viernes, 31 de enero de 2014

Todo esto pasó de un día para otro...


En esos días, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes. Entonces Ezequías volvió su cara hacia la pared y oró a Dios así: Dios mío, no te olvides de que yo siempre he sido sincero contigo y te he agradado en todo. Luego Ezequías lloró con mucha tristeza.

El profeta Isaías salió, y ordenó que le pusieran al rey Ezequías una pasta de higos en la herida para que sanara. Luego el rey preguntó: ¿Cómo puedo estar seguro de que voy a sanar, y que podré ir al templo de mi Dios?

Dios le dijo Isaías: Vuelve y dile al rey Ezequías, que yo, El Dios de su antepasado David, he escuchado su oración y he visto sus lágrimas. Dile que lo sanaré, y que voy a darle quince años más de vida. Yo salvaré a Ezequías y Jerusalén del poder del rey de Asiria. Dile además que, como prueba de que cumpliré mi promesa, le daré esta señal: la sombra del reloj del rey Ahaz va a retroceder diez grados.

Luego de recuperarse de su enfermedad, el rey Ezequías escribió lo siguiente: Yo pensé que iba a morirme justo cuando estaba viviendo los mejores años de mi vida. Pensé que aquí en la tierra no volvería a ver a nadie, y que tampoco vería a mi Dios. Desbarataron mi casa, y me deprimí bastante; ¡perdí las ganas de vivir! todo esto paso de un día para otro, pero esperé con paciencia a que saliera el sol. Me sentía derrotado, como si un león me hubiera atacado. Chillé como golondrina, ¡me quejé como paloma! Me cansé de mirar al cielo y gritar: ¡Dios mío, estoy angustiado!¡Dios mío, ven en mi ayuda!
Era tanta mi amargura que ni dormir podía. Pero no podía quejarme porque tú mi Dios, ya me lo habías anunciado, y cumpliste tu palabra.

Tú, mi Dios, me devolviste la salud y me diste nueva vida. Tus enseñanzas son buenas, porque dan vida y salud. Sin duda fue para mi bien pasar por tantos sufrimientos. Por tu amor me salvaste de la muerte, y perdonaste todos mis pecados tu amor me salvaste de la muerte, y perdonaste todos mis pecados. Los que han muerto ya no pueden alabarte, ni confiar en tu fidelidad; en cambio, los que aún viven pueden alabarte como te alabo yo. También nuestros hijos  nuestros nietos podrán hablar de tu fidelidad.

Dios mío, tú me salvarás, y en tu templo te alabaremos con música de arpas todos los días de nuestra vida.

Asimismo, es necesario que el hombre tenga orden en su casa, pues el mañana es incierto y el ser humano no tiene certeza de los días de su existencia, por lo que  es necesario que esté expectante a cualquier acontecimiento, aunque esté viviendo los mejores años de su vida, Dios tiene otros planes. Por lo que el hombre debe estar apegado a la Palabra de Dios, buscar la sabiduría y empaparse del conocimiento de Dios y le mostrará al hombre la verdad para que a través de sus hechos manifieste a Dios la rectitud de su corazón y por ende una conciencia íntegra de su vida interior, pero sabes, el tiempo apremia, que el hombre se aboque las enseñanzas de Dios, pues son buenas  y dan vida.


Con Alta Estima,

jueves, 30 de enero de 2014

Un pequeño grupo quedará con vida…


Cuando el rey Ezequías escuchó el mensaje de Senaquerib, se puso muy triste, y para mostrarlo se rompió la ropa, se puso ropa áspera y se fue al templo. Luego les pidió a Eliaquim, Sebná y a los sacerdotes más ancianos que fueran a ver al profeta Isaías hijo de Amós. Como ya se ha dicho, Eliaquim era el encargado del palacio, y Sebná era secretario del rey. Todos ellos fueron vestidos con ropa áspera para mostrar su tristeza, y le dijeron al profeta: El rey Ezequías dice que hoy es un día de luto, de castigo y de vergüenza. Ya hemos perdido las fuerzas; estamos completamente desanimados. Ojalá que Dios haya escuchado los insultos que el oficial de Senaquerib lanzó en contra del Dios de Israel, y que lo castigue. Pídele a Dios que ayude a los israelitas que aún quedan con vida.

Isaías les respondió: Denle al rey este mensaje de parte de Dios: No tengas miedo de los insultos de ese soldado. Yo haré que el rey Senaquerib reciba una mala noticia que lo obligue a regresar a su país, y allí lo matarán.

El oficial asirio se enteró de que Senaquerib, su rey, se había ido de la ciudad de Laquis. Entonces se fue de Jerusalén y encontró a Senaquerib luchando contra Libná. Allí Senaquerib supo que el rey Tirhaca de Etiopía había salido a luchar contra él. Entonces le mandó de nuevo un mensaje de Ezequías.

Ezequías, rey de Judá: Tú confías en tu Dios, pero no te dejes engañar por el cuándo te dice que yo no conquistaré Jerusalén. Como bien sabes, los reyes de Asiria han destruido por completo a cuanto país quisieron. ¡No creas que tú te vas a salvar! Cuando mis antepasados destruyeron a países como Gozán, Harán, Résef, y a la gente de Bet.edén que vivían en Telasar, ni sus dioses pudieron salvarlos. Ni tampoco pudieron los reyes de Hamat, Arpad, Sefarvaim, Ivá y Hená.

Ezequías tomó la carta y la leyó. Luego fue al templo, extendió la carta delante de Dios y oró diciendo: Dios de Israel, tú tienes tu trono sobre los querubines. Tú eres el único Dios de todos los reinos de la tierra; tú eres el creador del cielo y de la tierra. ¡Préstanos atención! Mira lo que nos está sucediendo. Escucha lo que dijo Senaquerib para ofenderte a ti, el Dios de la vida. Es verdad que los reyes de Asiria han destruido a los países y sus territorios, y que han echado a sus dioses al fuego. Pero en realidad esos no eran dioses, sino imágenes de madera y de piedra hechas por manos humanas, y por eso fueron destruidas. Dios nuestro, te rogamos que nos salves del poder de los asirios, para que todas las naciones de la tierra sepan que tú eres el único Dios.

Después Isaías le mandó este mensaje a Ezequías: Nuestro Dios, el Dios de Israel, ha escuchado tu oración. Esto es lo que Dios dice de Senaquerib: A ti, Senaquerib, Jerusalén te desprecia; los israelitas se burlan de ti a tus espaldas. ¿ A quién insultaste y ofendiste? ¡Me ofendiste a mí, al Dios santo de Israel! Tu mensaje es un grave insulto para mí. Tú presumes de tener muchos carros de combate y de haber subido con ellos a las más altas montañas del Líbano. Tú presumes de haber derribado los cedros y los pinos más altos y hermosos. Dices que has llegado a los lugares más lejanos y a los bosques más tupidos. Tu orgullo es haber hecho pozos y haber bebido el agua de otros países. Presumes de qué a tu paso los ríos de Egipto se quedaron secos. ¿Pero acaso no sabes, Senaquerib, que fui yo quien te permitió hacerlo? Desde los tiempos antiguos he planeado lo que ahora sucede. Por eso destruyes ciudades fortificadas y las transformas en un montón de escombros. Por eso dejas sin fuerza a sus habitantes; y los confundes y llenas de miedo. ¡Y se han vuelto como la hierba del campo, como el pasto verde; como la hierba de los tejados que se seca antes de crecer!

Senaquerib, yo sé todo lo que haces; sé a dónde vas y de dónde vienes. Y sé que te enojaste contra mí. ¡Te enfureciste y te llenaste de orgullo! Pero voy a ponerte un gancho en la nariz, como se les pone a los bueyes, y un freno en la boca, como se les pone a los caballos; ¡voy a hacerte regresar por el camino por donde viniste!.

Después Isaías continuó diciéndole a Ezequías: Voy a darte una señal que te hará saber lo que va a pasar. Este año y el próximo, lo único que el pueblo comerá será el trigo que crece por sí solo. Pero en el tercer año ya podrán sembrar y cosechar, plantar viñedos y comer las uvas.

Los habitantes de Judá que aún queden con vida serán como árboles bien firmes que producen mucho fruto. Porque no todos en Jerusalén morirán de hambre, sino que un pequeño grupo quedará con vida. Dios hará esto porque los ama mucho.

Dios quiere que sepas que Senaquerib no entrará a Jerusalén. No disparará ni una sola flecha; no la atacará ni construirá plataformas para subir por sus murallas, tendrá que regresar por donde vino. Dios ha dado su palabra. Dios protegerá esta ciudad, por amor a sí mismo, y por amor a David, quien le fue fiel en todo.
Esa noche, el ángel de Dios fue y mató a ciento ochenta y cinco mil soldados del ejército asirio , y a la mañana siguiente el campo estaba lleno de muertos. Entonces Senaquerib regresó a su país y se quedó en la ciudad de Nínive. Pero un día, mientras Senaquerib estaba adorando en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adramélec y Sarézer fueron y lo mataron, y luego escaparon a la región de Ararat. En su lugar reinó su hijo Esarhadón.

Así pues, el hombre debe reflexionar para evitar la destrucción a sí mismo, alejarse de  creencias falsas  y cambiar de estilo de vida,  con  compromiso;  pues el hombre debe estar en la búsqueda constante de Dios, que lo  reconozca como su único Dios verdadero en quien puede confiar y asido de su mano librar la batalla del mal, pero es esencial que sea  temeroso en el Señor para florecer y avanzar en el conocimiento de Dios pues El da vida a través de su Palabra. Por eso, el hombre que confía en Dios  puede sobrevivir a cualquier circunstancia. Es necesario ¡Estar alerta! Que cada persona cultive un corazón puro y sencillo para que preste atención a la voz de Dios pues sólo El puede guiar al hombre en este mundo tan adverso.


 Con Alta Estima,

miércoles, 29 de enero de 2014

La gente se quedó callada…


Ezequías tenía ya catorce años gobernando, cuando el nuevo rey de Asiria, llamado Senaquerib atacó todas las ciudades fortificadas de Judá y las conquistó. Senaquerib envió desde Laquis a uno de sus oficiales de confianza al frente de un poderoso ejército para que hablara con Ezequías en Jerusalén. Cuando llegaron, acamparon junto al canal del estanque de Siloé, por el camino que va a los talleres de los teñidores de telas. Eliaquim, encargado del palacio del rey Ezequías, y Sebná y Joab, sus dos secretarios, salieron a recibirlo. Entonces el oficial asirio les dio este mensaje para Ezequías.

El gran rey de Asiria quiere saber por qué te sientes tan seguro de ganarle. Para triunfar en la guerra no bastan las palabras; hace falta un buen ejército y un buen plan de ataque. ¿En quién confías, que te atreves a luchar contra el rey de Asiria?¿Acaso confías en Egipto? Ese país y su rey son como una caña astillada que se romperá si te apoyas en ella, y te herirá. Y si me dices que confías en tu Dios, entonces por qué has quitado todos los altares y ordenaste que tu pueblo lo adore solamente en Jerusalén.

