Para los sacerdotes que sirven a Dios en el templo, se
apartará un terreno de doce kilómetros y medio de largo por cinco de ancho.
Este terreno será para las casas de los sacerdotes y para el templo. Por lo
tanto, será considerado terreno sagrado.
A los ayudantes de los sacerdotes se les dará un terreno,
también de doce kilómetros y medio de largo por cinco de ancho, para que tengan
ciudades donde vivir. Por último, se apartará un terreno de doce kilómetros y
medio de largo por dos kilómetros y medio de ancho, para que tengan ciudades
donde vivir.
Por último, se apartará un terreno de doce kilómetros y
medio de largo por dos kilómetros y medio de ancho. Este terreno será para la
ciudad de todo el pueblo de Israel, y quedará junto al terreno sagrado del
templo.
También se apartará un terreno para el gobernador. Este
terreno quedará a ambos lados del terreno del templo y del terreno para la
ciudad. Por el oeste se extenderá hacia el mar Mediterráneo; por el este se
extenderá hacia el río Jordán. De este a oeste, el terreno medirá de largo lo
mismo que cualquier terreno de las tribus de Israel. El gobernador de Israel
tendrá su propio terreno, así que no deberá quitarle terreno a nadie. Cada
tribu de Israel tendrá su propio terreno.
Yo, el Dios de Israel, declaro: Gobernantes de Israel,
¡ya basta de tanta violencia y explotación! ¡Dejen ya de robarle a mi pueblo!
¡Mejor háganle justicia, y pórtense honradamente! Usen pesas y medidas exactas.
Y usen la misma medida para los granos y los líquidos. La medida básica debe
ser de doscientos veinte litros, y dividirse en diez y hasta cien unidades.
Para las medidas de peso usen la medida básica de cinco kilos, que podrán
dividir cincuenta y hasta mil unidades.
Para las ofrendas de trigo y de cebada, deberán dividir
sus cosechas en sesenta partes iguales, y me presentarán como ofrenda una de
ellas. También deben presentarme como ofrenda uno de cada cien litros de aceite
que produzcan. De sus ovejas, me darán una de cada doscientas, pero de las
mejor alimentadas. Estas ovejas acompañarán a las ofrendas de cereales, a las
ofrendas que se queman por completo, y a las que se presentan para pedirme
salud y bienestar. De este modo yo les perdonaré sus pecados. Esta es una
orden.
Es obligación de todos en este país entregar esta ofrenda
al gobernador de Israel. A su vez, el gobernador tendrá que dar los animales
para las ofrendas que se queman por completo, y también lo que se usa en las
ofrendas por el pecado, de cereales y de vino, y para pedirme salud y
bienestar. Esto lo hará en las fiestas que Israel celebra cada semana, cada mes
y cada año. De este modo yo perdonaré sus pecados a los israelitas.
Yo, el Dios de Israel, ordeno: El día primero del mes de
Abib, ustedes me presentarán como ofrenda un ternero sin ningún defecto. Esta
ofrenda será para limpiar el templo de cualquier pecado. La purificación se
hará de la siguiente manera: El sacerdote untará la sangre del animal en los
postes de las puertas del templo, en las cuatro esquinas del altar y en los
postes de las puertas del patio interior. Esto mismo volverá a hacerlo el día
siete del mes, a favor de quienes hayan cometido un pecado sin quererlo, o sin
darse cuenta de lo que hacían.
La fiesta de la Pascua deberá celebrarse el día catorce
de ese mes. Durante siete días comerán pan sin levadura. Ese día el gobernador
me presentará como ofrenda un ternero, para perdón de sus propios pecados, y de
los de todo el pueblo. Además, en cada uno de los siete días de la fiesta el
gobernador me presentará como ofrenda siete terneros y siete carneros sin
ningún defecto. Cada día me ofrecerá también un chivo, para que yo le perdone
sus pecados. Con cada ternero y con cada carnero me presentará como ofrenda
veinte kilos de cereal y tres litros y medio de aceite.
El día quince del mes de Etanim se celebrará la fiesta de
las enramadas. Durante los siete días de la fiesta, el gobernador deberá
presentarme las mismas ofrendas por el pecado, las mismas ofrendas que se
queman en mi honor, y las mismas ofrendas de cereales y de aceite.
Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre
cambie para que su corazón y su mente sean renovados pues es necesario que el
hombre se purifique, que se aparte de lo malo, que tome conciencia y tenga
discernimiento y decida seguir el camino correcto, haga justicia y se porte
honestamente.
Asimismo, es necesario que ahora el hombre se fije en lo
que hace, que tome conciencia de sus actos, se arrepienta si ha hecho algo
incorrecto sin darse cuenta y Dios le perdonará sus pecados y, entonces el
hombre honrará a Dios con su buen comportamiento.
Por lo tanto, el hombre debe estar agradecido por haber
sido redimido por la sangre preciosa de Jesús pues el hombre fue rescatado de
la muerte por el pecado pero sabes, el
hombre no puede comprender el sacrificio del amor de Dios al enviar a su único
hijo Jesús a dar su vida para restaurar a la humanidad, por lo cual en la Cena
del Señor, en la comunión íntima con El, se mira retrospectivamente, recordando,
tanto la venida de Cristo como su muerte
en la cruz para que el hombre no olvide como fue redimido.
Con Alta Estima,