martes, 30 de septiembre de 2014

Yo soy quien dio vida a todos los seres humanos…


Dios me dio este mensaje para los israelitas: Yo soy el Dios todopoderoso. Yo fui quien extendió los cielos y afirmó las bases de la tierra. Yo soy quien dio vida a todos los seres humanos. Cuando las naciones vecinas quieran atacar a Jerusalén y a las ciudades de Judá, yo las haré fracasar. Su ataque será tan torpe que mi pueblo pensará que están borrachos.

Cuando llegue ese día, todas las naciones se unirán para acabar con Jerusalén. Pero yo haré que Jerusalén sea como una piedra enorme; ¡todo el que trate de moverla será aplastado por ella! Yo estaré vigilando al pueblo de Judá, así que ese día dejaré ciegos a todos los caballos de las naciones, y espantaré a sus jinetes. Cuando los jefes de Judá vean esto, dirán convencidos: ¡El único Dios todopoderoso es el Dios de los que vivimos en Jerusalén! ¡Nuestro Dios es nuestra fortaleza!

Ese día convertiré a los jefes de Judá en fuego, y con ese fuego consumiré por completo a todas las naciones vecinas, pero a la ciudad de Jerusalén no le pasará nada. Salvaré a las familias de Judá, pues para mí son tan importantes como la familia de David y como los que viven en Jerusalén. Que nadie piense lo contrario.

Yo estoy dispuesto a destruir a cualquier nación que ataque a Jerusalén. De tal manera protegeré a sus habitantes que, ese día, los más débiles entre ellos serán tan poderosos como David; además, los descendientes de David volverán a gobernar como si mi propio ángel los dirigiera.

Yo haré que los descendientes de David oren y se pongan muy tristes al mirar al que atravesaron con una lanza. También haré que lloren los habitantes de Jerusalén. Y será tan grande su tristeza que llorarán como si hubieran perdido a su único hijo. Ese día llorarán en Jerusalén, como cuando lloran la muerte del dios Hadad-rimón en la llanura de Meguido. Todos en el país estarán de luto, y cada familia llorará por separado. Llorarán hombres y mujeres entre los descendientes de David, Natán, Leví y Simí, y entre todas las demás familias.

Aquí puedes darte cuenta, que Dios es todopoderoso, El da vida a todos los seres humanos, por lo tanto, Dios es nuestra fortaleza.

No obstante, es tiempo de que el hombre se vuelva a Dios, que acepte a Jesucristo como su salvador, quien dio su vida para redimir los pecados del hombre, pero sabes, es ahora el momento de que el hombre tome esa decisión, de que acepte a Jesús como su rey para que gobierne su vida.


Con Alta Estima,

lunes, 29 de septiembre de 2014

¡Que mal le va a ir al pastor inútil…


 Monte Líbano, ¡abre paso al fuego, porque va devorar tus cedros! Ustedes, los pinos, ¡lloren por esos enormes árboles! ¡Los grandes cedros han sido derribados! Y ustedes, robles de Basán, ¡lloren por esos grandes bosques que han dejado de existir! Los pastores lloran desesperados, porque sus verdes pastos se quemaron; los leones rugen furiosos, porque los llanos del río Jordán ahora parecen un desierto.

El Dios todopoderoso me dio este mensaje: Ve y cuida de las ovejas que serán llevadas al matadero. Los que las compran las matan sin ninguna compasión; los que las venden dicen ¡Gracias a Dios soy rico! ¡Y ni siquiera sus propios pastores se compadecen de ellas.

Yo haré lo mismo: ¡no tendré compasión de los habitantes de este país! Dejaré que caigan bajo el poder de las naciones vecinas y del rey que las gobierne. Y aunque su tierra sea destruida por completo, yo no iré en su ayuda. Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así lo haré.

Yo me dediqué a cuidar de las ovejas que irían al matadero, y di especial atención a las ovejas más débiles. Tenía yo dos varas de pastor; a una de ellas la llamé “Bondad”, y a la otra la llamé “Unión”. Como los pastores no me querían, ni yo los quería a ellos, en un mes despedí a tres. A las ovejas les dije: ¡Ya no quiero ser su pastor! ¡No me importa si mueren o los matan! ¡Tampoco me importa si se comen las unas a las otras!

Después tomé la vara llamada “Bondad”, y la rompí. Con eso di a entender a los que estaban allí que Dios había roto su pacto con todas las naciones. Los comerciantes de ovejas vieron lo que hice, y entendieron que eso era un mensaje de Dios para ellos, en el que yo representaba a Dios y las ovejas representaban al pueblo.

Luego les dije a los comerciantes: Quiero que me paguen mi sueldo. Pero si no quieren pagarme, no lo hagan. Entonces ellos me pagaron treinta monedas de plata. Dios me dijo: ¡Treinta monedas de plata es muy poco por todo lo que yo he hecho a favor de mi pueblo! ¡Toma las monedas, y tíralas en el cofre de las ofrendas!

Tomé entonces las monedas, y cumplí con lo que Dios me ordenó hacer. Después de eso, rompí la vara llamada “Unión”, y así se rompió el lazo fraternal que unía a Israel con Judá.

Dios me dio este otro mensaje: Ahora vas a representar a esos pastores que no se preocupan por sus ovejas. Porque voy a poner este país al cuidado de un rey que no se preocupará por su pueblo. Será como un pastor descuidado: no se preocupará por las ovejas que se apartan del camino, ni buscará a las ovejas perdidas, ni curará a las ovejas lastimadas, ni alimentará a las ovejas hambrientas. Ese rey sólo se ocupará de los ricos y poderosos que le dan de comer.

¡Qué mal le va a ir al pastor inútil, que no cuida del rebaño! ¡Ojalá que con una espada le corten una mano, y que con un cuchillo le saquen los ojos!

Aquí puedes darte cuenta que para Dios es importante que aquella persona que da la buena noticia a otros,  lo hace con amor,  muestra interés por los demás, se interesa realmente por la gente, de manera que imita a Jesús, que es el Buen Pastor, que apacienta y cuida a sus ovejas. Pero sabes, el pastor de ovejas, cuando cumple con su tarea, llevaba un cayado, que era largo con un gancho, el cual podía extenderlo para agarrar a la oveja que se intentaba alejar de El, así cada hombre, jefe de familia debe gobernar bien su casa, para no ser un pastor inútil.

Asimismo, el hombre debe tomar la decisión voluntaria de seguir el camino correcto, vivir apegado a la Palabra de Dios, para conocerle cada día más y entonces, el hombre construirá una vida llena , de sabiduría, y, por ende bajo la cobertura de Dios. Así también, cuando sucede lo contrario y  el hombre desobedece, entonces el hombre no cumple con su parte del pacto, por lo que Dios retira la protección.

No obstante, es importante que el hombre entienda que Dios es un Dios de pacto y El siempre cumplirá su parte, pues Dios es incondicional pero el hombre debe sujetarse a Dios y mostrar su obediencia para que esté bajo la cobertura de Dios.


Con Alta Estima,

sábado, 27 de septiembre de 2014

…Se llenarán de alegría por lo que yo haré con ellos…



Dios continuó diciendo: Yo soy el Dios de Israel. Pídanme lluvia en época de sequía y yo haré que llueva en abundancia. Yo soy quien forma las tormentas y quien hace que los campos produzcan. Pero los ídolos son engañosos; los adivinos sólo dicen mentiras. Engañan a la gente con sus sueños, y escucharlos no da ningún consuelo. ¡Por eso ustedes andan perdidos, como un rebaño sin pastor!

Yo soy el Dios de Israel, y voy a castigar a esos pastores porque estoy muy enojado con ellos. Yo mismo cuidaré de mi pueblo. Judá es ahora un rebaño de ovejas, pero pronto voy a convertirlos en briosos caballos de batalla. De entre ellos saldrán grandes jefes que brindarán su apoyo a mi pueblo; serán como la estaca de una tienda, como un arco para lanzar flechas, ¡como la piedra principal de un edificio! Serán como los soldados valientes que luchan en medio del lodo; lucharán contra soldados de a caballo y les ganarán la batalla, porque yo estaré con ellos.

Yo soy el Dios de Israel, y escucho las oraciones de mi pueblo. Yo fortaleceré a la gente de Judá y salvaré a todos los israelitas; los haré volver a su tierra, y parecerá que nunca los rechacé porque les mostraré mi compasión.

Los israelitas se alegrarán como se alegran los soldados cuando han tomado mucho vino; cuando sus hijos vean esto, también se llenarán de alegría por lo que yo haré con ellos.

Cuando les dé la señal, los llamaré y volveré a reunirlos; y cuando los haya salvado, volverán a ser un pueblo numeroso como lo fueron en tiempos pasados. Yo los dispersé entre las naciones, pero aun allí se acordarán de mí, y regresarán a su tierra en compañía de sus hijos.

Los haré volver a Egipto y Asiria, y los haré vivir en Galaad y en la región del monte Líbano; pero serán muchos cuando vuelvan y no habrá lugar para todos. Angustiados, cruzarán el mar, pero yo calmaré sus olas y secaré por completo el río Nilo; ¡yo acabaré con el poder de Egipto, y pondré fin al orgullo de Asiria! Yo fortaleceré a mi pueblo, y en mi nombre avanzarán sin miedo. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que para Dios nada es imposible, lo esencial es que el hombre confíe en El, que ponga su vida en las manos de Dios y El hará cosas inverosímiles, cambios que sólo  con oración y confianza en el Creador el hombre puede lograr pues al  buscar a Dios, entonces el hombre deposita su confianza en El, se hace fuerte  y Dios le ayuda a cambiar ese corazón duro  que le impide su crecimiento espiritual.

Por lo tanto, es importante que el hombre enderece su camino que se vuelva al Señor y se convierta en un valiente guerrero, como un arco para guardar flechas, pues lo verdadero es que el hombre a través de su Palabra guiará esas flechas a su objetivo, una vida con convicciones firmes, teniendo como roca fundamental a Jesucristo.

Ahora bien, el hombre debe estar consciente que este proceso de mejora debe ser constante, de manera de  ser una persona diferente, pero bien sabes, a veces el hombre transita lodo cenagoso pero  asido de Dios vencerá pues Dios es misericordioso y El le dará la victoria.

¡Animo! Es el momento de que el hombre se apegue a la Palabra de Dios y  haga cambios en su vida para que sea una persona diferente.