Tú no tienes con qué atacarme. Es más, si ahora mismo me muestras a dos jinetes yo te doy los caballos. Y si estás esperando a los egipcios, déjame decirte que los caballos y carros de combate de Egipto no harán temblar ni al más insignificante de mis soldados. Además, hemos venido a destruir este país, porque Dios nos ordenó hacerlo.

Eliquim. Sebná yJoah le dijeron al oficial asirio: Por favor, no nos hable usted en hebreo. Háblenos en arameo, porque todos los que están en la muralla de la ciudad nos están escuchando. El oficial asirio les respondió: El rey de Asiria me envió a hablarles a ellos y no a ustedes ni a Ezequías, porque ellos, lo mismo que ustedes, se van a quedar sin comida y sin agua. Será tanta el hambre y la sed que tendrán, que hasta se comerán su propio excremento y beberán sus propios orines.

Después el oficial asirio se puso de pie y gritó muy fuerte en hebreo: Escuchen lo que dice el gran rey de Asiria: No se dejen engañar por Ezequías, porque él no puede salvarlos de mi poder. Si les dice que confíen en Dios porque él los va a salvar, no le crean. Hagan las paces conmigo y ríndanse. Entonces podrán comer las uvas de su propio viñedo, los higos de sus árboles y beber su propia agua. Después los llevaré a un país parecido al de ustedes, donde hay trigos, viñedos, olivos y miel. No escuchen a Ezequías, pues él los engaña al decirles que Dios los va a salvar. A otras naciones, sus dioses no pudieron salvarlas de mi poder. Ni los dioses de Hamat, Arpad y Sefarvaim, pudieron salvar a Samaria de mi poder; ¿cómo esperan que el Dios de ustedes pueda salvar a Jerusalén?

La gente se quedó callada, porque el rey les había ordenado no contestar. Después, Eliaquim, Sebná y Joah rompieron su ropa en señal de angustia, y fueron a contarle al rey Ezequías lo que había dicho el oficial asirio.

No obstante, si el hombre confía en Dios puede tener la certeza de su protección,  pues su presencia está en medio de toda circunstancia, pero sabes,  es esencial que el ser humano sea humilde, honesto, firme en sus convicciones, que no se rebele, pues Dios es poderoso y está con cada persona que lo haya aceptado como su Señor y Salvador.


Con Alta Estima,

martes, 28 de enero de 2014

La tierra seca dará fruto…


Isaías anunció: ¡El desierto florecerá y la tierra seca dará fruto! Todo el mundo se alegrará porque Dios le dará al desierto la belleza del monte del Líbano, la fertilidad del monte Carmelo y la hermosura del valle de Sarón.

Fortalezcan a los débiles, den fuerza a los cansados, y digan a los tímidos: ¡Anímense, no tengan miedo! Dios vendrá a salvarlos, y a castigar a sus enemigos. ¡Anímense, no tengan miedo! Dios vendrá a salvarlos, y a castigar a sus enemigos. Entonces se abrirán los ojos de los ciegos y se destaparán los oídos de los sordos; los que no pueden andar saltarán como venados, y los que no pueden hablar gritarán de alegría.

En medio del árido desierto brotará agua en abundancia; en medio de la tierra seca habrá muchos lagos y manantiales; crecerán cañas y juncos donde ahora habitan los chacales, en pleno desierto habrá un sendero al que llamarán “Camino Sagrado”.

No pasarán por ese camino ni los impuros ni los necios; no se acercarán a él ni los leones ni otras fieras. Ese camino es para los israelitas que han estado prisioneros, pero que Dios va a liberar. Y ellos entrarán en Jerusalén cantando con mucha alegría, y para siempre vivirán felices. Se acabarán el llanto y el dolor, y sólo habrá alegría y felicidad.

¡Anímate! Es tiempo de que el ser humano renueve su mente y con un corazón dispuesto  pueda oir la voz audible de Dios, pues es importante que recuerde que Jesús dio su vida para salvar a la humanidad, por lo que es necesario que el hombre se arrepienta, que la maldad sea echada fuera de su entorno pues al ser redimido tendrá una nueva vida,  cambiará  su manera de vivir siendo ejemplo a otros, dando fruto al contribuir en la formación de gente renovada para lograr una sociedad más sana en la que el ser humano vislumbre un nuevo horizonte pues su vida será llena de gozo y alegría con la presencia de Dios que lo ha liberado de su esclavitud. Y sabes, el hombre no debe dudar del poder divino sino al contrario creer y amar cada día más a Dios para que fortalezca su ser interior,  sus convicciones sean firmes y alcance una madurez espiritual.


Con Alta Estima,

lunes, 27 de enero de 2014

Estudien el libro de Dios…


Isaías advirtió: pueblos y naciones, habitantes de toda la tierra: ¡Acérquense y escuchen! ¡Presten atención! Dios está enojado con ustedes y con todos sus ejércitos. Dios los ha condenado a una total destrucción. Por las montañas correrán verdaderos ríos de sangre. Los muertos quedarán abandonados, y despedirán mal olor. Los planetas dejarán de verse, el cielo se cerrará, y las estrellas caerán como hojas secas en otoño.

Isaías continuó diciendo: Ya se ve en el cielo la espada de nuestro Dios; está a punto de castigar a todo el pueblo de Edom. ¡Dios lo ha condenado a muerte! Habrá una matanza en Bosrá, la ciudad capital de Edom, y correrá mucha sangre. La espada de Dios se empapará de sangre y de grasa, como cuando en el altar se ofrecen corderos y cabras. La gente caerá muerta como los toros en el matadero. Su país se empapará de sangre; ¡la tierra se llenará de grasa! Ese día Dios se vengará; será el año de su venganza a favor de Jerusalén.

Por los arroyos de Edom correrá brea en vez de agua; la tierra se volverá azufre y arderá como resina caliente, que arde todo el tiempo y siempre levanta mucho humo. El país quedará abandonado para siempre, y nadie volverá a pasar por allí. Dios convertirá ese país en el más árido desierto. Allí se refugiarán los búhos; allí pondrán sus nidos los cuervos y las lechuzas.

No volverán a tener reyes, y se quedarán sin jefes. En sus palacios y fortalezas crecerán cardos y espinos, y allí buscarán refugio los chacales y los avestruces. Allí las cabras se llamarán unas a otras, se juntarán los chacales y los gatos monteses. Allí encontrará su lugar el fantasma que espanta de noche; allí anidará la serpiente, que pondrá sus huevos y tendrá sus crías; ¡allí se reunirán los buitres, cada uno con su pareja!

Estudien el libro de Dios; lean lo que allí dice: De todos estos animales no faltará uno solo; todos tendrán su pareja porque así Dios lo decidió; Dios los ha reunido con un soplo de su aliento. A cada uno de estos animales les dio su propio territorio, y allí vivirán para siempre.

Así pues, es necesario que el hombre siga el camino correcto, que obedezca los mandamientos de Dios, los aplique en su vida cotidiana y evite que Dios se enoje, pero es ¡urgente! Que estudie el Libro de Dios, para que el hombre esté preparado, arrepentido y con un corazón contrito y el Señor le perdonará pues Dios espera que cada persona lo busque y crezca en el conocimiento de Jesucristo para que halle la sabiduría, que de fruto maduro, que ame a su prójimo  como a sí mismo cumpliendo así la voluntad de Dios.


Con Alta Estima,

sábado, 25 de enero de 2014

Voy actuar y demostraré mi poder…


Isaías anunció: ¡Qué mal le va a ir, Asiria! ¡Tú eres el destructor de mi pueblo! Cuando acabes de destruirlo, también tú serás destruido; cuando acabes de traicionarlo, también tú serás traicionado.
Isaías continuó diciendo: Sálvanos, Dios nuestro; ¡ten compasión de nosotros! Danos fuerzas cada mañana; ¡ayúdanos en momentos difíciles! Los pueblos huyen al oír tus amenazas; las naciones se dispersan cuando muestras tu poder. Los enemigos de esos pueblos parecen saltamontes que se lanzan sobre ellos y les quitan sus riquezas.

Dios nuestro, tú eres el Dios soberano que vive en el cielo. Has hecho que en Jerusalén haya honestidad y justicia; nos haces vivir seguros; tu sabiduría y tus conocimientos nos han dado la salvación; ¡el obedecerte es nuestro tesoro!

Nuestros valientes gritan por las calles; nuestros mensajeros de paz lloran amargamente. Los caminos están desiertos, nadie transita por ellos; se han roto los pactos, se rechaza a los testigos, y no hay respeto por nadie. Todos en el país están tristes; los bosques del Líbano se han secado y han perdido su color. Todo el valle de Sarón ha quedado hecho un desierto; la región de Basán y el monte Carmelo han perdido su verdor.
Dios dice: Ahora mismo voy a actuar y demostraré mi poder. Todos los planes de Asiria son pura paja y basura; pero mi soplo es un fuego que los quemará por completo. Sus ejércitos arderán como espinas en el fuego, y quedarán reducidos a cenizas. Ustedes, los que están lejos, miren lo que hice; y ustedes, los que están cerca, reconozcan mi poder.

En Jerusalén los pecadores tiemblan, los malvados se llenan de miedo y gritan: No podremos sobrevivir al fuego destructor de Dios; ¡ese fuego no se apaga y no quedaremos con vida!

Isaías dijo: Sólo vivirá segura la gente que es honesta y siempre dice la verdad, la que no se enriquece a costa de los demás, la que no acepta regalos a cambio de hacer favores, la que no se presta a cometer un crimen, ¡la que ni siquiera se fija en la maldad que otros cometen! Esa gente tendrá como refugio una fortaleza hecha de rocas; siempre tendrá pan, y jamás le faltará agua.

Isaías les dijo a los israelitas: Ustedes verán a un rey en todo su esplendor; verán un país tan grande que parecerá no tener fronteras. Y cuando se pongan a pensar en el miedo que sentían, dirán: ¿Y dónde han quedado los que nos cobraban los impuestos? ¿Dónde están los contadores que nos cobraban tan dinero? Ya no volverán a ver a ese pueblo tan violento, que hablaba un idioma tan difícil y enredado que nadie podía entender.

Fíjense en mi templo y en la ciudad de Jerusalén: ¡allí celebraremos nuestras fiestas! Será un lugar tan seguro como una carpa bien plantada, con estacas bien clavadas y cuerdas que no se rompen. ¡Allí Dios mostrará su poder! Jerusalén tendrá ríos muy anchos, pero los barcos enemigos los podrán pasar por allí. Dios es nuestro juez y nuestro rey. ¡Nuestro Dios nos salvará!

Las naves de Asiria tienen flojas las cuerdas, su mástil tambalea y no sostiene su bandera. Sus enemigos, y hasta los cojos, les quitan todas sus riquezas. Pero Dios perdonará los pecados de los habitantes de Jerusalén. Ninguno de ellos volverá a decir: “Siento que me muero”.

No obstante, el ser humano debe pedir al Dios soberano su protección, ser honesto y decir la verdad en toda circunstancia, que el hombre no se preste a corrupción ante la maldad que le rodea, pues lo importante es que se mantenga firme antes sus convicciones, pero sabes, lo esencial es que el hombre reconozca el poder de Dios, que se arrepienta de sus pecados para vivir seguro dependiendo de Dios pues El es el rey y juez del universo.   


