martes, 19 de agosto de 2014

Yo mismo los plantaré en su tierra…


Después de eso vi a Dios. Estaba de pie, junto al altar, y me dijo: Golpea la parte alta de las columnas del templo, para que el templo se derrumbe y caiga sobre la gente. ¡Nadie escapará con vida! Pero si alguno logra escapar, morirá en el campo de batalla.

No importa que se escondan en lo más profundo de la tierra: de allí los voy a sacar; no importa que se escondan en lo más alto del cielo: de allí los voy a bajar. Tal vez se escondan en lo más alta del monte Carmelo, pero yo mismo iré a buscarlos y de allí los voy a sacar. Tal vez se escondan de mi vista en lo más profundo del mar, pero yo mandaré una serpiente para que los muerda. Y si acaso sus enemigos los llevan presos a otro país, aun allí daré la orden: ¡Que los maten a filo de espada! Voy a estar pendiente de ellos, pero no para hacerles bien sino para hacerles mal.

Y yo les digo: ¡Nuestro Dios es todopoderoso! Toca la tierra, y esta se desmorona; la hace subir y bajar como al agua del río Nilo, haciendo llorar a sus habitantes. Dios hizo su casa en el cielo, pero puso las bases en la tierra. Dios llama a las aguas del océano, y la derrama sobre la tierra. ¡Nuestro Dios es todopoderoso!

Nuestro Dios ha dicho: Para mí, ustedes los israelitas no son diferentes a otros pueblos: a ustedes los saqué de Egipto, a los filisteos los saqué de Creta. Y a los arameos los saqué de Quir. Yo he visto que ustedes también son un pueblo pecador; ¡por eso los borraré del mapa! Pero salvaré a los descendientes de Jacob. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.

Pueblo de Israel, ahora mismo daré la orden de que ustedes sean sacudidos, como se sacude el trigo para limpiarlo de basura, sin dejar caer un solo grano. Todos ustedes piensan que nada malo les pasará, pero al final sus pecados les causarán la muerte.

¡Cuando llegue ese día, haré que los descendientes de David, vuelvan a reinar sobre Israel. Volverán a ser fuertes como antes. Así, lo que quede de Edom y las otras naciones volverá a ser de Israel, el pueblo que alaba mi nombre. Yo soy  el Dios de Israel, y les juro  que así será.

Ya está cerca el día en que tendrán abundantes cosechas. No habrán terminado de cosechar el trigo cuando tendrán que volver a sembrar, no habrán acabado de preparar el vino cuando tendrán que plantar más viñas. ¡En los cerros y en las colinas correrá el vino como un río!

Pueblo de Israel, cuando llegue ese día, los haré volver a su país. Entonces reconstruirán sus ciudades y volverán a habitarlas; plantarán viñedos y beberán su vino, sembrarán huertos y comerán sus frutos. Yo mismo los plantaré en su tierra, y nadie volverá a arrancarlos de la tierra que les di. Yo soy su Dios, y les juro que así lo haré.

Aquí puedes darte cuenta que Dios  nunca cambia y está en todas partes, por lo que Dios  conoce el corazón del hombre y no puede ser engañado, por tanto, es tiempo que el hombre modifique sus malos hábitos, pues no puede huir de Dios; así que es preciso que el hombre sea sacudido, que despierte y reflexione si su comportamiento es bueno o agradable a Dios y entonces  el Señor lo liberará de la opresión del pecado y restaurará su corazón.

No obstante, es esencial que el hombre acepte a Dios y establezca una relación espiritual con El, Dios quiere que el hombre vuelva a ser fuerte, que sea transformado en una nueva persona y por ende, Dios le bendecirá, en su vida tendrá paz y prosperidad.

Con Alta Estima,

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