Con Alta Estima, 

viernes, 26 de septiembre de 2014

…Anunciará la paz en todas las naciones…



Dios está vigilando a toda la raza humana. Por eso ha anunciado este mensaje contra las ciudades de Hadrac y Damasco, y también contra las tribus de Israel, contra su vecina Hamat, y contra naciones tan desarrolladas como Tiro y Sidón: La ciudad de Tiro tiene tantas riquezas como polvo hay en las calles. Para protegerse, construyó murallas; pero Dios le quitará esas riquezas y las echará al mar, y a ella la quemará por completo.

Los habitantes de Ascalón verán esto y temblarán de miedo, y la ciudad se quedará vacía; los habitantes de Gaza sufrirán al perder su rey, y los habitantes de Ecrón sufrirán al perder la esperanza. En la ciudad filistea de Asdod vivirá gente malvada y violenta, que despedaza a sus enemigos. Pero yo salvaré a sus víctimas. ¡Así humillaré a los orgullosos filisteos!

Pero a algunos los dejaré con vida, como antes dejé a los jebuseos, y será gente importante en Judá. Jamás volveré a permitir que otras naciones los ataquen, pues yo mismo vigilaré mi templo. ¡Alégrate, bella ciudad de Jerusalén! ¡Ya tu rey viene hacia ti, montado sobre un burrito! Es humilde pero justo, y viene a darte la victoria. Destruirá todas las armas de guerra y en todo Israel destruirá los ejércitos; anunciará la paz en todas las naciones, y dominará de mar a mar, ¡del río Eufrates al fin del mundo!

Yo hice un pacto contigo, y lo sellé con sangre; por eso rescataré a tus presos del pozo seco donde ahora están, y volverán llenos de esperanza a esas ciudades que parecen fortalezas. Si hasta ahora han sufrido, yo me comprometo en este día a hacerlos dos veces más felices.

Con los de Judá y de Israel destruiré a los griegos. Cuando dé la orden de atacarlos, sus flechas serán como relámpagos; y marcharé contra ellos como una tormenta del desierto. Yo mismo cuidaré de mi pueblo; así ellos destruirán las armas enemigas, y ofrecerán un gran banquete para celebrar su victoria. Beberán hasta emborracharse; llenarán de vino sus copas, como se llenan de sangre los tazones que se derraman sobre el altar.

Cuando llegue ese día, yo salvaré a mi pueblo como salva el pastor a su rebaño; y cuando ya estén en su tierra, brillarán como las joyas de una corona. ¡Qué maravilloso será ver a los muchachos y muchachas alegres, fuertes y bien alimentados!

Aquí puedes darte cuenta que Dios es un Dios de pacto, y El envió a su Hijo unigénito Jesús a dar su vida en la cruz, para que su sangre preciosa limpiara los pecados de todo aquél que se arrepienta de sus faltas, crea  en El y lo reciba en su ser interior. Sabes, este fue su sello para rescatar a cada hombre del pozo  de la destrucción donde ahora está, por eso Dios está vigilando a la raza humana, y es prioridad que el hombre se vuelva a Dios y lo conozca a través de su Palabra para que su vida sea llena de riqueza espiritual.

No obstante, es esencial que el hombre despierte y se levante pues la venida del Señor está cerca, su mensaje debe ser anunciado en todos los confines de la tierra. Por tanto, apremia que el hombre busque a Dios, es ahora que el hombre viva apegado a su Palabra, que esté asido de su mano, que obedezca sus mandatos y el maligno será destruido pues sólo Dios  tiene el poder para derribar fortalezas arraigadas en el corazón de cada persona,  sólo la presencia del Señor  llena al hombre de esperanza para que anuncie la paz en todo el mundo.

Con Alta Estima,

jueves, 25 de septiembre de 2014

…pero nada hay imposible para mí.



El Dios todopoderoso también me dio este mensaje: Grande es mi amor por Jerusalén; y así de grande es también mi enojo contra sus enemigos. Pero volveré a vivir en ella, y será llamada “Ciudad Fiel”; habitaré de nuevo en mi templo, y Sión será llamado “Monte Santo”. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así será.

En las calles de Jerusalén jugarán los niños y las niñas, y descansarán los ancianos y las ancianas, apoyándose en sus bastones. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así será. Cuando llegue ese día, los que hayan quedado con vida creerán que esto es imposible, pero nada hay imposible para mí. Yo soy el Dios de Israel, y juró que así lo haré.

Yo rescataré a mi pueblo de los países del este y del oeste, y lo haré volver a Jerusalén. Será mi pueblo y yo seré su Dios; un Dios fiel y justo. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré. Ustedes han oído mi mensaje por medio de mis profetas, desde que se puso la primera piedra para reconstruir mi templo. Por lo tanto, ¡anímense!

Antes de empezar la reconstrucción no se les pagaba a los trabajadores ni se alimentaba a los animales; por culpa del enemigo nadie viajaba con tranquilidad, y todos se peleaban contra todos, Pero ya no voy a tratar así a los que aún quedan con vida. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

¡Habitantes de Judá! ¡Pueblo de Israel! Ustedes fueron entre las naciones un pueblo al que todos maldecían pero yo los salvaré y serán una bendición. Sembrarán sus campos en paz, y sus viñedos darán mucho fruto; el cielo enviará sus lluvias y la tierra dará sus cosechas. Todo eso les daré a ustedes, los que han quedado con vida. Por lo tanto, ¡anímense!

¡Habitantes de Judá y de Jerusalén: Sus antepasados me hicieron enojar; por eso los destruí sin compasión. Pero no tengan miedo, que ahora voy a tratarlos bien. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.

Estos son mis mandamientos. Digan siempre la verdad, procuren hacer la paz, y traten a todos con justicia. No hagan planes malvados en contra de sus semejantes, ni hagan juramentos falsos, porque todo eso lo aborrezco. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así es.

El Dios todopoderoso también me dio este mensaje: Habitantes de Judá: amen la paz y la verdad. Así serán muy felices cuando ayunen en el mes cuarto, y en el quinto, séptimo y décimo. ¡Será como si estuvieran de fiesta!

Vendrán muchos pueblos y naciones, y pasarán de una ciudad a otra diciéndole a la gente: “Busquen la bendición de Dios. Nosotros también la buscaremos! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

Cuando llegue ese día, muchos pueblos y naciones poderosas vendrán a Jerusalén para pedirme que los trate con bondad. Diez hombres buscarán a un judío, y agarrándolo de la ropa le dirán en otro idioma: “Déjanos acompañarte a Jerusalén! ¡Sabemos que Dios está con ustedes! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que para Dios no hay nada imposible, pero es fundamental que el hombre se visualice en un futuro de manera que su vida sea construida con fundamento en Jesucristo para que las bendiciones que Dios ha prometido sean dadas, por lo que es necesario que el hombre se arrepienta y viva en rectitud y, entonces será bendecido.

No obstante, es de prioridad para Dios que el hombre guarde su corazón, que busque a Dios para que esté cerca de El, que muestre en su actitud congruencia en lo que dice y en lo que hace, y por ende, vivirá en paz y seguridad.

Por tanto, ¡Anímate! El tiempo apremia, y el hombre debe darse prisa y buscar a Dios, que reciba a Jesucristo para que habite en su ser interior y entonces reciba sus bendiciones, y sabes,  de ahora en adelante vivirá con alegría, con gozo y con mucha riqueza espiritual.


Con Alta Estima,

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Ustedes deben tratar a los demás con justicia, amor y compasión…



En el cuarto año del gobierno de Darío, rey de Persia, los habitantes de Betel preguntaron a los profetas y  a los sacerdotes si debían seguir ayunando los días cinco de cada mes. Para eso enviaron al templo del Dios todopoderoso a Sarezer y Réguem-mélec, y a su gente. Era el día cuatro del mes de Quislev. Entonces Dios me dio un mensaje. Me dijo: Zacarías, diles de mi parte a los sacerdotes y a toda la gente de este país: Durante los últimos setenta años ustedes han estado ayunando todos los meses quinto y séptimo.

Pero no lo hacen pensando en mí. Y cuando dejan de ayunar, comen pensando sólo en ustedes. Esto que ahora les digo ya lo dije hace mucho tiempo por medio de los profetas, cuando aún estaban habitadas Jerusalén y las ciudades vecinas, cuando aún se vivía en paz en el desierto y en la llanura.

El Dios todopoderoso también me dio este mensaje: Ustedes deben tratar a los demás con justicia, amor y compasión. No maltraten a nadie,  ni hagan daño a los demás; en vez de hacer planes malvados, cuiden de las viudas, de los huérfanos, de los pobres y de los refugiados.

En el pasado, puse mi espíritu en los profetas para que ellos les comunicaran mis mensajes. Pero ustedes siempre han sido tercos; en vez de obedecerme, me abandonaron y no me hicieron caso. Por eso me enojé y les dije: Como ustedes no me hicieron caso cuando yo los llamé, tampoco yo les haré caso cuando me llamen. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

Por eso los dispersé por naciones que ustedes no conocían. ¨Por eso su país quedó hecho un desierto, por el que nadie se atrevía a pasar. Por culpa de ustedes, su hermoso país quedó abandonado y en ruinas.

Aquí puedes darte cuenta que para Dios es importante que el hombre confié en El pues Dios ha puesto su espíritu en cada ser humano, El conoce su corazón y mira su comportamiento y entonces El sabe cuándo el hombre hace algo con sinceridad pensando en Dios.

No obstante, lo importante es que Dios ocupe el primer lugar en la vida de cada hombre para que todo lo que haga sea agradable a Dios.

Por tanto, es imprescindible que el hombre trate a su prójimo con justicia, amor y compasión, en obediencia a sus mandatos, y así cada persona muestra su verdadero amor a Dios amando a su prójimo y, por ende el hombre vivirá en paz en cualquier lugar.


Con Alta Estima,

martes, 23 de septiembre de 2014

Renuevo…



Levanté otra vez la vista, y vi ante mí cuatro carros de guerra. Los carros salían de en medio de dos montañas de bronce. Al primer carro lo jalaban caballos de pelo colorado, al segundo carro lo jalaban caballos de pelo negro, al tercer carro lo jalaban caballos de pelo blanco, y al cuarto carro lo jalaban caballos de pelo blanco, y al cuarto carro lo jalaban caballos pintos. Yo le pregunté al ángel: ¿ y estos carros qué significan? El ángel me explicó: Estos carros son los cuatro vientos del cielo. Siempre están al servicio de Dios, y ahora salen a recorrer todo el mundo. El carro de los caballos negros va hacia el norte, el de los caballos blancos va hacia el oeste, y el de los caballos pintos va hacia el sur.

