Isaías dijo: ¡Qué mal les va a ir a los que van a Egipto a
pedir ayuda! ¡Todos ellos confían en sus fuerzas militares, pero no miran ni
buscan al Dios santo de Israel! Pero a Dios no se le engaña; él sabe causar
desgracias, y cuando promete algo, lo cumple. Dios destruirá a los malvados y a
quienes les piden ayuda.
Los egipcios no son dioses, sino simples seres humanos. Sus
caballos son de carne y no vivirán para siempre. Dios castigará a los egipcios
y a quienes les piden ayuda. ¡Todos van a desaparecer!
Dios le dijo a Isaías: Yo defenderé a mi pueblo que vive en
Jerusalén, cómo se defiende el león cuando ha matado a una oveja; no se deja
asustar por los gritos de los pastores. Yo protegeré a Jerusalén como protege
el pájaro a su nido: ¡yo la cuidaré y la salvaré! Yo soy el Dios todopoderoso,
y les juro que así lo haré.
Isaías advirtió: Israelitas, ya no sean desobedientes;
¡vuelvan a obedecer a Dios! Ustedes pecaron contra mí al fabricar ídolos de oro
y plata, pero viene el día en que dejarán de adorarlos. Ese día, Asiria será
derrotada, pero no por ningún ser humano. Por causa de la guerra su gente querrá
escapar, y sus jóvenes guerreros serán hechos esclavos. Su rey se llenará de
miedo y saldrá corriendo; también sus capitanes dejarán abandonada su bandera.
Dios ya tiene preparado el castigo para sus enemigos en la ciudad de Jerusalén.
No obstante, el materialismo es la idolatría que vive la sociedad actual por lo que el ser
humano muestra una actitud de pobreza espiritual debido a que su parámetro de
valores se inclina demasiado a las cosas materiales, pero sabes, Dios escoge al
hombre humilde y obediente a su Palabra ya que es más consciente de sus actos y
sigue el camino del bien alineado a sus mandatos y entonces Dios lo protege,
pues Dios ayuda a quien le pide ayuda pues El cumple sus promesas.
Con Alta Estima,
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