mi poder en el cielo y en la tierra: habrá sangre y fuego, y grandes columnas de humo. El sol dejará de alumbrar, y la luna se pondrá roja, como si estuviera bañada en sangre.

Esto pasará antes de que llegue el maravilloso día en que juzgaré a este mundo. Pero yo salvaré a los que me reconozcan como su Dios. Mi templo está en Jerusalén, y en esta ciudad vivirán los que hayan escapado, junto con mis elegidos.

Aquí puedes darte cuenta que el tiempo apremia, y ahora, el hombre debe renovar su mente y sus pensamientos, pues Dios viene pronto, y , por lo tanto es prioridad que el hombre se arrepienta verdaderamente y cambie de actitud.

Así pues, Dios perdonará al hombre que le busca de todo corazón, pues sabes, el amor de Dios es infinito, por lo que el hombre con su comportamiento debe mostrar la presencia de Dios en su vida.

No obstante, ¡Anímo! El hombre no debe tener miedo, al contrario debe sentirse gozoso pues Dios hace grandes maravillas y devolverá al hombre arrepentido abundancia a pesar de  sus malas decisiones, por haber tomado un mal camino pues Dios le restaurará y salvará, dará su espíritu al hombre que lo alaba y reconozca como su único Dios.


Con Alta Estima,

miércoles, 6 de agosto de 2014

¡Lloren de tristeza!...



Dios le dio un mensaje a Joel hijo de Petuel, y Joel se lo comunicó al pueblo de Israel: ¡Pongan mucha atención ustedes, jefes del pueblo, y todos los que viven en este país! ¡Cuatro plagas de saltamontes han venido sobre nuestra tierra y han acabado con nuestras siembras! ¿Cuándo han visto ustedes  algo así? ¡Ni siquiera los antepasados de ustedes vieron en su vida algo parecido!

¡Cuéntenselo a sus hijos, para que ellos, a su vez, se lo cuenten a sus nietos, bisnietos y tataranietos!

¡Vamos, borrachos, levántense! ¡Despierten y pónganse a llorar, pues ya no van a tener vino! Una plaga de saltamontes ha invadido nuestro país, como si fuera  un gran ejército. Sus dientes tienen tanto filo que hasta parecen leones furiosos. Destruyeron nuestras viñas y despedazaron nuestras higueras; ¡pelaron las ramas por completo!

La gente llora desconsolada, como la novia que llora de tristeza porque se ha muerto su novio. También lloran los sacerdotes que están al servicio de Dios, pues ya nadie lleva al templo ofrendas de vino y de cereales. Ya no hay trigo, ya no hay vino ni aceite, pues los campos se secaron y quedaron hechos un desierto.

Ustedes, los campesinos, y ustedes, los agricultores: ¡lloren de tristeza! Ya se han perdido las cosechas de trigo y de cebada; ya se han secado los viñedos, las higueras, los granados, las palmeras, los manzanos y todos los árboles del campo; ¡la gente misma ha perdido la alegría!
Ustedes, los sacerdotes, que sirven a Dios en el altar, pónganse ropa de luto ¡ y pasen la noche llorando, pues ya nadie trae al templo ofrendas de vino y de cereales. Reúnan en el templo a los israelitas y a sus jefes, para que ayunen y oren a Dios. ¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca el día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!

En nuestra propia cara nos quitaron la comida; nos quitaron la alegría de estar en el templo de nuestro Dios. La siembra de trigo se secó, por eso están vacíos todos nuestros graneros. ¡Mugen nuestras vacas y balan nuestras ovejas! ¡Los ganados se mueren de hambre porque no encuentran pastos!

Dios nuestro, ¡en ti buscamos ayuda porque el fuego ha quemado nuestros campos y nuestros bosques! ¡También te piden ayuda los animales del campo, pues los arroyos están secos y el fuego ha acabado con los pastos!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe estar alerta pues se está viviendo  tiempos  difíciles, de plagas lo que ocasionara escasez y debido a que es una situación difícil,   entonces el hombre deberá preocuparse y reflexionar en si lo que hace es lo correcto.

