Dios dijo: ¡Consuelen a mi pueblo!¡Denle ánimo! Hablen con
mucho cariño a los habitantes de Jerusalén, y anúncienles de mi parte que ya
han dejado de ser esclavos. Ya les hice pagar por sus pecados, y el castigo que
han recibido es más que suficiente.
Isaías anunció: Preparen para Dios un camino en el desierto.
Rellenen todos los valles y conviertan en llanura la región montañosa. Entonces
Dios mostrará su poder y lo verá la humanidad entera. Dios así lo ha dicho.
Alguien me ordenó que gritara y yo pregunté: ¿Qué debo gritar? Entonces
escuché: Grita que todo ser humano es como la hierba y como las flores del
campo. Grita que la hierba se seca, y las flores se marchitan, cuando Dios
lanza sobre ellas el viento del desierto. En cambio, la palabra de Dios
permanece para siempre”.
Dios le dijo a Isaías: Súbete a una montaña y anuncia esta
buena noticia a los habitantes de Jerusalén. No tengas miedo; grita con todas
tus fuerzas y di a las ciudades de Judá: ¡Aquí viene nuestro Dios! ¡Viene con
todo su poder! Dios es un rey poderoso, y trae con él a su pueblo, como cuida
un pastor a su rebaño: lleva en brazos a los corderos y guía con cuidado a las
ovejas que acaban de tener su cría.
Isaías dijo: Dios puede medir el océano con la palma de su
mano. Puede calcular con los dedos toda la extensión del cielo. Dios es capaz
de recoger todo el polvo de la tierra, y de pesar en una balanza los cerros y
las montañas. A Dios nadie le enseña nada; nadie le da consejos ni lecciones de
ciencia y sabiduría.
Las naciones son, para él, como una gota de agua; ¡como un
grano de polvo en la balanza! Los poderosos países que están en las islas del
mar son para él lo mismo que un simple grano de arena. No hay en los bosques
del Líbano, animales ni leña suficientes para presentar en su altar una ofrenda
como él se la merece. Para Dios, nada valen las naciones; ¡son lo mismo que
nada!
A Dios no podemos compararlo con nada ni con nadie. No puede
ser representado con ninguna imagen. Los escultores fabrican estatuas, los
joyeros las recubren de oro y les ponen cadenitas de plata. Los que no tienen
dinero buscan un palo que no se pudra y se lo llevan a un artesano; pero este,
por más hábil que sea hace un ídolo que ni pararse puede. ¡Pero a Dios no
podemos compararlo con ninguna de estas imágenes.
Ustedes saben muy bien, y ya lo han oído decir, que Dios
tiene su trono muy por encima del cielo. Desde allí, Dios nos ve como si
fuéramos insectos. Dios extiende el cielo como un toldo, lo levanta como una
carpa para vivir en ella. Dios hace que los poderosos de este mundo
desaparezcan como plantas tiernas y sin raíces. ¡Esas plantas se marchitan y se
las lleva el huracán!
Nuestro santo Dios afirma: Con nadie me pueden comparar.
Nadie puede igualarse a mí. Isaías dijo: Levanten los ojos al cielo: ¿Quién ha
creado todo esto? Dios hace que salgan las estrellas; las llama por su nombre y
las ordena una por una. ¡Es tan grande su poder que nunca falta una estrella!
Pueblo de Israel, ¿por qué te quejas? ¿Por qué crees que
Dios no se preocupa por ti? Tú debes saber que Dios no se cansa como nosotros;
debes saber que su inteligencia es más de lo que imaginamos. Dios les da nuevas
fuerzas a los débiles y cansados. Los jóvenes se cansan por más fuertes que
sean, pero lo que confían en Dios siempre tendrán nuevas fuerzas. Podrán volar
como las águilas, podrán caminar sin cansarse y correr sin fatigarse.
Asimismo, el hombre debe darse cuenta de lo importante que
es reconocer la grandeza de Dios, conocer sus cualidades: su fuerza, su belleza,
su majestuosidad, su autoridad, que sólo Dios es la verdad, por tanto, el ser
humano al arrepentirse , Dios lo libera de la esclavitud del pecado, pero el
hombre mantiene una lucha permanente,
una batalla diaria contra el enemigo, siendo un aspecto fundamental para ganar
la victoria, que ponga su confianza en
Dios, que esté apegado a sus enseñanzas, las obedezca y El le dará nuevas
fuerzas para permanecer en la luz, pero
sabes, el hombre debe ser humilde y entender que como ser humano es tan
insignificante ante el poder de Dios que
nada ni nadie puede compararse ni igualarse a El pues Dios todo lo sabe, todo lo ve y no puede ser representado con ninguna imagen
pues El es un Dios vivo y su Palabra
permanece para siempre.
Con Alta Estima,
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