martes, 30 de junio de 2015

Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios.


Hijo mío, Dios te ama mucho porque has creído en Jesucristo. Pídele fuerzas para soportar cualquier cosa. Tú has oído lo que les he enseñado a muchas personas. Ahora quiero que enseñes eso mismo a cristianos en los que puedas confiar, y que sean capaces de enseñar a otros.
Tú, como buen soldado de Jesucristo, debes estar dispuesto a sufrir por él. Los soldados que tratan de agradar a sus jefes no se interesan por ninguna otra cosa que no sea el ejército. De igual manera, el atleta que participa en una carrera no puede ganar el premio si no obedece las reglas de la competencia. Y el que cultiva la tierra tiene que trabajarla antes de poder disfrutar de la cosecha. Piensa en estas cosas, y el Señor Jesucristo te ayudará a entenderlo todo.

¡Acuérdate de Jesucristo! Según la buena noticia que yo enseño, Jesús era de la familia del rey David, y aun cuando murió resucitó. Por anunciar esa buena noticia sufro mucho y estoy en la cárcel; me tienen encadenado, como si fuera yo un criminal. Pero el mensaje de Dios no está encadenado. Por esa razón soporto toda clase de sufrimientos, para que los que Dios ha elegido se salven y reciban la vida eterna que Cristo ofrece junto a Dios.

Esto es verdad: Si morimos por Cristo también viviremos con él. Si soportamos los sufrimientos, compartiremos su reinado. Si decimos que no lo conocemos, también él dirá que no nos conoce. Y aunque no seamos fieles, Cristo permanece fiel; porque él jamás rompe su promesa.

No dejes que nadie olvide estas cosas. Pon a Dios como testigo, y advierte a los miembros de la iglesia que no deben seguir discutiendo. Esas discusiones no ayudan a nadie, y dañan a quienes la oyen. Haz todo lo posible por ganarte la aprobación de Dios. Así, Dios te aprobará como un trabajador que no tiene de qué avergonzarse, y que enseña correctamente el mensaje verdadero.

No prestes atención a las discusiones de los que no creen en Dios, pues eso no sirve de nada. Los que así discuten, van de mal en peor, y su malas enseñanzas se van extendiendo, como el cáncer. Así también lo han hecho Himeneo y Fileto. Ellos afirman que ya hemos resucitado, pero eso no es verdad, y lo único que logran es confundir a los creyentes.

Pero podemos estar seguros de lo que hemos creído. Porque lo que Dios nos ha enseñado es como la sólida base de un edificio, en donde está escrito lo siguiente: Dios sabe quiénes son suyos, y también: Que todos los que adoran a Dios dejen de hacer el mal.

En la casa de un hombre rico no todo es de oro o plata, sino que algunos objetos son de madera o de barro. Unos sirven para ocasiones especiales, y otros para usarlos todos los días. Algo parecido pasa con nosotros: si dejamos de hacer lo malo y nos olvidamos de las falsas enseñanzas, seremos como esos objetos útiles y muy especiales. Toda nuestra vida le será útil a Dios, que es su dueño, y estaremos preparados para hacer toda clase de bien.

No te dejes llevar por las tentaciones propias de tu edad. Tú eres joven, así que aléjate de esas cosas y dedícate a hacer el bien. Busca la justicia, el amor y la paz, y únete a los que, con toda sinceridad, adoran a Dios y confían en él. No prestes atención a discusiones que no ayudan en nada. Los que así discuten siempre terminan peleando. Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia.


Y cuando corrijas a tus enemigos, hazlo con humildad. Tal vez Dios les de la oportunidad de arrepentirse y de conocer la verdad. Se darán cuenta entonces de que cayeron en una trampa del diablo, y lograrán escapar. Por el momento, el diablo los tiene prisioneros y hace con ellos lo que quiere.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre que ama a Dios, se empapa de sus enseñanzas y se llena de su conocimiento y las obedece, pues así adquiere la capacidad de enseñar a otros, pero es importante, que el hombre esté consciente de que al anunciar el mensaje de Dios tiene que estar dispuesto a sufrir y perder su comodidad.

Por tanto, es necesario que el hombre sea un verdadero seguidor de Jesús, que se mantenga firme en sus convicciones y que su fe vaya en aumento, que se esfuerce porque en su vida permanezcan los principios de Dios, la justicia, el amor y la paz y no en lo que el mundo ofrece, sino que siga adelante pues cree y espera en lo que Dios ha prometido a los que le aman.

Asimismo, es fundamental que el hombre obediente, lea la Palabra de Dios y medite en ella y así pueda anunciar el mensaje de Dios, que da al hombre libertad y a los que Dios ha elegido se salven; pero es esencial que el hombre esté preparado y  reconozca a Dios, pues si no lo hace también Dios dirá que no lo conoce, que sea fiel pues Cristo permanece fiel.

Ahora bien, es conveniente que el hombre busque la aprobación de Dio y es necesario que con su conducta sea ejemplo a los demás, que no discuta porque dañan a quiénes lo oyen, que corrija al enemigo con humildad y tal vez Dios le de oportunidad de conocer la verdad, pues por el momento son cautivos y el enemigo hace con ellos lo que quiere.--


Con Alta Estima,

No permitas que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste


Querido hijo Timoteo: Te envío mis saludos, y de todo corazón les pido a Dios Padre y a Jesucristo nuestro Señor que te llenen de amor, te ayuden en todo, y te den su paz.
Como te dije antes, soy apóstol de Cristo. Dios me envió a comunicar su mensaje, y me prometió la vida eterna por medio de Cristo Jesús.

Mis familiares y yo hemos servido a Dios, y nadie puede acusarnos de nada malo. Siempre que oro, ya sea de día o de noche, te recuerdo y doy gracias a Dios por ti. Cada vez que me acuerdo de cómo lloraste y te pusiste triste, me dan más ganas de verte. ¡Cómo me alegraría eso! Tu abuela Loida y tu madre Eunice confiaron sinceramente en Dios; y cuando me acuerdo de ti, me siento seguro de que también tú tienes esa misma confianza.

Por eso te recomiendo que no dejes de usar esa capacidad especial que Dios te dio cuando puse mis manos sobre tu cabeza. Porque el Espíritu de Dios no nos hace cobardes. Al contrario, nos da poder para amar a los demás, y nos fortalece para que podamos vivir una buena vida cristiana.

Por lo tanto, no te avergüences de hablar bien de nuestro Señor Jesús. Tampoco te avergüences de mí, que estoy preso por servir a Jesucristo. Al contrario, tienes que estar dispuesto a sufrir por anunciar la buena noticia. ¡Ya Dios te dará las fuerzas necesarias para soportar el sufrimiento!

Dios nos salvó y nos eligió para que seamos parte de su pueblo santo. No hicimos nada para merecerlo, sino que Dios, por su gran amor, así lo planeó. Dios ya nos amaba desde antes de crear el mundo, pues desde entonces pertenecíamos a Cristo Jesús. Dios nos mostró ese gran amor por medio de lo que Jesucristo nuestro Salvador hizo por nosotros. Porque él destruyó a la muerte y, por medio de la buena noticia, nos ha dado la vida eterna.

Dios me nombró apóstol para anunciar y enseñar a las naciones la buena noticia. Por eso mismo estoy sufriendo ahora. Pero no me avergüenzo de lo que me pasa, porque yo sé bien en quien he puesto mi confianza. Estoy seguro de que él tiene poder para hacer que la buena noticia se siga anunciando hasta que llegue el fin del mundo. Las enseñanzas que te he dado son un buen ejemplo de lo que debes hacer. No dejes de confiar en Dios y en el amor que tenemos por estar unidos a Jesucristo. No permitas que nadie contradiga la buena enseñanza que recibiste. Dios te ha encargado ese trabajo, y el Espíritu Santo te ayudará a hacerlo.

Seguramente ya sabes que todos los cristianos de la provincia de Asia me abandonaron. ¡Hasta Figelo y Hemógenes me dejaron solo!

Le pido a Dios que sea bueno con la familia de Onesíforo  y la ayude. El me animó muchas veces, y no se avergonzó de que yo estuviera en la cárcel. Al contrario, tan pronto llegó a Roma, me buscó por todas partes, hasta que me encontró. Espero que el Señor Jesús lo trate con bondad el día en que Dios juzgará a todo el mundo. Como sabes, Onesíforo nos fue de gran ayuda en la ciudad de Efeso.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre que acepta a Jesucristo en su vida está lleno de su amor y puede vivir en paz.

Por tanto, lo fundamental es que el hombre con sinceridad confíe en Dios y el Espíritu de Dios le da poder al hombre para vivir una buena vida cristiana y ser parte de su pueblo santo.

No obstante, el hombre fiel que sigue las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo debe estar consciente de que al anunciar la buena noticia, Dios le dará la fuerza necesaria para soportar el sufrimiento.

Ahora bien, el hombre debe entender que Dios en su gran amor planeó que el hombre fuera parte de su pueblo y lo demostró al enviar a su Hijo Jesús al mundo y murió en la cruz y resucitó de entre los muertos para darnos una nueva vida.

Así pues, lo esencial es que el hombre no contradiga la buena enseñanza de Jesús, pues son un buen ejemplo de lo que el hombre debe hacer y el Espíritu Santo le ayudará a hacerlo.


Con Alta Estima,

lunes, 29 de junio de 2015

Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones



Los miembros de la iglesia que aún sean esclavos deben respetar en todo a sus amos, para que nadie hable mal de Dios ni de las enseñanzas cristianas. Y los que tengan amos cristianos no deben dejar de obedecerlos sólo porque ambos son cristianos. Al contrario, deben hacer bien  su trabajo, y aún mejor, pues lo están haciendo para alguien a quien aprecian y que también confía en Dios.

