Y ustedes, mujeres de Samaria, escuchen lo que tengo que
decirles: Ustedes están gordas como vacas de la región de Basán, pues maltratan
y humillan a los pobres, y a sus propios maridos les piden vino para
emborracharse. Pero el poderoso Dios de Israel les jura que ya está cerca el
día en que a ustedes y a sus hijos se los llevarán lejos de aquí. Tanto a ellos
como a ustedes les pondrán ganchos en la boca, y a ustedes las sacarán por los
huecos de las murallas, una detrás de la otra, para llevarlas al matadero.
Nuestro Dios les dice: ¡Ya que a ustedes les gusta tanto
pecar, sigan adorando a sus ídolos en el santuario de Guilgal! No me importa lo
que hagan. Yo, el Dios de Israel, les juro que así es. ¡Sigan pecando más y
más! Sigan presentando sus ofrendas todas las mañana, y lleven cada tercer día
la decima parte de sus cosechas, presenten toda clase de ofrendas, y anuncien
sus ofrendas voluntarias.
Cuando les hice pasar hambre, ¡en ninguna ciudad había de
comer! Pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue. Tres meses antes de la cosecha decidí no enviarles
lluvia; mientras que en una ciudad llovía, en otro no caía ni gota de agua;
unos campos quedaron empapados, mientras que otros quedaron resecos. Los que no
tenían agua iban a las ciudades que si tenían, aunque no lograban calmar su
sed. Pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron: Yo, el Dios de Israel,
les juro que así fue.
Yo destruí sus cosechas y acabé con sus árboles frutales;
yo envié sobre sus campos grandes plagas de saltamontes y calientes vientos del
desierto; pero a pesar de eso, ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de
Israel, les juro que así fue.
Mandé plagas contra ustedes como las que mandé contra
Egipto; hice que perdieran en la guerra sus caballos y sus mejores soldados;
¡el mal olor de los muertos se sentía por todas partes! Pero a pesar de eso,
ustedes no se arrepintieron. Yo, el Dios de Israel, les juro que así fue. Por
todo eso, pueblo de Israel, ahora voy a castigarlos; y como no podrán evitarlo,
¡prepárense para encontrarse conmigo!
Yo soy quien hizo el viento y las montañas; yo soy quien
convierte la luz del día en oscuridad; yo soy quien comunica sus planes a la
humanidad entera; yo soy el que camina por las alturas de la tierra; ¡yo soy el
poderoso Dios de Israel!
Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe alejarse del
pecado, apartarse de todo lo superfluo, de la vanalidad de este mundo; buscar
la manera de ser diferente, acercarse a Dios, arrepentirse y pedirle perdón por tantos pecados cometidos.
No obstante, Dios todopoderoso pone a prueba a todo
aquél que en El cree, por lo tanto, es prioridad que el hombre confíe en Dios para que venza la adversidad, logre crecimiento espiritual y permanezca en el camino hacia la perfección que es
Jesucristo.
Por tanto, apremia que el hombre se prepare y estudie la
Palabra de Dios para que su vida sea edificada y sea transformada en una persona útil a Dios,
pues el hombre al aceptar a Dios como su único Dios verdadero confía y espera que
Dios cumplirá los planes determinados para cada uno.
Con Alta Estima
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