lunes, 24 de febrero de 2014

El ayuno que a mí me agrada…


Dios le dijo a Isaías: ¡Grita bien fuerte, grita sin miedo, alza la voz como una trompeta! ¡Reprende a mi pueblo, el pueblo de Israel, a causa de sus culpas y de todos sus pecados! Ellos me consultan todos los días y dicen que quieren obedecerme, como  si fueran gente de bien que no se aparta de mis leyes. Ellos me piden leyes justas y quieren estar cerca de mí. Sin embargo, andan diciendo: ¿Para qué ayunar, si Dios no nos ve? ¿Para qué sacrificarnos, si a él no le importa?

En el día de ayuno ustedes hacen negocios y maltratan a sus trabajadores. Ese día discuten, se pelean, y se agarran a golpes. ¡Si quieren que escuche sus oraciones no ayunen de esa manera! Ese tipo de ayuno no me agrada para nada.

Ustedes agachan la cabeza como una caña del río, y vestidos de luto se acuestan sobre la ceniza. Y a eso le llaman “ayuno” y “día agradable” para Dios. ¡Pero en realidad no es así!

El ayuno que a mí me agrada es que liberen a los presos encadenados injustamente, es que liberen a los esclavos, es que dejen en libertad a los maltratados y que acaben con toda injusticia; es que compartan el pan con los que tienen hambre, es que den refugio a los pobres, vistan a los que no tienen ropa, y ayuden a los demás.

Los que ayunan así brillarán como la luz de la aurora, y sus heridas sanarán muy pronto. Delante de ellos irá la justicia y detrás de ellos, la protección de Dios. Si me llaman, yo les responderé; si gritan pidiendo ayuda, yo les diré: “Aquí estoy”. Si dejan de maltratar a los demás, y no los insultan ni los maldicen; si ofrecen su pan al hambriento y ayudan a los que sufren, brillarán como luz en la oscuridad, como la luz del mediodía.

Yo los guiaré constantemente, les daré agua en el calor del desierto, daré fuerzas a su cuerpo, y serán como un jardín bien regado, como una corriente de agua. Reconstruirán las ruinas antiguas, reforzarán los cimientos antiguos, y los llamarán: Reparadores de muros caídos, Reconstructores de casas en ruinas.

Respeten el día de descanso, y no se ocupen de sus negocios. Que ese día sea santo para ustedes, y un motivo de alegría. Que sea un día dedicado sólo a mí. Si respetan ese día, dejando de hacer negocios y de hablar inútilmente, entonces yo, su Dios, seré su alegría. Los haré gobernantes del país y les entregaré la tierra que prometí a su antepasado Jacob. Les juro que así será.

Aquí puedes darte cuenta que es necesario que el ser humano aprenda a hacer ayuno de acuerdo a lo que agrada a Dios, para que El escuche las plegarias de tu corazón, pero sabes, es prioritario que el hombre conozca a Diosa través de su Palabra para que El lo capacite en entendimiento a sus enseñanzas y las aplique a su vida para seguir el camino correcto.

Así pues, sería bueno que el hombre respete el día de descanso y honre a Dios, haga ayuno y busque hacer algo que no sea de su preferencia sino más bien que sus acciones sean de bendición a otros, no como los fariseos que les gustaba aparentar, que los vieran y se mostraban tristes, pero el hombre cuando ayune lo hará con discreción y humildad para estar en comunión con Dios.

Ahora bien, el tiempo apremia, por lo tanto, el hombre debe darse prisa, debe levantarse y renovar su mente, su corazón y cambiar de conducta, adquirir más consciencia en su manera de actuar, sin envidia ni egoísmo para que logre ser mejor persona cada día y, fíjate que con fe, amor y disciplina el ser humano podrá romper la cadena del pecado. ¡Urge! Que el hombre  tome sabias decisiones para que sean rectos sus caminos y, por ende, contará con la protección del Señor, quien lo ayudará a fortalecer su voluntad y estar preparado para vencer la adversidad.


Con Alta Estima,

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