Entonces Yo, Sofonías, dije: Pueblo de Judá, ¡ustedes no
tienen vergüenza! Pero vengan y preséntense ante Dios antes de que llegue el
día en que él los arrastre como paja; antes de que los alcance y caiga sobre
ustedes toda la furia de nuestro Dios.
Y ustedes, los humildes, que obedecen a nuestro Dios,
búsquenlo y procuren ser justos; tal vez así podrán salvarse el día en que Dios
nos castigue.
Las ciudades de Gaza y Ascalón quedarán en ruina y sin
habitantes; los que viven en Asdod y Ecrón serán arrojados de sus ciudades a
plena luz del día.
¡Qué mal les va a ir a ustedes, filisteos, habitantes de
Creta que viven a la orilla del mar! ¡Dios ha decidido destruirlos y dejar su
país sin habitantes, como antes lo hizo con Canaán! ¡Todas sus costas se
convertirán en campos para alimentar ovejas!
Cuando nuestro Dios permita que vuelvan los sobrevivientes
de Judá, del país adonde los llevaron presos, él mismo los llevará a la costa,
para que alimenten a sus rebaños. Ellos pasarán la noche en las casas abandonadas
de la ciudad de Ascalón.
Así dice el Dios de Israel: Los de Moab y los de Amón han
insultado a mi pueblo y se han adueñado de su territorio, pero yo haré que esos
dos pueblos se queden completamente desiertos; se volverán campos de espinos,
se volverán pozos de sal, como Sodoma y Gomorra. Los pocos sobrevivientes de
Judá les quitarán todas sus riquezas y se adueñarán de su territorio. ¡Yo les
daré su merecido por haberse burlado de mi pueblo y por haber invadido su
tierra! Cuando yo destruya por completo a los dioses de este mundo, todos
temblarán de miedo ante mí, y aun las naciones más lejanas me reconocerán como
su Dios. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así lo haré.
¡A ustedes, pueblo de Etiopía, yo los mataré con mi espada!
Dios continuó diciendo: Atacaré y destruiré a los asirios; ¡convertiré a
Nínive, su ciudad capital, en un montón de ruinas! La madera de sus casas
quedará al descubierto, y allí descansarán ovejas y toda clase de animales. En
las vigas y en las ventanas anidarán búhos y erizos, y sus puertas parecerán
basureros.
¡Así quedará esta ciudad orgullosa, que se sentía muy
segura! ¡Así quedará la ciudad que se creía incomparable! ¡Quedará hecha un
montón de ruinas, un refugio de animales salvajes! Los que la vean destruida se
alegrarán y se burlarán de ella.
Aquí puedes darte cuenta que el hombre no es sincero consigo
mismo y, por consecuencia no lo es con
Dios pues vive alejado de El, pero sabes es tiempo que el hombre busque a Dios,
que lo reconozca como su único Dios y establezca una relación personal con El
para que sea lleno de su presencia, pues sólo asido de la mano de Dios siente
seguridad.
No obstante, lo importante es que el hombre no tome a la
ligera las enseñanzas de Dios sino más bien que obedezca sus mandatos, que
aprenda a ser justo y humilde, desarrollando un alto nivel de conciencia, pues
el orgullo sólo hace crecer la vanidad del hombre, más no adquiere el
conocimiento de Dios que es lo que le da sabiduría.
Con Alta Estima,
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