Los caballos de pelo pinto estaban ansiosos por recorrer el mundo, así que el ángel les ordenó: ¡Vayan a recorrer el mundo! Los caballos obedecieron. Entonces el ángel me dijo: Los caballos obedecieron. Entonces el ángel me dijo: Los caballos negros van hacia el país del norte para llevar a cabo mis planes.

Dios también me dio este mensaje: Heldai, Tobías y Jedaías fueron llevados como esclavos a Babilonia, pero ya han regresado. Ve a verlos y pídeles que te den oro y plata. Con ese oro y esa plata irás a ver ese mismo día a Josías hijo de Sofonías para que te haga una corona. Esa corona se la pondrás a Josué hijo de Josadac, que es el jefe de los sacerdotes. Al ponérsela, darás este mensaje:

Así dice el Dios todopoderoso: Yo haré que de aquí salga un hombre para que reconstruya mi templo, y lo llamaré “Renuevo”. El se vestirá como rey, y ocupará el trono para reinar. Compartirá el trono con un sacerdote, pero habrá paz entre ellos dos”.

Después quiero que pongas esa corona en mi templo. Así Heldai, Tobías, Jodaías y Josías recordarán siempre mi mensaje. Si ustedes me obedecen, otros vendrán de lejos y los ayudarán a reconstruir mi templo. Cuando eso suceda, ustedes se darán cuenta de que yo, el Dios todopoderoso, envié a Zacarías para que les diera este mensaje.

Aquí puedes darte cuenta que cuando el hombre vive apegado a la Palabra y la cumple, es obediente a los mandatos de Dios, por tanto, El Señor limpia su mente y su corazón.

Por tanto, es importante que el hombre se arrepienta y pida perdón por sus pecados, pues sólo Dios puede quitar la iniquidad del hombre, por eso envió a su hijo Jesucristo para redimir los pecados que estorban al hombre para seguir en el camino de Dios pues El es el renuevo que reconstruye la vida interior de cada ser humano que se vuelve a Dios.

Sabes, cada hombre que ha nacido de nuevo, ha nacido en Jesucristo y entonces destruye todas las actitudes y comportamientos negativos en la vida de cada persona y su nombre se encuentra escrito en el Libro de la vida.


Con Alta Estima,

domingo, 21 de septiembre de 2014

Esos que usan mi nombre para hacer falsos juramentos…


Volví a levantar la vista, y ante mis ojos vi volar un libro. El ángel me preguntó: ¿Qué es lo que ves, Zacarías? Yo le respondí: Veo un libro que vuela. El libro mide diez metros de largo y cinco de ancho. Entonces el ángel me explicó: Este libro representa la maldición que pronto caerá sobre toda la tierra. En un lado está escrita la maldición que caerá sobre los ladrones. En el otro lado está la maldición que caerá sobre los mentirosos, esos que usan mi nombre para hacer falsos juramentos. El libro entrará en la casa de los ladrones y de los mentirosos, y allí se quedará hasta destruirlos por completo. El Dios todopoderoso jura que así será.

Luego, el ángel salió y me dijo: Fíjate en lo que acaba de aparecer. ¿De qué se trata? – pregunté. Y el ángel me explicó: Se trata de una medida. Con ella Dios ha medido toda la maldad de este país.

La  medida tenía una tapa de plomo. El ángel levantó la tapa, y pude ver que allí adentro estaba una mujer sentada. Esa mujer trató de salir, pero el ángel la empujó hacia dentro y volvió a tapar la medida. Entonces me dijo: Aquí está representada la maldad.

Una vez más levanté la mirada, y ví a dos mujeres con alas de cigüeña. Esas mujeres volaron y se llevaron la medida. Yo le pregunté al ángel: ¿A dónde se llevan la medida? Y el ángel me respondió: Se la llevan a Babilonia. En ese país construirán un templo, y sobre el altar pondrán la medida.

Aquí puedes darte cuenta que el Libro es la Palabra de Dios, y si el hombre vive apegado a su Palabra y cumple sus mandamientos, se aleja de la maldad y permanece firme en sus convicciones y en su relación con Dios y, por ende con los hombres como es su mandato.

No obstante, el hombre no debe quebrantar las enseñanzas de Dios usando su nombre para hacer falsos juramentos, pues aunque Dios es un Dios amoroso y compasivo si el hombre desobedece provocará la ira de Dios.

Por tanto, la sabiduría de Dios sólo viene de lo Alto y esa luz ilumina el entendimiento del hombre, motivándolo a la obediencia y entonces, el hombre decide cambiar su manera de vivir, renovar su mente, purificar su corazón para crecer espiritualmente y lograr un mayor nivel espiritual  en el que el hombre reconoce al Señor Jesús como su salvador y redentor.

Sabes, es tiempo de que el hombre esté atento y siga los principios de Dios para tener una vida de paz con la seguridad de que habrá una vida eterna con Jesucristo.


Con Alta Estima,

sábado, 20 de septiembre de 2014

Lo único que necesitas es mi espíritu…



En ese momento, el ángel que hablaba conmigo se acercó a mí para despertarme. Y me dijo: Zacarías, dime qué es lo que ves. Yo le contesté: Veo un candelero de oro puro. En la parte arriba, el candelero tiene siete lámparas;  los tubos por donde pasa el aceite del candelero se conectan  con la punta, la cual tiene la forma de un plato hondo. A la izquierda y a la derecha del candelero hay dos olivos.

Pero también le pregunté: ¿Y qué quiere decir todo esto, mi señor? El ángel me contestó: ¿No sabes lo que significa? Yo le contesté que no lo sabía, así que el ángel me explicó: Dios le está mandando un mensaje a Zorobabel, y es el siguiente: Zorobabel, no hace falta que seas poderoso, ni necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu. Yo soy el Dios todopoderoso, y te aseguro que así es.

No importa que tus enemigos sean los poderosos babilonios, tú los derrotarás por completo. Y cuando pongas la piedra principal para reconstruir mi templo, mi pueblo gritará con alegría: ¡Dios ama mucho a Jerusalén!

Dios también me dio este mensaje: Ustedes, pueblo de Israel, verán a Zorobabel tomar la plomada. El pondrá los cimientos de mi templo, y llevará a cabo su reconstrucción. Su trabajo es ahora muy pequeño, pero cuando lo haya terminado, ¡hasta los que no creían en él se llenarán de alegría!

Así sabrán que yo, su Dios, fui quien envió a Zacarías a anunciarles todo esto. Las siete lámparas representan mis ojos, pues yo vigilo toda la tierra. Entonces yo le pregunté al ángel: ¿Qué significan los olivos que están a los lados del candelero? ¿Y qué significan las dos ramas de olivo? ¿Por qué están junto a los dos tubos de oro por donde pasa el aceite?

El ángel me preguntó si no sabía yo lo que significaban, y como le dije que no, él me explicó: Estos dos olivos representan a Zorobabel y a Josué. El Dios de toda la tierra los ha elegido para que estén a su servicio.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre no necesita ser poderoso, lo esencial es que busque a Dios, que se apegue a la Palabra en su diario vivir para que la presencia de Dios sea manifiesta en su vida, que reciba el Espíritu de Dios para que del Señor reciba poder para que venza toda adversidad, pues la maldad asecha al hombre para destruir su mente y entenebrecer su corazón.

Por lo tanto, es esencial que el hombre se arrepienta y Dios le perdonará pues sólo El perdona los pecados y los borra. De ahora en adelante, el hombre buscará a Dios y Jesucristo será el fundamento para su vida  y, entonces El restaurará su ser interior.

No obstante, el hombre al ser restaurado cambiará su manera de vivir, ¡claro! Que este es un proceso constante, una  lucha diaria contra la maldad, pero sabes, Dios elige a quien confía en El y está a su servicio, por ende El Señor protegerá a cada persona pues Dios vigila toda la tierra.


Con Alta Estima,

viernes, 19 de septiembre de 2014

Por eso ahora te voy a vestir con ropa limpia…



En otro sueño vi a Josué, parado frente al ángel de Dios. Josué era el jefe de los sacerdotes, y había pecado; por eso en el sueño su ropa sacerdotal no estaba limpia. El ángel acusador estaba a la derecha de Josué, dispuesto a acusarlo ante Dios, pero el ángel de Dios le dijo:  Angel acusador, si Dios debe castigar a alguien, es a ti. Así como Dios ha elegido a la ciudad de Jerusalén, también a este hombre lo ha librado del castigo.

Enseguida, el ángel de Dios habló con sus ayudantes y les ordenó que le quitaran a Josué las ropas sucias. A Josué le dijo: Toma en cuenta que ya he perdonado tus pecados. Por eso ahora te voy a vestir con ropa limpia.

Mientras el ángel de Dios seguía allí de pie, él le ordenó a los ayudantes que también le pusieran a Josué un turbante limpio en la cabeza, y ellos lo hicieron así. Cuando terminaron de vestirlo, el ángel de Dios le advirtió: Así dice el Dios todopoderoso: Yo te elegí como jefe de los sacerdotes. Si obedeces mis mandamientos y eres un buen sacerdote, te pondré a cargo de mi templo. Te daré además un puesto de honor entre mis más cercanos servidores. Y ustedes, el resto de los sacerdotes, también pongan atención, pues ustedes son una buena señal: Yo haré que vuelva a reinar en Israel mi servidor escogido.

¡Fíjate bien, Josué! Delante de ti he puesto una piedra. Es una piedra de siete costados. Voy a grabar algo en esa piedra, y en un solo día borraré los pecados de toda la tierra. Cuando llegue ese día, se invitarán unos a otros a sentarse bajo los árboles, y podrán disfrutar tranquilos de sus uvas y de sus higos. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que el pecado oscurece la vida del hombre, se podría decir que su ropa está sucia pues ya no irradia esa luz que proviene de Dios, de obedecer su Palabra.

No obstante, lo que Dios desea El lo hace, por lo tanto El elige a cada persona que quiere que le sirva, El le da responsabilidades prominentes pues conoce su corazón y tiene la certeza de que será fiel a su servicio, pues lo importante para Dios es que el hombre confíe en El y obedezca sus mandamientos y entonces su vida será llena de bendiciones y asimismo el hombre podrá bendecir a otros.