A los miembros de la iglesia, y a sus líderes, enséñales que deben obedecer lo que te voy a decir. Si alguien enseña algo que no va de acuerdo con las enseñanzas de nuestro Señor  Jesucristo, ni con la verdadera religión cristiana, es un orgulloso que no sabe nada, y que tiene la mala costumbre de discutir sobre el significado de ciertas palabras. Con esto sólo causa envidias, enojos, insultos, desconfianza y peleas en todo momento. Los que hacen eso no son capaces de pensar bien ni conocen la verdad; piensan que, por medio de la religión, pueden ganar mucho dinero. Por supuesto, la religión cristiana hace que nuestra vida sea mucho mejor, pero sólo cuando uno está contento con lo que tiene. Porque, cuando nacimos no trajimos nada al mundo, y cuando muramos tampoco podremos llevarnos nada. Así que debemos estar contentos de que tenemos ropa y comida. Pero lo que sólo piensan en ser ricos caen en las trampas de Satanás. Son tentados a hacer cosas tontas y perjudiciales, que terminan por destruirlos totalmente. Porque todos los males comienzan cuando sólo se piensa en el dinero. Pero él deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos.

Pero tú, Timoteo, estás al servicio de Dios. Por eso, aléjate de todo lo malo. Trata siempre de obedecer a Dios y de ser un buen discípulo de Jesucristo. No dejes de confiar en él, y ama a todos los hermanos de la iglesia. Cuando enfrentes dificultades, ten paciencia y se amable con los demás, imita el deportista, que se esfuerza por ganar la competencia: haz todo  lo posible por ser un buen discípulo de Jesucristo, y recibirás el premio de la vida eterna. Dios te llamó y te prometió esa vida cuando, delante de mucha gente, anunciaste que habías confiado en Dios.
Delante de Dios, que creó todo lo que existe, y delante de Jesucristo, que ante Pilato dio buen testimonio de su confianza en Dios, te pido que obedezcas todo lo que te ordeno, para que nadie pueda acusarte de nada. Haz esto hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, quien vendrá en el momento oportuno, cuando nuestro maravilloso Dios así lo quiera. Porque Dios es el único que gobierna sobre todos, Dios es el más grande de los reyes y el más poderoso de los gobernantes.
Dios es el único que vive para siempre, y vive en una luz tan brillante que nadie puede acercarse a él. Nadie lo ha visto ni puede verlo. ¡El honor y el poder son de él para siempre! Amén.

Adviértales a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen. Así tendrán un tesoro, que en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna.
Timoteo, ¡trata de hacer bien tu trabajo! No prestes atención a lo que dicen los que no creen en Cristo, ni a los que critican nuestras enseñanzas y afirman tener la verdad. Por hacerles caso, algunos ya han dejado de confiar en Dios.

Yo le pido a Dios que a ustedes los llene de su amor.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe tener cuidado al enseñar, que estas enseñanzas cristianas sean de acuerdo  a lo que enseñó nuestro Señor Jesucristo y el hombre llevará una vida mejor, siempre y cuando esté contento con lo que tiene.

No obstante, cuando el hombre cree en Cristo y sigue sus enseñanzas, conoce la verdad y piensa bien en todo y no necesita atesorar riquezas porque vence el deseo de amontonarlo pues debe recordar y obedecer a Dios para ser un buen seguidor de Jesucristo.

Ahora bien, el hombre debe confiar en Dios, y es el único que vive para siempre pues su Espíritu vive en cada hombre que cree en El y lo acepta en su corazón y entonces, el hombre lleno del amor de Dios hace el bien y se enriquece de buenas acciones y, por ende brilla ante los demás.


Con Alta Estima, 

viernes, 26 de junio de 2015

Sé justo con todos, sin tener favoritos


Cuando corrijas a un anciano, no lo regañes; al contrario, aconséjalo como si fuera tu propio padre. Trata a las ancianas como si se tratara de tu propia madre, y a las jóvenes trátalas con todo respeto, como si fueran tus hermanas.

Ayuda a las viudas que de veras necesiten ayuda. Pero si alguna viuda tiene hijos o nietos, son ellos los primeros que deben ayudarla en todo lo que necesite, así como antes ella los cuidó y los ayudó. Esto es lo que Dios quiere que se haga.

La viuda que realmente se ha quedado sola, confía en Dios y le pide su ayuda de día y de noche. Pero la viuda que sólo piense en divertirse está muerta en vida. Por eso, ordénales a todos que hagan lo que he dicho, para que nadie pueda criticarlos. Quien no cuida de sus parientes, y especialmente de su familia, no se porta como un cristiano; es más, tal persona es peor que quien nunca ha creído en Dios.

Para que una viuda esté en la lista de ayuda de la iglesia, debe tener por lo menos sesenta años de edad y haber estado casada una sola vez. También debe ser conocida por sus buenas obras. Por ejemplo, tiene que haber criado bien a sus hijos y a sus hijas, haber recibido bien a quiénes visitaron su casa, haber sido humilde con los miembros de la iglesia, y haber ayudado a los que sufren. Es decir, en esta lista deben estar las que hayan hecho lo bueno.

No pongas en esa lista a las viudas de menos edad. Porque más tarde quieren volver a casarse, se oponen a Cristo, y dejan de cumplir su promesa de no casarse y de trabajar en la iglesia. ¡Y Dios tendrá que castigarlas! Además, se vuelven perezosas y se acostumbran a andar de casa en casa para llevar y traer chismes, y para meterse en asuntos ajenos y hablar de lo que no deben.
Por eso, quiero que las viudas jóvenes se vuelvan a casar, y que tengan hijos y se ocupen de cuidar a su familia. Así los que no creen en Jesucristo no podrán criticarnos. Y es que algunas de ellas ya han dejado de confiar en Cristo, y ahora obedecen a Satanás.

Si alguna mujer cree en Jesucristo, y en su familia hay alguna viuda, debe ayudarla. De este modo la iglesia tendrá una responsabilidad menos y podrá ayudar a las viudas que realmente lo necesiten.

Los líderes de la iglesia que hacen bien su trabajo merecen que se les pague el doble, especialmente los que anuncian y enseñan la buena noticia. Porque la Biblia dice: ¡No impidan que el buey coma mientras desgrana el trigo, y también dice: Quien trabaja merece que se le pague.

Cuando alguien acuse a un líder, pídale que presente dos o tres testigos. Si no lo hace, no le prestes atención. Si alguno de los líderes sigue pecando, corrígelo ante toda la iglesia, para que los demás tengan miedo y no hagan lo mismo.

Dios, y Jesucristo, y todos los ángeles que Dios ha elegido, están escuchando lo que te voy a decir: Obedece todo lo que te he ordenado hacer y sé justo con todos, sin tener favoritos. Antes de nombrar a alguien para el servicio a Dios, piénsalo bien. Porque, si esa persona hace algo malo, tú será también responsable de lo que haga. Tú  mismo debes apartarte del mal. Como casi siempre estás enfermo del estómago, no bebas sólo agua, sino también un poco de vino.

Algunas veces podemos darnos cuenta de que una persona está pecando, aun antes de que se le juzgue. Pero otras veces no nos damos cuenta hasta mucho después. Lo mismo pasa con las buenas acciones. Algunas se ven con facilidad, pero otras no. Sin embargo, ninguna de ellas quedará oculta.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre sabio debe corregir con amor y respeto al hombre débil, al que todavía flaquea, que es indeciso y no hace lo correcto.

No obstante, es importante que el hombre confíe en Dios y obedezca la Palabra de Dios, que cumpla con sus responsabilidades especialmente de su familia, cuidando a sus parientes, como es digno de un verdadero cristiano.

Así también, el hombre debe ser diligente, humilde, íntegro, de buenas costumbres, no andar de casa en casa llevando y trayendo chismes y meterse en asuntos ajenos y hablar de lo que no deben, sino más bien dando un buen ejemplo a los que no creen en Jesucristo.

Por tanto, es importante que el hombre obedezca todo lo que Dios ha ordenado hacer y que sea justo con todos, sin favoritismo alguno-

Así pues, el hombre debe estar preparado, apartado del pecado, y entonces  se dará cuenta que no puede juzgar a la ligera a otros pues las buenas o malas acciones a veces se ven con facilidad y otras mucho después, pero lo que sí es cierto que ninguna de ellas quedará oculta.


Con Alta Estima,

jueves, 25 de junio de 2015

Compórtate como es debido, y ten cuidado de lo que enseñas.


El Espíritu Santo ha dicho claramente que, en los últimos tiempos, algunas personas dejarán  de confiar en Dios. Serán engañadas por espíritus mentirosos y obedecerán enseñanzas de demonios. Le harán caso a gente hipócrita y mentirosa, incapaz de sentir vergüenza de nada. Esa gente prohíbe casarse y comer ciertos alimentos. Pero Dios creó todos los alimentos para que nosotros los comamos y le demos las gracias por ellos. Los creó para todos los que confiamos en él y conocemos la verdad. Porque todo lo que Dios ha creado es bueno, y podemos comer de todo sin rechazar nada, si le damos las gracias. Por tanto, podemos comerlos porque Dios así lo ha dicho, y porque nosotros hemos orado por esos alimentos.

Si enseñas la verdad a los miembros de la iglesia, serás un buen servidor de Jesucristo. Estudiar y obedecer las enseñanzas cristianas, como tú lo haces, es lo mismo que alimentarse bien. No prestan atención a historias falsas, que la gente inventa. Más bien, esfuérzate por ser un buen discípulo de Jesucristo. Es verdad que el ejercicio físico ayuda a que todo el cuerpo esté sano, pero es mucho mejor esforzarse por confiar cada vez más en Dios, porque nos hace bien aquí en la tierra y también nos servirá cuando vivamos en el cielo. Esto es una verdad que podemos creer, y debemos creer.

