Queridos hermanos en
Cristo, nosotros, les hemos enseñado a vivir como a Dios le agrada, y ustedes
en verdad viven así. Ahora les rogamos y los animamos, de parte del Señor
Jesús, a que se esfuercen cada vez más por seguir viviendo así.
Ustedes ya conocen
las instrucciones que les dimos con la autoridad que recibimos del Señor Jesús.
Dios quiere que ustedes sean santos, que no tengan relaciones sexuales
prohibidas, y que cada uno de ustedes trate a su propia esposa con mucho
respeto. Deben dominar sus malos deseos sexuales y no portarse como los que no
creen en Dios. No deben engañar a los demás miembros de la iglesia, ni
aprovecharse de ellos. Ya les hemos advertido que el Señor castigará duramente
a los que se comporten así. Porque Dios no nos ha llamado a seguir pecando,
sino a vivir una vida santa. Por eso, el que rechaza esta enseñanza no nos está
rechazando a nosotros, sino a Dios mismo, que les ha dado a ustedes su Espíritu
Santo.
No hace falta que les
escriba acerca del amor que debe existir
entre los miembros de la iglesia, pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos
a otros. Así lo han hecho ustedes con todos los seguidores de Cristo en la
región de Macedonia. Les rogamos, entonces, que se amen más y más. Traten de
vivir tranquilos, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen, como ya antes les
hemos ordenado que lo hagan. De ese modo se ganarán el respeto de la gente que
no confía en Dios, y no tendrán que pedirle nada a nadie.
Hermanos míos, queremos
que sepan lo que en verdad pasa con los que mueren, para que no se pongan
tristes, como los que no tienen esperanza. Nosotros creemos que Jesucristo
murió y resucitó, y que del mismo modo Dios resucitará a los que vivieron y murieron
confiando en él.
Por eso les decimos,
de acuerdo con lo que el Señor Jesús nos enseñó, que los que aún vivamos cuando
él venga nos reuniremos con él, después de que se hayan reunido con él los que estaban muertos.
Porque cuando Dios dé la orden por medio del jefe de los ángeles, y oigamos que
la trompeta anuncia que el Señor Jesús baja del cielo, los primeros en
resucitar serán los que antes de morir confiaron en él. Después Dios nos
llevará a nosotros, los que estemos vivos en ese momento, y nos reunirá en las
nubes con los demás. Allí, todos juntos nos encontraremos con el Señor Jesús, y
nos quedaremos con él para siempre. Así que, anímense los unos a los otros con
estas enseñanzas.
Aquí puedes darte
cuenta que el hombre debe obedecer los mandamientos de Dios para llevar una
vida santa, enseñanza que se debe
transmitir a otros para que se animen y conozcan al Señor Jesús y cambien su
manera de vivir y aprendan a vivir como a Dios le agrada.
Por tanto, es
necesario que el hombre no se porte como los que no creen en Dios, aprovechándose
de los demás, sino al contrario que se ayuden unos a otros, caminando cada día hacia la
santidad pues su Espíritu de Dios vive en cada persona que acepta a Nuestro
Señor Jesucristo.
No obstante, es
esencial que el amor exista entre unos u otros, que el hombre trate de vivir
tranquilo, que se ocupe de sus propios asuntos, de manera que se gane el
respeto de los que no creen en Dios.
Así pues, existe el
libre albedrío pero es conveniente que el hombre acepte y crea en Nuestro Señor Jesucristo, quien
murió y resucitó para redimirnos y darnos una esperanza, la vida eterna.
Con Alta estima,
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