miércoles, 1 de octubre de 2014

…¡Despiértate espada…!


 Ese día yo perdonaré a mi pueblo. Los descendientes de David y los habitantes de Jerusalén siempre encontrarán perdón en mí. Borraré de la tierra a todos los ídolos, y nunca más serán recordados. Acabaré también con sus profetas, que hablaban guiados por malos espíritus. Cuando alguien quiera engañarlos, diciendo que habla de mi parte, sus propios padres lo condenarán
 a morir, y ellos mismos lo matarán. Yo soy el Dios todopoderoso, y juro que así se hará.

Ese día los profetas se avergonzarán de haber anunciado mensajes falsos, y nunca más volverán a engañar a otros. En vez de llamarse profetas se avergonzarán de haber anunciado mensajes falsos, y nunca más volverán a engañar a otros. En vez de llamarse profetas, dirán que son campesinos y que desde jóvenes han cultivado la tierra. Y si alguien les pregunta por las cicatrices que tienen en las manos, dirán que se cortaron en casa de unos amigos, y no en los cultos de dioses extraños.

El Dios todopoderoso afirma: ¡Despiértate, espada, y mata a mi rey escogido!¡Mata a mi mejor amigo! Así mi pueblo se dispersará y yo acabaré con sus descendientes.

De la gente de este país morirán dos terceras partes, y el resto quedará con vida; pero los castigaré para hacerlos cambiar, y volverán a obedecerme. Yo soy el Dios de Israel, y juro que así será. Cuando me llamen, les responderé; yo los reconoceré como mi pueblo, y ellos me reconocerán como su Dios.

Aquí  puedes darte cuenta que Dios es misericordioso y a cada hombre que se arrepienta, Dios le perdonará sus pecados, pero es importante que el hombre se aleje de la maldad que lo está llevando a la autodestrucción, sino al contrario que tome conciencia y decida aceptar a Jesucristo en su vida, y que nazca de nuevo, pues sabes, para que el Señor habite en su ser interior es esencial que el hombre sea purificado, guiado por la Palabra de Dios, que es la espada del espíritu, que da fortaleza y permite resistencia contra el enemigo, y entonces la vida de cada persona será restaurada  y por ende, hará cambios en su vida.

Por lo tanto, es prioridad que el hombre obedezca a Dios, que  ponga su confianza en El y lo reconozca como su Dios.


Con Alta Estima,

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