Con Alta Estima,

viernes, 24 de enero de 2014

La gente honesta sólo hace lo bueno…


Isaías continuó diciendo: Llegará el momento en que el rey y los gobernantes de mi pueblo actuarán con justicia; brindarán protección y refugio contra los ataques enemigos, contra los tiempos difíciles, y contra la corrupción. Estarán siempre vigilantes y escucharán con atención; actuarán con prudencia, y hablarán con la verdad. Los malvados y tramposos serán despreciados porque siempre que hablan, ofenden; hacen ´planes perversos, cometen muchos crímenes, no dan de comer al hambriento ni dan de beber al sediento, ¡y hasta mienten contra Dios!

Esos tramposos dicen mentiras y hacen planes malvados; con sus mentiras perjudican a los pobres y necesitados que reclaman justicia. En cambio, la gente honesta sólo hace lo bueno, y por eso es confiable.
Isaías les dijo a las mujeres: Ustedes, mujeres irresponsables, oigan bien lo que les voy a decir. Escuchen bien mis palabras, ustedes, que viven tan tranquilas. Ahora todo parece estar bien, pero dentro de un año se pondrán a temblar de miedo, porque no habrá pan ni vino.

Les repito: Ustedes, mujeres irresponsables, que viven tan tranquilas, comiencen a temblar. Quítense esos vestidos y pónganse ropas ásperas en señal de dolor. Recorran con lágrimas en los ojos los campos llenos de trigo, los viñedos llenos de uvas, y los hogares de Jerusalén, que alguna vez fueron felices. Porque todo mi país se llenará de espinos y matorrales.

Mi ciudad, antes llena de gente, quedará abandonada para siempre. También quedarán abandonados el palacio y las fortalezas. En su lugar vivirán contentos los asnos salvajes, y podrá pastar el ganado.
Pero Dios vendrá a visitarnos, y con su poder creador convertirá el desierto en tierra fértil, y la tierra fértil en un bosque hermoso. Entonces habrá justicia en todos los rincones del país. La justicia traerá para siempre paz, tranquilidad y confianza. Mi pueblo vivirá en un lugar  tranquilo y seguro. Aun cuando caiga granizo y los bosques sean dañados, aun cuando mi ciudad vuelva a ser humillada, ustedes vivirán felices. Sus sembrados tendrán mucha agua, y los burros y los bueyes tendrán pastos en abundancia.

Por lo tanto, es urgente que el hombre se preocupe y se quite la soberbia, el orgullo y al contrario muestre humildad en todo lo que hace reflejando rectitud, que sea sensible a la voz audible de Dios y que se prepare en el conocimiento de Dios a través de su Palabra y que la obedezca. Es necesario que siempre esté alerta y  cumpla sus enseñanzas de manera  que su vida será segura ya que está alineada a la voluntad de Dios, de manera que  cuando el Señor regrese el hombre estará preparado y entonces habrá justicia.


Con Alta Estima,

jueves, 23 de enero de 2014

Hacen planes sin tomarme en cuenta…


Isaías dijo: ¡Qué mal les va a ir a los que van a Egipto a pedir ayuda! ¡Todos ellos confían en sus fuerzas militares, pero no miran ni buscan al Dios santo de Israel! Pero a Dios no se le engaña; él sabe causar desgracias, y cuando promete algo, lo cumple. Dios destruirá a los malvados y a quienes les piden ayuda.
Los egipcios no son dioses, sino simples seres humanos. Sus caballos son de carne y no vivirán para siempre. Dios castigará a los egipcios y a quienes les piden ayuda. ¡Todos van a desaparecer!

Dios le dijo a Isaías: Yo defenderé a mi pueblo que vive en Jerusalén, cómo se defiende el león cuando ha matado a una oveja; no se deja asustar por los gritos de los pastores. Yo protegeré a Jerusalén como protege el pájaro a su nido: ¡yo la cuidaré y la salvaré! Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

Isaías advirtió: Israelitas, ya no sean desobedientes; ¡vuelvan a obedecer a Dios! Ustedes pecaron contra mí al fabricar ídolos de oro y plata, pero viene el día en que dejarán de adorarlos. Ese día, Asiria será derrotada, pero no por ningún ser humano. Por causa de la guerra su gente querrá escapar, y sus jóvenes guerreros serán hechos esclavos. Su rey se llenará de miedo y saldrá corriendo; también sus capitanes dejarán abandonada su bandera. Dios ya tiene preparado el castigo para sus enemigos en la ciudad de Jerusalén.

No obstante, el materialismo es la idolatría  que vive la sociedad actual por lo que el ser humano muestra una actitud de pobreza espiritual debido a que su parámetro de valores se inclina demasiado a las cosas materiales, pero sabes, Dios escoge al hombre humilde y obediente a su Palabra ya que es más consciente de sus actos y sigue el camino del bien alineado a sus mandatos y entonces Dios lo protege, pues Dios ayuda a quien le pide ayuda pues El cumple sus promesas.


Con Alta Estima,

miércoles, 22 de enero de 2014

Ustedes rechazan mis advertencias…


Dios dijo: ¡Qué mal les va a ir a ustedes, israelitas rebeldes! Hacen planes sin tomarme en cuenta, y pecan una y otra vez. Piden ayuda al rey de Egipto, pero sin consultarme; buscan refugio bajo su poder, pero ese rey no podrá protegerlos; Egipto no les dará refugio. Ustedes, los israelitas, han mandado embajadores hasta las ciudades egipcias de Soan y de Hanés; pero van a quedar avergonzados, porque esa gente inútil, en vez de ayudarlos, les causará muchas desgracias.

Isaías dijo: Esto dice nuestro Dios acerca de Egipto, ese animal feroz del desierto del sur: Los camellos. Cruzan el desierto, que está lleno de peligros. Allí hay leones feroces, víboras y dragones voladores. Pero Egipto no podrá ayudarlos. Por eso he dicho acerca de él: Perro que ladra no muerde.”
Entonces Dios le dijo a Isaías: Ven ahora y escribe este refrán; ponlo sobre una tablilla para que sirva de testimonio y siempre se recuerde.

Isaías dijo: Los israelitas son un pueblo que no quiere obedecer las enseñanzas de Dios. Son infieles y rebeldes. No quieren que los videntes cuenten sus visiones; tampoco quieren que los profetas les digan la verdad. Prefieren que les hablen de cosas agradables; prefieren seguir creyendo que todo les saldrá bien. A unos y a otros les piden que dejen de obedecer a Dios; no quieren que sigan hablando del Dios santo de Israel.

Por eso, Dios les dijo: Ustedes rechazan mis advertencias, y prefieren confiar en la violencia y en palabras mentirosas. Por lo tanto, su pecado caerá sobre ustedes como un muro alto y agrietado, que se viene abajo cuando uno menos lo espera.  Será como un jarro que se rompe por completo. Tan pequeños son los pedazos que no sirven para nada; ¡ni para remover el fuego ni para sacar agua de un pozo!”

Por lo tanto, así dice el Dios santo de Israel: Vuelvan a obedecerme, y yo les daré poder. Si en verdad confían en mí, manténganse en calma y quedarán a salvo. Pero ustedes me rechazan; prefieren escapar a caballo o en carros muy veloces. Pues bien, si así lo prefieren, tendrán que huir a caballo; ¡pero sus perseguidores serán más veloces que ustedes! Bastará un solo enemigo para llenar de miedo a mil; ¡serán suficientes cinco de ellos para amenazar a todos ustedes! Y cuando todo haya terminado, de ustedes quedarán tan pocos que parecerán un poste solitario en la parte alta de un monte.

Isaías continuó diciendo: Nuestro Dios ama la justicia y quiere demostrarles cuánto los ama. En verdad, Dios ama a los que confían en él, y desea mostrarles compasión. Y ustedes, israelitas que viven en la ciudad de Jerusalén, ya no tienen por qué llorar. Dios les tendrá compasión tan pronto como le pidan ayuda. En cuanto oiga sus gritos, les responderá. Y si acaso les envía algún sufrimiento, ya no se quedará escondido. Dios es su maestro, y ustedes lo verán con sus propios ojos.

Si acaso dejan de adorarlo, oirán una voz que les dirá: No hagan eso, porque eso no me agrada. Adórenme sólo a mí. Ustedes llegarán a ver como basura sus ídolos de oro y plata. Entonces, cuando siembren sus campos, Dios les enviará lluvia. Así la tierra producirá trigo en abundancia.

Ese día, su ganado tendrá mucho lugar donde pastar. También los bueyes y los burros que trabajan en sus campos podrán alimentarse de ricos pastos. Cuando Dios castigue a sus enemigos y destruya sus fortalezas, bajarán de las colinas y de las altas montañas grandes corrientes de agua. Ese día Dios les sanará las heridas, porque ustedes son su pueblo. La luz de la luna será tan brillante como la del sol, y el sol brillará siete veces más. ¡Será como si brillaran siete soles juntos!

Isaías continuó diciendo: ¡Miren a lo lejos! ¡Dios mismo se acerca! Su furia es como un fuego ardiente; sus labios y su lengua son un fuego destructor. El aliento de Dios parece un río desbordado que todo lo inunda. Dios viene contra las naciones, para derrotarlas por completo y hacerlas perder el rumbo. Ustedes, en cambio, escucharán canciones como en una noche de fiesta; irán  con el corazón alegre, como los que caminan al ritmo de las flautas. Irán al monte de Dios, pues él es nuestro refugio.

Dios dejará oír su voz majestuosa y nos demostrará su poder. Sus rayos, aguaceros y granizos son destructores como el fuego. Cuando Asiria oiga la voz de Dios, sabrá el castigo que le espera y se llenará de miedo. Dios la atacará en la guerra, y cuando la destruya, sonarán arpas y tambores. Desde hace mucho tiempo Dios tiene preparado un lugar de castigo para Asiria y para su rey. Es un lugar ancho y profundo, y tiene mucha leña. Cuando Dios sople sobre ella, la leña se encenderá como una lluvia de azufre.

Sabes, sería bueno que el hombre se aleje de tanto materialismo, y busque alimento espiritual, que no se aparte de Dios, pues se volvería rebelde, tomaría sus propias decisiones bajo la fuerza humana sin consultar a Dios, y esto no le agrada a El, por eso es importante que el ser humano obedezca su Palabra y la cumpla en su cotidiano vivir. Así pues, es conveniente que el hombre busque a Dios aunque a veces no entienda sus planes, que ponga  su confianza en El para que le de dirección a su vida y que sea edificada, pues, Dios obra de manera sobrenatural con la persona  que le obedece y le bendice grandemente en su camino.


Con Alta Estima,

martes, 21 de enero de 2014

Voy a hacer cosas tan maravillosas…


Dios anunció: Jerusalén, ciudad de David, ¡qué mal te va a ir! Sigue con tus celebraciones y haz fiesta año tras año, pero yo te pondré en problemas. Entonces gritarás y llorarás, y la ciudad arderá en llamas, como se queman los animales que se ofrecen en el altar. Yo te rodearé con mi ejército; pondré alrededor de ti fortalezas y torres de asalto. Tú serás humillada, quedarás tirada en el suelo; apenas se oirán tus palabras, tu voz parecerá la de un fantasma.

