Yo quiero que sepan
que estoy luchando mucho, tanto por ustedes, los de la iglesia en el pueblo de
Laodicea, como por los que no me conocen personalmente. Y lucho para animarlos
a todos, y para que se mantengan unidos en el amor de Cristo, y así lleguen a tener
la plena seguridad de comprender todo el plan que Dios y Cristo habían
mantenido en secreto. Todas las riquezas de la sabiduría y del conocimiento se
encuentran presentes en Cristo. Les digo esto para que nadie los engañe con
frases bonitas, pero falsas. Porque, aunque no estoy con ustedes, siempre los
recuerdo y me alegro de saber que son ordenados, y que siguen confiando
plenamente en Jesucristo.
Ustedes han aceptado
a Jesucristo como su dueño y Señor. Por eso, deben vivir como a él le agrada.
Tal como se les enseñó, confíen cada vez más en él, y vivan obedeciendo sus
enseñanzas para ser cada vez mejores y den siempre gracias a Dios.
Tengan cuidado: No
presten atención a los que quieren engañarlos con ideas y razonamientos que
parecen contener sabiduría, pero que sólo son enseñanzas humanas. Esa gente
obedece a los espíritus poderosos de este mundo, y no a Cristo.
Cristo es
completamente igual a Dios, y reina sobre todos los espíritus que tienen poder
y autoridad. A ustedes no les falta nada, pues están unidos a Cristo.
Los judíos se
circuncidan en señal de que son parte del pueblo de Dios. Pero a ustedes Dios
los hizo parte de su pueblo al unirlos a Cristo, y así les quitó el deseo de
seguir pecando. Esa fue la circuncisión que Dios mismo les hizo. Cuando ustedes
fueron bautizados, fueron sepultados con Cristo. Y resucitaron con él, porque
confiaron en el poder de Dios. Antes, ustedes fueron bautizados, fueron
sepultados con Cristo. Y resucitaron con él, porque confiaron en el poder de
Dios. Antes ustedes estaban muertos, pues eran pecadores y no formaban parte
del pueblo de Dios. Pero ahora Dios les ha dado vida junto con Cristo, y les ha
perdonado todos sus pecados. La ley escrita estaba en contra de nosotros, pero
Dios le puso fin por medio de la muerte de Cristo en la cruz. Dios les quitó el
poder a los espíritus que tienen autoridad, y por medio de Cristo los humilló
delante de todos, al pasearlos como prisioneros en su desfile victorioso.
No dejen que nadie
los critique por lo que comen o beben, o porque no celebran ciertas fiestas ni
respetan los días de luna nueva o de descanso. Todo esto no era más que la
sombra engañosa de lo que estaba por venir. Lo real y verdadero es Cristo. Así
que no dejen que nadie los condene, y menos esa gente que adoraba a los ángeles
y que aparenta ser humilde. Dicen que ven visiones, pero mienten. Sus
pensamientos los llenan de orgullo, pero sólo piensan cosas malas. Esa gente no
está unida a Cristo, que es quien gobierna a la iglesia y quién le da más y más
fuerzas. Cristo le da a la iglesia todo lo que necesita, y une a todos sus
miembros de acuerdo con el plan de Dios.
Ustedes están unidos
a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los
espíritus que gobiernan este mundo. Entonces, ¿por qué se comportan como si
todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen <no
toquen esto><no coman
eso> < no prueben aquello? Esas
reglas no son más que enseñanzas humanas, que con el tiempo van perdiendo su
valor. No se puede negar que son útiles porque enseñan acerca de la conducta
religiosa, la humildad y el dominio del cuerpo. Pero lo cierto es que no ayudan
a combatir los malos deseos de nuestra naturaleza humana.
Aquí puedes darte
cuenta que es prioridad que el hombre acepte a Cristo como su Señor pues sólo
en El encuentra toda la sabiduría y el conocimiento, de manera que las
enseñanzas humanas, pierden su valor pues el razonamiento humano puede ser útil
y aparentar tener sabiduría pero no es toda lo verdadero.
Por tanto, el hombre debe poner su confianza
en Dios y obedecer sus enseñanzas para ser mejor cada día,
alejado del pecado pues ha sido liberado por medio de la muerte de Cristo en la
cruz, y entonces el hombre puede vencer los malos deseos.
Así pues, el hombre
debe estar alerta y preparado, unido a Cristo pues El da la fuerza al hombre y
abre su entendimiento, para que se conduzca con humildad y tenga dominio propio.
Con Alta Estima,
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