lunes, 8 de septiembre de 2014

Vivirán porque confían en mí…



Ya te he presentado mi queja, y ahora voy a estar muy atento, voy a esperar tu respuesta. Y Dios me respondió: Voy a darte a conocer lo que está por suceder. Escríbelo en unas tablas, para que se lea de corrido. Tardará un poco en cumplirse, pero tú no te desesperes; aún no ha llegado la hora de que todo esto se cumpla, pero puedo asegurarte que se cumplirá sin falta.

Esos babilonios son muy orgullosos, pero ustedes, que son humildes, vivirán porque confían en mí. Dos babilonios son orgullosos, son traicioneros como el vino; su hambre de poder los hace conquistar naciones y pueblos enteros. Son como la muerte, que siempre quiere más; son como la tumba, que nunca está satisfecha. Pero un día serán humillados. Las naciones se burlarán de ellos y les cantarán esta canción: ¡Que mal te va a ir Babilonia!¡Te hiciste rica con lo ajeno! ¿Cuándo vas a dejar de robar?

El día que menos lo esperes, tus víctimas se vengarán de ti; te harán temblar de miedo y te quitarán todo lo que tienes. Tú les robaste a muchas naciones, pero otras naciones te robarán a ti. Así pagarás todos tus crímenes, tu violencia con nuestro país, contra nuestras ciudades y sus habitantes.

¡Qué mal te va a ir Babilonia! Hiciste ricos a los tuyos mediante el robo y el engaño. Creíste que así los librarías de caer en la desgracia, pero lo único que hiciste fue ponerlos en vergüenza. Quisiste acabar con muchos pueblos, y tú misma te hiciste el daño. ¡Las paredes de las ciudades son testigos de tu maldad!

¡Qué mal te va a ir Babilonia! ¡Has construidos tus ciudades mediante el crimen y la violencia! Pero yo soy el Dios de Israel, y de nada va a servirte todo lo que has hecho; yo lo quemaré por completo. Y así como el agua llena los mares, también la tierra se llenará de gente que reconocerá mi poder.

¡Qué mal te va a ir Babilonia! Humillaste a las naciones vecinas y las dejaste en vergüenza; pero yo te humillaré a ti, pues no mereces ninguna alabanza; yo te dejaré en vergüenza; tu orgullo se volverá humillación.

La violencia con que trataste a los animales del monte Líbano se volverá en contra tuya; así pagarás por todos tus crímenes, por tu violencia contra nuestro país, contra nuestras ciudades y sus habitantes.

¡Qué mal te va a ir, Babilonia! ¿Cómo puedes confiar en dioses falsos? ¿Cómo puedes pedirles te ayuden? Son ídolos de madera, son figuras de piedra que tú mismo te has hecho, pero que no valen nada. Son simples figuras de metal recubiertas de oro y plata, que no son capaces ni de hablar; ¡simplemente, no tienen vida! Pero yo estoy en mi santo templo; ¡ante mí debe callar toda la tierra!

Aquí puedes darte cuenta que es importante que el hombre actúe con humildad y ponga su confianza en  Dios, pues el orgullo impide su crecimiento espiritual, ya que sólo piensa en adquirir riquezas, pues son cosas vanas que no son eternas y vive alejado de Dios porque su tiempo es absorbido por tanto afán que lo separa de El. Por lo tanto, es importante que el hombre esté preparado, que se empape del conocimiento de Dios, que le reconozca como su Señor y único Dios, que lea y escudriñe su Palabra para que su vida sea edificada con integridad, alejada de practicar  el crimen, la violencia, el engaño que le impide seguir avanzando.

No obstante, el tiempo apremia, el hombre debe volverse a Dios, ¡es prioridad! Que el hombre busque a Dios y haga cambios en su vida, que renueve sus pensamientos y su mente, que se aleje de lo superfluo, que deje de adorar dioses falsos, hechos de madera, de piedra y cubiertos de oro y de metal que no tienen vida, no pueden hablar y por ende, no pueden responder a sus peticiones.

Sabes, ¡Lo esencial, es que el hombre confíe y viva en el orden de Dios para que esté bajo su cobertura!.


Con Alta Estima,

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