Dios le mostró a Isaías lo que haría con Babilonia, y este
dijo: Como las tormentas que vienen del sur, así atacará un ejército que vienen
del sur, así atacará un ejército que viene del terrible desierto. Lo que Dios
me mostró es algo terrible: el traidor y el destructor cumplen su tarea.
¡Pueblo de Elam, a las armas! ¡Pueblo de Media, al ataque!
¡Destruyan a Babilonia! Dios pondrá fin al sufrimiento que han causado los
babilonios. Cuando veo lo que Dios hace con Babilonia, me tiembla todo el
cuerpo; me causa un terrible dolor, como el que siente una mujer cuando va a
tener un hijo. El miedo y la angustia no me dejan ver ni oír nada. Tengo la
mente confundida, estoy temblando de miedo. La frescura del atardecer, que
tanto me gustaba, ahora se me ha vuelto insoportable.
En Babilonia, los generales están de fiesta, disfrutando de
un gran banquete. Vamos, capitanes, ¡basta ya de fiestas!; ¡preparen sus
escudos! Dios le dijo a Isaías: Envía un hombre a vigilar el horizonte; que te
haga saber todo lo que vea. Si ve hombres montados a caballo, en burros o en
camellos, y marchando en dos columnas, que dé la voz de alarma.
El vigilante le gritó a Isaías: Señor, he permanecido en mi
puesto; día y noche he vigilado el horizonte. ¡Veo venir carros de guerra y
hombres montados a caballo!
Entonces alguien gritó: ¡Babilonia ha sido destruida! Todas
las estatuas de sus dioses están hechas pedazos, tendidas por el suelo.
Isaías dijo: Pueblo mío, que has sufrido grandemente, yo te
he anunciado lo que me mostró el Dios todopoderoso, el Dios de Israel. Dios le
mostró a Isaías lo que iba a hacer contra el país de Edom, y en esa visión él
escuchó que alguien le gritaba desde ese país: Isaías, ¿cuánto tiempo falta
para que termine nuestro castigo? Y él le respondió: Pronto llegará el alivio,
pero el castigo volverá. Si quieren saber más, vuelvan a preguntar más tarde.
Dios le mostró a Isaías lo que iba a hacer contra los
árabes, que pasan la noche entre los matorrales del desierto: ¡Arabes de la
región de Dedán!, salgan al encuentro del que tiene sed y ofrézcanle agua. Y
ustedes, árabes de la región de Temá, salgan al encuentro del que huye y
ofrézcanle algo de comer. Porque ellos son sus compatriotas, que escapan de la
terrible batalla; flechas.
Dios le dijo a Isaías: Dentro de un año acabaré con la
hermosura de la región árabe de Quedar, como quien termina el contrato de un
trabajador. Sus valientes guerreros no tendrán con qué defenderse. Yo soy el
Dios de Israel, y les juro que así será.
¡Urgente! Que el hombre vigile su proceder, que sea
vigilante de día y de noche en su
caminar, que sea de buen testimonio siendo diligente en todo lo que haga, que
evite los afanes del mundo ya que tanto materialismo no le edifica sino más bien lo conduce a la destrucción. Lo
importante, es que el ser humano busque
a Dios, que esté atento a su Palabra y cultive lo espiritual entonces el hombre
estará preparado pues su ser interior será lleno del poder del espíritu de
Dios.
Con Alta Estima
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