viernes, 31 de mayo de 2013

Lo áspero...


Se podría hablar de áspero, … cuando construyes una casa, y a las paredes les falta el aplanado el cual es necesario hacerlo para que cuando pases por ahí no te raspe, no te rasguñe, no te lastime, esto lo puedes comparar con tu vida, a veces hay situaciones que vives con tus padres, hermanos, amigos, esposo(a) u otros que no deben pasar pero suceden,  y la cuestión es  que arrastras estas vivencias negativas, quizá algunas desde la niñez y, se vuelven como tus patrones de conducta, entre otros, por demasiada autoridad,  rudeza, rechazo,  estrés, amargura, miedo, debido a la falta de amor y de control de las emociones de las personas que están a tu alrededor y que actúan por impulso.  Todo esto merma tu autoestima, hiere y produce  como pequeñas grietas que es necesario resanar, pues son heridas que guardas en tu corazón por las diferentes  experiencias vividas que quizá, superaste bajo tus fuerzas pero quedan pequeños residuos o que realmente no has superado, y son heridas que no has curado.

Como dice en el Salmo 73:21,25 “Dios mío, yo estuve muy afligido, me sentí muy amargado… ¿A quién tengo en el cielo? ¡A nadie más que a ti! Contigo a mi lado, nada me falta en este mundo...

Lo esencial para  tu bien vivir es poner el peso que traes en las manos de Dios, leer su Palabra y pedirle sabiduría, fortaleza, valor para vencer los obstáculos, que quite todo lo áspero, que despeje tu camino para que te libere de esa carga que te impide crecer y aprendas apreciar a los demás, demostrar el afecto fraternal  a todos pues no sabes su contexto ni de dónde vienen. Sería bueno hacer un esfuerzo y mostrar tu humildad en todo momento. Practicar el amor, respeto, la sinceridad, cordialidad,  el afecto, el trato amable con los que convivimos.

Como dice en el Salmo 60:11-12 “La ayuda humana resulta inútil; ayúdanos a vencer al enemigo! Dios nuestro, tú lo vencerás, ¡con tu ayuda saldremos victoriosos!

Asimismo, dice en Salmos 18:28-30 “Dios mío, tú alumbras mi vida, tú iluminas mi oscuridad. Con tu ayuda venceré al enemigo y podré conquistar sus ciudades. Tus enseñanzas son perfectas, tú palabra no tiene defectos. Tú proteges como un escudo a los que buscan refugio en ti”.

Por lo que tú puedes ver a través de sus enseñanzas, que sólo con Dios en tu vida puedes vivir tranquilo ya que él te cuida y te librará de lo malo, de lo que guardas en tu interior y no te deja avanzar, pues al confiar en El,  te da la fuerza que tú necesitas.

Y por último,  dice en el Salmo 103:5 “Mi Dios me da siempre todo lo mejor; ¡me hace fuerte como las águilas!


Con Alta estima,

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