Así pues, el tiempo apremia, por lo que es inminente que el hombre cambie su manera de vivir, que se vista de ropa limpia, que el amor reine en su corazón para que haya paz entre unos y otros


Con Alta Estima,

jueves, 18 de septiembre de 2014

¡Guarden silencio en su presencia!



Volví a levantar la vista, y vi delante de mí a un hombre con una cinta de medir en la mano.
 Le pregunté a dónde iba, y me dijo: Voy a medir la ciudad de Jerusalén. Quiero saber cuánto mide de largo y cuánto de ancho. Ese hombre era un ángel, y ya estaba por irse; pero otro ángel vino a su encuentro y le ordenó que me diera este mensaje:

La ciudad de Jerusalén tendrá tanta gente y tanto ganado, que no tendrá murallas. Yo seré para mi ciudad como una muralla de fuego; ¡yo la llenaré de riquezas! Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.

Yo fui quien los dispersó por todas las naciones, pero ahora les ordeno que salgan ya de Babilonia y regresen a Jerusalén; ¡huyan de ese país del norte! Yo soy el Dios de Israel, y les ordeno que así lo hagan.

El Dios todopoderoso me envió a acusar a las naciones que le robaron todo a Jerusalén. Así dice nuestro Dios: Yo castigaré a todas las naciones que le han hecho daño a mi pueblo. Quien le hace daño a mi pueblo también me lo hace a mí. ¡Yo haré que sus propios esclavos les roben todas sus pertenencias!

Cuando esto suceda, esas naciones sabrán que fue el Dios todopoderoso quien me envió a acusarlas. El dijo: ¡Griten de alegría, habitantes de Jerusalén, porque yo viviré entre ustedes! Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.

Cuando llegue ese día, muchas naciones me seguirán. Entonces yo viviré entre ellas, y llegarán a ser también mi pueblo.

Cuando esto suceda, ustedes sabrán que fue el Dios todopoderoso quien me envió a anunciarles su mensaje. Entonces Judá volverá a ser propiedad de nuestro Dios, y Jerusalén volverá a ser su ciudad elegida.

Nuestro Dios ha salido ya de su templo santo; ¡guarden silencio en su presencia!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe renovar su mente, su corazón y vivir apegado a la Palabra de Dios, para que Dios edifique su vida y el hombre aprenda a conocerlo cada día más y  tome la decisión de establecer una relación íntima con el Señor para que el habite en su ser interior, pues sabes, sólo con la presencia del Señor, el hombre puede vencer la adversidad y así pueda avanzar en su crecimiento espiritual.

No obstante, a diario el hombre debe vencer arduas batallas contra el maligno, pero lo esencial, es que el hombre crea en Dios y ponga su confianza en El para que venza estas situaciones difíciles que le ocasionan desánimo,  siendo fundamental que el hombre  entienda que Dios es un Dios amoroso y El cuidará de cada persona que se vuelva a Dios, que le entregue su vida para que sea gobernada por El, y por ende, todo lo que haga le vaya bien.


Con Alta Estima,

miércoles, 17 de septiembre de 2014

…estoy dispuesto a perdonarlos si ustedes me piden perdón…



Yo  soy el profeta Zacarías hijo de Berequías y nieto de Idó. El Dios todopoderoso me habló en el mes de Bul, durante el segundo año del gobierno de Darío, rey de Persia. Me ordenó que les diera este mensaje a los israelitas: Yo estuve muy enojado con los antepasados de ustedes, pero estoy dispuesto a perdonarlos si ustedes me piden perdón. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré. Tiempo atrás, mis profetas hablaron con los antepasados de ustedes y les dijeron que ya no siguieran pecando contra mí. A pesar de eso, ustedes no me hicieron caso; al contrario, me desobedecieron. Yo soy su Dios, y les aseguro que así fue.

Los antiguos profetas que estaban a mi servicio ya han muerto, y también han muerto los antepasados de ustedes. A ellos los castigué, tal y como mis profetas se lo había advertido. Pero ellos volvieron a obedecerme, porque reconocieron que yo los castigué por causa de sus pecados.

Dios volvió a hablarme en un sueño el día veinticuatro del mes de Sebat, también durante el
segundo año del gobierno de rey Darío. Era de noche, y en ese sueño vi un hombre que montaba un caballo de pelo colorado. Ese hombre estaba parado en medio de un valle. El valle estaba lleno de esos arbustos conocidos como mirtos. Detrás de él había otros hombres que montaban caballos de pelo colorado, café y blanco. En mi sueño un ángel hablaba conmigo, así que le pregunté: ¿Podría usted decirme quiénes son estos hombres? Y el ángel me contestó: Ahora te lo voy a decir.

Pero antes de que me lo dijera, el jinete que estaba entre los mirtos me explicó: Dios ha enviado a estos jinetes para que recorran todo el mundo. El ángel se había quedado entre los mirtos. En ese momento los jinetes le informaron: Ya recorrimos toda la tierra, y la hemos encontrado tranquila y
en paz.

Entonces el ángel preguntó: Dios todopoderoso, hace ya setenta años que estás enojado con Jerusalén y con las ciudades de Judá. ¿Cuándo vas a tener compasión de ellas? Dios le respondió con palabras muy amables y tranquilizadoras. Luego el ángel me ordenó que anunciara de parte de Dios el siguiente mensaje: Yo amo mucho a Jerusalén, y amo mucho a mi templo. Y aunque por algún tiempo estuve enojado con mi ciudad, me llena de furia ver a naciones que se sienten muy orgullosos, y que se aprovecharon de mi enojo para hacer sufrir a Jerusalén.

Pero quiero que sepan que reconstruiré mi ciudad, y también mi templo. ¡Le mostraré cuánto la quiero! Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

Todavía el ángel me ordenó que anunciara de parte de Dios este otro mensaje: Volveré a dar prosperidad a todas mis ciudades; mostraré amor por mi templo, y Jerusalén volverá a ser mi ciudad elegida.

Más tarde levanté la vista, y vi cuatro cuernos. Como el ángel seguía a mi lado, le pregunté: Y estos cuernos, ¿qué representan? El ángel me explicó: Estos cuernos representan a los reinos, que con su poder, dispersaron por todas la tierra a la gente de Judá, de Israel y de Jerusalén.

Después Dios me mostró a cuatro herreros. Yo le pregunté: ¿Y qué van a hacer estos herreros? Y él me respondió: Van a llenar de miedo a esos reinos. Les quitarán su poder, por todo lo que le hicieron a Judá.
Sabes, el mirto es una planta arbustiva con flores olorosas pequeñas y blancas, que es símbolo del verdadero amor y expresan la pureza de sentimientos.

Así pues, el hombre puede darse cuenta que Dios le ama mucho, El además de ser todopoderoso es un Dios compasivo y está dispuesto a perdonar al hombre que se arrepiente y le pide perdón.

Por lo tanto, lo importante es que el hombre se vuelva a Dios y le obedezca.

No obstante, Dios espera que el hombre reconstruya su vida en base a su Palabra y la obedezca, y, entonces el hombre volverá a tener prosperidad pues Dios le mostrará su amor y lo restaurará.


Con Alta Estima,

martes, 16 de septiembre de 2014

Todo lo que hacen y todo lo que me ofrecen está contaminado…



El día veintiuno del mes de Etanim, Dios le dio al profeta Hageo este mensaje para Zorababel, Josué y el resto del pueblo: Todavía hay entre ustedes algunos que conocieron mi templo anterior. ¿Qué les parece el templo de ahora? ¿Verdad que es muy poca cosa, si lo comparamos con el primero? Pero yo soy el Dios de Israel y estoy contigo, Zorababel, con Josué y con todo el pueblo; ¡anímense y pongan manos a la obra!

Cuando ustedes salieron de Egipto yo les prometí que los acompañaría; y así ha sido siempre: ¡mi espíritu los acompaña! Por eso, no tengan miedo. Yo soy el Dios de Israel, y dentro de poco tiempo haré temblar el cielo y la tierra; ¡sacudiré el mar y la tierra firme! Haré que tiemblen todas las naciones; haré que me traigan todas sus riquezas para llenar con ellas mi templo, pues la plata y el oro me pertenecen.

La grandeza de este segundo templo será mayor que la del primero, y en él se vivirá en paz. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.

También durante el segundo año del gobierno de Darío, rey de Persia, Dios le ordenó al profeta Hageo que les hiciera unas preguntas a los sacerdotes. Esto sucedió el día veinticuatro del mes de Quisleva. Hageo les hizo estas preguntas: Supongamos que alguien aparta un trozo de carne para presentarlo como ofrenda a Dios. Luego lo pone en su manto para llevarlo al templo. Supongamos también que la capa de esa persona toca sin querer algún otro alimento. ¿Bastará eso para que también ese alimento sea considerado una ofrenda para Dios?

Todos los sacerdotes contestaron: ¡Por supuesto que no! Entonces Hageo les hizo otra pregunta: Supongamos ahora que alguien toca un cadáver, y que por tocarlo se contamina y ya no puede adorar a Dios. Si esa persona algún alimento, ¿acaso también ese alimento se contamina y tampoco sirve para adorar a Dios?

Todos los sacerdotes contestaron: ¡Por supuesto que sí! Entonces Hageo les dijo: Ahora escuchen que nuestro Dios les dice: Algo parecido lo que nuestro Dios les dice: Algo parecido pasa con ustedes. Todo lo que hacen y todo lo que me ofrecen está contaminado y no me agrada. Ahora pónganse a pensar en lo que les pasaba antes de que comenzaran a reconstruir mi templo. Antes de eso, ustedes esperaban cosechar veinte sacos de trigo y cosechaban solamente diez: esperaban que sus viñas dieran cincuenta barriles de vino y daban solamente veinte. Esto les sucedía porque yo enviaba plagas y granizo para destruir el fruto de su trabajo. A pesar de todo, ustedes no quisieron obedecerme. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue.

Pero hoy, que es el veinticuatro de Quislev, ustedes han puesto los cimientos de mi templo. Presten mucha atención, porque a partir de hoy todo será diferente. Ustedes todavía no tienen trigo en sus graneros, ni hay uvas en sus viñas, ni frutos en sus árboles, pero a partir de hoy voy a bendecirlos.