Por tanto, es tiempo de que el hombre despierte, que se levante y clame a Dios, que le pida al Señor sabiduría para cambiar su manera de vivir.

Así pues, ante tanta adversidad, el hombre se aflige, pierde la alegría y  llora de tristeza, pero sabes, lo más importante es que el hombre busque a Dios, ponga su confianza en El, que se mantenga firme en sus convicciones y haga oración  porque sólo El, Dios todopoderoso puede ayudarle.

Con Alta Estima,

martes, 5 de agosto de 2014

La gente buena sigue su ejemplo…


 Oseas le dijo al pueblo: Israel, Israel, tu maldad te ha hecho caer!¡Arrepiéntete y regresa a tu Dios! Llega ante él con esta oración: Dios mío, tú eres bueno; ¡perdona nuestros pecados y acepta nuestras alabanzas! Asiria no puede salvarnos, ni con todos sus carros de guerra, así que no volveremos a adorar a dioses que hemos fabricado. Sólo en ti, Dios nuestro, encuentra el huérfano ternura.

Dios les dijo a los israelitas: Ya mi enojo se ha calmado. Ahora voy a mostrarles cuánto los amo y no volverán a ser rebeldes. Haré que prosperen. Seré para ustedes como el rocío, que hace florecer a los lirios. Los haré crecer como un árbol; así echarán profundas raíces y extenderán sus hermosas ramas; tendrán la belleza de los olivos y el grato aroma de los cedros. Todos vivirán en paz bajo la sombra de su árbol; volverán a cultivar sus campos, verán florecer sus viñas y disfrutarán del aroma del monte Líbano.

Israelitas, dejen ya esos ídolos inútiles. ¡Yo seré quien los cuide y quien escuche sus oraciones! Yo les daré sombra como un pino, y en mí encontrarán bienestar.

Si alguien es inteligente y sabio, debe prestar atención a este mensaje. Todo lo que Dios hace es correcto, y la gente buena sigue su ejemplo. ¡Pero los malvados son desobedientes y por eso Dios los destruye!

Aquí puedes darte cuenta que Dios es bueno y nos ama, y tanto  El perdona al pecador que se arrepiente como muestra su ternura al huérfano, al indefenso, por lo que la gente buena sigue su ejemplo.

No obstante, Dios quiere que el hombre se aleje de la maldad, de la idolatría, pues sólo En Dios el hombre encuentra paz y El hará que el hombre prospere, pero sabes, es necesario que el hombre inteligente sea obediente y busque a Dios, pues sólo Dios hace lo correcto.


Con Alta Estima,

lunes, 4 de agosto de 2014

Yo soy tu única ayuda…


Hubo un tiempo, cuando la tribu de Efraín hablaba y las demás tribus de Israel escuchaban
con respeto; pero luego la gente de Efraín adoró al dios Baal, y esa fue su sentencia de muerte. ¡Y todavía sigue pecando! A sus artesanos les piden que hagan toros de plata,  y ellos los fabrican a su gusto. ¡Besan a esos dioses falsos y les presentan ofrendas!

Por eso, pronto dejarán de existir. Se esfumarán como la niebla y como el rocío de la mañana. El viento los arrastrará como a hojas secas, como al humo que sale de la chimenea.

Dios le dijo a su pueblo: Israel, yo soy tu Dios; no tienes otro salvador. Yo he sido tu único Dios desde que estabas en Egipto. Yo te cuidé y te alimenté cuando andabas por el desierto; pero te llenaste de orgullo y te olvidaste de mí en cuanto calmaste tu hambre.

Por eso voy a tratarte con la misma furia de un león. Me esconderé en el camino y te atacaré como un leopardo. ¡Te atacaré como una osa que ha perdido a sus cachorros! Te desgarraré el pecho, y allí mismo te haré pedazos; te devoraré como un león, ¡como una fiera salvaje! Israel, yo soy tu única ayuda, ¡pero ahora voy a destruirte!

