Dios dijo: Escúchame ahora, pueblo de Israel, mi fiel
servidor y mi elegido. Yo soy Dios, tu creador; yo te formé desde antes que
nacieras, y vengo en tu ayuda. No tengas miedo, querido pueblo mío, tú eres mi
fiel servidor, tú eres mi elegido. Yo haré que corra agua en el desierto y que
broten arroyos en tierra secas. A tus descendientes les daré vida nueva y les
enviaré mi bendición. Ellos crecerán como hierba bien regada, como árboles a la
orilla del río. Unos dirán: Yo pertenezco a Dios; otros se darán cuenta de que
son descendientes de Jacob y se grabarán en la mano: Yo soy propiedad de Dios.
El Dios todopoderoso, rey y salvador de Israel, continuó
diciendo: Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro Dios. Si acaso
lo hay, que se presente y lo diga; que anuncie el futuro y diga lo que va a
suceder. ¡Animo, no tengan miedo! Desde hace mucho tiempo les he anunciado
estas cosas y ustedes son mis testigos. No hay otro dios fuera de mí, no hay
otro dios que los proteja. ¡Y si lo hay, yo no lo conozco!.
Isaías dijo: Los fabricantes de ídolos no valen nada, como
tampoco valen nada los ídolos que ellos tanto quieren. Los que adoran a los
ídolos son unos ciegos y estúpidos. El que funde el metal para hacer una
estatua y adorarla como un dios, pierde el tiempo. Esos artesanos son simples
seres humanos: ¡que se enfrenten conmigo en un juicio, y quedarán llenos de
vergüenza!
Miren lo que hace el herrero: calienta el metal en el fuego,
lo moldea a golpe de martillo y lo trabaja con su fuerte brazo. Pero si el
herrero no se alimenta ni bebe agua, se cansa y pierde todas sus fuerzas. O
fíjense en el escultor; toma las medidas con su regla, hace un dibujo con el
lápiz y el compás. Luego hace una estatua que se parece a un ser humano, y
coloca en un templo esa estatua sin vida.
Hay otros que plantan cedros, y la lluvia los hace crecer.
Si prefieren cipreses o robles, los cultivan en el bosque hasta que están bien
crecidos. Luego se llevan unas ramas en los árboles para hacer fuego y
calentarse, o para cocer el pan. Pero también usan otros pedazos del árbol para
hacer la estatua de un dios, ¡y se arrodillan para adorarla!
También hay quienes encienden fuego con la mitad de la
madera, asan la carne, se comen el asado, y se sienten satisfechos. Además, se
calientan junto al fuego y dicen: ¡Qué bien se está aquí! ¡Ya estamos entrando
en calor! Y con el resto de la madera hacen la estatua de un dios, se
arrodillan ante ella para adorarla, y le dirigen esta oración: ¡Sálvanos, pues
tú eres nuestro dios!
Esa gente no entiende nada. Están tan confundidos y cegados
que no pueden comprender nada. Les falta inteligencia para entender y poder
decir: Si la mitad de la madera la usamos para hacer el fuego, para asar la
carne y cocer el pan, ¡lo que estamos adorando no es más que un simple trozo de
madera. Esa gente se deja engañar por ideas falsas, y no es capaz de entender
que lo que tiene en sus manos es pura mentira.
Dios dijo: Recuerda Israel, que tú eres mi fiel servidor. No
te olvides de mí, porque yo soy tu creador. Yo hice desaparecer tus faltas y
pecados como desaparecen las nubes en el cielo. ¡Vuelve a obedecerme, porque yo
te di libertad!
El profeta Isaías declaró: ¡Cielos, griten de alegría por
todo lo que Dios ha hecho! ¡Montañas y árboles del bosque, griten llenos de alegría!
Dios ha mostrado su tremendo poder, dando libertad a su pueblo Israel.
Isaías le dijo al pueblo: Dios, tu salvador, el que te formó
desde antes que nacieras dice: Yo soy Dios, el creador de todas las cosas; yo
extendí el cielo y afirmé la tierra, sin que nadie me ayudara. Cuando hablan
los falsos profetas, no dejo que se cumpla lo que ellos anuncian; demuestro que
los adivinos no tienen razón, y convierto en puras tonterías la sabiduría de
los seres humanos.
En cambio, hago que las palabras y los planes de mis
servidores y mensajeros se cumplan y tengan éxito. Yo declaro que la ciudad de
Jerusalén volverá a ser habitada; las ciudades de Judá volverán a ser
reconstruidas, y no estarán más en ruinas. Yo puedo hacer que el océano se
quede seco y que los ríos se queden sin agua. Yo le digo a Ciro, el rey de
Persia. Tú eres como un pastor de ovejas, y harás lo que yo quiero. Yo le digo
a Jerusalén: Tú serás reconstruida. Y al templo le anuncio: Serás reconstruido
desde tus cimientos.
Así pues, Dios formó al ser humano pero el hombre está tan
distante de Dios, agobiado, confundido por tanto afán que lo lleva al
materialismo y se olvida de su Creador pues le falta entendimiento y
conocimiento de Dios, pero Dios quiere que se vuelva al orden establecido por
él, que le obedezca siendo esencial que
cada persona se apegue a su Palabra para que se llene de gozo y de sabiduría y
pueda tomar buenas decisiones. Y, sabes, el hombre es el elegido de Dios, por
lo tanto, es prioritario que aprenda a tener una relación personal con el
salvador del mundo, pues sólo Dios puede ayudarlo a hacer cambios en su estilo
de vida. Asimismo, Dios le mostró su amor al enviar a su único hijo Jesús a dar su vida para
redimir al hombre de sus pecados y borrarlos. Por eso, ¡Ánimo! El hombre debe arrepentirse y
será restaurado para que alabe y glorifique al único Dios verdadero.
Con Alta Estima,
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