Dios continuó diciendo: Yo soy el Dios de Israel. Pídanme
lluvia en época de sequía y yo haré que llueva en abundancia. Yo soy quien
forma las tormentas y quien hace que los campos produzcan. Pero los ídolos son
engañosos; los adivinos sólo dicen mentiras. Engañan a la gente con sus sueños,
y escucharlos no da ningún consuelo. ¡Por eso ustedes andan perdidos, como un
rebaño sin pastor!
Yo soy el Dios de Israel, y voy a castigar a esos
pastores porque estoy muy enojado con ellos. Yo mismo cuidaré de mi pueblo.
Judá es ahora un rebaño de ovejas, pero pronto voy a convertirlos en briosos
caballos de batalla. De entre ellos saldrán grandes jefes que brindarán su
apoyo a mi pueblo; serán como la estaca de una tienda, como un arco para lanzar
flechas, ¡como la piedra principal de un edificio! Serán como los soldados
valientes que luchan en medio del lodo; lucharán contra soldados de a caballo y
les ganarán la batalla, porque yo estaré con ellos.
Yo soy el Dios de Israel, y escucho las oraciones de mi
pueblo. Yo fortaleceré a la gente de Judá y salvaré a todos los israelitas; los
haré volver a su tierra, y parecerá que nunca los rechacé porque les mostraré
mi compasión.
Los israelitas se alegrarán como se alegran los soldados
cuando han tomado mucho vino; cuando sus hijos vean esto, también se llenarán
de alegría por lo que yo haré con ellos.
Cuando les dé la señal, los llamaré y volveré a
reunirlos; y cuando los haya salvado, volverán a ser un pueblo numeroso como lo
fueron en tiempos pasados. Yo los dispersé entre las naciones, pero aun allí se
acordarán de mí, y regresarán a su tierra en compañía de sus hijos.
Los haré volver a Egipto y Asiria, y los haré vivir en
Galaad y en la región del monte Líbano; pero serán muchos cuando vuelvan y no
habrá lugar para todos. Angustiados, cruzarán el mar, pero yo calmaré sus olas
y secaré por completo el río Nilo; ¡yo acabaré con el poder de Egipto, y pondré
fin al orgullo de Asiria! Yo fortaleceré a mi pueblo, y en mi nombre avanzarán
sin miedo. Yo soy el Dios de Israel, y les juro que así será.
Aquí puedes darte cuenta que para Dios nada es imposible,
lo esencial es que el hombre confíe en El, que ponga su vida en las manos de Dios
y El hará cosas inverosímiles, cambios que sólo con oración y confianza en el Creador el
hombre puede lograr pues al buscar a
Dios, entonces el hombre deposita su confianza en El, se hace fuerte y Dios le ayuda a cambiar ese corazón
duro que le impide su crecimiento
espiritual.
Por lo tanto, es importante que el hombre enderece su
camino que se vuelva al Señor y se convierta en un valiente guerrero, como un
arco para guardar flechas, pues lo verdadero es que el hombre a través de su
Palabra guiará esas flechas a su objetivo, una vida con convicciones firmes, teniendo
como roca fundamental a Jesucristo.
Ahora bien, el hombre debe estar consciente que este
proceso de mejora debe ser constante, de manera de ser una persona diferente, pero bien sabes, a
veces el hombre transita lodo cenagoso pero asido de Dios vencerá pues Dios es
misericordioso y El le dará la victoria.
¡Animo! Es el momento de que el hombre se apegue a la
Palabra de Dios y haga cambios en su
vida para que sea una persona diferente.
Con Alta Estima,
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