Isaías dijo: Por amor a ustedes, habitantes de Jerusalén, no
me callaré. Por amor a ustedes, no descansaré hasta que Dios les dé la
victoria. Cuando Dios los salve, ustedes brillarán como el sol al amanecer.
Israelitas, las naciones verán cuando Dios los salve, y
todos los reyes de la tierra reconocerán su grandeza. Entonces dios les dará un
nombre nuevo, y serán en la mano de Dios como la hermosa corona de un rey.
Ya no le dirán a Jerusalén: “Ciudad abandonada”, sino: “La
favorita de Dios”, ni a la tierra de Israel: “País en ruinas”, sino: “La esposa
de Dios”. Porque Dios se casará con ella, como se casa un joven con su novia;
Dios la reconstruirá y vivirá feliz con ella, como vive feliz el marido con su
esposa.
Jerusalén, en tus murallas yo he puesto guardias que de día
y noche dirán: Ustedes, los que adoran a Dios, no se queden callados. No le den
a Dios ni un minuto de descanso, hasta que reconstruya Jerusalén y la haga una
ciudad famosa.
Dios ha jurado por sí mismo: Nunca más permitiré que los
enemigos de Israel se coman su trigo, o que los extranjeros les quiten el vino
que con tanto trabajo hicieron. Israel comerá lo que coseche, recogerá las uvas
y beberá el vino nuevo, cantando alabanzas a mi nombre en los patios de mi santo
templo.
Isaías continuó diciendo: ¡Habitantes de Jerusalén, salgan
por los portones de la ciudad, preparen un camino para el pueblo! Háganlo con
cuidado, quítenle las piedras y pongan señales que sirvan de guía a las
naciones.
Dios ha dado este mensaje a todos los habitantes de la
tierra: Digan a la ciudad de Jerusalén que ha llegado su salvador; díganle que
Dios ha liberado a su pueblo. Los israelitas serán llamados: Pueblo santo,
salvado por su Dios, y a Jerusalén la llamarán: Ciudad deseada, Ciudad llena de
vida.
Por tanto, el ser humano debe reconocer la grandeza de Dios,
pues El es el Salvador de la humanidad y aunque esta es una decisión voluntaria
de cada persona, sería bueno que el hombre tome este compromiso y busque
acercarse a Dios, que lo conozca a través de su Palabra, pues sólo El liberará
a su pueblo de la esclavitud del pecado, pero sabes, es tiempo de que el hombre
se levante y esté ¡alerta!, ¡preparado! Pues
el Señor llegará pronto y es prioritario que el hombre cambie, que renueve su
mente, limpie su corazón, que quite lo que le estorbe para que su vida sea
restaurada, viviendo en obediencia a la voluntad de Dios.
El tiempo apremia, por
lo que es importante que el hombre reflexione, valore lo que Dios le ha dado y
aproveche bien el tiempo para que camine como sabio pues Dios llena su vida.
Con Alta Estima,