Hubo un tiempo, cuando la tribu de Efraín hablaba y las
demás tribus de Israel escuchaban
con respeto; pero luego la gente de Efraín adoró al dios
Baal, y esa fue su sentencia de muerte. ¡Y todavía sigue pecando! A sus
artesanos les piden que hagan toros de plata,
y ellos los fabrican a su gusto. ¡Besan a esos dioses falsos y les
presentan ofrendas!
Por eso, pronto dejarán de existir. Se esfumarán como la
niebla y como el rocío de la mañana. El viento los arrastrará como a hojas
secas, como al humo que sale de la chimenea.
Dios le dijo a su pueblo: Israel, yo soy tu Dios; no
tienes otro salvador. Yo he sido tu único Dios desde que estabas en Egipto. Yo
te cuidé y te alimenté cuando andabas por el desierto; pero te llenaste de
orgullo y te olvidaste de mí en cuanto calmaste tu hambre.
Por eso voy a tratarte con la misma furia de un león. Me esconderé
en el camino y te atacaré como un leopardo. ¡Te atacaré como una osa que ha perdido
a sus cachorros! Te desgarraré el pecho, y allí mismo te haré pedazos; te devoraré
como un león, ¡como una fiera salvaje! Israel, yo soy tu única ayuda, ¡pero
ahora voy a destruirte!
Tú les dijiste a tus jefes que querías tener reyes y
príncipes para que salvaran tus ciudades; pero, ¿dónde están esos reyes? ¿Y qué
pasó con esos jefes? Tanto me hiciste enojar que te di el rey que pediste, pero
tanto me has hecho enojar que ahora te lo he quitado; ¡he anotado en un libro
toda la maldad que has cometido!
¡Qué tonto eres, Israel! ¡Te pareces a esos niños que
están a punto de nacer, pero que no se acomodan! ¿Y así esperas todavía que yo
te libre de la muerte? ¡Pues ya no te mostraré compasión! Muerte, ¡ven con tu
poder, ven a destruir a este pueblo! Talvez vuelvas a prosperar, pero yo te
destruiré como el viento del desierto que seca los manantiales. Entonces tus
enemigos se adueñarán de todos tus tesoros.
Castigaré a Samaria, tu ciudad capital, porque su gente
se rebeló contra mí. Sus habitantes morirán en la batalla, a sus niños los
estrellarán contra el suelo, ¡y partirán en dos a las embarazadas!
Aquí puedes darte cuenta que el hombre no se aparta de la
maldad y por eso Dios ha anotado en un libro toda la maldad que el hombre ha
cometido, pero sabes, lo que el hombre no ha entendido es que Dios, es el único
Dios verdadero, no hay otro salvador.
No obstante el hombre debe pedir perdón a Dios por sus
pecados y arrepentirse verdaderamente y así Dios libera al hombre de la muerte
espiritual, pero sabes, lo esencial es que el hombre despierte, haga cambios en su vida para ser mejor persona
y entonces Dios seguirá teniendo compasión.
Con Alta Estima,
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