Yo, el Dios todopoderoso, castigaré de repente a tus enemigos. Los castigaré con truenos, con el estruendo de un terremoto, con incendios, tormentas y tempestades. Los muchos enemigos que te persiguen quedarán hechos polvo; ¡serán arrastrados como paja! Los ejércitos que atacan a Jerusalén y quieren derribar sus fortalezas desaparecerán por completo, como la niebla al salir el sol. Los grandes ejércitos que atacan a Jerusalén, morirán de hambre y de sed. Soñarán que comen y beben, pero cuando se despierten tendrán el estómago vacío y la garganta reseca.

Isaías dijo: ¡Ustedes los profetas, sigan actuando como unos tontos! ¡Sigan como ciegos, sin ver nada! ¡Sigan tambaleándose como borrachos, aun sin haber tomado vino! Dios ha hecho caer sobre ustedes un sueño muy profundo. Ustedes los profetas deberían ser los ojos del pueblo, pero son incapaces de ver nada. Las visiones que reciben de Dios no pueden entenderlas; es como si quisieran leer el texto de un libro cerrado. Si se les diera ese libro para que lo leyeran, dirían: No podemos leerlo, porque el libro está cerrado. Mientras tanto, otros dicen: No podemos leerlo porque no sabemos leer.

Dios le dijo a Isaías: Este pueblo dice que me ama, pero no me obedece; me rinde culto, pero no es sincero ni lo hace de corazón. Por eso, voy a hacer cosas tan maravillosas que este pueblo quedará asombrado. Entonces destruiré la sabiduría de sus hombres sabios y la inteligencia de sus personas inteligentes.

Isaías dijo: ¡Qué mal les va a ir a los que tratan de esconderse para que Dios no los vea cuando hacen sus planes malvados! ¡Qué mal les va a ir a los que andan diciendo: Nadie nos ve, nadie se da cuenta! ¡Pero eso es un disparate! Es como si el plato de barro quisiera ser igual a quien lo hizo. Pero no hay un solo objeto que pueda decir a quien lo hizo: ¡Tú no me hiciste! Tampoco puede decirle: ¡No sabes lo que estás haciendo!

Dentro de muy poco tiempo, el bosque se convertirá en un campo de cultivo, y el campo de cultivo se parecerá a un bosque. En ese día los sordos podrán oír cuando alguien les lea en voz alta, y los ciegos podrán ver, porque para ellos no habrá más oscuridad. Los más pobres y necesitados se alegrarán en nuestro Santo Dios. Ese día desaparecerán los insolentes, los orgullosos, y los que sólo piensan en hacer el mal.

Se acabarán los mentirosos que acusan a otros falsamente. Se acabarán también los que ponen trampas a los jueces y los que con engaños niegan justicia al inocente. Por eso dice el Dios de Israel, el que rescató a Abraham: De ahora en adelante, los israelitas no sentirán más vergüenza. Cuando sus descendientes vean todo lo que hice entre ellos, reconocerán que soy un Dios santo y me mostrarán su respeto. Los que estaban confundidos aprenderán a ser sabios; ¡hasta los más testarudos aceptarán mis enseñanzas!

Por lo tanto, el ser humano pedirá a Dios sabiduría y discernimiento para entender y aceptar  su Palabra pero es necesario que el hombre pase el proceso de confrontación consigo mismo, que reflexione sobre su proceder, aparte de su  lado la aspereza de su corazón de manera que su mente sea consciente de su “ego” y descubra su pobreza espiritual pero sabes, Dios ama tanto a la humanidad que hará cosas maravillosas y entonces el hombre con humildad lo reconocerá como el único Dios santo y verdadero,  le mostrará respeto con una actitud humilde y con corazón contrito le honrará. 

Con Alta Estima,


lunes, 20 de enero de 2014

Todo esto se aprende de Dios…


Isaías anunció: ¡Qué mal le va a ir a Samaria, capital del reino del norte! Para sus habitantes esa ciudad es como una corona que los llena de orgullo. Pero es una ciudad de borrachos y sus jefes son como flores que se secan y se marchitan.

Asiria es un pueblo poderoso; Dios lo tiene preparado como una tormenta de granizo, como lluvia torrencial y destructora, como una terrible inundación. Con su poder y su fuerza, Asiria echará por tierra a la ciudad de Samaria, ese adorno de flores marchitas. ¡La arrancará como a fruta madura! Ese día, el Dios todopoderoso será una corona maravillosa para la gente de su pueblo que aún quede con vida. Dios hará que sus jueces sean justos y dará valor a los soldados que defiendan la ciudad.

Isaías también dijo: Los profetas y los sacerdotes se tambalean y tropiezan por tanto licor que beben. Están demasiado borrachos para recibir palabra de Dios. ¡Todas sus mesas están llenas de vómitos! ¡No hay un solo lugar limpio! Además, se burlan de mí y dicen: ¡Cómo se atreve a darnos lecciones y a enseñarnos lo que dice Dios! ¡Ni que fuéramos niños chiquitos que estuviéramos aprendiendo a leer! Pues bien, si ustedes no hacen caso, Dios les hablará, pero lo hará en un lenguaje extraño, en un idioma que no podrán entender. 
Ya Dios les había dicho: Aquí hay tranquilidad; ¡aquí pueden descansar! Pero ustedes no quisieron obedecerlo. Por eso Dios les hablará como si fueran unos niños chiquitos que apenas saben leer. Serán como niños que empiezan a caminar: se caerán de espaldas, se lastimarán y no podrán levantarse.

Hombres sinvergüenzas, que gobiernan en Jerusalén: ¡escuchen bien a Dios! Ustedes se sienten muy seguros por haber hecho un trato con Egipto; pero es un trato de muerte, es un trato engañoso. Por eso Dios dice: Yo seré para Jerusalén una piedra valiosa y escogida. Seré la piedra principal y serviré de base al edificio. El que se apoye en mí podrá vivir tranquilo, porque usaré como guías la justicia y la rectitud.

Ustedes confían en que Egipto los protegerá, pero el poderoso ejército de Asiria destruirá esa falsa protección. Quedará anulado ese trato de muerte que hicieron con Egipto; cuando llegue el momento terrible, una gran desgracia los aplastará. El enemigo los arrastrará cada vez que los ataque. Vendrá día tras día; vendrá de día y de noche. Cuando oigan que viene el enemigo, se pondrán a temblar de miedo. Será como si se acostaran en una cama demasiado chica; será como si se abrigaran con una manta demasiado corte.

Dios está decidido a actuar como actuó en el monte Perasim; Dios va a manifestar su enojo como en el valle de Gabaón. Dios está a punto de actuar, y lo hará de manera misteriosa. Por eso, ¡dejen ya de burlarse, no sea que les vaya peor! He sabido que el Dios todopoderoso ha resuelto destruir todo el país.

¡Presten atención, oigan mis palabras, escúchenlas con cuidado! Cuando el campesino va a sembrar, no se pasa todo el tiempo arando, abriendo surcos y rastrillando el terreno. Primero empareja la tierra, luego arroja las semillas de eneldo o de comino siembra el trigo en hileras, y planta cebada y centeno en los bordes de su campo. Porque el eneldo no se trilla ni se pasa sobre el comino la rueda de una carreta; el eneldo se sacude con un palo, y el comino, con una vara. El trigo no se trilla sin parar; más bien, se le pasa una carreta y el grano se separa, pero sin molerlo.

Todo esto se aprende de Dios. Todo este conocimiento proviene del Dios todopoderoso. Dios hace planes admirables y los realiza con sabiduría.

Por lo tanto, el ser humano debe ser humilde y tener un corazón limpio, desarrollar una buena conciencia y no apartarse del camino correcto, siendo necesario que quite el orgullo, la soberbia, la inmoderación de ciertos hábitos, como la embriaguez pues se vuelven una tentación al hombre, que lo  pueden desviar de lo que es agradable y perfecto para el Dios Altísimo. Ahora bien, el hombre con o sin autoridad, es conveniente sea ejemplo para los que están a su alrededor y necesariamente pone freno a estos hábitos para que su razonamiento no sea empañado y que su visión, su juicio su enfoque sea ecuánime no dejándose llevar por libertinaje, sino al contrario que el hombre viva apegado a la Palabra de Dios para que su vida sea edificada.

 Con Alta Estima,

domingo, 19 de enero de 2014

Genealogía (III)



David reinó en Hebrón siete años y seis meses. Allí nacieron sus primeros seis hijos, en este orden: Con Ahindam, su esposa de Jezreel, tuvo a Amnón. Con Abigail, la viuda de Nabal, tuvo a Quilab. Con Maacá, la hija de Talmai, rey de Guesur, tuvo a Absalón. Con Haguit tuvo a Adonías. Con Abital tuvo Sefatías. Con Egla tuvo a Itream. Después de esto, David reinó en Jerusalén treinta y tres años, y allí tuvo trece hijos más, sin contar los hijos que tuvo con otras mujeres. Con Betsabé, hija de Amiel, tuvo cuatro hijos: Simá, Sobab, Natán, Salomón.

Los otros nueve hijos que tuvo David fueron: Ibhar, Elisúa, Elifélet, Nógah, Néfeg, Jafía, Elisamá, Eliadá, Elifélet. David también tuvo una hija llamada Tamar. Estos son los reyes que fueron descendientes de Salomón: Roboam, Abías, Asá, Josafat, Joram, Ocozías, Joás, Amasías, Azarías, Jotam, Ahaz, Ezequías, Mansasés, Amón, Josías.

Josías tuvo cuatro hijos: Johanán, Joacín, Sedequías, Salum.
Joacín tuvo dos hijos: Joaquín, Sedequías.
Joaquín tuvo siete hijos en el destierro: Salatiel, Malquiram, Pedaías, Senazar, Jecamías, Hosamá, Nedabías.
Pedaías tuvo dos hijos: Zorobabel, Simí.
Zorobabel tuvo una hija y siete hijos: Selomit, Mesulam, Hananías, Hasubá, Ohel, Berequías, Hasadías, Jusab-hésed.

Los descendientes de Hananías fueron: Pelatías, Isaías, Refaías, Amán, Abdías, Secanías.
Secanías tuvo seis hijos: Semías, Hatús, Igal, Bariah, Nearías, Safat.
Nearías tuvo tres hijos: Eioenal, Ezequías, Azricam.
Elioenal tuvo siete hijos: Hodavías, Eliasib, Pelaías, Acub, Johanán, Delaías, Ananí.

Como puedes darte cuenta continúa la genealogía ya que es  relevante pues destaca el linaje del rey  David. No obstante, es importante que el ser humano cultive su fe y aun en medio de la adversidad confíe en Dios.


Con Alta Estima,

sábado, 18 de enero de 2014

Tendrás que hacer las paces…


Isaías dijo: Los enemigos de Israel son como un monstruo del mar, y escurridizos como serpientes, pero Dios empuñará su espada, grande y poderosa, y los destruirá. Cuando llegue el castigo de nuestros enemigos, Dios dirá: Canten una canción a Israel. Yo la cuido y la protejo; día y noche le brindo í protección para que nadie le haga daño. Ya no estoy enojado con ella; todavía hay algunos rebeldes, pero yo los sacaré de allí. Si Israel quiere que yo la proteja, deberá reconciliarse conmigo; ¡tendrá que hacer las paces!

