En cierta ocasión, el rey Sargón de Asiria envió a la ciudad
de Asdod a uno de sus generales con su ejército. Ellos atacaron la ciudad y la
conquistaron. Entonces Dios le pidió al profeta Isaías que se quitara las
sandalias y la ropa de luto que llevaba puesta. Isaías obedeció, y anduvo
descalzo y medio desnudo durante tres años. Después, Dios envió a través de
Isaías este mensaje:
Durante tres años mi profeta ha andado descalzo y medio
desnudo. Eso es una señal de lo que les pasará a Egipto y a Etiopía. El rey de
Asiria se llevará prisioneros a los egipcios y a los etíopes, desde el más
joven hasta el más viejo; se los llevará descalzos y desnudos, para que sientan
vergüenza.
Los demás países habían puesto su confianza en Etiopia y se
sentían orgullosos de Egipto, pero ese día sentirán vergüenza de haberlo hecho,
y tendrán mucho miedo. Ese día los habitantes de la costa dirán: Miren cómo han
terminado Egipto y Etiopia. Teníamos la esperanza de que nos ayudarán a
librarnos del rey de Asiria. ¿Ahora quién podrá defendernos?
Así pues, el hombre al estar apegado a la ley de Dios, obedece y cumple sus mandatos, por lo tanto,
consciente de sus actos entonces su vida estará bajo la protección divina y todo lo que haga estará dentro de los
parámetros establecidos por Dios ya que su confianza está en El, pero sobre
todo el ser humano debe ser reflexivo a que la Palabra de Dios se cumple hoy
pues es una Palabra eterna.
Con Alta Estima,
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