¡Qué mal le va a ir a Egipto, ese país lleno de mosquitos, y
que envía a sus mensajeros por el río Nilo en barcas de Junco! Veloces
mensajeros, regresen a Egipto, a ese pueblo rodeado de ríos, de gente muy alta
y de piel brillante; a ese pueblo fuerte y orgulloso, que todo el mundo teme.
¡Habitantes del mundo, no dejen de mirar hacia las montañas! Estén alertas,
porque pronto se dará la señal; pronto sonará la trompeta que anuncia la
llegada del castigo.
Dios me dijo: Isaías, yo estoy en el cielo y desde aquí
observo tranquilo a todo el mundo. Estoy tranquilo, como la luz del sol en un
día de verano, como la nube de rocío en el día caluroso de la cosecha.
La gente de Egipto quedará abandonada en las montañas. Será
abandonada como los viñedos después de la cosecha. Será comida de buitres en el
verano, y alimento de las fieras en el invierno.
Egipto está rodeado de ríos, tiene gente muy alta, de piel
brillante. Es un pueblo fuerte y orgulloso, y todo el mundo le teme. Pero
cuando llegue el día de su castigo traerá ofrendas a Jerusalén y adorará al
Dios todopoderoso.
Aquí puedes darte cuenta que Dios está tranquilo y mira al
ser humano desde el cielo, lo observa y examina, lo pone a prueba, por lo que
debe obedecer su Palabra y, sabes es necesario que el hombre esté alerta, esté
preparado pues es momento de que despierte, que busque a Dios y desarrolle
valores espirituales para que sea luz que alumbre en los lugares obscuros.
Con Alta Estima,
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