Isaías dijo: En el futuro el pueblo de Israel prosperará y poblará el mundo. Dios no ha castigado a Israel como castigó a sus enemigos; es verdad que los castigó expulsándolos de su país y mandándolos a tierras lejanas, pero no los destruyó como destruyó a sus asesinos.

Dios perdonará a los israelitas siempre y cuando ellos destruyan esos despreciables altares donde adoran a otros dioses. Pero los habitantes de Samaria son un pueblo sin inteligencia, y Dios, su creador, ya no les tiene compasión. Por eso su ciudad fortificada ha quedado abandonada y solitaria; allí sólo pasta el ganado, los animales se comen las ramas y luego se echan a dormir. Las ramas se quiebran al secarse, y las mujeres hacen fuego con ellas.

Cuando Dios perdone a Israel, hará que tiemble la tierra desde el río Eufrates hasta el río de Egipto; pero a ustedes los israelitas los juntará uno por uno, como junta el campesino las espigas. Ese día sonará la gran trompeta. Todos los que estaban prisioneros en el país de Asiria y en el país de Egipto, vendrán para adorar a Dios en la santa ciudad de Jerusalén.

Así pues, el hombre al arrepentirse de sus rebeliones,  y acepta la presencia de Dios en su vida el Señor le fortalecerá en su manera de vivir, le revelará  su plan divino  y le dará discernimiento del bien y del mal, liberándolo  de la batalla contra el maligno pues sólo Dios  da la victoria y protege al hombre que se ha reconciliado con El.


Con Alta Estima,

viernes, 17 de enero de 2014

Por tus enseñanzas aprendemos a vivir…


Cuando Dios castigue a nuestros enemigos, la gente de Judá entonará esta canción: Tenemos una ciudad muy fuerte; Dios levantó murallas y fortalezas para protegernos. Abran los portones de Jerusalén, pues por ellos entrará un pueblo justo y fiel. Dios hará vivir en paz a quienes le son fieles y confían en él.

Dios es nuestro refugio eterno; ¡confiemos siempre en él! Dios castiga a los creídos y derrota a la ciudad orgullosa, para que la pisoteen los humildes y los pobres. Dios nuestro, tu cuidas a la gente buena para que cumpla tus mandamientos. Por tus enseñanzas aprendemos a vivir; ellas nos hacen sentirnos seguros. Lo que más deseamos es obedecerte y adorarte. De día y de noche mi corazón te busca; cuando tú das una orden, todos aprenden a hacer lo bueno.

Dios nuestro, los malvados no aprenden a ser buenos aunque se les tenga compasión. Aunque estén entre gente buena, siguen actuando con maldad y no les importa que seas el Dios todopoderoso. Tú les tienes preparado su castigo, pero ellos ni siquiera se dan cuenta. ¡Demuéstrales cuánto nos amas, para que sientan vergüenza! ¡Destrúyelos con tu enojo! Dios nuestro, tú nos aseguras la paz, y todo lo que hemos logrado ha sido por tu gran poder.

Dios nuestro, aunque otros dioses nos han dominado, tú eres nuestro único Dios. Esos dioses no tienen vida; son dioses muertos y no se pueden mover. Tú les diste su merecido, y ahora nadie los recuerda. Tú has engrandecido nuestra nación. Has extendido nuestras fronteras para dar a conocer tu fama y tu poder. Cuando nos castigaste, nos volvimos a ti a pesar de nuestro dolor.

Tu castigo nos hizo sufrir mucho; nuestro dolor fue muy grande. Pero ese dolor no produjo nada. No le dimos a nuestro país la alegría de la victoria ni tampoco la alegría de tener muchos hijos. Pero somos tu pueblo, y aunque estemos destruidos, volveremos a vivir. Tú llenarás de vida y alegría a esta nación sin vida.
¡Vamos, pueblo mío, entra ya en tu ciudad! Cierra los portones y espera a que Dios calme su enojo. Dios saldrá de su palacio y castigará por su maldad a los que habitan la tierra. Los crímenes de los violentos no quedarán sin castigo.

Así pues, el ser humano que acepta la verdad de las enseñanzas de Jesús y se esfuerza por ser una mejor persona cada día,  es consciente de sus actos pues vive de acuerdo a las leyes divinas, por lo que siempre será lleno de paz y gozo en su corazón porque confía en el Señor y no en el hombre, pues al ser obediente el hombre determina un nuevo modelo de comportamiento, una mayor rectitud en su proceder, haciendo un compromiso con Dios, de forma que con su ejemplo pueda ayudar a otros a contender ese modelo en sus vidas y aprende a ser más justo, pero sabes, alcanzar este modelo que agrada a Dios es una decisión personal.


Con Alta Estima,

jueves, 16 de enero de 2014

En el confiamos y nos salvó…


Isaías dijo: Tú eres mi Dios. Yo alabo y bendigo tu nombre, porque has realizado planes admirables que prometiste desde tiempos antiguos. Has destruido las fortalezas de nuestros enemigos, has dejado las ciudades hechas un montón de ruinas. ¡Nunca más serán reconstruidas! Ahora los pueblos fuertes y tiranos te obedecen y te adoran.

Has sido un refugio para el débil y has protegido al pobre en su aflicción. Tú eres un refugio en la tormenta, una sombra que protege del calor. El soplo de los tiranos es como una tormenta de invierno; es como el calor del desierto. Tú frenaste el ataque de los enemigos, y así pusiste fin al canto de victoria de los tiranos.

El Dios todopoderoso prepara en Jerusalén un banquete para todas las naciones. Allí hay ricos manjares, comidas deliciosas, y los mejores vinos. Dios acabará con la tristeza de las naciones. Dios destruirá para siempre el poder de la muerte. Dios secará las lágrimas de todos y borrará la vergüenza de su pueblo en toda la tierra. Ese día se dirá: Ahí está nuestro Dios. En él confiamos, y nos salvó. ¡Gritemos de alegría porque Dios nos ha salvado! Dios ha jurado que así será.

Isaías continuó diciendo: Dios protegerá a Jerusalén, pero Moab será pisoteado como se pisotea la basura. Moab intentará surgir de nuevo, pero por más que se esfuerce, Dios aplastará su orgullo, Dios hará caer sus altas murallas y las dejará tendidas por el suelo.

Sabes, la palabra de Dios son enseñanzas verdaderas, difíciles de entender pero si el hombre vive apegado a la Palabra  logra una mayor conciencia y por ende crecimiento espiritual. Asimismo, el hombre al ser obediente será fortalecido en su fe y se alejará de las cosas mundanas, dejará de ser soberbio, pero si arrepentido, entonces su carácter será moldeado y dependerá de Dios, y a partir de ese avance en su camino entonces el hombre actuará con humildad pues su corazón ha sido quebrantado y Dios bendecirá al hombre renovado y limpio de corazón.


Con Alta Estima,

miércoles, 15 de enero de 2014

La tierra quedará totalmente arruinada…


Isaías dijo: ¡Dios va a convertir la tierra en un desierto! ¡Todos sus habitantes se dispersarán! A todos les pasará lo mismo: al sacerdote y al pueblo, a los amos y a los esclavos, al que compra y al que vende, al que presta y al que pide prestado, al rico y al pobre. ¡La tierra quedará totalmente arruinada!. El Dios de Israel ha jurado que así lo hará.

La tierra se ha secado y marchitado; la gente más poderosa se ha quedado sin fuerzas. La tierra se ha llenado de maldad, porque sus habitantes no han cumplido las leyes de Dios. Se habían comprometido a obedecerlo por siempre, pero ninguno cumplió con ese pacto. Todos han pecado; por eso la tierra está bajo maldición y muy pocos han quedado con vida. La ciudad está desierta.

Los viñedos se han secado; ya casi no hay vino. Los que antes cantaban de alegría hora mueren de tristeza. Ya no suenan los alegres tambores y el arpa ha quedado en silencio; ¡se acabó la fiesta! El vino se ha vuelto vinagre y nadie entona una canción. La ciudad está en ruinas, todo es un desorden, y las casas se han cerrado. Por las calles la gente pide a gritos un poco de vino.

¡La alegría abandonó la tierra! La ciudad quedó destruida, y sus portones, hechos pedazos. Las naciones quedaron vacías, como un árbol de olivo después de la cosecha. Los pocos que se salven gritarán y saltarán de alegría. ¡Por todos los rincones del mundo se oirán cantos de alabanza para el Dios que ama la justicia!
Isaías continuó diciendo: Mi ánimo está por los suelos; ¡siento que me muero de tristeza! No se puede confiar en los traidores, porque engañan y no tienen compasión. Y a ti, habitante de la tierra, te esperan el terror y las trampas; si te libras del terror, te hundirás en una trampa, y si sales de ella con vida, caerás en otra trampa.

Lloverá muy fuerte; un diluvio hará temblar los cimientos de la tierra. Un gran terremoto sacudirá la tierra hasta dejarla hecha pedazos. La tierra temblará como un borracho, y se vendrá abajo como frágil choza. ¡Pesa tanto el pecado de la gente que la tierra caerá y no volverá a levantarse! Ese día, Dios castigará a los que gobiernan con maldad en el cielo y en la tierra. Los meterá en un calabozo, los tendrá encarcelados, y al final los castigará. El sol y la luna se oscurecerán, porque el Dios todopoderoso reinará desde Jerusalén, y los jefes de su pueblo serán testigos del poder de Dios.

¡Darse prisa! Que el hombre sea más consciente en sus actos, que no actúe de mala fe , que se mantenga firme en sus convicciones, pues tanta maldad en el mundo está debilitando la tierra y la está contaminando conllevando al ser humano hacia un abismo, por eso es necesario que el hombre se alinee y cumpla con los mandatos divinos, que quite su soberbia y crea en Dios pues sólo confiando en El le dará una vía de escape, pues El es la única puerta  de la salvación.


Con Alta Estima,

martes, 14 de enero de 2014

¿Quién decidió destruir tan importante ciudad?...


Dios le mostró a Isaías lo que haría contra la ciudad de Tiro: Los marineros de Tarsis están tristes: desde la isla de Chipre les ha llegado una terrible noticia; la ciudad de Tiro ha sido destruida y el puerto ha quedado en ruinas. Los habitantes de Tiro y los comerciantes de Sidón se han quedado en ruinas. Los habitantes de Tiro y los comerciantes de Sidón se han quedado en silencio. Sus barcos iban y venían con ricas mercancías. Comerciaban con muchas naciones, y con el trigo de Egipto ganaban mucho dinero.

Pero ahora los de Sidón se llenarán de vergüenza; han sido los amos y señores del mar, pero el mar ya no les dará riquezas, y sus hijos no prosperarán. Cuando la noticia llegue a Egipto, todos llorarán de tristeza por Tiro, y dirán a los habitantes de la costa: Vayan al lugar más lejano del mundo, y al llegar pónganse a llorar. Tiro era la ciudad más antigua y la más alegre que conocíamos. Su gente podía viajar a lugares lejanos, y allí se quedaba a vivir. Sus comerciantes eran gente importante; todo el mundo los recibía con honores.

