Se podría hablar de áspero, … cuando construyes una casa, y
a las paredes les falta el aplanado el cual es necesario hacerlo para que
cuando pases por ahí no te raspe, no te rasguñe, no te lastime, esto lo puedes
comparar con tu vida, a veces hay situaciones que vives con tus padres,
hermanos, amigos, esposo(a) u otros que no deben pasar pero suceden, y la cuestión es que arrastras estas vivencias negativas,
quizá algunas desde la niñez y, se vuelven como tus patrones de conducta, entre
otros, por demasiada autoridad, rudeza,
rechazo, estrés, amargura, miedo, debido
a la falta de amor y de control de las emociones de las personas que están a tu
alrededor y que actúan por impulso.
Todo esto merma tu autoestima, hiere y produce como pequeñas grietas que es necesario
resanar, pues son heridas que guardas en tu corazón por las diferentes experiencias vividas que quizá, superaste
bajo tus fuerzas pero quedan pequeños residuos o que realmente no has superado,
y son heridas que no has curado.
Como dice en el Salmo 73:21,25 “Dios mío, yo estuve muy afligido,
me sentí muy amargado… ¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti!
Contigo a mi lado, nada me falta en este mundo...
Lo esencial para tu bien
vivir es poner el peso que traes en las manos de Dios, leer su Palabra y
pedirle sabiduría, fortaleza, valor para vencer los obstáculos, que quite todo
lo áspero, que despeje tu camino para que te libere de esa carga que te impide
crecer y aprendas apreciar a los demás, demostrar el afecto fraternal a todos pues no sabes su contexto ni de dónde
vienen. Sería bueno hacer un esfuerzo y mostrar tu humildad en todo momento. Practicar
el amor, respeto, la sinceridad, cordialidad,
el afecto, el trato amable con los que convivimos.
Como dice en el Salmo 60:11-12 “La ayuda humana resulta
inútil; ayúdanos a vencer al enemigo! Dios nuestro, tú lo vencerás, ¡con tu
ayuda saldremos victoriosos!
Asimismo, dice en Salmos 18:28-30 “Dios mío, tú alumbras mi
vida, tú iluminas mi oscuridad. Con tu ayuda venceré al enemigo y podré
conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son perfectas, tú palabra no tiene
defectos. Tú proteges como un escudo a los que buscan refugio en ti”.
Por lo que tú puedes ver a través de sus enseñanzas, que sólo con Dios en tu vida puedes
vivir tranquilo ya que él te cuida y te librará de lo malo, de lo que guardas
en tu interior y no te deja avanzar, pues al confiar en El, te da la fuerza que tú necesitas.
Y por último, dice en
el Salmo 103:5 “Mi Dios me da siempre todo lo mejor; ¡me hace fuerte como las
águilas!
Con Alta estima,