Ese mismo día, Dios le dio al profeta Hageo este mensaje: Zorobabel es el gobernador de Judá, pero ve a decirle de mi parte que yo voy a hacer temblar el cielo y la tierra. Voy a acabar con el poder de los reyes, pondré fin a su reinado, destruiré sus carros de guerra y sus caballos, y los jinetes se matarán unos a otros. Pero yo he elegido a Zorobabel, y cuando llegue ese día lo tomaré y le daré toda mi autoridad. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe entender que debe poner su confianza en Dios y el espíritu de Dios le acompañará en todo lo que haga, pues es una promesa del Señor y El siempre cumple lo que ha prometido.

No obstante, el hombre al estar asido de la mano de Dios podrá experimentar su grandeza, pero es esencial que el hombre a través de su conducta se muestra a Dios como una ofrenda grata a El pues el hombre debe ofrecer a Dios su ser, su esencia, como un suave aroma, con un corazón limpio, una mente renovada y por ende, una buena actitud en todo momento pues su vida está siendo dirigida por El, a través del mensaje de su Palabra.

Por lo tanto, el tiempo apremia, pues el hombre está viviendo tiempos difíciles, por lo que debe construir su vida bajo un cimiente firme, el único fundamento que es verdad : J e s u c r i s to.


Con Alta Estima,

sábado, 13 de septiembre de 2014

Quiero que piensen seriamente en lo que están haciendo…



Dios le dio al profeta Hageo un mensaje para Zorobabel hijo de Salatiel y para Josué hijo de Salatiel
y para Josué hijo de Josadac. Esto sucedió el primer día del mes de Elul, durante el segundo año del gobierno de Darío, rey de Persia. En aquel tiempo el gobernador de Judá era Zorababel, y el jefe principal de los sacerdotes se llamaba Josué.

Dios le dijo a Hageo: Yo soy el Dios de Israel. Ustedes dicen que aún no es tiempo de reconstruir mi templo, pero viven en lujosas casas mientras mi templo está en ruinas!

Yo soy el Dios de Israel, y quiero que piensen seriamente en lo que están haciendo. Ustedes siembran mucho y cosechan poco, comen y no calman su hambre, beben y no calman su sed, se abrigan y siguen teniendo frío, y el sueldo que les pagan no les alcanza para nada.

Yo soy el Dios de Israel, y quiero que piensen seriamente en lo que están haciendo. Ustedes esperan grandes ganancias, pero es muy poco lo que han logrado; lo que guardan en su casa, lo destruí en un instante. ¿y saben por qué lo hice? ¡Pues porque mi templo está en ruinas mientras que ustedes sólo piensan en arreglar sus propias casas! Por eso no he dejado que llueva sobre los campos y sobre los montes; por eso se han perdido sus cosechas de trigo, de uvas y de aceitunas; ¡por eso sufren hombres y animales!

Yo soy el Dios de Israel. Si quieren verme contento, y quieren ver mi grandeza, vayan a las montañas y traigan madera; ¡reconstruyan mi templo!

Cuando Zorababel y Josúe oyeron el mensaje que Dios les envió por medio de Hageo, tanto ellos como el resto del pueblo sintieron mucho miedo. Pero el profeta Hageo los tranquilizó. Les aseguró que Dios les daría su apoyo. Así fue como el Dios todopoderoso puso en ellos el deseo de reconstruir su templo. Veinticuatro días después Zorobabel, Josué y el resto del pueblo comenzaron a reconstruirlo.

Aquí puedes darte cuenta, que es tiempo de que el hombre construya su vida, que su fundamento sea el Señor Jesucristo, pues El es el único camino que lleva a Dios.

No obstante, lo esencial es que el hombre reflexione y piense si lo que hace es lo correcto, pues lo importante es que el hombre cambie de manera de vivir, renueve su mente para que el Espíritu de Dios more en su vida.

Así pues, es esencial que el hombre limpie su corazón para que su vida sea reconstruida, que sea agradable a Dios.


Con Alta Estima,

viernes, 12 de septiembre de 2014

Vivirán en paz y sin ningún temor…



¡Qué mal te va a ir, Jerusalén! Eres una ciudad desobediente, y maltratas a los demás. ¡Estás llena de pecado! No aceptas consejos de nadie, ni permites que se te corrija; no me buscas ni confías en mí.

Tus jefes más importantes parecen leones feroces; tus gobernantes parecen lobos, que atacan por la noche y no dejan nada para la mañana. Tus profetas son orgullosos, y no se puede confiar en ellos; tus sacerdotes ofenden mi santuario y no obedecen mis mandamientos. ¡Esos malvados no tienen vergüenza!

Yo estoy en ti, Jerusalén, para hacerte bien, no para hacerte daño. Todos los días te trato con justicia. Yo he destruido naciones, y he derribado sus torres; ya no hay nadie que camine por sus calles solitarias; sus ciudades están desiertas, pues no queda un solo habitante.

Todo esto lo hice por ti, Jerusalén: Pensé que así me obedecerías y no tendría que castigarte. Pero tus habitantes se dieron prisa para cometer toda clase de maldad. Y ahora, como han actuado así, ya se acerca el día en que vendré a castigarlos. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré. Ya he decidido reunir a las naciones para castigarlas con toda mi furia. Cuando me enojo, soy como el fuego; ¡Voy a quemar toda la tierra!

Cuando llegue ese día, haré que todos los pueblos hablen un lenguaje limpio de toda maldad, para que juntos me adoren y puedan pronunciar mi nombre. Entonces la gente que me adora, y que ahora anda en otros países, vendrá a presentarme ofrendas desde el país de Etiopía.

Tú, Jerusalén, has sigo muy rebelde; pero no volverás a quedar en vergüenza. Viene el día en que expulsaré de ti a los que se creen muy importantes. En ti no habrá lugar para los orgullosos. En tus calles sólo habrá gente humilde y sencilla, que pondrá en mí su confianza. Los pocos israelitas que hayan quedado con vida no cometerán ninguna maldad; no mentirán ni engañarán a nadie, sino que vivirán en paz y sin ningún temor.

Yo, Sofonías, les digo: ¡Canten de alegría, israelitas! ¡Alégrense, habitantes de Jerusalén! No tienen nada que temer, porque Dios, el rey de Israel, no volverá a castigarlos; ha expulsado a sus enemigos, y va a vivir en medio de ustedes. En ese día se dirá: No tengas miedo, Jerusalén, ni pierdas el ánimo, pues tu Dios está contigo y con su poder te salvará. Aunque no necesita de palabras para demostrarte que te ama, con cantos de alegría te expresará la felicidad que le haces sentir, como en un día de fiesta.

Dios promete poner fin a la desgracia que ahora sufren y a la vergüenza que ahora sienten. Este es su mensaje: Cuando llegue ese día, ayudaré a los indefensos y castigaré a quienes los maltratan. Yo haré que cambie la suerte de los que ahora andas dispersos, y los haré volver a su tierra. ¡Esto lo verán ustedes mismos!

Si antes los ofendían, ahora sólo hablarán bien de ustedes, y la fama de ustedes llegará a todos los países de la tierra. Yo, el Dios de Israel, juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre tiende a ser rebelde, se deja llevar por sus malos deseos y a veces no reflexiona sobre si su conducta es la correcta ni toma consejos de la Palabra de Dios que transmite sabiduría para que sea practicada en el diario vivir.

No obstante, el tiempo se acerca y el hombre debe conducirse apegado a los mandatos de Dios, pues la desobediencia sólo lo lleva a la autodestrucción, pero sabes, lo importante es que el hombre deje de hacer lo malo y tome la decisión voluntaria de buscar a Dios, pues sólo creyendo en El, el hombre podrá ser restaurado y a través  de su Palabra edificará su vida  con un corazón limpio, sin temor pues su confianza está puesta en Dios.

Por lo tanto, es imprescindible que el hombre se arrepienta verdaderamente y cambie su manera de pensar, que con humildad y sencillez muestre su arrepentimiento de tanta transgresión que ofende a Dios para que El pueda habitar en ese corazón contrito, lleno de gozo y alejado de la maldad.


Con Alta Estima,

jueves, 11 de septiembre de 2014

…Y aun las naciones más lejanas me reconocerán como su Dios.


Entonces Yo, Sofonías, dije: Pueblo de Judá, ¡ustedes no tienen vergüenza! Pero vengan y preséntense ante Dios antes de que llegue el día en que él los arrastre como paja; antes de que los alcance y caiga sobre ustedes toda la furia de nuestro Dios.

Y ustedes, los humildes, que obedecen a nuestro Dios, búsquenlo y procuren ser justos; tal vez así podrán salvarse el día en que Dios nos castigue.

Las ciudades de Gaza y Ascalón quedarán en ruina y sin habitantes; los que viven en Asdod y Ecrón serán arrojados de sus ciudades a plena luz del día.

¡Qué mal les va a ir a ustedes, filisteos, habitantes de Creta que viven a la orilla del mar! ¡Dios ha decidido destruirlos y dejar su país sin habitantes, como antes lo hizo con Canaán! ¡Todas sus costas se convertirán en campos para alimentar ovejas!

Cuando nuestro Dios permita que vuelvan los sobrevivientes de Judá, del país adonde los llevaron presos, él mismo los llevará a la costa, para que alimenten a sus rebaños. Ellos pasarán la noche en las casas abandonadas de la ciudad de Ascalón.

Así dice el Dios de Israel: Los de Moab y los de Amón han insultado a mi pueblo y se han adueñado de su territorio, pero yo haré que esos dos pueblos se queden completamente desiertos; se volverán campos de espinos, se volverán pozos de sal, como Sodoma y Gomorra. Los pocos sobrevivientes de Judá les quitarán todas sus riquezas y se adueñarán de su territorio. ¡Yo les daré su merecido por haberse burlado de mi pueblo y por haber invadido su tierra! Cuando yo destruya por completo a los dioses de este mundo, todos temblarán de miedo ante mí, y aun las naciones más lejanas me reconocerán como su Dios. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.

¡A ustedes, pueblo de Etiopía, yo los mataré con mi espada! Dios continuó diciendo: Atacaré y destruiré a los asirios; ¡convertiré a Nínive, su ciudad capital, en un montón de ruinas! La madera de sus casas quedará al descubierto, y allí descansarán ovejas y toda clase de animales. En las vigas y en las ventanas anidarán búhos y erizos, y sus puertas parecerán basureros.