¿Quién decidió destruir tan importante ciudad? ¡Lo decidió el Dios todopoderoso, para humillar a todos los orgullosos y derribar a los poderosos de la tierra! ¡Habitantes de Tiro, mejor dedíquese a la agricultura, porque el puerto está destruido y los barcos de Tarsis ya no vendrán!

Dios mostró su poder en el mar y atacó a las naciones. Dios mandó destruir las fuertes ciudades de Canaán, y le dijo a Sidón: Tu fiesta se acabó; tu ciudad capital ha sido destruida. Aunque huyas a la isla de Chipre, no encontrarás paz allí.

Gente de Tiro y de Sidón, miren lo que pasó con Babilonia. Ese pueblo ya no existe, porque el ejército de Asiria lo destruyó. Los soldados levantaron torres de asalto, y destruyeron los palacios. Ahora los animales del desierto viven entre sus ruinas. Los marineros de Tarsis están tristes, porque su puerto ha sido destruido!.

Todos se olvidarán de la ciudad de Tiro por unos setenta años, que es lo que llega a vivir un rey. Al cabo de ese tiempo, a Tiro le pasará lo que dice la canción de la prostituta: Prostituta olvidada, toma tu arpa y recorre la ciudad; toca buena música, entona muchos cantos, a ver si se acuerdan de ti.

Cuando esos setenta años terminen, Dios dejará que Tiro vuelva a tener su actividad comercial, y volverá a tener relaciones comerciales con todos los países de la tierra. Pero Tiro no disfrutará de sus ganancias, sino que se las dará a Dios, y con ellas se comprarán abundante alimentos y ropas finas para los que adoran a Dios.

Así pues, los afanes del mundo son tentaciones para el ser humano, pues en la actualidad el hombre ambiciona ser cada vez más rico y no desarrolla una vida espiritual pues no practica  la verdad, se deja llevar por la naturaleza carnal, por lo que es momento que el hombre edifique su vida, que obedezca los mandatos del Dios todopoderoso pues El muestra su poder y decide lo que pasará, pero  sabes, Dios premia a los que le adoran..


Con Alta Estima,

lunes, 13 de enero de 2014

Y tú, ¿quién te crees?...


Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer en el Valle de la Visión: ¿Qué pasa en Jerusalén? ¿Por qué todos suben a las azoteas y gritan de alegría? Es verdad que los enemigos se han retirado, pero esta ciudad, que antes vivía alegre, ahora está llena de muertos; ninguno presentó pelea, ninguno murió en batalla. Nuestros jefes y soldados huyeron; salieron corriendo, pero fueron atrapados. ¡Déjenme solo! no traten de consolarme. Mi pueblo está en ruinas, y quiero llorar y apagar mi tristeza.

El Dios todopoderoso nos ha enviado este terrible castigo. En el Valle de la Visión sólo veo destrucción y terror. ¡El enemigo derribó nuestras murallas, y se oyen gritos de dolor en las montañas!
Los soldados de Elam y de Quir llegaron en sus carros de guerra, armados con escudos y flechas. Sus carros de guerra llenaron los hermosos valles de Jerusalén. Los soldados y sus caballos rodearon la ciudad. ¡Judá quedó indefensa! Ese día nuestra gente se dio cuenta de que había armas en el Palacio del Bosque. 

También se dieron cuenta de que los muros de Jerusalén estaban dañados; entonces revisaron las casas de la ciudad y derribaron algunas de ellas. Así tuvieron suficientes piedras para reparar los muros. Luego tomaron el agua del tanque viejo, y llenaron un tanque que construyeron entre las dos murallas. Pero no se dieron cuenta de que fue Dios quien había planeado ese ataque desde hacía mucho tiempo.
Isaías dijo: El Dios todopoderoso les aconsejó que debían ponerse a llorar y vestirse de luto en señal de dolor. Pero ustedes hicieron fiesta y se llenaron de alegría; comieron carne y tomaron vino, y dijeron: Comamos y bebamos que mañana moriremos. Por eso Dios me dijo al oído: Yo soy el Dios todopoderoso, y nunca les perdonaré este pecado.

El Dios todopoderoso le dijo a Isaías: Busca a Sená, el mayordomo del palacio, y dile: Y tú, ¿quién te crees? ¿Quién te dio permiso para construirte una tumba en el cementerio de los reyes? Dios te quitará de tu puesto, y serás la vergüenza de tu jefe. Dios hará que te lleven como esclavo a un país muy lejano. El te pateará a campo abierto, como si fueras una pelota. Allí morirás, y de nada te servirán tus famosos carros de guerra.

Escucha bien, Sená: Dios llamará a Eliaquim, su leal servidor, le dará tu puesto y tu misma autoridad. Eliaquim será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la familia del rey de Judá. Dios le entregará el poder que tuvo el rey David. Lo que Eliaquim ordene se cumplirá, y nadie podrá contradecirlo. El será un orgullo para su familia, y Dios lo protegerá de todo enemigo. Toda su familia se sentirá orgullosa y contará con su apoyo. Pero llegará un día en el que también Eliaquim pecará junto con toda su familia y todos los que en él confiaron. El Dios todopoderoso jura que así será.

Por lo que es necesario que el hombre sea humilde y se arrepienta de sus malas acciones y cambie su estilo de vida, que renueve su mente y su corazón y que se apegue a las enseñanzas de Jesucristo pues es tiempo de pedirle al Señor Jesús  capacite al ser humano, que aprenda a depender de El y no bajo las fuerzas carnales-humanas pues los triunfos de este mundo no son el verdadero valor sino más bien el hombre debe honrar a su familia, que dependa de Dios para que fortalezca su fe, pero sabes es importante que reconozcas a Jesucristo como el santo verdadero, él que tiene la llave, el único que abrirá y cuando cierre ninguno abrirá. Por lo tanto, el hombre debe Recordar que es tiempo de reflexionar y hacer un cambio en su vida! 

Con Alta Estima,


domingo, 12 de enero de 2014

Genealogía (II)


Jacob, a quien Dios llamó Israel, tuvo doce hijos: Rubén, Simeón, Leví, Judá, Isacar, Zabulón, Dan, José, Benjamín, Neftalí, Gad, Aser.  Judá tuvo tres hijos con una cananea, hija de un hombre llamado Súa: Er, Onán, Selá. Er, el hijo mayor, fue tan malo que Dios le quitó la vida.
Luego Judá tuvo dos hijos con Tamar, su nuera Fares, Zérah. Judá tuvo, en total, cinco hijos.
Fares tuvo dos hijos: Hesrón, Hamul. Hesrón tuvo tres hijos: Jerahmeeel, Ram, Caleb.

Los descendientes de Ram fueron: Aminadab, Nahasón, Salmá, Booz, Obed, Jesé.
Nahasón fue jefe de los descendientes de Judá.
Jesé tuvo siete hijos: Eliab, Aminadab, Simá, Natanael, Radai, Osem, David.
Jesé tuvo además dos hijas: Seruiá. Abigail.
Seruiá tuvo tres hijos: Abisai, Joab, Asael.
Abigail se casó con Jéter el ismaelita, y tuvo un hijo, Amasá.
Zérah tuvo cinco hijos: Zimrí, Etán, Hemán, Calcol, Dardá.
Etán tuvo un hijo, Azarías.
Carmí, bisnieto de Zérah, tuvo un hijo, Acar.

En cierta ocasión, Dios castigó a todo el pueblo de Israel por culpa de Acar. Cuando Josué conquistó Ai, Dios le ordenó destruirlo todo. Nadie debía quedarse con nada de lo que había en la ciudad, pero Acar no obedeció, y se llevó algunos objetos.
Caleb, descendiente de Hesrón, tuvo dos mujeres, Azubá y Jeriot. Sus hijos fueron: Jéser, Sobab, Ardón.
Cuando Azubá murió, Caleb se casó con Efrata, y con ella tuvo un hijo, Hur.
 Hur tuvo un hijo, Besalel. Cuando Hesrón tenía sesenta años, se casó con la hija de Maquir, para de Galaad. De ese matrimonio nació un hijo, Segub.
Luego, Segub tuvo un hijo llamado Jair, quien gobernó veintitrés ciudades en la región de Galaad. Pero Guesur y Aram se apoderaron de sesenta ciudades, entre las cuales estaban los campamentos de Jair y las aladeas de Quenat.
Después de que Hesrón murió en Caleb de Efrata, su mujer Abías tuvo un hijo, Ashur. Ashur tuvo un hijo, Tecoa.
Jerahmeel, hijo mayor de Hesrón, tuvo dos esposas; con una de ellas tuvo cinco hijos: Ram, Buná, Oren, Osem, Ahías.
Con su otra esposa, llamada Atar, tuvo un hijo Onam. Estos fueron los descendientes de Jerahmeel: Ram, tuvo tres hijos: Maas, Jamín, Equer.
Onam tuvo dos hijos: Samai, Jadá.
Samai tuvo dos hijos: Nadab, Abisur.
Con su esposa Abihail, Abisur tuvo dos hijos: Ahbán, Molid.
Nadab tuvo dos hijos: Séled, Apaim. Seled murió sin hijos.
Los descendientes de Apaím fueron: Isí, Sesám, Ahlai.
Sesán no tuvo hijos; sólo tuvo hijas. Sesán tenía un esclavo egipcio llamadado Jarhá, a quien le dio como esposa una de sus hijas, y ella tuvo un hijo, Atai.
Esta es la lista de los descendiente de Atai: Natán, Zabad, Eflal, Obed, Jehú, Azarías, Heles, Elasá, Sismai, Salum, Jecamías, Elisamá.
Jadá tuvo dos hijos: Jéter, Jonatán. Jonatán tuvo dos hijos: Pélet, Zazá. Jéter murió sin tener hijos.
Caleb, hermano de Jerahmeel, tuvo dos hijos: Mesá, Maresá. Mesa tuvo un hijo, Zif. Maresá tuvo un hijo, Hebrón. Hebrón tuvo cuatro hijos: Coré, Tapúah, Réquem, Sema. Sema tuvo un hijo, Ráham. Ráham tuvo un hijo, Jorcoam. Réquem tuvo un hijo Samai. Samai tuvo un hijo, Maón. Maón tuvo un hijo, Bet-sur.
Caleb tuvo dos mujeres:Efá y Maacá. Con Efá tuvo tres hijos: Harán, Mosá, Gazez. Harán tuvo un hijo. En honor de su hermano lo llamó Gazez. Con Maacá tuvo cuatro hijos: Séber, Tirhaná, Sáaf, Sevá.
Sáaf tuvo un hijo; Madmaná. Sevá tuvo dos hijos: Machená, Guibéa.
Caleb tuvo también una hija, Acsa.
Los hijos de Jahdai, suegro de Caleb, fueron: Réguem, Jotam, Guesán, Pélet, Efá, Sáaf.
Hur, hijo mayor de Caleb y Efrata, tuvo tres hijos: Sobal, Salmá, Haref.Haref tuvo un hijo, Bet-gader.
Los descendientes de Sobal fueron: Quiriat-jearim, Reaías, la mitad de los manahetitas. Los grupos que desciende de Quiriat-jearim son: los itritas, los futitas, los sumatitas y los misraítas. Los grupo que descienden de los misraítas son: los soratitas, y los estaolitas.
Los decendientes de Salmá fueron: Belén, Atrot-bet-joab, los netofatitas, la otra mitad de los manahetitas, los soreítas y las tribus de los soferitas. Las tribus soferitas vivían en Jabes, y entre ellas estaban los tirateos, simateos y sucateos. Estos son los quenitas que descienden de Hamat, padre de los recabitas.

