Sabes lo que significa un “rey”, es un soberano de un Reino, que desciende
de un linaje, se puede decir que es generacional. Por lo general vive en la
opulencia, en grandes residencias, con sirvientes, con riquezas materiales y su
autoridad la ejerce en todo momento, todos sus súbditos le obedecen.
Pero en esta ocasión, te hablaré de un rey que a pesar de su
linaje tuvo que nacer en un lugar muy humilde, que su vida fue de santidad, de
milagros, de enseñanza, y este es el Reino de Dios, en el que el majestuoso rey
es Jesús, quién está lleno de esplendor, de grandeza, de belleza para tu vida,
quién te liberará de tus malos deseos y que con El en tu corazón lograrás hacer
cambios extraordinarios en tu persona.
Como dice: Salmos 14:2 “Dios, desde el cielo, mira a los
hombres y mujeres; busca a alguien inteligente que lo reconozca como Dios. Pero
no hay uno solo que no se haya alejado de Dios; no hay uno solo que no se haya
corrompido; no hay uno solo que haga el bien”.
Acércate a Él para que lo conozcas y aceptes, su
magnificencia es tan grande que la puedes ver cuando observas el cielo y toda su grandeza; te maravillas de su poder, de su
muestra de ternura y de su gran amor.
El es el rey de gloria, pues si recuerdas él murió en la
cruz y resucitó. Jesús siempre obedeció
a su Padre a pesar de tener conciencia de lo doloroso del trance que pasaría,
pero que así estaba escrito que tenía que suceder, para que el hombre pueda ser
redimido de sus pecados y volver a tener una relación personal con El.
Es importante, des gracias a Dios por toda su bondad, por su
sacrificio de amor.
El tomó tu lugar y murió por ti para que tengas libertad. El
sólo quiere que tú lo aceptes, que esté en tu corazón, en tu
mente, que tenga presencia en tu vida. No te debe importar lo que diga la gente
que a veces se burla, que se niega a conocerle.
Como dice: Salmo 22:8 “Hasta dicen: “Ya que este confió en
Dios, ¡que venga Dios a salvarlo! Ya que Dios tanto lo quiere, ¡qué venga él
mismo a librarlo!”
Y por último, como dice en el Salmo 22:28-31: “Tú eres rey y
gobiernas a todas las naciones. Nadie es dueño de su vida. Por eso los que
habitan este mundo, y los que están a punto de morir se inclinarán ante ti, y
harán fiestas en tu honor. Mis hijos te rendirán culto; las generaciones
futuras te alabarán, y los que nacerán después sabrán que tú eres justo y que
haces grandes maravillas”.
Con Alta estima,
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