¡Así quedará esta ciudad orgullosa, que se sentía muy segura! ¡Así quedará la ciudad que se creía incomparable! ¡Quedará hecha un montón de ruinas, un refugio de animales salvajes! Los que la vean destruida se alegrarán y se burlarán de ella.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre no es sincero consigo mismo  y, por consecuencia no lo es con Dios pues vive alejado de El, pero sabes es tiempo que el hombre busque a Dios, que lo reconozca como su único Dios y establezca una relación personal con El para que sea lleno de su presencia, pues sólo asido de la mano de Dios siente seguridad.

No obstante, lo importante es que el hombre no tome a la ligera las enseñanzas de Dios sino más bien que obedezca sus mandatos, que aprenda a ser justo y humilde, desarrollando un alto nivel de conciencia, pues el orgullo sólo hace crecer la vanidad del hombre, más no adquiere el conocimiento de Dios que es lo que le da sabiduría.

Con Alta Estima,

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Voy a destruir a los que se han apartado de mí…



Yo soy Sofonías hijo de Cusí. Mi padre era descendiente de Guedalías, Amarías y Ezequías. Dios me dio este mensaje cuando Josías hijo de Amón era rey de Judá. Nuestro Dios dice: Voy a destruir por
completo todo lo que hay sobre la tierra. Destruiré a la humanidad entera, y también a los animales, a las aves y a los peces. ¡Voy a hacer que tropiecen  los malvados! Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.

Castigaré a los habitantes de Judá; quitaré de Jerusalén a los ídolos; quitaré a sus sacerdotes, a los que adoran a las estrellas en los techos de sus casas, y a los que me adoran a mí, pero también adoran al dios Milcom. Y voy a destruir igualmente a los que se han apartado de mí y jamás buscan mis consejos.

¡Silencio! ¡Ya se acerca el día del castigo! ¡Todo está preparado! ¡Los invitados ya están aquí! ¡Voy a destruir a mi pueblo! Ese día castigaré a los hijos del rey, a los jefes principales y a los que siguen el mal ejemplo de los que no creen en mí. Ese día castigaré también a los que adoran a otros dioses y llenan los templos de esos dioses con riquezas conseguidas mediante el engaño y la violencia.

Ese día gritarán pidiendo ayuda desde la Puerta de los Pescados; un gran clamor se escuchará desde el Segundo Barrio y desde las colinas. ¡Griten también ustedes vecinos del Barrio del Mortero! ¡Ese día morirán los comerciantes y los que cambian dinero!

Cuando llegue ese día, tomaré una lámpara y buscaré en la ciudad de Jerusalén a los que viven tranquilos; cuando los encuentre, los castigaré. Se parecen al vino que se pone a reposar, y hasta se atreven a decir: ¡Dios no hace nada bueno, pero tampoco hace nada malo! Construyeron casas, pero no habitarán en ellas; cultivaron viñas, pero no beberán el vino; ¡sus riquezas les serán quitadas, y sus casas serán destruidas!

¡Ya se acerca el gran día en que vendré a castigarlos! ¡Se acerca con gran rapidez! ¡Ese día se oirán gritos tan horribles que hasta los más valientes llorarán! Será un día de gran enojo, un día de aflicción y angustia, un día de completa destrucción, un día de grandes nubarrones, un día de profunda oscuridad. Entre gritos y toques de trompeta, ese día se dará la orden de ataque contra las ciudades amuralladas y contra sus altas torres.

Todos han pecado contra mí. Por eso haré que se angustien y que caminen como ciegos. Su sangre se esparcirá como el polvo, y sus cuerpos se volverán estiércol. El día que yo me enoje, le prenderé fuego a la tierra. No habrá nada que los salve; ¡ni siquiera su oro y su plata! ¡En un instante serán destruidos todos los que habitan este mundo!

Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el hombre crea en Dios, que viva apegado a su Palabra para que no tropiece y haga lo malo.

No obstante, el hombre debe construir su vida con cimientos sólidos teniendo como fundamento las enseñanzas del Señor Jesucristo, ya que su Palabra fortalecerá al hombre de manera que no se aparte del camino correcto para que sea lámpara a otros.

Por tanto, el tiempo se acerca, y es prioridad que el hombre esté preparado en el conocimiento de Dios, que obedezca sus mandatos, para que construya su vida en una escala de valores de alto nivel en el que la integridad sea  el eje  que mueve al hombre a hacer lo bueno y logre un camino de trascendencia espiritual.


Con Alta Estima,

martes, 9 de septiembre de 2014

Tú me das nuevas fuerzas…



Yo, el profeta Habacuc, compuse esta oración para acompañarla con una melodía especial. ¡Dios mío, yo sé bien todo lo que has hecho, y por eso tiemblo en tu presencia! Déjanos ver en nuestros días tus grandes hechos de otros tiempos; si te enojas con nosotros, no dejes de tenernos compasión.

Tú eres nuestro santo Dios, vienes de la región de Temán, vienes del monte Parán. Tu grandeza ilumina los cielos; la tierra entera te alaba. Un gran resplandor te rodea; de tus manos brotan rayos de luz y dejan ver tu poder escondido. Plagas terribles anuncian tu llegada; vas dejando en el camino graves enfermedades.

Cuando tú te detienes, la tierra se pone a temblar; cuando miras a las naciones, todas ellas se llenan de miedo; los cerros se desmoronan, las antiguas montañas se derrumban; ¡hasta he visto temblar de miedo a la gente de Cusán y de Madián, porque tú has vuelto a actuar!

Dios nuestro, ¿por qué te decidiste a montar en tu carro de combate? ¿Será porque te enojaste con los dioses Río y Mar? Con tus flechas heriste la tierra, y esas heridas son los ríos. Cuando las montañas te vieron, temblaron de miedo, las nubes dejaron caer su lluvia y el mar rugió con furia; ¡sus grandes olas se elevaron al cielo! Cuando lanzaste tus brillantes rayos, el sol y la luna se detuvieron.

Pero te enojaste y recorriste la tierra; en tu enojo aplastaste naciones. Saliste a rescatar a tu pueblo, y al rey que tú elegiste. Destrozaste al jefe de esos malvados, y acabaste por completo con su reino.

Sus orgullosos jinetes nos atacaron con la furia de una tempestad; querían dispersarnos y destruirnos, pues no podíamos defendernos. ¡Pero tú los mataste con sus propias flechas! Montaste en tu caballo y marchaste sobre el agitado mar.

Cuando escucho todo esto, me tiemblan los labios y todo el cuerpo; siento que mis huesos se desmoronan, y que el suelo se hunde bajo mis pies. Pero yo espero con paciencia el día en que castigarás a los que ahora nos atacan.

Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas ni aceitunas los olivos; aunque no hay en nuestros campos nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador.

Dios mío, tú me das nuevas fuerzas; me das la rapidez de un venado, y me pones en lugares altos.

Aquí puedes darte cuenta que al hombre Dios le dio libre albedrío, por tanto es una decisión personal y prioritaria que el hombre acepte a Jesucristo en su vida, pero es fundamental que el hombre crea en El y a pesar de que afronte situaciones adversas, con  tramos escabrosos, con la confianza depositada en Dios, El Señor le da certeza de que cumple sus promesas.

Por lo tanto,  es esencial que el hombre permanezca firme en sus convicciones para que reconozca a Dios como su salvador, y entonces El renovará sus fuerzas y por ende, verá la grandeza de Dios.


Con Alta Estima,

lunes, 8 de septiembre de 2014

Vivirán porque confían en mí…



Ya te he presentado mi queja, y ahora voy a estar muy atento, voy a esperar tu respuesta. Y Dios me respondió: Voy a darte a conocer lo que está por suceder. Escríbelo en unas tablas, para que se lea de corrido. Tardará un poco en cumplirse, pero tú no te desesperes; aún no ha llegado la hora de que todo esto se cumpla, pero puedo asegurarte que se cumplirá sin falta.

Esos babilonios son muy orgullosos, pero ustedes, que son humildes, vivirán porque confían en mí. Dos babilonios son orgullosos, son traicioneros como el vino; su hambre de poder los hace conquistar naciones y pueblos enteros. Son como la muerte, que siempre quiere más; son como la tumba, que nunca está satisfecha. Pero un día serán humillados. Las naciones se burlarán de ellos y les cantarán esta canción: ¡Que mal te va a ir Babilonia!¡Te hiciste rica con lo ajeno! ¿Cuándo vas a dejar de robar?

El día que menos lo esperes, tus víctimas se vengarán de ti; te harán temblar de miedo y te quitarán todo lo que tienes. Tú les robaste a muchas naciones, pero otras naciones te robarán a ti. Así pagarás todos tus crímenes, tu violencia con nuestro país, contra nuestras ciudades y sus habitantes.

¡Qué mal te va a ir Babilonia! Hiciste ricos a los tuyos mediante el robo y el engaño. Creíste que así los librarías de caer en la desgracia, pero lo único que hiciste fue ponerlos en vergüenza. Quisiste acabar con muchos pueblos, y tú misma te hiciste el daño. ¡Las paredes de las ciudades son testigos de tu maldad!

¡Qué mal te va a ir Babilonia! ¡Has construidos tus ciudades mediante el crimen y la violencia! Pero yo soy el Dios de Israel, y de nada va a servirte todo lo que has hecho; yo lo quemaré por completo. Y así como el agua llena los mares, también la tierra se llenará de gente que reconocerá mi poder.

¡Qué mal te va a ir Babilonia! Humillaste a las naciones vecinas y las dejaste en vergüenza; pero yo te humillaré a ti, pues no mereces ninguna alabanza; yo te dejaré en vergüenza; tu orgullo se volverá humillación.

La violencia con que trataste a los animales del monte Líbano se volverá en contra tuya; así pagarás por todos tus crímenes, por tu violencia contra nuestro país, contra nuestras ciudades y sus habitantes.

¡Qué mal te va a ir, Babilonia! ¿Cómo puedes confiar en dioses falsos? ¿Cómo puedes pedirles te ayuden? Son ídolos de madera, son figuras de piedra que tú mismo te has hecho, pero que no valen nada. Son simples figuras de metal recubiertas de oro y plata, que no son capaces ni de hablar; ¡simplemente, no tienen vida! Pero yo estoy en mi santo templo; ¡ante mí debe callar toda la tierra!

