Queridos hermanos y
amigos, estoy muy contento y orgulloso de ustedes. ¡Realmente los extraño! ¡No
dejen de confiar en el Señor Jesús!
Les ruego a Evodia y
a Sintique que se pongan de acuerdo, pues las dos son cristianas. A ti, mi fiel
compañero de trabajo, te pido que las ayudes. Ellas me han ayudado mucho para
anunciar la buena noticia, junto con Clemente y mis otros compañeros de
trabajo. Los nombres de todos ellos ya están anotados en el libro de la vida eterna.
¡Vivan con alegría su
vida cristiana! Lo he dicho y lo repito: ¡Vivan con alegría su vida cristiana!
Que todo el mundo se de cuenta de que ustedes son buenos y amables. El Señor
Jesús viene pronto.
No se preocupen por
nada. Más bien, oren y pídanle a Dios todo lo que necesitan, y sean
agradecidos. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no
alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que
ya son de Cristo.
Finalmente, hermanos,
piensen en todo lo que es verdadero, en todo lo que merece respeto, en todo lo
que es justo y bueno; piensen en todo lo que se reconoce como una virtud, y en
todo lo que es agradable y merece ser alabado.
Practiquen todas las
enseñanzas que les he dado, hagan todo lo que me vieron hacer y me oyeron
decir, y Dios, que nos da su paz, estará con ustedes siempre.
Me alegra mucho que,
como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba
seguro
de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de
ayudarme: No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar
satisfecho con lo que tengo. Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también
lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias,
ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo
o que no tenga nada.
Cristo me da fuerzas
para enfrentarme a toda clase de situaciones. Sin embargo, fue muy bueno de
parte de ustedes ayudarme en mis dificultades.
Al principio, cuando
comencé a anunciar la buena notica y salí de Macedonia, los únicos que me
ayudaron fueron ustedes, los de la iglesia de Filipos. Ninguna otra iglesia
colaboró conmigo. Aun cuando estuve en Tesalónica y necesité ayuda, más de una
vez ustedes me enviaron lo que necesitaba. No lo digo para que ustedes me den
algo, sino para que Dios les tome esto en cuenta.
Epafrodito me entregó
todo lo que ustedes me enviaron, y fue más que suficiente. La ayuda de ustedes
fue tan agradable como el suave aroma de las ofrendas que Dios acepta con
agrado. Por eso, de sus riquezas maravillosas mi Dios les dará, por medio de
Jesucristo, todo lo que les haga falta. ¡Que todos alaben a Dios nuestro Padre
por siempre jamás! Amén
Saluden de mi parte a
todos los hermanos en Cristo que forman parte del pueblo de Dios. Los hermanos
que están conmigo les envían sus saludos. También los saludan todos los que
aquí forman parte del pueblo de Dios, especialmente los que trabajan para el
emperador romano. ¡Que nuestro Señor Jesucristo llene de amor sus vidas!
Aquí puedes darte
cuenta que lo más importante es que el hombre confíe en Nuestro Señor
Jesucristo.
Asimismo, el hombre
debe vivir una vida cristiana con alegría, haciendo oración y siendo
agradecidos, mostrando una conducta amable y servicial a los demás y por ende, el hombre vivirá en paz, esa paz
que sólo viene de Dios y que el mundo no conoce y que protege el entendimiento
de los que creen en Cristo.
Por lo tanto, el
hombre debe practicar las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo, todo lo que
es verdadero, en todo lo que merece respeto, justicia y sigan un buena conducta
de acuerdo a las leyes divinas.
Así pues, es prioridad
que el hombre regenerado sea humilde y aprenda a vivir en toda circunstancia,
pues el hombre con Cristo en su corazón, recibe fuerza para vencer las
dificultades, aunque es importante que se ayuden unos a otros para que su comportamiento
sea una ofrenda agradable a Dios
Con Alta Estima
No hay comentarios:
Publicar un comentario