Por eso nos esforzamos tanto, pues confiamos firmemente en Dios.  El vive para siempre y es el Salvador de todos, especialmente de los que confían en él. Enseña estas cosas, y diles a todos que las obedezcan. No permitas que nadie te desprecie por ser joven. Al contrario, trata de ser un ejemplo para los demás cristianos. Que cuando todos oigan tu modo de hablar, y vean cómo vives, traten de ser puros como tú. Que todos imiten tu carácter amoroso y tu confianza en Dios.

Mientras llego a visitarte, sigue leyéndoles la Biblia a los miembros de la iglesia, y no dejes de animarlos ni de enseñarles. No dejes de usar las capacidades especiales que Dios te dio cuando los líderes de la iglesia pusieron sus manos sobre tu cabeza. El Espíritu Santo habló con ellos y les ordenó hacerlo. Haz todo eso y dedica tiempo para ello, para que todos vean que cada día eres mejor.

Timoteo, compórtate como es debido, y ten cuidado de lo que enseñas. Sigue haciendo esto, y no sólo te salvarás a ti mismo, sino que también salvarás a los que te escuchen.
Aquí puedes darte cuenta que lo más importante es que el hombre confíe en Dios, que sea sincero y obedezca las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo pues lo esencial es que el hombre se mantenga firme en sus convicciones pues todo lo que Dios ha creado es bueno.
Ahora bien, es fundamental que el hombre enseñe la verdad y que la obedezcan para que otros se salven y sea un buen discípulo de Jesucristo.

Por tanto, el hombre obediente, cambie su manera de vivir y, entonces se comporta como es debido y  es ejemplo a otros, pues cuida la forma de hablar y la manera de conducirse.

Así pues, el hombre debe leer la Biblia, la Palabra de Dios, que es la fuente de sabiduría y el Espíritu Santo da al hombre capacidades especiales para que sea mejor persona cada día.


Con Alta Estima,

miércoles, 24 de junio de 2015

Debe gobernar bien a su propia familia y educar a sus hijos.


Si alguien desea dirigir una iglesia, realmente desea un buen trabajo. Pero debe ser alguien a quien no se le pueda acusar de nada malo. Debe tener una sola esposa, controlar todos sus deseos, y pensar dos veces lo que va a hacer. Debe comportarse correctamente, recibir con gusto en su hogar a los visitantes, y saber enseñar. No debe ser borracho ni violento, ni buscar pelea. Al contrario, debe ser amable y tranquilo, y no estar preocupado sólo por el dinero.

Además, debe gobernar bien a su propia familia y educar a sus hijos, para que sean obedientes y respetuosos., Porque sí no puede gobernar a su propia familia, tampoco podrá gobernar a la iglesia de Dios. Y no debe ser alguien con poco tiempo de haber creído en Jesucristo, pues puede volverse orgulloso, y entonces recibirá el mismo castigo que Satanás. Por último, debe contar con el respeto de la gente que no cree en Jesucristo, para que nunca pase vergüenza, delante de ellos ni caiga en alguna trampa de Satanás.

Los diáconos deben ser gente respetable; no deben mentir ni beber mucho vino, ni estar preocupados por ganar mucho dinero. Además, deben creer siempre en todo el mensaje de la buena noticia que Dios nos ha dado, y tener la conciencia tranquila. Deben tener una sola esposa, y dirigir bien a sus hijos y a toda su familia.

Las mujeres también deben hacer bien su trabajo. No deben ser chismosas, sino saber controlarse en todo, y ser personas en las que se pueda confiar.

Los que quieran ser diáconos serán puestos a pruebas. Si no hay nada de qué acusarlos, y pasan la prueba, trabajarán en la iglesia. Los que hagan bien su trabajo como diáconos tendrán buena fama, y se ganarán el respeto y la confianza de todos en la iglesia de Cristo.
Espero visitarte pronto. Pero te escribo todo esto, por sí acaso no llego a tiempo. Así sabrás cómo debemos comportarnos los que pertenecemos a la iglesia, que es la familia del Dios vivo. La iglesia sostiene y defiende la verdad.

No hay duda de que es muy profunda la verdad de la religión cristiana. Cristo vino al mundo como hombre. El Espíritu lo declaró inocente. Los ángeles lo vieron. Su mensaje se anunció entre las naciones, y el mundo creyó en él. Fue llevado al cielo y Dios lo colmó de honores.

Aquí puedes darte cuenta que para Dios, el hombre que es útil y sirve a Dios debe comportarse correctamente pues tiene que tener la conciencia tranquila, mostrar una conducta íntegra y sobre todo, siendo amable y tranquilo.

No obstante, es primordial que el hombre gobierne su familia y los dirija bien ya que  deben ser seguidores de la verdad pues el hombre pertenece a la familia del Dios vivo, y Cristo vino al mundo como hombre, a entregarse a sí mismo, y el hombre que cree en El, anuncia y defiende la verdad.

Asimismo, la mujer debe hacer bien su trabajo, sin chismes, gobernar bien sus emociones para que pueda controlarse en todo y entonces sea una persona confiable y se gane el respeto de los demás.


Con Alta Estima,

martes, 23 de junio de 2015

Recomiendo orar por todo el mundo


En primer lugar, recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole que les muestre su bondad y los ayude. Recomiendo que se ore por los gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás. Esta clase de oración es buena y le agrada a Dios, nuestro  Salvador; pues él quiere que todos se salven y sepan que: Sólo hay un Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre. Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno, Dios nos demostró que quiere salvar a todos.

Dios me envió a dar esta buena noticia a los que no son judíos. Debo enseñarles la verdad y lo que significa confiar en Dios. ¡Les aseguro que no estoy mintiendo, sino que digo la verdad!
Deseo que en todas partes la gente deje de discutir y de enojarse, y que en vez de eso sean buenos cristianos y oren.

También deseo que las mujeres se vistan con decencia, sencillez y modestia. Que no llamen la atención con peinados exagerados ni poniéndose ropa muy cara, ni usen costosas joyas de oro o adornos de perlas. Al contrario, la gente debe admirarlas por las buenas cosas que hagan, como se espera de las mujeres que aman y respetan a Dios.

Quiero que las mujeres escuchen, con respeto y en silencio, lo que se les enseñe. Y no permito que las mujeres enseñen en las reuniones de la iglesia, ni que les den órdenes a los hombres. 
Porque Dios creó primero a Adán, y después a Eva. Además, Adán no fue el engañado por Satanás, sino Eva. Y cuando Eva fue engañada, pecó. Sin embargo, las mujeres se salvarán si tienen hijos, si confían en Jesucristo, y si aman a los demás y viven con modestia y santidad.

Aquí puedes darte cuenta que es esencial que el hombre ore por otros, pues la oración mueve el corazón de cada persona  que lo hace en dirección de Dios, pero es necesario  que el hombre entienda de la voluntad de Dios, por lo que es necesario que el hombre se empape del conocimiento de Dios  y enseñe a los demás el camino de la verdad, pues el hombre al aceptar a Nuestro Señor Jesucristo en su vida será salvo.

No obstante, el hombre regenerado tiene el Espíritu de Dios en su ser interior y entonces el hombre siente compasión por los demás, por las persona vulnerable que se deja llevar por los atractivos del mundo para que busquen a Dios.


Por tanto, el hombre debe apartarse del pecado, vivir bajo el orden establecido por Dios,  con sencillez y modestia, que haga el bien pero sabes, el hombre debe decidir voluntariamente aceptar a nuestro Señor Jesucristo en su vida y honrar a Dios con su conducta. 


Con Alta Estima,

lunes, 22 de junio de 2015

Te pido que les enseñes a amar de verdad.


Querido Timoteo: Te envío  mis saludos. Yo, Pablo, soy apóstol de Jesucristo, pues Dios nuestro Salvador y Cristo Jesús, nuestra esperanza, me enviaron a comunicar su mensaje.
Para mí, tú eres como un hijo. Por eso les pido a Dios nuestro Padre y a Jesucristo nuestro Señor, que te amen mucho, que te ayuden en todo, y que te den su paz.

Cuando me fui a la región de Macedonia, le pedí que te quedaras en la ciudad de Efeso. Y ahora te lo vuelvo a pedir. Allí hay ciertas personas que imparten enseñanzas falsas. Ordénales que no lo hagan más. Diles que no pierdan el tiempo estudiando historias falsas y las interminables listas de sus antepasados. Los que se interesan en esas cosas discuten por nada, y eso no los ayuda a conocer los planes de Dios. Esos planes sólo podemos conocerlos si confiamos en él.

Te pido que les enseñes a amar de verdad. Sólo los que tienen la conciencia tranquila, y confían sinceramente en Dios, pueden amar así.
Algunos han dejado esa clase de amor y pierden su tiempo en discusiones tontas. Pretenden ser maestros de la Ley, y se sienten muy seguros de lo que dicen y enseñan, pero ni ellos mismos saben de qué están hablando.

Todos sabemos que la ley es buena, siempre y cuando se use correctamente. También sabemos que las leyes no se dan para los que hacen lo bueno, sino para los que hacen lo malo. Son para los rebeldes, los desobedientes, los pecadores y los que no respetan a Dios ni a la religión. 

También son para los que matan a sus semejantes, y hasta a sus propios padres. Son para los que tienen relaciones sexuales prohibidas y para los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres; para los secuestradores y los mentirosos, y para los que juran decir la verdad pero luego mienten. En fin, las leyes son para corregir a los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza del maravilloso mensaje que nuestro Dios bendito me ha encargado enseñar.

Le doy gracias a nuestro Señor Jesucristo, porque ha confiado en mí y me ha dado fuerzas para trabajar por él. Antes yo ofendía a Jesucristo, lo perseguía y lo insultaba. Aun así, el confió en mí. Y es que Dios fue bueno conmigo y me perdonó, pues yo todavía no creía en Cristo ni sabía lo que estaba haciendo. Nuestro Dios me amó mucho y me perdonó: por medio de Jesucristo me dio confianza y amor.

