sábado, 4 de enero de 2014

No queda una sola hoja verde…


Dios dijo: ¡El reino de Moab ha quedado en ruinas! Todos en Moab están de luto, se han rapado la cabeza y se han cortado la barba. En una sola noche fueron destruidas las ciudades de Ar y de Quir, de Nebo y de Medebá. Los habitantes de Dibón corren al templo y a los altares que construyeron en las colinas; van para lamentar ante sus dioses tanta destrucción y tanto dolor. En las terrazas y en las plazas todos se lamentan y gritan de dolor; la gente va por la calle vestida de luto, y llora a más no poder. Los que viven en Hesbón y en Elalé gritan pidiendo auxilio; hasta en Jahas se oyen sus gritos. Los guerreros de Moab se asustan y tiemblan de miedo.

Isaías dijo: Siento lástima por el reino de Moab. Los moabitas están llenos de miedo, y huyen al pueblo de Sóar; corren hacia Eglat-selislya, suben llorando por la cuesta de Luhit, y lanzan gritos de dolor por el camino de Horonaim. Se han secado los pozos de Nimrin; la hierba está marchita, y no queda una sola hoja verde. La gente toma todo lo que tiene y cruza el arroyo de los Sauces.

En todo el territorio de Moab se escucha a la gente pedir auxilio; sus gritos llegan hasta Eglaim y se oyen en Beer-elim. Si ahora los pozos de Dimón están llenos de sangre, Dios les enviará aun peores castigos, y los moabitas que queden con vida, serán atacados por leones.

Por lo tanto, el hombre preponderantemente debe buscar a Dios para que mantenga una relación personal con El, que al pasar pruebas no caiga en una sequía espiritual pues sabrá vencerlas con paciencia y gozo ya que Dios está con él; además, las adversidades le ayudarán a crecer pues su fe será fortalecida y le ayudará a  seguir en el camino del bien, pero sabes,  es esencial que el ser humano se alimente diariamente de la Palabra de Dios para que adquiera conocimiento y sabiduría de lo Alto y confíe que Dios es su refugio  con lo que logrará en su ser interior plenitud espiritual.


Con Alta Estima,

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