Como puedes darte cuenta, la genealogía es  relevante pues destaca el linaje del rey  David, que llega hasta el Señor Jesucristo y se obtuvo  información escrita de lo que quedó de los grandes reinos, de David y Salomón,  el pueblo de Judá. No obstante, es importante que el ser humano cultive su fe y aun en medio de la adversidad confíe en Dios teniendo la certeza de que El permanece fiel para cumplir sus promesas.


Con Alta Estima,

sábado, 11 de enero de 2014

Pronto llegará el alivio…


Dios le mostró a Isaías lo que haría con Babilonia, y este dijo: Como las tormentas que vienen del sur, así atacará un ejército que vienen del sur, así atacará un ejército que viene del terrible desierto. Lo que Dios me mostró es algo terrible: el traidor y el destructor cumplen su tarea.

¡Pueblo de Elam, a las armas! ¡Pueblo de Media, al ataque! ¡Destruyan a Babilonia! Dios pondrá fin al sufrimiento que han causado los babilonios. Cuando veo lo que Dios hace con Babilonia, me tiembla todo el cuerpo; me causa un terrible dolor, como el que siente una mujer cuando va a tener un hijo. El miedo y la angustia no me dejan ver ni oír nada. Tengo la mente confundida, estoy temblando de miedo. La frescura del atardecer, que tanto me gustaba, ahora se me ha vuelto insoportable.

En Babilonia, los generales están de fiesta, disfrutando de un gran banquete. Vamos, capitanes, ¡basta ya de fiestas!; ¡preparen sus escudos! Dios le dijo a Isaías: Envía un hombre a vigilar el horizonte; que te haga saber todo lo que vea. Si ve hombres montados a caballo, en burros o en camellos, y marchando en dos columnas, que dé la voz de alarma.

El vigilante le gritó a Isaías: Señor, he permanecido en mi puesto; día y noche he vigilado el horizonte. ¡Veo venir carros de guerra y hombres montados a caballo!
Entonces alguien gritó: ¡Babilonia ha sido destruida! Todas las estatuas de sus dioses están hechas pedazos, tendidas por el suelo.

Isaías dijo: Pueblo mío, que has sufrido grandemente, yo te he anunciado lo que me mostró el Dios todopoderoso, el Dios de Israel. Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer contra el país de Edom, y en esa visión él escuchó que alguien le gritaba desde ese país: Isaías, ¿cuánto tiempo falta para que termine nuestro castigo? Y él le respondió: Pronto llegará el alivio, pero el castigo volverá. Si quieren saber más, vuelvan a preguntar más tarde.

Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer contra los árabes, que pasan la noche entre los matorrales del desierto: ¡Arabes de la región de Dedán!, salgan al encuentro del que tiene sed y ofrézcanle agua. Y ustedes, árabes de la región de Temá, salgan al encuentro del que huye y ofrézcanle algo de comer. Porque ellos son sus compatriotas, que escapan de la terrible batalla; flechas.

Dios le dijo a Isaías: Dentro de un año acabaré con la hermosura de la región árabe de Quedar, como quien termina el contrato de un trabajador. Sus valientes guerreros no tendrán con qué defenderse. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.

¡Urgente! Que el hombre vigile su proceder, que sea vigilante de día y de noche  en su caminar, que sea de buen testimonio siendo diligente en todo lo que haga, que evite los afanes del mundo ya que tanto materialismo  no le edifica  sino más bien lo conduce a la destrucción. Lo importante, es que el ser humano  busque a Dios, que esté atento a su Palabra y cultive lo espiritual entonces el hombre estará preparado pues su ser interior será lleno del poder del espíritu de Dios.


Con Alta Estima

viernes, 10 de enero de 2014

Es una señal…


En cierta ocasión, el rey Sargón de Asiria envió a la ciudad de Asdod a uno de sus generales con su ejército. Ellos atacaron la ciudad y la conquistaron. Entonces Dios le pidió al profeta Isaías que se quitara las sandalias y la ropa de luto que llevaba puesta. Isaías obedeció, y anduvo descalzo y medio desnudo durante tres años. Después, Dios envió a través de Isaías este mensaje:

Durante tres años mi profeta ha andado descalzo y medio desnudo. Eso es una señal de lo que les pasará a Egipto y a Etiopía. El rey de Asiria se llevará prisioneros a los egipcios y a los etíopes, desde el más joven hasta el más viejo; se los llevará descalzos y desnudos, para que sientan vergüenza.

Los demás países habían puesto su confianza en Etiopia y se sentían orgullosos de Egipto, pero ese día sentirán vergüenza de haberlo hecho, y tendrán mucho miedo. Ese día los habitantes de la costa dirán: Miren cómo han terminado Egipto y Etiopia. Teníamos la esperanza de que nos ayudarán a librarnos del rey de Asiria. ¿Ahora quién podrá defendernos?

Así pues, el hombre al estar apegado a la ley de Dios,  obedece y cumple sus mandatos, por lo tanto, consciente de sus actos entonces su vida estará bajo la protección divina y  todo lo que haga estará dentro de los parámetros establecidos por Dios ya que su confianza está en El, pero sobre todo el ser humano debe ser reflexivo a que la Palabra de Dios se cumple hoy pues es una Palabra eterna.


Con Alta Estima,

jueves, 9 de enero de 2014

Les enviará un libertador…


Dios le dio este mensaje a Isaías, y él se lo comunicó al pueblo: ¡Miren! Dios se acerca a Egipto, cabalgando en una nube veloz. Ante él tiemblan los dioses de Egipto, y el pueblo egipcio se llena de miedo.
Dios dice: Haré que los egipcios se peleen unos con otros; el amigo contra su amigo, una ciudad contra otra, un reino contra otro reino: Haré que se vuelvan locos, y que fracasen sus planes. Entonces buscarán a los dioses, a los brujos y adivinos, y a los espíritus de los muertos, y les preguntarán qué hacer.

Yo haré que un rey cruel y malvado gobierne sobre Egipto. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así será. Egipto se quedará sin agua, y se marchitarán las cañas y los juncos. El río Nilo se quedará seco, y sus canales despedirán mal olor. Los campos sembrados a orillas del Nilo se echarán a perder. Todos los pescadores del Nilo se pondrán tristes y llorarán. Los que tejen lino, los que fabrican telas y todos los artesanos se asustarán y no sabrán qué hacer.

¡Ustedes, jefes de la ciudad de Soan, que son los consejeros más sabios de Egipto, en realidad son unos tontos! ¿De qué le sirve al rey de Egipto que ustedes sean hijos de sabios y reyes? Pobre de ti, rey de Egipto; te has quedado sin consejeros. Nadie podrá decirte ahora los planes que el Dios todopoderoso tiene preparados contra tu pueblo. Los jefes de Soan son unos tontos, los jefes de Menfis se dejaron engañar y los jefes de las provincias hicieron que Egipto se equivocara.
Dios ha confundido a sus consejeros porque son unos malvados. Egipto se tambalea como borracho, y nadie podrá ayudarlo.

Los egipcios se llenarán de miedo cuando vean que el Dios todopoderoso se prepara para castigarlo. Los egipcios tendrán miedo de la gente de Judá; con sólo acordarse de ellos se llenarán de espanto, porque los planes que el Dios todopoderoso tiene contra Egipto son terribles.

Dios castigará a los egipcios, pero después ellos se arrepentirán de su maldad. Entonces Dios les tendrá compasión y los perdonará. Cuando llegue ese momento, cinco de las ciudades de Egipto hablarán el idioma de los israelitas y jurarán ser fieles a Dios todopoderoso. Una de esas ciudades se llamará “Ciudad del Sol”. 
También habrá en Egipto un altar dedicado a Dios, y cerca de su frontera se levantará un monumento en su honor. Ese monumento servirá de señal de que en Egipto se adora al Dios todopoderoso. Cuando los egipcios le pidan a Dios que los libere de sus enemigos, él les enviará un libertador para que los defienda y los salve. Así, Dios hará que los egipcios lo reconozcan y obedezcan, y ellos le presentarán ofrendas y regalos; le harán promesas y se las cumplirán.

En ese tiempo habrá un camino entre Egipto y Asiria. Los egipcios irán a Asiria, y los asirios a Egipto, y ambos pueblos adorarán a Dios. Israel, Egipto y Asiria vivirán en paz. Israel será una bendición para todos los pueblos de la tierra. Y el Dios todopoderoso los bendecirá diciendo: Bendigo a Egipto, pues me pertenece. Bendigo a Asiria, pues la hice con mis manos. Bendigo a Israel, pues es mi pueblo escogido.

Por lo tanto, el hombre debe visualizar el poder de Dios, y así evitar caer en creencias vanas, prácticas de hechicería, idolatría, cosas abominables para Dios, por eso es prioritario que el ser humano esté apegado a la Palabra de Dios y confíe en El como el Dios verdadero para que no se aparte del camino correcto. No obstante, el hombre debe apresurarse a buscar a Dios y pedir su dirección, no esperar que Dios agite su mano, sino al contrario, clamar a El en toda circunstancia para poder vencer con disciplina la adversidad pues ya es tiempo que el hombre se vuelva a El, que le conozca y honre, y entonces recibirá bendiciones del Dios todopoderoso. 

Con Alta Estima,


miércoles, 8 de enero de 2014

Estén alertas…


¡Qué mal le va a ir a Egipto, ese país lleno de mosquitos, y que envía a sus mensajeros por el río Nilo en barcas de Junco! Veloces mensajeros, regresen a Egipto, a ese pueblo rodeado de ríos, de gente muy alta y de piel brillante; a ese pueblo fuerte y orgulloso, que todo el mundo teme. ¡Habitantes del mundo, no dejen de mirar hacia las montañas! Estén alertas, porque pronto se dará la señal; pronto sonará la trompeta que anuncia la llegada del castigo.

Dios me dijo: Isaías, yo estoy en el cielo y desde aquí observo tranquilo a todo el mundo. Estoy tranquilo, como la luz del sol en un día de verano, como la nube de rocío en el día caluroso de la cosecha.

La gente de Egipto quedará abandonada en las montañas. Será abandonada como los viñedos después de la cosecha. Será comida de buitres en el verano, y alimento de las fieras en el invierno.

Egipto está rodeado de ríos, tiene gente muy alta, de piel brillante. Es un pueblo fuerte y orgulloso, y todo el mundo le teme. Pero cuando llegue el día de su castigo traerá ofrendas a Jerusalén y adorará al Dios todopoderoso.

