jueves, 12 de junio de 2014

Presumían de ser poderosos…


Dios también me dijo: Ezequiel, hombre mortal, dile de mi parte a Egipto: ¡El día de tu castigo ya está cerca! ¡Grita de dolor! ¡Ese día será nublado! ¡Día terrible para todas las naciones! Habrá guerra contra Egipto, y hasta Etiopía temblará de miedo. Muchos egipcios perderán la vida, y perderán también sus riquezas; ¡Sus ciudades serán destruidas! En esa guerra morirán los países vecinos de Egipto: Libia, Lidia y Etiopía, Arabia y los países aliados.

Por eso yo, el Dios de Israel, afirmo: Los que se unan a Egipto morirán en la batalla. Presumían de ser poderosos, pero serán humillados. Desde Migdol hasta Asuán, sus cadáveres quedarán tirados por todo el territorio egipcio. Les juro que cumpliré mi palabra. No habrá en ninguna parte ciudades más destruidas que las ciudades egipcias. Yo le prenderé fuego a Egipto, y acabaré con todos los pueblos que le prestaron ayuda. De ese modo reconocerán  que yo soy el Dios de Israel. Etiopía está muy confiada, pero yo enviaré mensajeros por mar para que la espanten cuando yo castigue a Egipto. ¡Ese día ya está cerca!

Por medio de Nabucodonosor, rey de Babilonia, acabaré con las riquezas de Egipto. No hay en el mundo soldados más violentos que los de Nabucodonosor. Cuando ellos destruyan a Egipto, dejarán el país lleno de muertos. Dejaré sin agua al río Nilo, y a Egipto entero lo pondré bajo el poder de gente malvada que lo llevará a la ruina. Les juro que cumpliré mi palabra.

En Menfis destruiré a los dioses falsos, ¡esos ídolos malolientes! Egipto se quedará sin rey, y todos los que allí viven se llenarán de miedo. Destruiré la ciudad de Patros; a Soan le prenderé fuego, y a Tebas le daré su merecido. Sobre la ciudad de Sin descargaré mi enojo, y nunca más volverá a ser la fortaleza de Egipto. Acabaré con las riquezas de Tebas, y dejaré que en sus murallas se abran grandes huecos.

A todo Egipto le prenderé fuego, y todos en el puerto de Sin se retorcerán de dolor. Menfis, On  y Bubastis serán conquistadas en pleno día. Los jóvenes morirán en la batalla, y las mujeres serán hechas prisioneras. Les juro que cumpliré mi palabra. Egipto es un país poderoso, y eso lo llena de orgullo; pero, cuando yo lo destruya, todo el país quedará a oscuras; se nublará la ciudad de Tafnes, y sus mujeres serán capturadas. Cuando yo le dé a Egipto el castigo  que se merece, reconocerán que yo soy Dios

Así pues, lo esencial es que el hombre confíe en Dios y esté apegado a su Palabra, que ponga su vida y todo lo que haga  en las manos de Dios, pues a Dios le agrada que el hombre sea obediente a sus mandatos, que cuide sus pensamientos y limpie su corazón, que posea una actitud humilde en todo momento y que reconozca a Dios como el Dios todopoderoso quien cumple su Palabra.


Con Alta Estima,

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