Esto es verdad, y todo deben creerlo: Jesucristo vino a este mundo para salvar a los pecadores del castigo que merecen, ¡Y yo soy el peor pecador de todos! Pero Dios fue bueno y me salvó. Así demostró la gran paciencia que Jesucristo tuvo conmigo. Lo hizo para que otros sigan mi ejemplo, y confíen en Cristo para tener vida eterna. ¡Alabemos y honremos siempre al Rey eterno, al Dios único e invisible, que vive por siempre! Amén.

Timoteo, hijo mío, las cosas que te pido hacer están de acuerdo con las profecías que se dijeron acerca de ti. Si cumples con ellas, serás como un buen soldado que sabe pelear. Serás un soldado que confía en Dios, y a quien no se le puede acusar de nada malo. Algunas personas, como Himeneo y Alejandro, dejaron de confiar en Dios. Por eso no les permití seguir en la iglesia, para que Satanás haga con ellos lo que quiera, y así aprendan a no insultar a Dios.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe confiar en Dios pues sólo de El viene la paz, y entonces puede conocer los planes de Dios.

No obstante, es importante que el hombre aprenda amar verdaderamente, pero es imperante que el hombre tenga la conciencia tranquila y su confianza en Dios.

Asimismo, es conveniente que el hombre considere que la ley es buena, pero debe usarse correctamente, para los que hacen lo malo, los que no están de acuerdo con la correcta enseñanza.

Por tanto, es fundamental que el hombre  crea la verdad: que Jesús vino al mundo para redimir al hombre, por eso el hombre debe cumplir con las enseñanzas y al ser el hombre obediente será un buen soldado que respeta y confía en Dios.


Con Alta Estima,

sábado, 20 de junio de 2015

No se cansen de hacer el bien


Por último, hermanos, les pedimos que oren por nosotros, para que hagamos llegar a todas partes el mensaje del Señor Jesús, y para que la gente lo reciba con aprecio, así como lo hicieron ustedes. Pídanle también a Dios que nos proteja de la gente malvada, porque no todos quieren confiar en Jesucristo. Pero el Señor Jesucristo les dará una firme confianza y los protegerá del mal, porque él siempre cumple lo que dice.

Gracias al Señor Jesucristo, estamos seguros de que ustedes hacen y seguirán haciendo lo que les hemos ordenado. Deseamos que el Señor Jesús los ayude a amar a los demás, así como Dios ama a todos, y que les dé su fortaleza para resistir en medio del sufrimiento.

Hermanos míos, con la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que se alejen de cualquier miembro de la iglesia que no quiera trabajar ni viva de acuerdo con la enseñanza que les dimos. Ustedes saben cómo deben vivir para seguir nuestro ejemplo: nunca estuvimos entre ustedes sin hacer nada, y nunca recibimos comida sin pagar por ella. Al contrario, trabajábamos de día y de noche para que ninguno de ustedes tuviera que pagar nada por nosotros. En realidad, teníamos derechos a pedirles que nos ayudaran, pero preferimos trabajar para ganarnos el pan, y así darles un ejemplo a seguir. Cuando estábamos con ustedes, les decíamos que quien  no quiera trabajar tampoco tiene derecho a comer. Pero nos hemos enterado de que hay entre ustedes algunos que no quieren trabajar, y que se la pasan metiéndose en asuntos ajenos. A esas personas les llamamos la atención y, con la autoridad que el Señor Jesucristo nos da, les ordenamos que trabajen para ganarse la vida, y que dejen de molestar a los demás.

En cuanto a ustedes, hermanos, no se cansen de hacer el bien. Aléjense de cualquier miembro de la iglesia que no obedezca lo que ordenamos en esta carta, para que le dé vergüenza. Pero no lo traten como a un enemigo, sino repréndalo como a un hermano.

Que el Señor que da la paz, les dé paz en todo lugar y en todo tiempo, y los acompañe siempre.
Yo, Pablo, escribo este saludo final con mi propia mano. Así es como firmo todas mis cartas, esta es mi letra. Deseo que nuestro Señor sea bueno y amoroso con todos ustedes.

Aquí puedes darte cuenta que es esencial que el hombre confíe en Dios y El les ayudará a que resistan el tiempo difícil pues Dios  le protegerá de la gente malvada.

Ahora bien, es necesario que el hombre sea obediente al mensaje de Dios, que ame a los demás y que aprendan a vivir de acuerdo a las enseñanzas de Nuestro Señor Jesucristo para que sean ejemplo a otros, y que sea diligente en todo lo que haga.

Por lo tanto, el hombre no debe cansarse de hacer lo bueno para que viva en paz, y esta paz sólo viene de Dios.


Con Alta Estima,

Dios nuestro Padre es bueno


Cuando nuestro Señor Jesucristo regrese, nosotros nos reuniremos con él. Por eso, les rogamos, hermanos, que no se dejen confundir tan fácilmente. No se asusten si alguien asegura que ya llegó el día en que el Señor Jesús volverá. Tal vez alguien les mienta  diciendo que el Espíritu le dijo eso, o que nosotros le enseñamos eso personalmente o por carta.

No permitan que nadie los engañe. Ese día no llegará hasta que los enemigos de Dios se rebelen contra él y haya aparecido el hombre malvado, que será destruido. Ese hombre está en contra de Dios y de todo lo que está dedicado a Dios. Hasta pondrá su trono en el templo de Dios, y afirmará que él mismo es Dios. Acuérdense de que ya les había hablado de esto cuando estuve con ustedes.

Bien saben ustedes qué es lo que detiene al hombre malvado, para que no aparezca antes de tiempo. Porque su plan secreto de maldad ya está en marcha; sólo falta que se quite de en medio lo que detiene a ese hombre. Después de eso el malvado aparecerá. Satanás lo ayudará a engañar a muchos con señales y falsos milagros. Engañará con toda clase de mentiras a los que no quisieron amar y aceptar el verdadero mensaje que podría haberlos salvado del castigo que recibirán. Dios permite que ese hombre mentiroso y malvado los engañe, para que acepten lo que es falso. Así Dios castigará a todos los que no han querido creer en el verdadero mensaje y son felices haciendo el mal. Pero cuando el Señor Jesús vuelva, con todo su poder y su gloria, destruirá con el soplo de su boca al hombre malvado, y le quitará su poder.

Pero nosotros siempre debemos darle gracias a Dios por ustedes. Dios los ama, y los eligió desde un principio para que se salvaran del castigo. Los eligió por medio del Espíritu que los separó para él, y porque ustedes aceptaron la buena noticia. Dios los llamó por medio de la buena noticia que les anunciamos, para que participen del poder y de la gloria de nuestro Señor Jesucristo.

Por eso, hermanos mío, sigan confiando en Dios, y no se olviden de las enseñanzas que, personalmente o por carta, les hemos dado. Dios nuestro Padre es bueno; por eso nos ha amado, y nos ha dado el consuelo eterno y la seguridad de que seremos salvos. A él y a nuestro Señor Jesucristo les pido que les den ánimo y fuerzas, para que siempre digan y hagan lo bueno.

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre se mantenga firme en sus convicciones y esté preparado en el conocimiento de Dios pues es necesario que el hombre tome la decisión voluntaria de buscar a Dios, que  se arrepienta y pida perdón a Dios por sus transgresiones y entonces Dios que es bueno, purificará su mente y su corazón y por ende el hombre cambie su manera de vivir, apartado del pecado, esperando  la venida de nuestro Señor Jesucristo.

Por tanto, es fundamental, que el hombre crea verdaderamente en el mensaje de salvación pues Nuestro Señor Jesucristo, quien se entregó a sí mismo, venció a la muerte, para dar al hombre una nueva vida y que tenga una comunicación directa con Dios.

Así pues, es importante que el hombre tenga su confianza en Dios, nuestro Padre que es bueno, y por eso el hombre debe hacer lo correcto para agradar a Dios, quien nos ama.


Con Alta Estima,

jueves, 18 de junio de 2015

Castigará a los que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo


Queridos hermanos de la iglesia en tesalónica: Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo, a quienes les pido de todo corazón les den su amor y su paz.

Hermanos míos, en todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues ustedes confían cada vez más en Dios, y se aman más y más los unos a los otros. Por eso, nos sentimos orgullosos cuando hablamos de ustedes en las otras iglesias de Dios.
Porque, aunque ustedes tienen dificultades y problemas, se mantienen firmes y siguen confiando en Dios. Esto demuestra que en verdad Dios es justo, y que los está haciendo merecedores de su reino, por el que ahora sufren.

Dios es justo, y castigará a quienes ahora los hacen sufrir. Cuando el Señor Jesús venga desde el cielo, entre llamas de fuego y en compañía de sus poderosos ángeles, Dios les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros, castigará a los que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo, y los destruirá para siempre. Los echará lejos de su presencia, donde no podrán compartir  su gloria y su poder. Esto sucederá cuando el Señor Jesucristo vuelva, para que todo su pueblo elegido lo alabe y admire. Y ustedes son parte de ese pueblo, pues han creído en el mensaje que les dimos.

Por eso oramos siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro Dios que los haga merecedores de haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes desean, y complete lo que ustedes, han empezado, a hacer gracias a su confianza en él. De este modo ustedes honrarán a nuestro Señor Jesús, y él los honrará a ustedes, de acuerdo con el gran amor de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.

Aquí puedes darte cuenta de que el hombre que pertenece a Dios es parte de su pueblo, y  Dios le da su amor y paz, pero es necesario que el hombre ponga su confianza en Dios, que de gracias por todo lo que recibe y, aunque tenga dificultades se mantenga firme pues Dios lo está probando su fidelidad para que entre a su reino.

No obstante, es esencial que el hombre sea obediente, que crea en el mensaje de Dios y reconozca a nuestro Señor Jesucristo como su Salvador para que estén cerca de la presencia de Dios .

