Nuestro Dios también me permitió ver una canasta, en la
que había fruta madura. Entonces me preguntó: ¿Qué es lo que ves, Amós? Yo le
respondí: Veo una canasta llena de fruta madura. Entonces Dios me dijo: Israel
está lleno de maldad. Ya no volveré a perdonar sus pecados. Está cerca el día
en que convertiré los himnos del templo en tristes lamentos por los muertos.
Ese día habrá tantos cadáveres que los arrojarán en cualquier parte. ¡Será
mejor que se callen! Yo, el Dios de Israel, les juro que así.
Escúchenme bien: Ustedes humillan a los pobres y están
acabando con ellos. Para vender más caro el trigo ustedes se la pasan deseando
que pronto termine el día sábado y que pase la fiesta de fin de mes. Sólo
piensan en engañar a sus clientes, usando pesas y medidas falsas. Quieren
venderlo todo, ¡hasta la cáscara del trigo! Quieren hacer esclavos a los pobres
a cambio de unas monedas o por el precio de unas sandalias.
Pero yo soy el Dios de Israel, y les juro que nunca
olvidaré sus malas acciones. Por causa de todo esto, la tierra misma temblará;
subirá como el agua del río Nilo, y luego se hundirá por completo, haciendo
llorar a sus habitantes.
Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que ese día el
sol dejará de brillar; el mediodía se convertirá en noche, y toda la tierra
quedará a oscuras. Convertiré sus fiestas en velorios, y sus canciones en
tristes lamentos; todos ustedes andarán de luto y se raparán la cabeza; andarán
tristes y llenos de amargura, como si hubiera muerto su único hijo.
Yo soy el Dios de Israel, y les aseguro que vienen días
en que haré que sientan hambre; tendrán hambre, pero no de pan, tendrán sed,
pero no de agua; ¡tendrán hambre de oír mi palabra! Andarán de este a oeste, y
de norte a sur, con deseos de oír mi palabra, pero yo no les hablaré.
Cuando llegue ese día, aun las muchachas más sanas y los
jóvenes más fuertes se desmayarán de sed. Además, caerán sin vida los que
adoraban a los ídolos de Samaria, de Dios y de Beerseba. Juraban en nombre de
esos dioses, creyendo que eran dioses vivos, por eso no volverán a levantarse.
Aquí puedes darte cuenta que el tiempo apremia y que es
necesario que el hombre sea renovado , que cambie de manera de pensar y de
vivir, pero sabes, sólo Dios puede lograr esta transformación .
No obstante, este cambio debe ser inmediato pues el
hombre no debe provocar la ira del Señor sino más bien apegarse a su Palabra y
obedecerla para que pueda vencer la adversidad pues el tiempo actual es difícil, el hombre debe prepararse en el conocimiento
de Dios, además de ser competitivo, pues los retos le exigen al hombre
actualizarse constantemente, pues todo gira aceleradamente en este mundo
globalizado.
Por tanto, a pesar de tantos distractores, el hombre debe
busca a Dios, seguir el orden establecido por El para que Dios ocupe un lugar
primordial en su corazón, siendo imprescindible que hombre lea y estudie su
Palabra, pero sabes, todo es un proceso, que llevado con disciplina y
obediencia, por ende, el hombre morirá a su vieja naturaleza y mejorará su
conducta, mostrará con su actitud la presencia de Dios en su ser interior.
.
Así pues, es hora de que el hombre se levante, que a
través de la Palabra de Dios sacie su hambre espiritual, y deje a un lado necesidades materiales
superfluas que no edifican su carácter y pueda avanzar para que viva con honestidad e integridad.
Con Alta Estima,
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