jueves, 9 de octubre de 2014

El que viene después de mí separará a los buenos de los malos…


Años después, Juan el Bautista salió al desierto de Judea para predicarle a la gente. Les decía: Vuélvanse a Dios, porque muy pronto su reino se establecerá aquí. Juan era la persona de quien hablaba el profeta Isaías cuando dijo: Alguien grita en el desierto: Prepárenle el camino al Señor. ¡Abránle paso! ¡Que no encuentre estorbos!

Juan se vestía con ropa hecha de pelo de camello y usaba un taparrabos de cuero. Comía saltamontes y miel silvestre. Muchos iban a oír a Juan. Llegaban no sólo de los alrededores del río Jordán, sino también de la región de Judea y de Jerusalén. Confesaban sus pecados y él los bautizaba en el río- Al ver Juan que muchos fariseos y saduceos venían para que él los bautizara, les dijo:
¡Ustedes son unas víboras! ¿Creen que se van a escapar del castigo que Dios les enviará? Demuestren con su conducta que han dejado de pecar. No piensen que se salvarán sólo por ser descendientes de Abraham. Si Dios así lo quiere, hasta a estas piedras las puede convertir en familiares de Abraham. 
Cuando un árbol no produce buenos frutos, su dueño lo corta de raíz y lo quema. Y Dios ya está listo para destruir a los que no hacen lo bueno.

Yo los bautizo a ustedes con agua, para que demuestren a los demás que ustedes ya han cambiado su forma de vivir. Pero hay alguien que viene después de mí. Y que es más poderoso que yo. El los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. ¡Yo ni siquiera merezco ser su esclavo! El que viene después de mi separará a los buenos de los malos. A los buenos los pondrá a salvo, pero a los malos los echará en un fuego que nunca se apaga.

Jesús salió de Galilea y se fue al río Jordán para que Juan lo bautizara. Pero Juan no quería hacerlo. Así que le dijo: Yo no debería bautizarte. ¡Más bien, tú deberías bautizarme a mí! Jesús le respondió: Hazlo así por ahora, pues debemos cumplir con lo que Dios manda.

Juan estuvo de acuerdo, y lo bautizó. Cuando Jesús salió del agua, vio que el cielo se abría y que el Espíritu de Dios bajaba sobre él en forma de paloma. Entonces una voz que venía del cielo dijo: Este es mi Hijo. Yo lo amo mucho y estoy muy contento con él.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre debe volverse a Dios, y  así como el mensajero de Dios, Juan el Bautista, el hombre debe  preparar el camino para que los que no conozcan al Señor lo acepten en su corazón para que con el Espíritu de Dios en su vida hagan lo bueno.

No obstante, un punto fundamental que el hombre debe seguir es practicar la humildad, que no se afane por las cosas mundanas, pues es esencial que el hombre  renueve su mente y su corazón para que sea transformado en una persona sincera, que demuestre con su conducta que se ha apartado del pecado y que produzca buenos frutos.

Por lo tanto, el hombre debe prepararse cada día, estar apegado a la Palabra de Dios y cambiar su manera de vivir y hacer lo bueno. Y, sabes, es esencial que el hombre sea bautizado, en obediencia a los mandatos de Dios.

Con Alta Estima, 

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