Así pues, es tiempo de que el hombre esté preparado en conocimiento de Dios, que le ame y adore en espíritu y verdad y sobre todo que con su conducta honre al Señor Jesús.


Con Alta Estima,

miércoles, 17 de junio de 2015

Debemos mantenernos alerta y vivir correctamente.


Hermanos míos, no hace falta que yo les escriba acerca del momento exacto en que todo esto ocurrirá. Ustedes saben muy bien que el Señor Jesús regresará en el día menos esperado, como un ladrón en la noche. Cuando la gente diga: Todo está tranquilo y no hay por qué tener miedo, entonces todo será destruido de repente. Nadie podrá escapar, pues sucederá en el momento menos esperado, como cuando le vienen los dolores de parto a una mujer embarazada. ¡No podrán escapar! Pero ustedes hermanos, no viven en la ignorancia, así que el regreso del Señor Jesús no los sorprenderá como un ladrón en la noche. Todos ustedes confían en el Señor Jesús, y eso es como vivir a plena luz del día, y no en la oscuridad.

Por eso, debemos mantenernos alerta y vivir correctamente, y no tan despreocupados como viven algunos. Los que viven pecando y emborrachándose, y sin preocuparse por el regreso del Señor Jesús, realmente viven en la oscuridad. Pero nosotros no vivimos en la oscuridad, sino en la luz. Por eso debemos mantenernos alerta, y confiar en Dios y amar a toda persona. ¡Nuestra confianza y nuestro amor nos pueden proteger del pecado como una armadura! Y si no dudamos  nunca de nuestra salvación, esa seguridad nos protegerá como un casco. Porque Dios no nos ha llamado para castigarnos, sino para que recibamos la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo. Porque Jesucristo murió por nosotros para que podamos vivir con él, ya sea que estemos vivos  o muertos cuando él vuelva. Por eso, anímense los unos a los otros, y ayúdense a fortalecer su vida cristiana, como ya lo están haciendo.

Hermanos, les rogamos que respeten a los líderes de la iglesia. Ellos se esfuerzan mucho para enseñarles a vivir su vida cristiana. Por eso, trátenlos con respeto y amor por todo lo que hacen, y vivan en paz, los unos con los otros.

También les recomendamos, hermanos, que reprendan a los que no quieren hacer nada. Animen a lo que son tímidos, apoyen a los que todavía dudan  del Señor Jesús, y tengan paciencia con todos.

No permitan que nadie devuelva un  mal con otro mal. Al contrario, deben esforzarse por hacer el bien entre ustedes mismos y con todos los demás.

Estén siempre contentos. Oren en todo momento. Den gracias a Dios en cualquier circunstancia. Esto es lo que Dios espera de ustedes, como cristianos que son. No alejen de ustedes al Espíritu Santo. Y si él les da la capacidad de profetizar, no la desprecien. Pónganlo todo a prueba, pero quédense nada más con lo bueno,  y rechacen todo lo malo.

Que el Dios de paz los mantenga completamente dedicados a su servicio. Que los conserve sin pecado hasta que vuelva nuestro Señor Jesucristo, para que ni el espíritu ni el alma, ni el cuerpo de ustedes sean hallados culpables delante de Dios. El los eligió para ser parte de su pueblo, y hará todo esto porque siempre cumple lo que promete.

Hermanos, oren también por nosotros. Saluden con un beso santo a todos los hermanos de la iglesia.

Con la autoridad que me da el Señor Jesús, les encargo que lean esta carta a todos los de la iglesia. Pido a nuestro Señor Jesucristo que les siga mostrando su amor.

Aquí puedes darte cuenta que es fundamental que el hombre esté preparado en el conocimiento de Dios, que confíe en el Señor Jesús y El da la luz para que el hombre brille ante los demás.

No obstante, lo esencial es que el hombre se mantenga alerta y viva correctamente, apartado del pecado, esforzándose por ser mejor, cada día, con amor a los demás, y así la confianza y el amor lo protege como una armadura.

Por tanto, es  importante  que el hombre acepte a Nuestro Señor Jesucristo como nuestro Salvador y entonces  el hombre deberá fortalecer su vida cristiana: al orar, llevando una vida tranquila y por ende, vivir en paz los unos con los otros, teniendo paciencia con todos.

Así pues, lo más importante es que el hombre se esfuerce por hacer el bien, que viva con alegría, de gracias a Dios en todo momento y aunque a veces ponga todo a prueba, debe quedarse sólo con lo bueno, de manera que no sea hallado culpable delante de Dios, pues el hombre es parte de su pueblo.


Con Alta Estima,

martes, 16 de junio de 2015

No portarse como los que no creen en Dios.


Queridos hermanos en Cristo, nosotros, les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada, y ustedes en verdad viven así. Ahora les rogamos y los animamos, de parte del Señor Jesús, a que se esfuercen cada vez más por seguir viviendo así.

Ustedes ya conocen las instrucciones que les dimos con la autoridad que recibimos del Señor Jesús. Dios quiere que ustedes sean santos, que no tengan relaciones sexuales prohibidas, y que cada uno de ustedes trate a su propia esposa con mucho respeto. Deben dominar sus malos deseos sexuales y no portarse como los que no creen en Dios. No deben engañar a los demás miembros de la iglesia, ni aprovecharse de ellos. Ya les hemos advertido que el Señor castigará duramente a los que se comporten así. Porque Dios no nos ha llamado a seguir pecando, sino a vivir una vida santa. Por eso, el que rechaza esta enseñanza no nos está rechazando a nosotros, sino a Dios mismo, que les ha dado a ustedes su Espíritu Santo.

No hace falta que les escriba  acerca del amor que debe existir entre los miembros de la iglesia, pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. Así lo han hecho ustedes con todos los seguidores de Cristo en la región de Macedonia. Les rogamos, entonces, que se amen más y más. Traten de vivir tranquilos, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen, como ya antes les hemos ordenado que lo hagan. De ese modo se ganarán el respeto de la gente que no confía en Dios, y no tendrán que pedirle nada a nadie.

Hermanos míos, queremos que sepan lo que en verdad pasa con los que mueren, para que no se pongan tristes, como los que no tienen esperanza. Nosotros creemos que Jesucristo murió y resucitó, y que del mismo modo Dios resucitará a los que vivieron y murieron confiando en él.

Por eso les decimos, de acuerdo con lo que el Señor Jesús nos enseñó, que los que aún vivamos cuando él venga nos reuniremos con él, después de que se hayan  reunido con él los que estaban muertos. Porque cuando Dios dé la orden por medio del jefe de los ángeles, y oigamos que la trompeta anuncia que el Señor Jesús baja del cielo, los primeros en resucitar serán los que antes de morir confiaron en él. Después Dios nos llevará a nosotros, los que estemos vivos en ese momento, y nos reunirá en las nubes con los demás. Allí, todos juntos nos encontraremos con el Señor Jesús, y nos quedaremos con él para siempre. Así que, anímense los unos a los otros con estas enseñanzas.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe obedecer los mandamientos de Dios para llevar una vida santa,  enseñanza que se debe transmitir a otros para que se animen y conozcan al Señor Jesús y cambien su manera de vivir y aprendan a vivir como a Dios le agrada.

Por tanto, es necesario que el hombre no se porte como los que no creen en Dios, aprovechándose de los demás, sino al contrario que se ayuden  unos a otros, caminando cada día hacia la santidad pues su Espíritu de Dios vive en cada persona que acepta a Nuestro Señor Jesucristo.

No obstante, es esencial que el amor exista entre unos u otros, que el hombre trate de vivir tranquilo, que se ocupe de sus propios asuntos, de manera que se gane el respeto de los que no creen en Dios.

Así pues, existe el libre albedrío pero es conveniente que el hombre  acepte y crea en Nuestro Señor Jesucristo, quien murió y resucitó para redimirnos y darnos una esperanza, la vida eterna.


Con Alta estima,

Le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios


Por eso, cuando ya no pudimos resistir el deseo de saber de ustedes, decidimos quedarnos solos en Atenas y enviarles a Timoteo, nuestro querido amigo. El colabora con nosotros y sirve a Dios anunciando la buena noticia de Cristo. Lo enviamos  a ustedes para que los animara y ayudara a confiar firmemente en Jesucristo; así las dificultades y problemas que ustedes afrontan no los harán dudar. Ustedes saben que tenemos que hacer frente a esos problemas. Además, cuando todavía estábamos con ustedes, les advertimos que tendríamos dificultades. Y como ustedes bien saben, así ha sido. Por eso, como ya no pude resistir más, envié a Timoteo, pues necesitaba saber si ustedes seguían, confiando en Dios. ¡Yo temía que el diablo los hubiera hecho caer en sus trampas, y que hubiera echado a perder todo lo que hicimos por ustedes!

Pero ahora Timoteo ha regresado de la ciudad de Tesalónica, y nos ha contado que ustedes se aman unos a otros y no han dejado de confiar en Dios. También nos dijo que ustedes nos recuerdan siempre con cariño, y que desean vernos, así como nosotros deseamos verlos a ustedes.

Hermanos, a pesar de todos nuestros problemas y sufrimientos, nos alegra saber que siguen confiando en el Señor Jesús. Ahora que sabemos esto, sentimos nuevas fuerzas para seguir viviendo. ¡No sabemos cómo dar gracias a Dios por la gran alegría que ustedes nos han dado! Día y noche rogamos a Dios que nos permita verlos personalmente, para ayudarlos a confiar completamente en él.

Pedimos a Dios nuestro Padre, y a nuestro Señor Jesús, que nos den la oportunidad de ir a visitarlos. Le pedimos al Señor que los haga amarse más los unos a los otros, y amar también a todos por igual. Porque así los amamos nosotros a ustedes. También le pedimos al Señor Jesús que les dé fuerzas para confiar plenamente en Dios, y les dé también un corazón puro y sin pecado. Así, cuando él venga con todo su pueblo elegido, nadie podrá acusarlos de nada delante de Dios. Amén.