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre actúe con humildad y ponga su confianza en  Dios, pues el orgullo impide su crecimiento espiritual, ya que sólo piensa en adquirir riquezas, pues son cosas vanas que no son eternas y vive alejado de Dios porque su tiempo es absorbido por tanto afán que lo separa de El. Por lo tanto, es importante que el hombre esté preparado, que se empape del conocimiento de Dios, que le reconozca como su Señor y único Dios, que lea y escudriñe su Palabra para que su vida sea edificada con integridad, alejada de practicar  el crimen, la violencia, el engaño que le impide seguir avanzando.

No obstante, el tiempo apremia, el hombre debe volverse a Dios, ¡es prioridad! Que el hombre busque a Dios y haga cambios en su vida, que renueve sus pensamientos y su mente, que se aleje de lo superfluo, que deje de adorar dioses falsos, hechos de madera, de piedra y cubiertos de oro y de metal que no tienen vida, no pueden hablar y por ende, no pueden responder a sus peticiones.

Sabes, ¡Lo esencial, es que el hombre confíe y viva en el orden de Dios para que esté bajo su cobertura!.


Con Alta Estima,

sábado, 6 de septiembre de 2014

Siempre has existido…


Yo soy el profeta Habacuc. Dios me encargó dar este mensaje a su pueblo. Dios mío, a gritos te pido que me ayudes, pero tú no me escuchas; ¿cuándo vas a hacerme caso? Te he rogado que acabes con la violencia, pero tú no haces nada. ¿Por qué me obligas a ver tanta violencia e injusticia?

Por todas partes veo sólo pleitos y peleas; por todas partes veo sólo violencia y destrucción. Nadie obedece tus mandamientos, nadie es justo con nadie. Los malvados maltratan a los buenos, y por todas partes hay injusticia.

Dios respondió: Fíjense en las naciones. Miren lo que sucede entre ellas. Lo que pronto van a ver los dejará con la boca abierta. Si alguien les contara esto, ustedes no podrían creerlo. Voy a hacer que los babilonios se dispongan a atacarlos. Son un pueblo muy cruel, y recorren el mundo para adueñarse de tierras ajenas. Para ellos sólo vale su ley y sólo importa su honor; ¡son un pueblo terrible!

Sus caballos y sus jinetes vienen galopando desde muy lejos; son más veloces que los leopardos y más feroces que los lobos nocturnos; se lanzan sobre sus enemigos como el águila sobre su presa. A su paso lo destruyen todo; a su paso siembran el terror, y los prisioneros que toman son tantos como la arena del mar.

Se ríen de reyes y gobernantes, se burlan de sus murallas , y construyen rampas de arena para conquistar sus ciudades. Son como un viento violento que llega, golpea y se va; pero son culpables de un gran pecado: no tienen más dios que su fuerza.

Yo, Habacuc, digo: Dios de Israel, tú eres un Dios santo; siempre has existido, y no nos dejarás morir porque eres nuestro refugio; sé que usarás a Babilonia sólo para castigar a tu pueblo.
Tú no soportas la maldad, ni aceptas el pecado. No te quedes callado ni permitas que los malvados maten a quienes somos buenos.

Tú nos tratas como si fuéramos simples peces del mar; como si fuéramos reptiles, que no tienen quién los dirija. Por eso los babilonios nos atrapan fácilmente, como se atrapan los peces con el anzuelo o con la red. ¡Eso les encanta!

Por eso los babilonios han hecho de sus armas un dios y les rinden culto. Gracias a ellas se han hecho muy ricos. ¡No permitas que los babilonios nos sigan matando sin compasión!

Aquí puedes darte cuenta que Dios es luz pero el hombre vive en la oscuridad, las tinieblas  predominan en su vida y en cuanto a sus actitudes engendran violencia, injusticia, pleitos y peleas, pues el respeto no existe entre unos y otros, sino más bien se destruyen pues el maligno está al acecho del hombre para contaminar su ser interior.

Por tanto, es necesario que el hombre se vuelva a Dios, que obedezca sus mandamientos pues sólo asido de la mano de Dios puede vencer la adversidad pues es una lucha constante contra el enemigo.


Con Alta Estima,

viernes, 5 de septiembre de 2014

Y ya nadie podrá sanarte…



Así dice nuestro Dios: ¡Pobrecita de ti, capital de Asiria! ¡Estás llena de asesinos, de mentirosos y ladrones que no se cansan de robar! ¡Ya se escuchan los látigos y el estruendo de las ruedas! ¡Ya se oye el galopar de los caballos y el ruido de los carros de guerra! ¡Ya ataca la caballería, y deslumbran las espadas y las lanzas! ¡No es posible contar los heridos ni saber cuántos son los muertos! ¡Los cadáveres se amontan! ¡La gente tropieza con ellos!

Asiria, esto te ha pasado por engañar a los pueblos. Las naciones se enamoraron de tus dioses y brujerías, y entraron en tratos contigo. Pero yo estoy en contra tuya, y haré que las naciones y reinos se den cuenta de lo que en verdad eres. Voy a embarrarte de excremento, y quedarás en vergüenza. Todos los que te vean se alejarán de ti, diciendo: ¡Asiria estás destruida! ¿Habrá alguien que la consuele? ¿Habrá quién le tenga compasión? Yo soy el Dios de Israel, y juro que así lo haré.

Nínive, capital de Asiria, que tú no eres mejor que Tebas. A esa ciudad la protegía el río Nilo. La protección que le brindaban Etiopía, Egipto, Fut y Libia aumentaba su poder. Pero Tebas fue conquistada. A sus pobres niños los estrellaron contra el suelo. A la gente importante se la repartieron en sorteo, y a sus jefes se los llevaron a un país lejano.

También tú, Asiria, te quedarás tambaleando como si estuvieras borracha. Tratarás de esconderte de tus enemigos, pero no lo conseguirás. Tus murallas se caerán; serán como higueras cargadas de higos maduros, que si alguien las sacude, sus higos caen al suelo y la gente se los come.

El fuego ha quemado tus portones, y el enemigo ya está por entrar; por eso tus soldados se acobardan. Aunque guardes mucha agua para resistir el ataque, de nada te servirá. Aunque hagas muchos ladrillos para reforzar tus murallas, morirás quemada por el fuego y destrozada por la guerra; el enemigo acabará contigo como una plaga de saltamontes. De nada te servirán tu fuerza militar y tus muchos soldados.

Tus comerciantes y tus generales son tantos como las estrellas del cielo, ¡pero en cuanto ven el peligro huyen como saltamontes! Todos conocemos a estos insectos: en cuanto cambian de piel, vuelan; en un día frío se paran a calentarse; pero en cuanto sale el sol emprender vuelo y desparecen.

Rey de Asiria, tú hiciste sufrir a muchas naciones. Pero ahora van a morir tus generales y tus jefes principales. Tu ejército andará perdido por los montes, y no habrá quien pueda reunirlo. Tú estás herido de muerte, y ya nadie podrá sanarte. Todos los que oyen la noticia aplauden de alegría.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre no se aparta de la maldad, vive engañado, como mentiroso, por lo que es importante que el hombre sea zarandeado para que reaccione y cambie de actitud, que se apegue a la Palabra de Dios y su vida sea transformada.

Por lo tanto, es esencial que el hombre huya del peligro, que ponga su vida en las manos de Dios para que no vuelva a tropezar, pues sólo asido de su mano puede mantenerse firme en sus convicciones y resistir lo adverso.

Así pues, el tiempo apremia y el hombre debe caminar aprisa en busca del camino correcto, que se vuelva a Dios, con una actitud humilde pida perdón por sus pecados para ser restaurado, y entonces podrá ser sanado.

Con alta Estima,


jueves, 4 de septiembre de 2014

Vigila el camino…



Habitantes de Asiria, ustedes atacaron a mi pueblo; lo dejaron cómo a un arbusto con las ramas rotas, pero Dios le devolverá su grandeza al reino de Israel. ¡Prepárate, Asiria, tu destructor ya va en camino! ¡Reúne a tu ejército! ¡Pon guardias en tus murallas! ¡Vigila el camino y prepara tus armas!

¡Ya llega tu enemigo! Viene agitando sus lanzas; sus soldados visten de rojo, y del mismo color son sus escudos; sus carros son veloces como el rayo y brillantes como el relámpago; ya están listos para la batalla, y recorren calles y plazas.

Los generales dan órdenes, y los soldados corren a cumplirlas; ya colocan las torres para el asalto, pero caen al trepar por las murallas.

¡Asiria, tus enemigos derriban las puertas de tu ciudad capital! Los soldados llenan la ciudad y en el palacio todos tiemblan de miedo. Toman presa a la reina, y junto con sus sirvientas se la llevan a otro país. ¡Todas ellas gimen y lloran de dolor!

Tus habitantes huyen de la ciudad; ¡son como el agua que se escapa de un estanque roto! El enemigo intenta detenerlos, pero sin éxito alguno. Los soldados enemigos gritan: Tomemos el oro y la plata; ¡son tantas las riquezas de Asiria que parecen no tener fin!

¡Asiria, tu capital ha quedado destruida, arruinada y con poca gente; los que quedaron tiemblan de miedo, las fuerzas los abandonan, y el terror los deja pálidos.

Asiria parecía un león feroz: mataba y despedazaba a sus enemigos, luego tomaba sus riquezas y las repartía entre su gente. Nadie invadía su territorio. ¿Pero dónde está ahora su poder? ¿Dónde están sus feroces soldados?

Así dice nuestro Dios: Asiria, yo estoy contra ti.  Voy a matar a todos tus habitantes. Pondré fin a todos tus robos, y no volverán a escucharse las amenazas de tus mensajeros. Yo soy el Dios de Israel, y te juro que así lo haré.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe estar ¡Alerta! Siempre vigilante  pues lo importante es que el hombre esté preparado en el conocimiento de Dios para que pueda vencer la adversidad.

No obstante, el hombre debe estar despierto y atento para escuchar la voz audible de Dios, El desea que todo hombre oiga su mensaje pero sabes, sólo Dios envía a sus mensajeros.

Por lo tanto, el hombre debe vigilar su camino y prepararse en sus enseñanzas a través de su Palabra para que guarde su fortaleza y adquiera discernimiento del bien y del mal y  pueda vencer las tribulaciones.


Con Alta Estima,

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Nuestro Dios exige que le seamos fieles…



Yo soy Nahúm de Elcós. En un sueño Dios me habló acerca de Nínive, éste es el mensaje que escribí contra esa ciudad: Nuestro Dios exige que le seamos fieles. Cuando se enoja, toma venganza de sus enemigos y de sus contrarios.

