martes, 24 de febrero de 2015

Por favor, ya no hagan estas tonterías, sino pídanle perdón a Dios.


Cuando Pablo y Bernabé llegaron a la ciudad de Iconio, entraron juntos en la sinagoga de los judíos. Allí hablaron a la gente acerca de Jesús, y muchos judíos y gente de otros pueblos creyeron en él. Pero los judíos que no creyeron en Jesús hicieron que se enojaran los que no eran judíos, y los pusieron en contra de los seguidores de Jesús.

Pablo y Bernabé se quedaron en Iconio por algún tiempo. Confiaban mucho en Dios y le contaban a la gente toda la verdad acerca del amor de Dios. El Señor les daba poder para hacer milagros y maravillas, para que así la gente creyera todo lo que decían. La gente de Iconio no sabía qué hacer, pues unos apoyaban a los judíos, y otros a Pablo y a Bernabé. Entonces los judíos, y los que no eran judíos, se pusieron de acuerdo con los líderes de Iconio, y decidieron maltratar a Pablo y a Bernabé, y matarlos a pedradas. Pero Pablo y Bernabé se dieron cuenta y huyeron a la región de Liacaonia y sus alrededores. Allí anunciaron las buenas noticias en los pueblos de Listra y Derbe.

En el pueblo de Listra había un hombre que nunca había podido caminar. Era cojo desde el día en que nació. Este hombre estaba sentado, escuchando a Pablo, quien lo miró fijamente, y se dio cuenta de que el hombre confiaba en que él podía sanarlo. Entonces le dijo en voz alta: ¡Levántate y camina!
Aquel hombre dio un salto y comenzó a caminar. Al ver lo que Pablo hizo, los allí presentes comenzaron a gritar en el idioma licaonio: ¡Los dioses han tomado forma humana, y han venido a visitarnos!

Y el sacerdote y la gente querían ofrecer sacrificios en honor de Bernabé y de Pablo. Pensaban que Bernabé era el dios Zeus, y que Pablo era el dios de Hermes, porque él era el que hablaba. Y como el templo del dios Zeus estaba a la entrada del pueblo, el sacerdote llevó al templo toros y adornos de flores.

Cuando Bernabé y Pablo se dieron cuenta de lo que pasaba, rompieron su ropa para mostrar su horror por lo que la gente hacía. Luego se pusieron en medio de todos, y gritaron: ¡Oigan! ¿Por qué hacen esto? Nosotros no somos dioses, somos simples hombres, como ustedes. Por favor, ya no hagan estas tonterías, sino pídanle perdón a Dios. El es quien hizo el cielo, la tierra, el mar y todo lo que hay en ellos. Y aunque en otro tiempo permitió que todos hicieran lo que quisieran, siempre ha mostrado quién es él, pues busca el bien de todos. El hace que llueva y que las plantas den a tiempo sus frutos, para que todos tengan qué comer y estén siempre alegres.

A pesar de lo que Bernabé y Pablo dijeron, les fue muy difícil convencer a la gente de no ofrecerles sacrificios. Pero llegaron unos judíos de Iconio y Antioquía, y convencieron a la gente para que se pusiera en contra de Pablo. Entonces la gente lo apedreó y, pensando que estaba muerto, lo arrastró fuera del pueblo. Pero Pablo, rodeado de los seguidores de Jesús, se levantó y entró de nuevo al pueblo. Al día siguiente, se fue con Bernabé al pueblo de Derbe.

Pablo y Bernabé anunciaron las buenas noticias en Derbe, y mucha gente creyó en Jesús. Después volvieron a los pueblos de Listra, Iconio y Antioquía. Allí visitaron a los que habían creído en Jesús, y les recomendaron que siguieran confiando en él. También les dijeron: Debemos sufrir mucho antes de entrar en el reino de Dios.

En cada iglesia, Pablo y Bernabé nombraron líderes para que ayudaran a los seguidores de Jesús. Después de orar y ayunar, ponían las manos sobre esos líderes y le pedían a Dios que los ayudara, pues ellos habían creído en él.

Pablo y Bernabé continuaron su viaje, y pasaron por la región de Pisidia hasta llegar a la región de Panfilia. Allí anunciaron  las buenas noticias, primero a los del pueblo de perge y luego a los de Atalía. Después tomaron un barco y se fueron a la ciudad de Antioquía, en la región de Siria. En esa ciudad, los miembros de la iglesia le habían pedido a Dios con mucho amor que cuidara a Pablo y a Bernabé, para que no tuvieran problemas al anunciar las buenas noticias.

Cuando Pablo y Bernabé llegaron a Antioquía, se reunieron con los miembros de la iglesia y les contaron todo lo que Dios había hecho por medio de ellos. Les contaron también cómo el Señor los había ayudado a anunciar las buenas noticias a los que no eran judíos, para que también ellos pudieran creer en Jesús. Pablo y Bernabé se quedaron allí mucho tiempo con los miembros de la iglesia.

Aquí puedes darte cuenta que es esencial que el hombre confíe en Dios y hable otro de las maravillas del amor de Dios, pues es momento de que el hombre deje de ser cojo, que deje de hacer tonterías y que se apegue a la Palabra de Dios como fundamento ya que es fuente de vida.

No obstante, el hombre debe hablar del poder de Dios y de su autoridad, entonces alinearse a sus mandatos y aprender a vivir bajo el orden establecido por Dios y sólo así el hombre sentirá seguridad por estar bajo su cobertura.

Asimismo, el hombre debe estar consciente de que Dios le da libre albedrío, pero sabes, no todo le es conveniente pero si la adversidad le ayuda para bien, para que cada día aprenda a ser mejor persona y alcanzar la perfección en todo lo que haga, llegar a la estatura del varón perfecto que es nuestro Señor Jesucristo.

Por lo que es tiempo de que el hombre use los recursos que Dios le ha dado, sus dones y talentos, que muestre sus capacidades y habilidades a otros para que fructifique, y, sobretodo un fruto bueno, en dondequiera que se encuentre y que sea agradable a Dios.

Así pues, el tiempo apremia y el hombre debe buscar a Dios, es hora de que despierte y esté preparado, que se empape de su conocimiento y así lo conozca cada día más, no hay tiempo que perder, que esté siempre atento pues nuestro Señor Jesucristo pronto volverá.


Con Alta Estima,

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