Aquí puedes darte cuenta que es fundamental que el hombre confíe en nuestro Señor Jesucristo y El le dará la fuerza para queí pueda vencer todo obstáculo que se le presente.

Lo importante, es que el hombre se mantenga firme en sus convicciones, pues asido al Señor, lleno de su fortaleza  para seguir adelante,  renovados su mente y su corazón, por ende, será mejor persona cada día.

Sabes, es tiempo de que el hombre despierte, que se levante con nuevos bríos, y se mantenga con una conducta íntegra, cuando el Señor venga.


Con Alta estima,

sábado, 13 de junio de 2015

No tratamos de agradar a nadie, sino sólo a Dios


Hermanos en Cristo, ustedes saben bien que la visita que les hice no fue inútil. También saben que en la ciudad de Filipo nos insultaron y maltrataron. Pero aunque tuvimos muchas dificultades, Dios nos dio valor para anunciarles la buena noticia. Y cuando la anunciamos, dijimos siempre la verdad; nuestras intenciones eran buenas y no tratamos de engañar a nadie. Al contrario, Dios nos aprobó y nos encargó anunciar la buena noticia, y eso es lo que hacemos. 

No tratamos de agradar a nadie, sino sólo a Dios, pues él examina todo lo que sentimos y pensamos. Como ustedes saben, jamás les hemos dicho cosas lindas para tratar de convencerlos, ni los hemos engañado para ganar dinero. Dios sabe que esto es cierto. Nunca hemos querido que ustedes, o que otras personas, nos traten como a gente importante. Como somos apóstoles de Cristo, pudimos haberles exigido que nos ayudaran, pero no lo hicimos. En vez de eso, cuando estuvimos con ustedes, los tratamos con mucho cariño y ternura, como una madre que  cuida y cría a sus propios hijos. Tanto los amamos y queremos que no sólo les habríamos anunciado la buena noticia de Dios sino que, de haber sido necesario, hasta habríamos dado nuestra vida por ustedes.

Hermanos míos, ustedes seguramente se acuerdan de lo duro que trabajamos para ganarnos la vida. Mientras las anunciábamos la buena noticia de Dios, trabajábamos de día y de noche, para que ninguno de ustedes tuvieran que darnos dinero. Ustedes confían en Dios, y nosotros nos hemos portado bien y correctamente con ustedes. Dios sabe que eso es cierto, y ustedes también. Nadie puede acusarnos de nada. Saben que a cada uno de ustedes los hemos tratado como trata un padre a sus hijos. Los animamos, los consolamos, y también insistimos en que vivieran como deben vivir los que son de Dios, los que han sido llamados a compartir su propio reino y poder.

Además, siempre damos gracias a Dios porque, al llevarle su mensaje, ustedes lo aceptaron como si lo recibieran de parte de Dios y no de un ser humano. Y es verdad, ese mensaje es de Dios, y hace que los que confían en él cambien su manera de vivir. A ustedes, hermanos, les pasó lo mismo que a los cristianos de las iglesias de Dios en Judea: ¡su propia gente se burló de ellos y los atacó! Eso les pasó a ustedes cuando gente de su propio país los buscó para maltratarlos. Los judíos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y luego nos echaron de su país. Ellos no hacen lo que a Dios le agrada, sino que están en contra de todos, y a nosotros no nos dejan anunciar el mensaje de salvación a los que no son judíos. Así añaden más pecados a los que ya han cometido. Pero al final Dios los castigará terriblemente.

Sin embargo, hermanos míos, aunque nosotros nos separamos de ustedes por un tiempo, siempre los recordamos con cariño y deseábamos mucho ir a verlos. Intentamos visitarlos, y en más de una ocasión yo mismo traté de ir, pero Satanás nos lo impidió. Teníamos deseos de verlos, pues cuando nuestro Señor Jesús regrese y nos pida cuentas, nos sentiremos orgullosos, felices y seguros de nuestro trabajo por ustedes. ¡Ustedes son nuestro orgullo y alegría!

Aquí puedes darte cuenta que el hombre regenerado, en su ser interior vive el Espíritu de Dios y El le anima para anunciar la buena noticia, enseñándoles cómo deben  vivir los que son de Dios.

No obstante, el hombre regenerado no trata de quedar bien con la gente, sino sólo con Dios, pues Dios conoce lo que el hombre guarda en su corazón, sabe lo que piensa y lo que siente.

Así pues, el hombre debe estar preparado y empapado del conocimiento de Dios para que le ame cada día más, que se mantenga firme y vigilante y haciendo lo que a Dios le agrade.


Con Alta Estima,

Demuestran su confianza en Dios y su amor por él


Queridos hermanos de la iglesia de Tesalónica: Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a ustedes, que pertenecen a Dios Padre  y al Señor Jesucristo. Deseamos de todo corazón que Dios los llene de su amor y les dé su paz.

Siempre damos gracias a Dios nuestro Padre, y en nuestras oraciones le pedimos que los ayude. Sabemos bien que, en todo lo que hacen, ustedes demuestran su confianza en Dios y su amor por él. Y aun cuando sufren, se mantienen firmes, esperando la salvación que nuestro Señor Jesucristo les dará. Hermanos, Dios los ama, y nosotros sabemos que él los ha elegido para que sean parte de su pueblo. Cuando les anunciamos la buena noticia, no lo hicimos sólo con palabras. Al contrario, cuando estuvimos entre ustedes dejamos bien claro que tenemos el poder de Dios, y que el Espíritu Santo actúa por medio de nosotros, para el bien de ustedes.

Ustedes siguieron nuestro ejemplo y el de nuestro Señor, y aunque sufrieron mucho, recibieron ese mensaje con la profunda alegría que da el Espíritu Santo. Por eso llegaron a ser un ejemplo para todos los seguidores de Jesucristo que viven en las regiones de Macedonia y Acaya. 

Ustedes han anunciado el mensaje de Jesucristo, no sólo en esas regiones sino en muchas otras partes. La gente de esos lugares ya sabe que ustedes confían mucho en Dios, y no hace falta que nosotros les digamos nada más. Porque todos hablan de lo bien que ustedes nos recibieron, y cuentan cómo ustedes dejaron de adorar ídolos para adorar y servir al Dios vivo y verdadero. Ellos saben que ustedes esperan que Jesucristo regrese del cielo. Dios hizo que él resucitara para salvarnos del castigo que él dará a los pecadores en el día del juicio.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre que ha aceptado a nuestro Señor Jesucristo recibe la salvación y El gobierne su vida, confía en Dios.

No obstante, el hombre regenerado tiene el Espíritu de Dios en su ser interior y entonces el hombre demuestra su amor a Dios y entonces cambia su manera de vivir, endereza su camino y por ende, el hombre es consciente de que  ama y sirve al Dios vivo y verdadero.


Con Alta Estima,

Dediquen siempre tiempo a la oración y den gracias a Dios


Los que aún tienen esclavos, deben ser amos justos y tratar bien a sus esclavos. Recuerden que en el cielo también tienen un amo, que es el Señor Jesucristo.

Dediquen siempre tiempo a la oración, y den gracias a Dios. Oren por nosotros y pídanle a Dios que podamos anunciar libremente el mensaje y explicar el plan secreto de Cristo. Precisamente por anunciarlo estoy ahora preso. Pídanle a Dios que yo pueda explicar ese mensaje con toda claridad. Usen su inteligencia para tratar como se debe a los que no confían en Cristo. 

Aprovechen bien cada oportunidad que tengan de conversar con ellos. Hablen siempre de cosas buenas, díganlas de manera agradable, y piensen bien cómo se debe contestar a cada uno.
Tiquíco, fiel seguidor de Cristo y compañero nuestro, les contará todo lo que tiene que ver conmigo. El siempre me ha ayudado, y juntos hemos servido al Señor. Por eso mismo lo estoy enviando a ustedes, para que les dé ánimo y les diga cómo estamos. Con él va también Onésimo, que es un fiel miembro de la iglesia de ustedes y al cual queremos mucho. Ellos les contarán todo lo que pasa por aquí. Aristarco, que está preso conmigo, les envía saludos. También los saluda Marcos, el primo de Bernabé. Si él llega a visitarlos, no dejen de recibirlo. Jesús, al que llaman el Justo, también les envía saludos. De todos los judíos han confiado en Cristo, sólo ellos me han ayudado en mi trabajo por el reino de Dios, y me han animado mucho.

Reciban saludos de Epafras, un servidor de Jesucristo que también pertenece a la iglesia de ustedes. El siempre ora por ustedes, y pide a Dios que los ayude, para que sigan confiando firmemente en Cristo y se mantengan cumpliendo la voluntad de Dios, sin cometer ninguna falta. Yo mismo he visto cómo Epafras se preocupa por ustedes y por los de las iglesias en Hierápolis y Laodicea. También les envían saludos Demas y el médico Lucas, a quien queremos mucho.

Saluden de mi parte a los miembros de la iglesia en Laodicea. También a Ninfa y a los cristianos que se reúnen en Laodicea, para que también ellos la lean, y ustedes a su vez lean la carta que yo les envié a ellos. Díganle a Arquipo que trate de hacer bien el trabajo que el Señor Jesucristo le ha encargado.

Yo mismo, con mi propia mano les escribo esto: Recuerden que estoy preso. Deseo de todo corazón que Dios los llenes de su amor.

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre haga oración y de gracias a Dios, por todo lo que El nos da, pues lo fundamental es que el hombre confíe en Dios  para que se mantenga firme en sus convicciones y el hombre alcance madurez espiritual, pero sabes, es imprescindible que el hombre sea obediente a los mandamientos de Dios.

