domingo, 5 de octubre de 2014

Mi amor no cambia…


El Dios todopoderoso ha dicho: ¡Miren al mensajero de mi pacto! Ustedes esperan su llegada, y él ya se ha puesto en marcha. Lo estoy enviando delante de mí, para que me prepare el camino. Cuando menos lo esperen, yo entraré en mi templo. Yo soy el Dios todopoderoso, a quien ustedes buscan.

Mi mensajero ya viene. Pero, cuando llegue, nadie va a poder resistir su presencia. ¡Ese día nadie va a poder mantenerse en pie! Mi mensajero es como el fuego que purifica los metales; es como el jabón que limpia la mugre. Cuando llegue, se sentará a borrar los pecados de los descendientes de Leví, como si purificara oro y plata en el fuego. Así ellos podrán presentar las ofrendas de la gente de Judá y de Jerusalén. Las presentarán como a mí me agrada, y yo las recibiré con alegría, como antes las recibías.

El Dios todopoderoso ha dicho: Voy a iniciar un juicio contra ustedes. Actuaré como testigo contra los que practican la brujería, contra los que son adúlteros, contra los que hacen juramentos falsos, contra los que explotan a sus trabajadores, contra los que abusan de las viudas y de los huérfanos, contra los que maltratan a los que no son israelitas, y contra los que me faltan al respeto.

Oiganme, israelitas: Si ustedes no han sido destruidos es porque yo soy el Dios todopoderoso y mi amor no cambia. En cambio ustedes, desde los días de sus antepasados, siempre han desobedecido mis mandamientos. Pero si ustedes se arrepienten y vuelven a mí, yo también me volveré a ustedes. Yo soy el Dios todopoderoso, y les aseguro que así lo haré.

Ustedes me preguntan: ¿Y de qué tenemos que arrepentirnos? Yo les respondo: No es fácil que alguien me robe; sin embargo, ¡ustedes me han robado! Todavía se atreven a preguntarme: ¿Y qué te hemos robado? Pues escúchenme bien: ¡Me han robado porque han dejado de darme el diezmo y las ofrendas! Todos ustedes, como nación, me han robado; por eso yo los maldigo a todos ustedes, también como nación.

Traigan a mi templo sus diezmos, y échenlos en el cofre de las ofrendas; así no les faltará alimento. ¡Pónganme a prueba con esto! Verán que abriré las ventanas del cielo, y les enviaré abundantes lluvias. Además, alejaré de sus campos las plagas de insectos que destruyen sus cosechas y sus viñedos. Tendrán entonces un país muy hermoso, y todas las naciones los considerarán muy dichosos. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

Pero ustedes hablan mal de mí, y todavía preguntan: ¿y qué de malo hemos dicho? Pues esto es lo que han dicho: No vale la pena servir al Dios todopoderoso. Aun si pecamos contra él, no tiene caso que nos pongamos tristes, ni vale la pena obedecer sus mandamientos. Bien sabemos que los orgullosos viven felices, y que los malvados siempre les va bien; nunca les pasa nada malo, ni siquiera cuando ofenden a Dios y lo ponen a prueba.

Cuando los que adoran a Dios y lo respetan oyeron lo que Dios dijo, hablaron entre sí. Dios se dio cuenta de esto, y les prestó atención, y entonces mandó que se anotaran en un libro sus nombres para recordarlos. Además, Dios dijo acerca de ellos: Ya viene el día en que ellos volverán a ser míos. Serán mi tesoro especial, y nos les haré ningún daño; los trataré como trata un padre a los hijos que le sirven. Entonces ustedes verán, una vez más, que hay diferencia entre el bueno y el malo, entre el que adora a Dios y el que no lo adora.
Dios dice: Ya está cerca el día en que los orgullosos y malvados arderán como la paja y se quemarán por completo a causa de mi enojo. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así será. Para ustedes, que me respetan, la justicia brillará como el sol y les traerá mi salvación. Entonces ustedes saltarán de alegría, como saltan los terneros cuando salen del establo. Ya tengo preparado ese día, y ustedes aplastarán a los malvados como aplastan el polvo que pisan. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así será.

Israelitas, recuerden que en el monte Horeb yo les di por medio de Moisés mis enseñanzas y mandamientos. ¡No se olviden de obedecerlos!

Antes de que llegue el día en que yo los castigaré, les enviaré al profeta Elías. El hará que los padres se reconcilien con sus hijos y vivan en paz. Pero si no se reconcilian yo vendré y destruiré la tierra.

Aquí puedes darte cuenta que es fundamental que el hombre obedezca y cumpla los mandamientos de Dios, que se aparte de la maldad, pues es prioridad que el hombre esté preparado, pues El Señor viene pronto. Así como es necesario que el hombre aprenda a ser justo con los demás (casa, trabajo, etc.) y en cualquier otra actividad que desempeñe, para que cada persona agrade a Dios, con una conducta íntegra de manera que honre y respete a Dios.

Así pues, es importante que el hombre entienda como Dios ama al hombre, es tan grande que le da la oportunidad a cada persona de que se arrepienta y cambie de manera de vivir pero ¿qué crees? Esta es una decisión voluntaria que el hombre toma y busca a Dios.

No obstante, es esencial que cada persona entregue sus ofrendas, su diezmo a Dios y el Señor abrirá las ventanas del cielo, y habrá lluvia abundante y no les faltará alimento, pero sabes, el tiempo apremia y el hombre debe ponerlo en práctica, pero sólo a través de su Palabra adquiere discernimiento para escoger hacer el bien.

Por tanto, ahora es el tiempo que el hombre muestre su obediencia a Dios y cumpla sus enseñanzas, que deje a un lado el orgullo, el odio, el rencor y que logre la reconciliación en su familia, que exista respeto entre padres e hijos, para que vivan en paz.


Con Alta Estima,

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