En primer lugar,
recomiendo orar por todo el mundo, dando gracias a Dios por todos y pidiéndole
que les muestre su bondad y los ayude. Recomiendo que se ore por los
gobernantes y por todas las autoridades, para que podamos vivir en paz y
tranquilos, obedeciendo a Dios y llevándonos bien con los demás. Esta clase de
oración es buena y le agrada a Dios, nuestro
Salvador; pues él quiere que todos se salven y sepan que: Sólo hay un
Dios, y sólo hay uno que puede ponernos en paz con Dios: Jesucristo, el hombre.
Jesús dio su propia vida para salvar a todo el mundo. En el momento oportuno,
Dios nos demostró que quiere salvar a todos.
Dios me envió a dar
esta buena noticia a los que no son judíos. Debo enseñarles la verdad y lo que
significa confiar en Dios. ¡Les aseguro que no estoy mintiendo, sino que digo
la verdad!
Deseo que en todas
partes la gente deje de discutir y de enojarse, y que en vez de eso sean buenos
cristianos y oren.
También deseo que las
mujeres se vistan con decencia, sencillez y modestia. Que no llamen la atención
con peinados exagerados ni poniéndose ropa muy cara, ni usen costosas joyas de
oro o adornos de perlas. Al contrario, la gente debe admirarlas por las buenas
cosas que hagan, como se espera de las mujeres que aman y respetan a Dios.
Quiero que las
mujeres escuchen, con respeto y en silencio, lo que se les enseñe. Y no permito
que las mujeres enseñen en las reuniones de la iglesia, ni que les den órdenes
a los hombres.
Porque Dios creó primero a Adán, y después a Eva. Además, Adán
no fue el engañado por Satanás, sino Eva. Y cuando Eva fue engañada, pecó. Sin
embargo, las mujeres se salvarán si tienen hijos, si confían en Jesucristo, y
si aman a los demás y viven con modestia y santidad.
Aquí puedes darte
cuenta que es esencial que el hombre ore por otros, pues la oración mueve el
corazón de cada persona que lo hace en
dirección de Dios, pero es necesario que
el hombre entienda de la voluntad de Dios, por lo que es necesario que el
hombre se empape del conocimiento de Dios y enseñe a los demás el camino de la verdad,
pues el hombre al aceptar a Nuestro Señor Jesucristo en su vida será salvo.
No obstante, el
hombre regenerado tiene el Espíritu de Dios en su ser interior y entonces el
hombre siente compasión por los demás, por las persona vulnerable que se deja
llevar por los atractivos del mundo para que busquen a Dios.
Por tanto, el hombre
debe apartarse del pecado, vivir bajo el orden establecido por Dios, con sencillez y modestia, que haga el bien
pero sabes, el hombre debe decidir voluntariamente aceptar a nuestro Señor
Jesucristo en su vida y honrar a Dios con su conducta.
Con Alta Estima,
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