Además, es importante que el hombre regenerado, consciente de que vive bajo la gracia de Dios, esté preparado y cumpla la voluntad de Dios, que el hombre se mantenga fiel a Dios y sea ejemplo, siendo amable y humilde con aquellos que no le conocen.


Con Alta Estima,

miércoles, 10 de junio de 2015

Todo lo que hagan, háganlo de buena gana.


Dios les dio nueva vida, pues los resucitó juntamente con Cristo. Por eso, dediquen toda su vida a hacer lo que a Dios le agrada. Piensen en las cosas del cielo, donde Cristo gobierna a la derecha de Dios. No piensen en las cosas de este mundo. Pues ustedes ya han muerto para el mundo, y ahora, por medio de Cristo, Dios les ha dado la vida verdadera. Cuando Cristo venga, también ustedes estarán con él y compartirán su gloriosa presencia.

Por eso, den muerte a todo sus malos deseos; no tengan relaciones sexuales prohibidas, no sean indecentes, dominen sus malos deseos, y no busquen amontonar dinero, pues es lo mismo que adorar a dioses falsos. Todo esto hace que Dios se enoje con los desobedientes. Ustedes mismos se comportaban así antes de conocer a Cristo. Pero ahora tienen que dejar también todo esto: no se enojen, no busquen hacer el mal a otros, no ofendan a Dios ni insulten a sus semejantes, ni se mientan unos a otros, porque ustedes ya han dejado la vida de pecado y ahora viven de manera diferente.

En realidad, ustedes son personas nuevas, que cada vez se parecen más a Dios, su creador, y cada vez lo conocen mejor. Por eso, ya no importa si alguien es judío o no lo es, o si está circuncidado o no lo está. Tampoco tiene importancia si pertenece a un pueblo muy desarrollado o poco desarrollado, o si es esclavo o libre. Lo que importa es que Cristo lo es todo, y está en todos.

Dios los ama mucho a ustedes, y los ha elegido para que formen parte de su pueblo. Por eso, vivan como se espera de ustedes: amen a los demás, sean buenos, humildes, amables y pacientes. Sean tolerantes los unos con los otros, y si alguien tiene alguna queja contra otro, perdónense, así como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todo, aménse unos a otros, porque el amor es el mejor lazo de unión. Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos.

No se olviden nunca de las maravillosas enseñanzas de Cristo. Y cuando se enseñen unos a otros, o se corrijan, háganlo de manera inteligente. Canten salmos, himnos y cantos espirituales, dando gracias a Dios de todo corazón. Y todo lo que hagan o digan, háganlo como verdaderos seguidores del Señor Jesucristo, y denle gracias a Dios el Padre por lo que Cristo ha hecho por ustedes.

Ustedes, las esposas, deben sujetarse a sus esposos, pues es lo que se espera de ustedes como cristiana. Y ustedes, los esposos, deben amar a sus esposas y no maltratarlas.

Ustedes, los hijos, deben obedecer a sus padres en todo, pues eso agrada al Señor. Y ustedes, los padres no deben hacer enojar a sus hijos, para que no se desanimen.

Ustedes, los esclavos, deben obedecer en todo a sus amos aquí en la tierra. No lo hagan para quedar bien con ellos, y sólo cuando los estén mirando. Más bien, háganlo con sinceridad y por respeto al Señor. Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente. Porque ya saben que Dios les dará, en recompensa, parte de la herencia que ha prometido a su pueblo. Recuerden que sirven a Cristo, que es su verdadero dueño. En cambio, todo el que haga lo malo será castigado, según lo que haya hecho, porque Dios no tiene favoritos.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe aceptar a nuestro Señor Jesucristo en su ser interior, pues gracias a su sacrificio y muerte en la cruz le da al hombre una nueva vida y por ende, el hombre vuelve a tener una relación personal con Dios.

Por lo tanto, el hombre debe esforzarse y ser obediente, de manera que se comporte diferente, con una actitud sincera, que no ofenda a Dios sino al contrario que Cristo sea todo para su vida y que El gobierne su corazón.

No obstante, lo fundamental es que haya amor entre unos y otros para que estén unidos y formen parte del pueblo de Dios.

Así pues el hombre debe vivir apegado a las enseñanzas de Cristo, mostrando gratitud a Dios siendo obediente, cumpliendo sus roles y todo lo que haga lo haga de buena gana, con respeto como si sirviera a Cristo.


Con Alta Estima,

lunes, 8 de junio de 2015

No presten atención a los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que parecen contener sabiduría.

Yo quiero que sepan que estoy luchando mucho, tanto por ustedes, los de la iglesia en el pueblo de Laodicea, como por los que no me conocen personalmente. Y lucho para animarlos a todos, y para que se mantengan unidos en el amor de Cristo, y así lleguen a tener la plena seguridad de comprender todo el plan que Dios y Cristo habían mantenido en secreto. Todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento se encuentran presentes en Cristo. Les digo esto para que nadie los engañe con frases bonitas, pero falsas. Porque, aunque no estoy con ustedes, siempre los recuerdo y me alegro de saber que son ordenados, y que siguen confiando plenamente en Jesucristo.

Ustedes han aceptado a Jesucristo como su dueño y Señor. Por eso, deben vivir como a él le agrada. Tal como se les enseñó, confíen cada vez más en él, y vivan obedeciendo sus enseñanzas para ser cada vez mejores y den siempre gracias a Dios.

Tengan cuidado: No presten atención a los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que parecen contener sabiduría, pero que sólo son enseñanzas humanas. Esa gente obedece a los espíritus poderosos de este mundo, y no a Cristo.

Cristo es completamente igual a Dios, y reina sobre todos los espíritus que tienen poder y autoridad. A ustedes no les falta nada, pues están unidos a Cristo.

Los judíos se circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios. Pero a ustedes Dios los hizo parte de su pueblo al unirlos a Cristo, y así les quitó el deseo de seguir pecando. Esa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo. Cuando ustedes fueron bautizados, fueron sepultados con Cristo. Y resucitaron con él, porque confiaron en el poder de Dios. Antes, ustedes fueron bautizados, fueron sepultados con Cristo. Y resucitaron con él, porque confiaron en el poder de Dios. Antes ustedes estaban muertos, pues eran pecadores y no formaban parte del pueblo de Dios. Pero ahora Dios les ha dado vida junto con Cristo, y les ha perdonado todos sus pecados. La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero Dios le puso fin por medio de la muerte de Cristo en la cruz. Dios les quitó el poder a los espíritus que tienen autoridad, y por medio de Cristo los humilló delante de todos, al pasearlos como prisioneros en su desfile victorioso.

No dejen que nadie los critique por lo que comen o beben, o porque no celebran ciertas fiestas ni respetan los días de luna nueva o de descanso. Todo esto no era más que la sombra engañosa de lo que estaba por venir. Lo real y verdadero es Cristo. Así que no dejen que nadie los condene, y menos esa gente que adoraba a los ángeles y que aparenta ser humilde. Dicen que ven visiones, pero mienten. Sus pensamientos los llenan de orgullo, pero sólo piensan cosas malas. Esa gente no está unida a Cristo, que es quien gobierna a la iglesia y quién le da más y más fuerzas. Cristo le da a la iglesia todo lo que necesita, y une a todos sus miembros de acuerdo con el plan de Dios.

Ustedes están unidos a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los espíritus que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué se comportan como si todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen <no toquen esto><no coman eso> < no prueben aquello?  Esas reglas no son más que enseñanzas humanas, que con el tiempo van perdiendo su valor. No se puede negar que son útiles porque enseñan acerca de la conducta religiosa, la humildad y el dominio del cuerpo. Pero lo cierto es que no ayudan a combatir los malos deseos de nuestra naturaleza humana.

Aquí puedes darte cuenta que es prioridad que el hombre acepte a Cristo como su Señor pues sólo en El encuentra toda la sabiduría y el conocimiento, de manera que las enseñanzas humanas, pierden su valor pues el razonamiento humano puede ser útil y aparentar tener sabiduría pero no es toda lo verdadero.

Por tanto, el hombre debe poner su confianza en Dios y  obedecer  sus enseñanzas para ser mejor cada día, alejado del pecado pues ha sido liberado por medio de la muerte de Cristo en la cruz, y entonces el hombre puede vencer los malos deseos.

Así pues, el hombre debe estar alerta y preparado, unido a Cristo pues El da la fuerza al hombre y abre su entendimiento, para que se conduzca con humildad y tenga dominio propio.


Con Alta Estima,

sábado, 6 de junio de 2015

Dios envió a Cristo para que habite en ustedes


Querido hermanos de la iglesia de Colosas:  Nosotros, Pablo y Timoteo, les enviamos nuestros saludos. Ustedes son parte del pueblo especial de Dios y han puesto su confianza en Cristo. Yo soy apóstol de Jesucristo porque Dios, nuestro Padre, así lo quiso.

Deseo de todo corazón que Dios y el Señor Jesucristo les den mucho amor y paz.
Siempre que oramos por ustedes, damos gracias a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, pues hemos sabido que ustedes confían mucho en Cristo y aman a todos los que forman parte del pueblo de Dios. Ustedes se comportan así porque, desde que oyeron el mensaje verdadero de la buena noticia, saben bien lo que Dios les tiene guardado en el cielo. Esta buena noticia se está anunciando por todo el Imperio Romano, y está dando buenos resultados. Así ocurrió entre ustedes desde el día en que supieron de verdad cuánto los ama Dios. Eso lo aprendieron de labios de Epafras, nuestro querido compañero de trabajo, que tan fielmente les sirve por amor a Jesucristo. El nos ha traído noticias de ustedes, y nos ha contado cómo el Espíritu Santo les hace amar a los demás.

