Volví a levantar la vista, y ante mis ojos vi volar un
libro. El ángel me preguntó: ¿Qué es lo que ves, Zacarías? Yo le respondí: Veo
un libro que vuela. El libro mide diez metros de largo y cinco de ancho.
Entonces el ángel me explicó: Este libro representa la maldición que pronto
caerá sobre toda la tierra. En un lado está escrita la maldición que caerá
sobre los ladrones. En el otro lado está la maldición que caerá sobre los
mentirosos, esos que usan mi nombre para hacer falsos juramentos. El libro entrará
en la casa de los ladrones y de los mentirosos, y allí se quedará hasta
destruirlos por completo. El Dios todopoderoso jura que así será.
Luego, el ángel salió y me dijo: Fíjate en lo que acaba
de aparecer. ¿De qué se trata? – pregunté. Y el ángel me explicó: Se trata de
una medida. Con ella Dios ha medido toda la maldad de este país.
La medida tenía
una tapa de plomo. El ángel levantó la tapa, y pude ver que allí adentro estaba
una mujer sentada. Esa mujer trató de salir, pero el ángel la empujó hacia
dentro y volvió a tapar la medida. Entonces me dijo: Aquí está representada la
maldad.
Una vez más levanté la mirada, y ví a dos mujeres con
alas de cigüeña. Esas mujeres volaron y se llevaron la medida. Yo le pregunté
al ángel: ¿A dónde se llevan la medida? Y el ángel me respondió: Se la llevan a
Babilonia. En ese país construirán un templo, y sobre el altar pondrán la
medida.
Aquí puedes darte cuenta que el Libro es la Palabra de
Dios, y si el hombre vive apegado a su Palabra y cumple sus mandamientos, se
aleja de la maldad y permanece firme en sus convicciones y en su relación con
Dios y, por ende con los hombres como es su mandato.
No obstante, el hombre no debe quebrantar las enseñanzas
de Dios usando su nombre para hacer falsos juramentos, pues aunque Dios es un
Dios amoroso y compasivo si el hombre desobedece provocará la ira de Dios.
Por tanto, la sabiduría de Dios sólo viene de lo Alto y esa
luz ilumina el entendimiento del hombre, motivándolo a la obediencia y
entonces, el hombre decide cambiar su manera de vivir, renovar su mente,
purificar su corazón para crecer espiritualmente y lograr un mayor nivel
espiritual en el que el hombre reconoce
al Señor Jesús como su salvador y redentor.
Sabes, es tiempo de que el hombre esté atento y siga los
principios de Dios para tener una vida de paz con la seguridad de que habrá una
vida eterna con Jesucristo.
Con Alta Estima,
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