Nuestro Dios es muy poderoso y siempre castiga a quien lo merece, pero también es un Dios paciente, y no se enoja con facilidad.

Nuestro Dios camina entre las tormentas; las nubes son el polvo que levanta. Si reprende al mar y a los ríos, estos se quedan secos por completo y se marchitan las flores del Líbano, los campos de Basán y el monte Carmelo.

En presencia de nuestro Dios tiemblan la tierra y sus habitantes, y los cerros y las montañas se sacuden. Cuando nuestro Dios se enoja, las piedras se hacen polvo, como si las partiera un rayo; cuando nuestro Dios se enoja, nadie puede mantenerse firme.

Nuestro Dios es bondadoso y cuida de los que en él confían. En momentos de angustia, él nos brinda protección. Pero también destruye a sus enemigos; los arrastra como un río desbordado, ¡los persigue hasta en la oscuridad!

Ustedes, habitantes de Nínive, ¿por qué hacen planes malvados? Hay entre ustedes un consejero malvado, que hace planes contra nuestro Dios, pero Dios acabará con ustedes; los destruirá por completo, y no les dará otra oportunidad; les prenderá fuego, como a la paja, como si fueran un montón de espinas.

Nuestro Dios ha dicho: Asiria es un país poderoso, pero yo lo voy a destruir. Destruiré su templo, sus ídolos y sus imágenes, y todos se olvidarán de él. Dejaré ese país en ruinas, pues sólo merece mi desprecio.

Y aunque a ti, pueblo de Judá, te hice sufrir al principio, ya no te haré sufrir más. Al contrario, te pondré en libertad y no volverás a ser esclavo.

Miren, habitantes de Judá: ¡ya vienen sobre los montes los que traen buenas noticias! ¡Ya es tiempo de que hagan fiesta y de que me cumplan sus promesas! Porque yo destruiré a esos malvados, y nunca más los volverán a atacar.

Aquí puedes darte cuenta que Dios es todopoderoso y El conoce el corazón de cada persona y aunque no se enoja fácilmente El castiga a quien se lo merece, y aunque el hombre pasa pruebas difíciles, momentos de angustia pero Dios le brinda protección.

No obstante, Dios es tan bondadoso que El da oportunidad al hombre para que cambie su manera de vivir, aunque sabes, esta es una decisión voluntaria que cada persona debe tomar, reconocer sus pecados y arrepentirse y entonces, Dios le dará libertad.

Por lo tanto, es fundamental  que el hombre ponga su confianza en Dios, que cumpla sus promesas y El le cuidará.


Con Alta Estima,

martes, 2 de septiembre de 2014

Déjanos disfrutar de tu amor y fidelidad…



Yo, Míqueas, soy un miserable, y quisiera calmar mi apetito. Ando en busca de uvas o higos, pero no encuentro nada que comer; ya todo lo han cosechado.

Ya no hay en este mundo gente y que ame a Dios, unos a otros se hacen daño. Sólo esperan el momento de matarse unos a otros.

Los gobernantes y los jueces exigen dinero para favorecer a los ricos. Los poderosos dicen lo que quieren y siempre actúan con falsedad. ¡Son unos maestros para hacer lo malo! ¡El más bueno y honrado de ellos es peor que una mata de espinos! Pero ya está cerca el día en que Dios los castigará, tal como lo anunciaron los profetas. ¡Ese día no sabrán qué hacer!

Por eso, no confíen en nadie ni crean en lo que otros les digan. Tengan cuidado de lo que hablan, porque los hijos y las hijas no respetan a sus padres, las nueras desprecian a sus suegras, y nuestros peores enemigos los tenemos en la familia. ¡Por eso no confíen en nadie, ni en su propia esposa!

Yo, por mi parte, pondré mi confianza en Dios. El es mi salvador, y sé que habrá de escucharme.

Los israelitas dijeron: Babilonia, nación enemiga, no te alegres de vernos en desgracia. Fuimos derrotados, pero volveremos a levantarnos; ahora estamos en graves problemas, pero el Dios de Israel nos salvará.

Es verdad que pecamos contra Dios; por eso soportamos su castigo. Pero un día habrá de juzgarnos, y entonces nos hará justicia y nos hará gozar de su salvación.

Babilonia, enemiga nuestra, tú preguntabas por nuestro Dios; ¡pues vas a quedar en vergüenza cuando veas lo que hará por nosotros! ¡Ya nos alegraremos al verte pisoteada como el barro de las calles!

Jerusalén, ya está cerca el día en que tus muros serán reconstruidos y tu territorio será extendido. Ya está cerca el día en que tus muros serán reconstruidos y tu territorio será extendido. Ya está cerca el día en que vendrán a visitarte pueblos de todas partes: vendrán de Asiria y de Egipto, el río Nilo y del río Eufrates , de un mar a otro mar, de una montaña a otra montaña; porque el territorio de esos países quedará hecho un desierto por los pecados de sus habitantes.

Dios nuestro, cuida de tu pueblo; cuida de este rebaño tuyo. Aunque vivimos en tierras fértiles parecemos ovejas perdidas en el bosque. Tú eres nuestro pastor, ven y ayúdanos como lo hiciste en otros tiempos. Aliméntanos con lo mejor que nos ofrecen las regiones de Basán y de Galaad.

Muéstranos tus grandes acciones, como cuando nos sacaste de Egipto. ¡Haz que las naciones poderosas las vean y se queden asombradas! ¡Haz que de la sorpresa no sepan qué hacer ni qué decir!

Dios nuestro, ¡obliga a esas naciones a arrastrarse por el suelo, como lo hacen las serpientes! ¡Obliga a esos pueblos a salir de sus refugios, para que llenos de miedo se humillen ante ti!

No hay otro Dios como tú. Somos pocos los que quedamos con vida. Tú perdonas nuestra maldad y olvidas nuestro pecado. Tan grande es tu amor por nosotros que tu enojo no dura para siempre. ¡Vuelve a compadecerte de nosotros, y arroja todos nuestros pecados a lo más profundo del mar! Déjanos disfrutar de tu amor y fidelidad, porque así lo prometiste  a Abraham, a Jacob, y a todos nuestros antepasados.

Aquí puedes darte cuenta que es tiempo que el hombre despierte y busque a Dios, que lo acepte en su corazón para que el habite en su ser interior pero es necesario que reflexione y se arrepienta verdaderamente, pues es una decisión voluntaria que cada persona debe tomar para que Dios le libere de sus pecados pues sabes, Dios es un Dios compasivo, El no sólo perdona los pecados sino que los borra y  los deposita a lo más profundo del mar.

Por lo tanto, es prioridad que el hombre crea en Dios, que humildemente reconozca al Señor como su Salvador, que cambie su manera de vivir, que se apegue a su Palabra y su vida será restaurada, pues Dios es un Dios justo y tan grande es su amor que olvida los pecados que el hombre comete.

¡Urge! Que el hombre se vuelva a Dios y le muestre fidelidad


Con Alta Estima,

lunes, 1 de septiembre de 2014

¿Cómo podemos presentarnos ante ti?...



Israelitas, prestemos atención. Nuestro Dios tiene un pleito contra nosotros, y ahora mismo está presentando su acusación. Esto es lo que Dios nos dice: Pueblo mío, tengo una queja contra ti, y espero que te defiendas. Llama como testigos a tu favor a las montañas y a las colinas, y pídeles que escuchen tu defensa.

 Pero antes quiero que me digas: ¿en qué te he perjudicado?, ¿en qué te he ofendido? Recuerda que yo te di libertad; yo fui quien te sacó de Egipto, país donde eras esclavo; yo envié a Moisés, a Aarón y a María para que te sacaran de allí.

Recuerda también, pueblo mío, que Balac, rey de Moab, tenía pensado hacerte daño, pero que Balaam hijo de Beor te bendijo en mi nombre. No olvides tampoco lo que ocurrió cuando pasaste de Sitim a Guilgal; reconoce que yo fui quien te salvó.

Ustedes, israelitas, se defienden diciendo: Altísimo Dios y rey nuestro, ¿cómo podemos presentarnos ante ti? Podemos ofrecerte terneros de un año, pero no es eso lo que quieres; podemos ofrecerte mil carneros, o diez mil litros de aceite, pero tampoco eso te agrada; ¡ni siquiera esperas como ofrenda al mayor de nuestros hijos en pago por nuestros pecados!

Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios.

Habitantes de Jerusalén, escuchen las palabras de nuestro Dios: Israelitas, ya no voy a soportar que sigan siendo tan malvados. Todo lo que hacen me disgusta. Se hacen ricos mediante el engaño; usan pesas y medidas falsas, y luego amontonan en sus casas todo lo que se han robado. Los ricos se aprovechan de los pobres, y todos en esta ciudad son unos mentirosos.

Por eso voy a castigarlos; ¡voy a destruirlos por sus pecados! Aunque coman, no quedarán satisfechos, sino que se quedarán con hambre; lo que cosechen, lo perderán; y aun si logran rescatar algo, yo haré que lo pierdan en la guerra.

Sembrarán trigo, pero no llegarán a cosecharlo; exprimirán aceitunas para sacar aceite, pero no llegarán a usarlo; exprimirán uvas para hacer vino, pero no llegarán a beberlo. Ustedes se han portado tan mal con Omrí, rey de Israel; ¡Han seguido el mal ejemplo de la familia del rey Ahab! Por eso voy a destruirlos; ¡voy a hacer que la gente los humille y se burle de ustedes!.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre sigue haciendo lo malo, no aprende a ser agradecido con Dios, quien envió a su Hijo Jesús para que sufriera y que a través de su sacrificio en la cruz redimió los pecados del hombre. Por lo tanto, lo más importante es que cada persona le ofrezca a Dios una sincera actitud con sus semejantes, que sea justo en todo lo que haga y entonces podrá presentarse ante Dios limpio de mente y de corazón para amar y bendecir al único Dios verdadero.

No obstante, es esencial que el hombre escuche la Palabra de Dios y la practique, que deje a un lado la mentira, sino más bien que el hombre decida caminar en el temor del Señor, siendo la integridad su cimiento fundamental que le motiva  hacer lo correcto, que pueda avanzar y seguir creciendo espiritualmente.



Con Alta Estima,