lunes, 25 de agosto de 2014

Te compadeces de todos y es difícil que te enojes…



Jonás se enojó muchísimo, pues no le gustó que Dios hubiera perdonando a la gente de Nínive. Muy molesto, le dijo a Dios: ¡Ya lo decía yo, mi Dios, ya lo decía yo! Hiciste lo que pensé que harías cuando aún estaba en mi tierra. Por eso quise huir lejos de ti.

Yo sé que eres un Dios muy bueno; te compadeces de todos y es difícil que te enojes. Eres tan cariñoso que, cuando dices que vas a castigar, después cambias de opinión y no lo haces. A mí me molesta eso; prefiero que me quites la vida. Si vas a ser así, mejor mátame.

Dios le preguntó a Jonás: ¿Qué razón tienes para enojarte así? Jonás salió de la ciudad y se fue a un lugar desde donde podía verlo todo. Luego cortó unas ramas y construyó un refugio para protegerse del sol. Se sentó bajo la sombra, y se puso a esperar lo que iba a pasarle a la ciudad.

Por su parte, Dios hizo brotar una planta; esta creció y cubrió el refugio de Jonás. Así Dios le dio a Jonás una sombra mejor para que no sintiera tanto calor. ¡Jonás quedó muy contento con aquella planta! Pero después, Dios hizo que un gusano viniera al otro día, y picara la planta. Esta pronto se secó, y cuando salió el sol, Dios mandó un viento tan caliente que el pobre Jonás casi se desmayaba. Era tanto el calor que Jonás quería morirse; por eso grito:
¡Prefiero morir que seguir viviendo!

Entonces Dios le preguntó a Jonás: ¿Crees que es justo que te enojes tanto porque se secó esa planta? – Por supuesto que sí – dijo Jonás – Sin ella, prefiero morirme.

Dios le respondió a Jonás: Estás preocupado por una planta que no sembraste ni hiciste crecer. En una noche creció, y en la otra se secó. ¿no creses que yo debo preocuparme y tener compasión por la ciudad de Nínive? En esta gran ciudad viven ciento veinte mil personas que no saben qué hacer para salvarse, y hay muchos animales.

Aquí puedes ver, que Dios no cambia, El es un Dios amoroso y compasivo con todo aquel que en El cree, y al contrario, de la actitud del hombre, que se presenta egoísta, envidioso, jactancioso, enojón, impositivo, queriendo que Dios actúe irracionalmente;  pero sabes, lo importante es que Dios es un Dios recto y justo, sólo  El tiene la paciencia para dar una segunda oportunidad a cada persona que se arrepiente verdaderamente de sus faltas.

No obstante, lo esencial es que el hombre con humildad reconozca a Dios  como su Salvador pues Dios en su perfecta sabiduría  y su amor  incondicional, El siempre espera que el hombre se vuelva a El, que confíe en sus promesas y obedezca sus enseñanzas.


Con Alta estima.

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