Hermanos, ustedes son
guiados por el Espíritu de Dios. Por lo tanto, si descubren que alguien ha pecado, deben corregirlo con
buenas palabras. Pero tengan cuidado de no ser tentados a hacer lo malo. Cuando
tengan dificultades, ayúdense unos a otros. Esa es la manera de obedecer la ley
de Cristo.
Si alguien se cree
importante, cuando en realidad no lo es, se está engañando a sí mismo. Cada uno
debe examinar su propia conducta. Si es buena, podrá sentirse satisfecho de sus
acciones, pero no debe compararse con los demás. Cada uno es responsable ante
Dios de su propia conducta.
El que es instruido
en el mensaje de Dios debe compartir con su maestro todo lo bueno que recibe.
No crean ustedes que pueden engañar a Dios. Cada uno cosechará lo que haya
sembrado. Si seguimos nuestros malos deseos, moriremos para siempre; pero si
obedecemos al Espíritu, tendremos vida eterna. Así que no nos cansemos de hacer
el bien porque, si seguimos haciéndolo, Dios nos premiará a su debido tiempo.
Siempre que nos sea posible, hagamos el bien a todos, pero especialmente a los
seguidores de Cristo.
Esta parte la escribí
yo mismo. Fijense que les escribo esto con letras bien grandes. Los que quieren
obligarlos a circuncidarse, sólo desean quedar bien con la gente. No quieren
sufrir por anunciar el mensaje de la cruz de Cristo. Ellos están circuncidados,
pero no obedecen la ley de Moisés. Lo único que desean es que ustedes se
circunciden, para luego decir con orgullo que ellos pudieron convencerlos de
circuncidarse. Yo, en cambio, sólo me sentiré orgulloso de haber creído en la
muerte de nuestro Señor Jesucristo. Gracias a su muerte, ya no me importa lo
que este mundo malo piense de mí; es como si yo hubiera muerto para este mundo.
En realidad, no
importa si uno está o no circuncidado. Lo que sí importa es ser una persona
distinta. Que Dios de su paz a los que viven así, y que muestre también su
bondad a los que son suyos.
De ahora en adelante,
que nadie me cause problemas; ¡yo tengo en mi cuerpo las cicatrices que
demuestran que he sufrido por pertenecer a Cristo!
Hermanos, que nuestro
Señor Jesucristo les muestre su amor. Amén
Aquí puedes darte
cuenta que el hombre que cree y acepta a Nuestro Señor Jesucristo en su vida, es
guiada por el Espíritu de Dios que mora en su ser interior y le obedece en todo.
No obstante, lo
importante es que el hombre regenerado reflexione cada día sobre si su conducta
es correcta, si es buena ante la mirada de Dios y que anuncie su mensaje de la
muerte de Jesús en la cruz, y por eso el hombre debe cambiar su manera de vivir
y ser distinto a los demás.
Con Alta Estima,
No hay comentarios:
Publicar un comentario