Queridos hermanos de
la iglesia en tesalónica: Nosotros, Pablo, Silvano y Timoteo, los saludamos a
ustedes, que pertenecen a Dios nuestro Padre y al Señor Jesucristo, a quienes
les pido de todo corazón les den su amor y su paz.
Hermanos míos, en
todo momento tenemos que dar gracias a Dios por ustedes. Y así debe ser, pues
ustedes confían cada vez más en Dios, y se aman más y más los unos a los otros.
Por eso, nos sentimos orgullosos cuando hablamos de ustedes en las otras
iglesias de Dios.
Porque, aunque
ustedes tienen dificultades y problemas, se mantienen firmes y siguen confiando
en Dios. Esto demuestra que en verdad Dios es justo, y que los está haciendo
merecedores de su reino, por el que ahora sufren.
Dios es justo, y
castigará a quienes ahora los hacen sufrir. Cuando el Señor Jesús venga desde
el cielo, entre llamas de fuego y en compañía de sus poderosos ángeles, Dios
les dará alivio a todos ustedes, como lo ha hecho con nosotros, castigará a los
que no obedecen su mensaje ni quieren reconocerlo, y los destruirá para
siempre. Los echará lejos de su presencia, donde no podrán compartir su gloria y su poder. Esto sucederá cuando el
Señor Jesucristo vuelva, para que todo su pueblo elegido lo alabe y admire. Y
ustedes son parte de ese pueblo, pues han creído en el mensaje que les dimos.
Por eso oramos
siempre por ustedes. Le pedimos a nuestro Dios que los haga merecedores de
haber sido elegidos para formar parte de su pueblo. También le pedimos que, con
su poder, cumpla todo lo bueno que ustedes desean, y complete lo que ustedes,
han empezado, a hacer gracias a su confianza en él. De este modo ustedes
honrarán a nuestro Señor Jesús, y él los honrará a ustedes, de acuerdo con el
gran amor de Dios y de nuestro Señor Jesucristo.
Aquí puedes darte cuenta
de que el hombre que pertenece a Dios es parte de su pueblo, y Dios le da su amor y paz, pero es necesario
que el hombre ponga su confianza en Dios, que de gracias por todo lo que recibe
y, aunque tenga dificultades se mantenga firme pues Dios lo está probando su
fidelidad para que entre a su reino.
No obstante, es
esencial que el hombre sea obediente, que crea en el mensaje de Dios y
reconozca a nuestro Señor Jesucristo como su Salvador para que estén cerca de
la presencia de Dios .
Así pues, es tiempo
de que el hombre esté preparado en conocimiento de Dios, que le ame y adore en
espíritu y verdad y sobre todo que con su conducta honre al Señor Jesús.
Con Alta Estima,
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