Desde el momento en que supimos todo eso, no hemos dejado de orar por ustedes. Y siempre le pedimos a Dios que puedan conocer su voluntad, y que tengan toda la sabiduría y la inteligencia que da el Espíritu Santo. Así podrán vivir de acuerdo con lo que el Señor quiere, y él estará contento con ustedes porque harán toda clase de cosas buenas y sabrán más cómo es Dios, por el gran poder de Dios cobrarán nuevas fuerzas, y podrán soportar con paciencia todas las dificultades. Así, con gran alegría, darán gracias a Dios, el Padre. Porque él nos ha preparado para que recibamos, en su reino de luz, la herencia que él ha prometido a su pueblo elegido. Dios nos rescató de la oscuridad en que vivíamos, y nos llevó al reino de su amado Hijo, quien por su muerte nos salvó y perdonó nuestros pecados.

Cristo es el Hijo de Dios, y existe desde antes de la creación del mundo; él es la imagen del Dios que no podemos ver. Por medio de él, Dios creó todo lo que hay en el cielo y la tierra, lo que puede verse y lo que no se puede ver, y también los espíritus poderosos que tienen dominio y autoridad. En pocas palabras: Dios creó todo por medio de Cristo y para Cristo.

Cristo existía antes de todas las cosas. Por medio de él, todo se mantienen en orden, y él gobierna a su iglesia y le da vida. El es la cabeza, y la iglesia es su cuerpo.
Cristo es el principio de todas las cosas. Por eso él fue el primero en resucitar, para que ocupe el primer lugar en todo. Y en él se encuentra todo el poder divino.

Por medio de Cristo, Dios hizo que todo el universo volviera a estar en paz con él. Y esto lo hizo posible por medio de la muerte de su Hijo en la cruz.

Antes, ustedes estaban lejos de Dios y eran sus enemigos, pues pensaban y hacían lo malo. Sin embargo, ahora Dios los ha hecho sus amigos por medio de la muerte de su Hijo, quien se hizo hombre. Dios lo hizo así para que ustedes pudieran  presentarse ante él sin pecado y libres de culpa. Pero esto será así, sólo si mantiene su confianza en Cristo y siguen creyendo en lo que nos promete el mensaje de la buena noticia. Este mensaje ha sido anunciado por todo el Imperio Romano y yo colaboro anunciándolo.

Ahora me alegro de sufrir por ustedes, pues así voy completando en mi propio cuerpo los sufrimientos del cuerpo de Cristo que es la iglesia. Por el bien de ustedes, Dios me ha hecho  servidor de la iglesia y me ha enviado a anunciar el mensaje. Este mensaje habla del plan  que, desde hacía muchos siglos, Dios había mantenido en secreto, pero que ahora ha revelado a su pueblo elegido. Dios decidió darles a conocer este plan tan grande y maravilloso para todas las naciones, y que es el siguiente: Dios envió a Cristo para que habita en ustedes y les dé la seguridad de que van a compartir el poder y la gloria de Dios.

Nosotros anunciamos a Cristo, y con toda sabiduría aconsejamos y enseñamos a todos, para que lleguen a ser perfectos como Cristo. Para esto trabajo y lucho con  la fuerza y el poder que Cristo me da.

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre sirva con amor en todo pues el Espíritu de Dios que habita en su ser interior le da sabiduría e inteligencia y le hace amar a los demás .

No obstante, el hombre debe buscar a Dios y poner su confianza en El, conocer a Cristo, el Hijo de Dios, que es la imagen de Dios que no podemos ver y es El quien gobierna a su iglesia pues El es la cabeza y por tanto el hombre debe vivir bajo el orden de Dios.

Además, por medio de la muerte de Jesús en la cruz, el hombre ha sido redimido, por lo que el hombre regenerado, arrepentido y apegado a la Palabra de Dios, vuelve a tener una relación personal con Dios y el Espíritu de Dios le da poder y fuerza al hombre para que llegue a ser perfecto como Cristo.


Con Alta Estima,

¡No dejen de confiar en el Señor Jesús!

Queridos hermanos y amigos, estoy muy contento y orgulloso de ustedes. ¡Realmente los extraño! ¡No dejen de confiar en el Señor Jesús!

Les ruego a Evodia y a Sintique que se pongan de acuerdo, pues las dos son cristianas. A ti, mi fiel compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Ellas me han ayudado mucho para anunciar la buena noticia, junto con Clemente y mis otros compañeros de trabajo. Los nombres de todos ellos ya están anotados  en el libro de la vida eterna.

¡Vivan con alegría su vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana! Que todo el mundo se de cuenta de que ustedes son buenos y amables. El Señor Jesús viene pronto.

No se preocupen por nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesitan, y sean agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.

Finalmente, hermanos, piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en todo lo que es agradable y merece ser alabado.

Practiquen todas las enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron decir, y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre.

Me alegra mucho que, como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba 
seguro de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de ayudarme: No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada.

Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones. Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades.

Al principio, cuando comencé a anunciar la buena notica y salí de Macedonia, los únicos que me ayudaron fueron ustedes, los de la iglesia de Filipos. Ninguna otra iglesia colaboró conmigo. Aun cuando estuve en Tesalónica y necesité ayuda, más de una vez ustedes me enviaron lo que necesitaba. No lo digo para que ustedes me den algo, sino para que Dios les tome esto en cuenta.
Epafrodito me entregó todo lo que ustedes me enviaron, y fue más que suficiente. La ayuda de ustedes fue tan agradable como el suave aroma de las ofrendas que Dios acepta con agrado. Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de Jesucristo, todo lo que les haga falta. ¡Que todos alaben a Dios nuestro Padre por siempre jamás! Amén

Saluden de mi parte a todos los hermanos en Cristo que forman parte del pueblo de Dios. Los hermanos que están conmigo les envían sus saludos. También los saludan todos los que aquí forman parte del pueblo de Dios, especialmente los que trabajan para el emperador romano. ¡Que nuestro Señor Jesucristo llene de amor sus vidas!

Aquí puedes darte cuenta que lo más importante es que el hombre confíe en Nuestro Señor Jesucristo.

Asimismo, el hombre debe vivir una vida cristiana con alegría, haciendo oración y siendo agradecidos, mostrando una conducta amable y servicial a los demás  y por ende, el hombre vivirá en paz, esa paz que sólo viene de Dios y que el mundo no conoce y que protege el entendimiento de los que creen en Cristo.

Por lo tanto, el hombre debe practicar las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, justicia y sigan un buena conducta de acuerdo a las leyes divinas.

Así pues, es prioridad que el hombre regenerado sea humilde y aprenda a vivir en toda circunstancia, pues el hombre con Cristo en su corazón, recibe fuerza para vencer las dificultades, aunque es importante que se ayuden unos a otros para que su comportamiento sea una ofrenda agradable a Dios


Con Alta Estima

jueves, 4 de junio de 2015

Llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento.


Además, hermanos, alégrense de estar unidos al Señor. A mí no me molesta repetirles lo que ya les había escrito, y a ustedes les hace bien que lo repita. ¡Cuídense de esa gente despreciable y malvada, que los quiere circuncidar! Los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que guiados por el Espíritu adoramos a Dios y estamos orgullosos de pertenecer a Jesucristo. 

Nosotros no creemos que podamos hacer nada para salvarnos. Si la salvación dependiera de la circuncisión, yo podría sentirme más orgulloso que cualquiera: me circuncidaron a los ocho días de nacido, pertenezco a la nación de Israel, y yo soy de la tribu de Benjamín, ¡soy más hebreo que muchos hebreos! En cuanto a cumplir la ley, pertenecí al grupo de los fariseos. 

Tanto me preocupaba por cumplir la ley que perseguía a los miembros de la iglesia. ¡Nadie puede culparme de no haber cumplido la ley! Pero, gracias a lo que Cristo hizo por mí, ahora pienso que no vale la pena lo que antes consideré de valor. Todo eso lo he dejado a un lado, y lo considero basura, con tal de llegar a conocer bien a Cristo, pues no hay mejor conocimiento. Y quiero que Dios me acepte, no por haber obedecido la ley, sino por confiar en Cristo, pues así es como Dios quiere aceptarnos. Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo, es decir, sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió, y aun morir como él murió, ¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!

Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero si puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo.

Todos los que ya hemos progresado mucho en nuestra vida cristiana debemos pensar de esta manera. Y si algunos de ustedes piensan de manera diferente, hasta eso les hará ver Dios con claridad. Lo importante es que todos nosotros sigamos las mismas reglas.

Hermanos míos, sigan mi ejemplo. Y fíjense en los que así lo hacen. Hay muchos que viven como si la muerte de Cristo en la cruz no sirviera de nada. Eso ya se lo había dicho a ustedes varias veces, pero ahora vuelvo a repetirlo con lágrimas en los ojos. Esa gente va a terminar en el infierno. Vive sólo para comer, y está orgulloso de lo que hace, cuando en realidad debería sentir vergüenza. Sólo piensa en las cosas malas de este mundo. Nosotros, en cambio, somos ciudadanos del cielo, y esperamos que de allí vuelva  nuestro Salvador, el Señor Jesucristo. 

Nuestros débiles cuerpos serán destruidos, pero él los transformará  en cuerpos gloriosos como el suyo. Esto lo hará con el mismo poder con que controla todo el universo.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre regenerado es guiado por el Espíritu de Dios y Dios acepta al hombre que confía en El.

Por lo tanto, lo más importante es que el hombre conozca a Cristo, pues es el mejor conocimiento y que el hombre sienta el poder de su resurrección, del sufrimiento y de su muerte de Jesús.

Ahora bien, lo esencial es que el hombre siga adelante, apegado a la Palabra de Dios obedeciendo las mismas reglas, fijándose en lo que le falta por hacer, para que piense que ha  crecido espiritualmente, haciendo el bien, pues el hombre es ciudadano del cielo y sólo el poder de Cristo lo transformará en un cuerpo glorioso.


Con Alta Estima,