Tú les dijiste a tus jefes que querías tener reyes y príncipes para que salvaran tus ciudades; pero, ¿dónde están esos reyes? ¿Y qué pasó con esos jefes? Tanto me hiciste enojar que te di el rey que pediste, pero tanto me has hecho enojar que ahora te lo he quitado; ¡he anotado en un libro toda la maldad que has cometido!

¡Qué tonto eres, Israel! ¡Te pareces a esos niños que están a punto de nacer, pero que no se acomodan! ¿Y así esperas todavía que yo te libre de la muerte? ¡Pues ya no te mostraré compasión! Muerte, ¡ven con tu poder, ven a destruir a este pueblo! Talvez vuelvas a prosperar, pero yo te destruiré como el viento del desierto que seca los manantiales. Entonces tus enemigos se adueñarán de todos tus tesoros.

Castigaré a Samaria, tu ciudad capital, porque su gente se rebeló contra mí. Sus habitantes morirán en la batalla, a sus niños los estrellarán contra el suelo, ¡y partirán en dos a las embarazadas!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre no se aparta de la maldad y por eso Dios ha anotado en un libro toda la maldad que el hombre ha cometido, pero sabes, lo que el hombre no ha entendido es que Dios, es el único Dios verdadero, no hay otro salvador.

No obstante el hombre debe pedir perdón a Dios por sus pecados y arrepentirse verdaderamente y así Dios libera al hombre de la muerte espiritual, pero sabes, lo esencial es que el hombre despierte,  haga cambios en su vida para ser mejor persona y entonces Dios seguirá teniendo compasión.


Con Alta Estima,

sábado, 2 de agosto de 2014

Actúen con amor y con justicia…


Son cada vez más mentirosos y violentos. Hacen pactos con Asiria, y envían regalos a Egipto; ¡y hasta piensan que del desierto les puede llegar ayuda!

Oseas le dijo al pueblo: Dios ha iniciado un juicio contra el pueblo de Israel; va a castigar su mala conducta. Desde antes de nacer Jacob,  el antepasado de ustedes, engañó a su hermano;  y cuando llegó a ser hombre Dios se le apareció en Betel. Allí Jacob luchó con un ángel, ¡y consiguió vencerlo! Luego, con lágrimas en los ojos, le pidió a Dios que lo perdonara, y Dios lo perdonó.

¡Nuestro Dios es el Dios todopoderoso! Por eso, israelitas, pídanle a Dios que los perdone, actúen con amor y con justicia, y confíen siempre en su Dios.

Dios le dijo al pueblo: Israelitas, ustedes son como los comerciantes que engañan a sus clientes; ¡les gusta usar pesas falsas! Se creen muy ricos y que tienen grandes riquezas; piensan que nadie puede probar que todo se lo han robado. Pero yo soy su Dios desde que estaban en Egipto, y los haré vivir de nuevo en carpas, como cuando andaban en el desierto.

Yo les he hablado muchas veces por medio de mis profetas. ¡Los israelitas que viven en Galaad, son gente malvada! Van a Guilgal, y allí matan toros para ofrecerlos a sus dioses; ¡pero yo los destruiré por completo! ¡Sus altares quedarán en ruinas! ¡Quedarán esparcidos por el campo!

Oseas dijo: Jacob, antepasado de ustedes, huyó al país de los arameos y allí, para conseguir esposa, trabajó como pastor de ovejas. Por medio de un profeta, Dios cuidó de los israelitas y los sacó de Egipto. Pero ahora los israelitas han hecho enojar a Dios, por eso los castigará. ¡Les hará pagar sus crímenes y toda la maldad que han cometido!-

Aquí puedes darte cuenta que lo esencial es que el hombre confíe siempre en Dios, que le pida perdón por todos los pecados cometidos, pero es necesario que el hombre se arrepienta verdaderamente.

No obstante, el hombre debe pedir a Dios perdón, renovar su mente, sus pensamientos y cambiar de estilo de vida, dando muestra a Dios con su cambio de conducta, actuando con amor y  justicia, de forma que el hombre honre a Dios, el Dios todopoderoso.

Con Alta Estima,