Dios también me dijo: Ezequiel, dales de mi parte este
mensaje a los israelitas: Cuando yo permito que haya guerra en algún país, la
gente de ese lugar elige a alguien y lo pone como vigilante. Ese vigilante
tiene la obligación de tocar la trompeta si ve que el ejército enemigo se
acerca. Si alguien escucha la trompeta, pero no le hace caso, y los enemigos lo
matan, esa persona es culpable de su propia muerte. Si hubiera hecho caso de la
advertencia, se habría salvado.
También puede suceder que el vigilante vea que se acerca el
enemigo, y no toque la trompeta. En tal caso, si el enemigo llega y mata a
alguien, esa persona morirá por causa de su pecado, pero yo le pediré cuentas
de esa muerte al vigilante. Yo te he elegido como mi vigilante oficial ante los
israelitas. Si me oyes sentenciar a
muerte a algún malvado, y tú no le adviertes que debe cambiar su mala conducta,
ese malvado morirá por causa de su pecado, pero yo te pediré a ti cuentas de su
muerte. Por el contrario, si le adviertes que debe cambiar su mala conducta, y
no te hace caso, ese malvado morirá por causa de su pecado, pero tú salvarás tu
vida.
Los israelitas creen que ya no tienen remedio. Creen que se
están pudriendo en vida porque han pecado mucho. Pero tú debes decirles de mi
parte que yo no quiero que muera la gente malvada. Lo que quiero es que dejen
su mala conducta y vivan. Israelitas, ¡cambien su mala conducta! ¡Dejen de
hacer lo malo, y no morirán!
Pon atención, Ezequiel. Los israelitas me critican y dicen
que soy injusto, pero en realidad los injustos son ellos. Por eso quiero que
les aclares esto: Si una persona buena hace lo malo, todo lo bueno que haya
hecho no la salvará de morir, pero si una persona malvada deja de hacer lo
malo, todo lo malo que haya hecho le será perdonado, y vivirá para hacer lo que
es recto y justo. Si roba algo, o recibe algo en prenda, pero lo devuelve, no
volveré a acordarme de sus pecados, pues habrá obedecido mis mandamientos, que
dan vida.
Si a una persona buena le prometo que vivirá muchos años, y
confiada en eso empieza a pecar, yo no tomaré en cuenta todo lo bueno que haya
hecho, sino que morirá por los pecados que haya cometido. Sin embargo, los
israelitas me critican y siguen diciendo
que soy injusto. Pero yo voy a juzgar a cada quien de acuerdo con su conducta.
Habían pasado doce años desde que llegamos presos a
Babilonia. El día cinco del mes de Tébet me enteré de que Jerusalén había sido
destruida. Uno de los que habían logrado escapar con vida me dio la noticia. La
noche anterior, Dios me había hecho sentir su poder y me dejó mudo. Pero al día
siguiente, cuando llegó el sobreviviente, Dios me permitió volver a hablar y me
dijo: Israel es un país en ruinas. Sin embargo, hay israelitas que se consuelan
diciendo: Si Abraham por sí solo pudo adueñarse de este país, ¡con mayor razón
nosotros, que somos muchos, podremos permanecer en él! Por lo tanto, ve y diles
de mi parte: Ustedes hacen cosas repugnantes, comen alimentos prohibidos,
adoran a dioses falsos, matan gente, confían en sus armas, y tienen relaciones
sexuales con la mujer de su prójimo. ¿Y aun así esperan adueñarse de esta
tierra?
Diles también de mi parte: Yo les juro que los israelitas
que aún viven en estas ruinas morirán atravesados por la espada. Los animales
salvajes se comerán a los que vivan en el campo, y la enfermedad acabará con
los que se escondan en cuevas y fortalezas. Ustedes han cometido pecados que yo
no soporto. Pero yo les quitaré su poder y su orgullo. Dejaré este país hecho
un desierto. Quedará totalmente abandonado, y nadie pasará por sus montañas.
Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
Ezequiel, los israelitas también hablan de ti. Hasta en las
murallas de la ciudad, y en las puertas de sus casas, se les oye decir: Vengan,
vamos a oír el mensaje que Dios nos ha enviado por medio de Ezequiel. Y así lo
hacen: llegan, se sientan delante de ti, y te prestan atención. Para ellos, tú
eres como un cantante de dulce voz, que sabe tocar bien sus instrumentos
musicales, y que le canta al amor. Les gusta mucho cómo hablas, pero les gusta
más el dinero. Te oyen, pero no hacen lo que les dices. Muy pronto se cumplirá
todo lo que he dicho. Cuando se cumpla, van a darse cuenta de que hubo entre
ellos alguien que les hablaba de mi parte.
Aquí puedes darte cuenta que lo que Dios quiere es que cada
persona cambie su mala conducta, que se aparte de la maldad que los conduce al
pecado, lo que es esencial es que el hombre viva apegado a la Palabra y sea
obediente haciendo lo bueno en su diario vivir.
Aunque sabes, ahora es el momento de que el hombre cambie su
proceder pues Dios juzgará a cada quien de acuerdo a su comportamiento, por lo
que es prioritario que el hombre no haga cosas repugnantes, como adorar falsos dioses (materialismo excesivo),
matar gente (con críticas), tener relaciones sexuales prohibidas, ser corrupto,
pues Dios no soporta estos pecados que
el hombre comete y le quitará al hombre
poder y orgullo y lo abandonará porque Dios es justo y recto y el hombre debe arrepentirse
y corregir su actitud y aprender a vivir para lo que es justo y recto.
Con Alta Estima,
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