Dios también me dijo: Ezequiel, enfréntate a los amonitas y
diles de mi parte que pongan mucha atención a este mensaje contra ellos:
Ustedes se alegraron cuando vieron que mi templo y la tierra de Israel eran
destruidos. Ustedes se burlaron de mi pueblo cuando vieron que se lo llevaban
prisionero a otro país. Por eso, voy a dejar que los pueblos del este, los
conquisten a ustedes y se adueñen de su tierra. Ellos vendrán y pondrán sus
campamentos en el país de ustedes, y allí se quedarán a vivir. Todo lo que qué
produzcan los campos y los rebaños de
ustedes les servirá de alimento a ellos. Y aunque Rabá es la ciudad más
importante de ustedes, yo la convertiré en pastizal para los camellos.
¡Amonitas, yo convertiré su país en un campo de ovejas! Entonces reconocerán
que yo soy el Dios de Israel.
Ustedes los amonitas se han burlado de Israel. Han festejado
su desgracia. Yo sé que así fue, y poreso voy a castigarlos. Voy a dejar que
las naciones se apoderen de todo lo que ustedes tienen. De tal manera, los
destruiré, que ustedes desaparecerán de entre los pueblos. Así reconocerán que
yo soy el Dios de Israel.
Yo, el Dios de Israel, afirmo: Ustedes los moabitas
menosprecian a Judá. Piensan que es igual que las otras naciones. Por eso voy a
dejar que los pueblos del este se adueñen de su país. Harán con ustedes lo
mismo que hicieron con los amonitas de un extremo al otro les quitarán las
mejores ciudades. Les quitarán Bet-jesimot, Baal-megón y Quiriataim que son su
motivo de orgullo. Así es como voy a castigarlos, y nunca nadie volverá a
acordarse de ustedes. Entonces reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
Yo, el Dios de Israel, afirmo: Edom se vengó cruelmente del
pueblo de Judá. Resulta grandemente culpable, y por eso lo voy a castigar.
Desde Temán hasta Dedán, todo el país quedará en ruinas. Voy a destruir a todos
sus animales, y su gente morirá atravesada por la espada. Mi pueblo Israel se
encargará de ejecutar mi castigo contra Edom. Por medio de él descargaré sobre
Edom todo mi enojo. Así sabrán cómo soy cuando tomo venganza. Les juro que así
lo haré.
Yo, El Dios de Israel, afirmo: Desde hace mucho tiempo, los
filisteos han sido enemigos de mi pueblo Judá. Para vengarse de él, lo
destruyeron con gran crueldad. Por eso declaro que los voy a castigar. En mi
enojo los destruiré, y acabaré con todos los que aún quedan en los pueblos de
la costa. Es tanto mi enojo que los castigaré duramente. ¡Mi venganza contra
ellos será terrible! Cuando lo haga, reconocerán que yo soy el Dios de Israel.
Aquí puedes darte cuenta que el hombre se aleja de Dios pero
permite que el hombre pase pruebas para ir moldeando su carácter y mejore de
actitud, que se esfuerce por alcanzar la estatura del varón perfecto.
No obstante, es necesario que el hombre desarrolle una
voluntad firme, renueve su mente y cambie de actitud, deje a un lado el
orgullo, la venganza, la envidia, la soberbia, y se vuelva a Dios pues al
hombre le conviene vivir apegado a sus mandatos y mientras el ser humano
obedezca sus leyes podrá sentirse seguro y resguardado bajo su cobertura.
Sabes, el poder de Dios es inmenso, y puede destruir pero el
hombre al poner su confianza en El, hace cambios en su conducta de forma que agrada
a Dios y por ende, se beneficia a sí mismo, pero es esencial que cambie su
estilo de vida, se vuelva una persona sencilla, que mientras viva en la tierra cree
fuertes lazos y establezca una relación
íntima con Dios.
Ahora bien, las leyes de Dios son justas y por tanto al
hombre no debe olvidar que sólo de Dios
es la venganza, El puede destruir todo lo que él desee, por lo tanto, es tiempo
de que el hombre despierte, reconozca y acepte a Dios en su vida.
Con Alta Estima,
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