En ese momento, el ángel que hablaba conmigo se acercó a
mí para despertarme. Y me dijo: Zacarías, dime qué es lo que ves. Yo le
contesté: Veo un candelero de oro puro. En la parte arriba, el candelero tiene
siete lámparas; los tubos por donde pasa
el aceite del candelero se conectan con
la punta, la cual tiene la forma de un plato hondo. A la izquierda y a la
derecha del candelero hay dos olivos.
Pero también le pregunté: ¿Y qué quiere decir todo esto,
mi señor? El ángel me contestó: ¿No sabes lo que significa? Yo le contesté que
no lo sabía, así que el ángel me explicó: Dios le está mandando un mensaje a
Zorobabel, y es el siguiente: Zorobabel, no hace falta que seas poderoso, ni
necesitas un gran ejército; lo único que necesitas es mi espíritu. Yo soy el
Dios todopoderoso, y te aseguro que así es.
No importa que tus enemigos sean los poderosos
babilonios, tú los derrotarás por completo. Y cuando pongas la piedra principal
para reconstruir mi templo, mi pueblo gritará con alegría: ¡Dios ama mucho a
Jerusalén!
Dios también me dio este mensaje: Ustedes, pueblo de
Israel, verán a Zorobabel tomar la plomada. El pondrá los cimientos de mi
templo, y llevará a cabo su reconstrucción. Su trabajo es ahora muy pequeño,
pero cuando lo haya terminado, ¡hasta los que no creían en él se llenarán de
alegría!
Así sabrán que yo, su Dios, fui quien envió a Zacarías a
anunciarles todo esto. Las siete lámparas representan mis ojos, pues yo vigilo
toda la tierra. Entonces yo le pregunté al ángel: ¿Qué significan los olivos
que están a los lados del candelero? ¿Y qué significan las dos ramas de olivo?
¿Por qué están junto a los dos tubos de oro por donde pasa el aceite?
El ángel me preguntó si no sabía yo lo que significaban,
y como le dije que no, él me explicó: Estos dos olivos representan a Zorobabel
y a Josué. El Dios de toda la tierra los ha elegido para que estén a su
servicio.
Aquí puedes darte cuenta que el hombre no necesita ser
poderoso, lo esencial es que busque a Dios, que se apegue a la Palabra en su
diario vivir para que la presencia de Dios sea manifiesta en su vida, que
reciba el Espíritu de Dios para que del Señor reciba poder para que venza toda
adversidad, pues la maldad asecha al hombre para destruir su mente y
entenebrecer su corazón.
Por lo tanto, es esencial que el hombre se arrepienta y
Dios le perdonará pues sólo El perdona los pecados y los borra. De ahora en
adelante, el hombre buscará a Dios y Jesucristo será el fundamento para su vida
y, entonces El restaurará su ser
interior.
No obstante, el hombre al ser restaurado cambiará su
manera de vivir, ¡claro! Que este es un proceso constante, una lucha diaria contra la maldad, pero sabes, Dios
elige a quien confía en El y está a su servicio, por ende El Señor protegerá a
cada persona pues Dios vigila toda la tierra.
Con Alta Estima,
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