martes, 3 de febrero de 2015

Esta vida eterna la reciben cuando creen en ti y en mí


Después de que Jesús terminó de hablar con sus discípulos, miró al cielo y dijo: Padre mío, ha llegado el momento de que muestres a la gente lo grande y poderoso que soy. De ese modo yo también les mostraré lo grandioso y maravilloso que eres tú. Tú me diste autoridad y poder sobre todos los que viven en el mundo, para dar vida eterna a todos los seguidores que me has dado. Esta vida eterna la reciben cuando creen en ti y en mí; en ti, porque eres el único Dios verdadero, y en mí, porque soy el Mesías que tú enviaste al mundo.

A todo el mundo le he mostrado lo grande y poderoso que eres tú, porque cumplí con todo lo que me ordenaste. Y ahora, Padre, dame el poder y la grandeza que tenía cuando estaba contigo, antes de que existiera el mundo. A los seguidores que me diste les he mostrado quién eres. Ellos eran tuyos, y tú me los diste, y han obedecido todo lo que les ordenaste. Ahora saben que tú me diste todo lo que tengo, porque les he dado el mensaje que me diste, y ellos lo han aceptado. Saben que tú me enviaste, y lo han creído.

Yo te ruego por ellos. No pido por la gente que no me acepta y que sólo piensa en las cosas de este mundo. Más bien, pido por los seguidores que me diste y que son tuyos. Todo lo que tengo es tuyo, y todo lo que tú tienes es mío. Y en todo esto se muestra lo grande y poderoso que soy.
Padre celestial, dentro de poco ya no estaré en el mundo, pues voy a donde tú estás. Pero mis seguidores van a permanecer en este mundo. Por eso te pido que los cuides, y que uses el poder que me diste para que se mantengan unidos, como tú y yo lo estamos. Mientras yo estaba con ellos, los cuidé con el poder que me diste, y ninguno dejó de confiar en mí. El único que nunca creyó en mí fue Judas. Así se cumplió lo que dice la Biblia.

Ahora regreso a donde tú estás. Pero digo esto mientras estoy en el mundo, para que mis seguidores sean tan felices como yo. Les he dado tu mensaje, y por eso los de este mundo los odian, pues ellos  ya no son como esa gente, tampoco yo soy así. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas de Satanás. Yo no soy de este mundo, y tampoco ellos lo son. Tu mensaje es la verdad; haz que al escucharlo, ellos se entreguen totalmente a ti. Los envío a dar tu mensaje a la gente de este mundo, así como tú me enviaste a mí. Toda mi vida te la he entregado, y lo mismo espero que hagan mis seguidores.
 No pido sólo por ellos, sino también por los que creerán en mí cuando escuchen su mensaje. Te pido que se mantengan unidos entre ellos, y que así como tú y yo estamos unidos, también ellos se mantengan unidos a nosotros. Así la gente de este mundo creerá que tú me enviaste. Yo les he dado a mis seguidores el mismo poder que tú me diste, con el propósito de que se mantengan unidos. Para eso deberán permanecer unidos a mí, como yo estoy unido a ti. Así la unidad entre ellos será perfecta, y los de este mundo entenderán que tú me enviaste, y que los amas tanto como me amas tú.
Padre, los seguidores que tengo me los diste tú, y quiero que estén donde yo voy a estar, para que vean todo el poder que me has dado, pues me has amado desde antes de que existiera el mundo. Padre, tú eres justo, pero los de este mundo no conocen tu justicia. Yo sí te conozco, y los que me diste saben que tú me enviaste. Les he dicho quién eres, y no dejaré de hacerlo, para que se mantengan unidos a mí, y para que amen a los demás como tú y yo nos amamos.

Aquí puedes darte cuenta que lo fundamental es que el hombre crea en Dios, el único Dios verdadero y en Jesucristo su único Hijo quien fue enviado al mundo para dar su vida y salvar a la humanidad, y, entonces el hombre recibe la vida eterna.

No obstante, el hombre debe alejarse de los atractivos del mundo pues lo apartan de Dios, siendo esencial que el hombre busque a Dios y haga su voluntad que es llevar las buenas noticia a gente que no lo conocen y lo hagan con ahínco, se entreguen con todo su ser a la obra de Dios.

Asimismo, el hombre que acepta a Dios, entiende que empieza un nuevo nacimiento y que Dios gobierna su vida y, por tanto su mente y su corazón son renovados y lo ayuda a convertirse en una mejor persona; pero sabes, Satanás está al acecho, y el hombre debe estar alerta, por eso Jesús le pide a Dios, su Padre  que su Espíritu proteja a cada persona del maligno.

Por tanto, el hombre que obedece a Dios vive diferente  que los del mundo y, puede palpar el poder de Dios en su vida. Así pues, es prioridad que el hombre regenerado tenga a Jesucristo como el centro de su vida para que El sea la luz que ilumine su camino y que sea lleno de amor a los demás para que forme una unidad perfecta con Dios.


Con Alta Estima,

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