Aquí puedes darte cuenta que Dios está tranquilo y mira al ser humano desde el cielo, lo observa y examina, lo pone a prueba, por lo que debe obedecer su Palabra y, sabes es necesario que el hombre esté alerta, esté preparado pues es momento de que despierte, que busque a Dios y desarrolle valores espirituales para que sea luz que alumbre en los lugares obscuros.


Con Alta Estima,

martes, 7 de enero de 2014

Volverán a confiar en su Creador…


Mensaje de Dios contra Damasco: La ciudad de Damasco dejará de existir; quedará hecha un montón de minas. Será abandonada para siempre; en sus ruinas comerán los animales, sin que nadie los moleste. Todo el reino de Siria dejará de existir, al igual que la ciudad de Damasco; además las ciudades del norte, que son el orgullo de Israel, se quedarán sin murallas. Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así será.

Dios continuó diciendo: Cuando Siria sea destruida, también el gran pueblo de Israel se quedará sin fuerzas y perderá todas sus riquezas. Israel será arrasada; quedará como un campo de trigo después de la cosecha. Los pocos que queden con vida serán como esas espigas que quedan tiradas en el campo, o como las pocas aceitunas que quedan en la punta del árbol después de sacudirlo. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así será.

En ese día, los israelitas se arrepentirán y volverán a confiar en su creador, el Dios santo de Israel. No volverán a ofrecer sacrificios al dios Baal, ni a adorar a las estatuas de la diosa Astarté, las cuales hicieron con sus propias manos. En ese día, las ciudades fortificadas de Israel quedarán abandonadas y desiertas, tal como quedaron las ciudades que Israel conquistó en Canaán.

Ustedes, israelitas se olvidaron de Dios, que es protector y salvador. Ahora siembran hermosos huertos en honor de otros dioses. Se dedican a cuidar las plantas y al día siguiente brota la semilla. Pero llegará el día en que sufrirán, y esa cosecha no les servirá de nada. Oigan a los muchos ejércitos enemigos; ¡rugen más que un mar embravecido! Por la noche causan terror, pero al amanecer desaparecen. En cuanto Dios los reprende, salen corriendo y se van muy lejos. ¡Son como la paja que se lleva el viento, como la hierba que arrastra el huracán! ¡así acabarán las naciones que han robado a Israel y lo han dejado en la ruina!

Por lo tanto, el hombre debe volverse a Dios, buscarlo para andar en el camino recto y cultivar una relación íntima con El, una comunión diaria con Jesús, reflexionar y corregir aquellas acciones que lo llevaron actuar a la ligera y  que con su decisión no beneficiaron a otros sino que mostraron una vez más que todavía el hombre se deja llevar por su egoísmo, siendo necesario que el hombre esté apegado a la Palabra de Dios para que supere las pruebas pues en todo momento  podrá invocar al todopoderoso para luchar y vencer la maldad, pero sabes, conociendo la superfluidad del mundo y pueda apartarse de tanta idolatría es imprescindible que el ser humano evite la vanagloria y más bien demuestre con sencillez de corazón  su amor en adoración y servicio al Creador.


Con Alta Estima,

lunes, 6 de enero de 2014

El guiará a todos con bondad…


Desde la ciudad de Selá que está en el desierto, los jefes de Moab envían corderos para presentar ofrendas a Dios en el templo de Jerusalén. Los habitantes de Moab cruzan el río Arnón; parecen pájaros asustados que escapan de sus nidos. Vienen con este mensaje para los habitantes de Jerusalén. ¡Necesitamos protección! Necesitamos un lugar para escondernos. No nos entreguen en manos del enemigo destructor. Cuando el enemigo se vaya de Moab y terminen la guerra y la destrucción, un descendiente del rey David llegará a ser rey de Israel. Su reinado será justo y honesto, él guiará a todos con bondad, y no tardará en hacer justicia.

Los habitantes de Moab son famosos por su orgullo: se creen muy importantes, y miran con desprecio a los demás. ¡Pero están equivocados! Todos ellos llorarán por su país; se llenarán de tristeza al recordar los ricos viñedos de Quir-haréset, de Hesbón y de Sibná. Esos viñedos eran tan grandes que se extendían por el desierto, y llegaban a la ciudad de Jazer y hasta el mar Mediterráneo. Pero ahora esos viñedos están marchitos, pues los asirios los han destrozado por completo.

Por eso, ahora lloro por los viñedos de Sibmá y Jazer. También lloro por Hesbón y Elalé, pues en sus campos ya no hay frutos ni cosechas que den alegría a la gente. Ya no habrá en los campos alegría ni alboroto; ya no se oirá el canto de los que recogen las uvas ni la alegría de los que hacen el vino. ¡Se acabaron las canciones y los gritos de alegría! Mi corazón tiembla como las cuerdas de un arpa; tiembla de tristeza por la desgracia de Moab y de Quir-haréset. De nada les sirve a sus habitantes subir a las colinas para adorar a sus dioses; por más que rueguen no van a conseguir ayuda.

Este fue el mensaje que hace mucho tiempo Dios dio en contra de Moab. Y ahora Dios dice: El contrato de trabajo de cualquier obrero dura tres años. Por eso les digo que dentro de tres años el poder de Moab será destruido. Su gente morirá; sólo unos cuantos quedarán con vida, pero sin fuerzas.

Aquí puedes darte cuenta que el ser humano debe dejar a un lado el orgullo para poder tener una relación personal con Jesucristo, pues el hombre debe estar sujeto a la voluntad Superior, a Dios, confiar en El no en la fuerza humana. Sabes, lo esencial es que el hombre cultive la humildad, crea en Dios y reconozca que El es el único Dios verdadero y fiel a sus promesas,  que da protección y hace justicia a los que viven en rectitud. 

Con Alta Estima,

domingo, 5 de enero de 2014

Las Genealogías…


Los descendientes de Adán son: Set, Enós, Cainán, Mahalaiel, Jéred, Henoc, Matusalén, Lámex, Noé.
Los descendientes de Noé son: Sem, Cam, Jafet.
Jafet tuvo siete hijos: Gómer, Magog, Madai, Javán, Tubal, Mésec, Tirás.
Gómer tuvo tres hijos: Asquenaz, Rifat, Togarmá.
Javán tuvo cuatro hijos: Elisá, Tarsis, Quitim, Rodanim.

Cam tuvo cuatro hijos: Cus, Misraim, Fut, Canaán.
Cus tuvo seis hijos: Sebá, Havilá, Sabtá, Raamá, Sabtecá, Nimrod.
Nimrod llegó a ser muy poderoso en toda la tierra.
Raamá tuvo dos hijos: Sebá, Dedán.

Estos son los pueblos que descienden de Misraim: los ludeos, los anameos, los lehabitas, los naftuhítas, los patruseos, los casluhitas y los caftoritas.
Los filisteos descienden de los caftoritas.
Canaán tuvo dos hijos: Sidón, Het.
Estos son los pueblos que descienden de Canaán: los jebuseos, los amorreos, los gergeseos, los heveos, los araceos, los sineos, los arvadeos, los semareos y los hamateos.
Sem, el primer hijo de Noe, tuvo cinco hijos: Elam, Asur, Arfaxad, Lud, Aram.
Aram tuvo cuatro hijos: Us, Hul, Mas, Guéter.
Arfaxad tuvo un hijo, Sélah.
Sélah tuvo un hijo, Éber. Eber tuvo dos hijos: Péleg, Joctán. En los días cuando Péleg vivía, la gente se dividió. Entonces se formaron muchas tribus y pueblos.
Joctán tuvo trece hijos: Almodad, Sélef, Hasar-mávet, Jérah, Hadoram, Uzal, Diclá, Obal, Abimael, Sebá, Ofir, Havilá, Jobab.

Los descendientes de Sem hasta Abram son los siguientes: Arfaxad, Sélah, Éber, Péleg, Reú, Serug, Nahor, Térah, Abram.
Abraham tuvo dos hijos: Isaac, Ismael.
Después Abraham se casó con Queturá y tuvo seis hijos: Zimrán, Jocsán, Medán, Madián, Isbac, Súah.
Jocán tuvo dos hijos: Sebá, Dedán.
Madián tuvo cinco hijos: Efá, Éfer, Hanoc, Abidá, Eldaá.

Ismael tuvo doce hijos: Nebaiot, Quedar, Adbeel, Mibsam, Mismá, Dumá, Masá, Hadad, Temá, Jetur, Naifs, Quedmá.

Isaac, el otro hijo de Abraham, tuvo dos hijos: Esaú, Jacob.
Esaú tuvo doce hijos: Elifaz, Reuel, Jeús, Jaalam, Coré, Lotán, Sobal, Sibón, Aná, Disón, Éser, Disán.
Elifaz tuvo siete hijos: Temán, Omar, Sefó, Gatam, Quenaz, Timná, Amalec.
Reuel tuvo cuatro hijos: Náhat, Zérah, Samá, Mizá.
Lotán tuvo dos hijos: Horí, Hemam. Lotán tuvo una hermana llamada Timná.
Sobal tuvo cinco hijos: Alván, Manáhat, Ebal, Sefó, Onam.
Sibón tuvo dos hijos: Aiá, Aná.
Aná tuvo un hijo, Disón.
Disón tuvo cuatro hijos: Hemdán, Esbán, Itrán, Querán.
Éser tuvo tres hijos: Bilhan, Zaaván, Jaacán.
Disán tuvo dos hijos: Us, Arán.

Antes que de que hubiera reyes en Israel, los descendientes de Esaú, que vivían en Edom, tuvieron varios reyes. Cada rey gobernaba hasta el día de su muerte, y entonces otro ocupaba su lugar. Esta es la lista de los reyes de Edom: Bela hijo de Beor, de la ciudad de Cinhaba. Joab hijo de Zérah, el pueblo de Bosrá. Husam, de la región de Temán. Hada hijo de Bedad, de la ciudad de Avit. Samlá, del pueblo de Masrecá. Saúl, del pueblo de Rehobot, junto al Eufrates. Baal-hanán hijo de Acbor. Hadad, de la ciudad de Pau.

La esposa de Hadad de Pau se llamaba Mehetabel y era hija de Matred y nieta de Mezaab. Hadad de Avit derrotó a Madián cuando pelearon en el campo de Moab. Después de que murió, los edomitas tuvieron a los siguientes jefes: Timná, Alvá, Jetet, Oholibamá, Elá, Pinón, Quenaz, Temán, Mibsar, Magdiel, Iram.

Aquí puedes darte cuenta que  se expone los linajes, la genealogía desde Adán, siendo de utilidad ya que muestra al ser humano la ascendencia de los antepasados de una persona, aprende las ocupaciones, costumbres y  entiende sus propios valores y hábitos heredados. Y sabes,  conociendo el hombre su genealogía le da perspectiva y enfoque a su vida y por ende el ser humano, adquiere fortaleza y lo motiva a seguir los retos que se ha propuesto alcanzar. Asimismo, al conocer el hombre de donde viene lo anima a que muestre amor familiar, considere el perdón, la reconciliación para su crecimiento, pero es necesario que el hombre se esfuerce  y mejore en lo que está a su alcance. 

Con Alta Estima,