sábado, 4 de octubre de 2014

Si no me sirven con sinceridad, cambiaré en maldición mis bendiciones …



Esta advertencia  va para ustedes, los sacerdotes: Si no me obedecen ni aprenden a respetarme, yo los maldeciré. Si no me sirven con sinceridad, cambiaré en maldición mis bendiciones para ustedes. Además, les quitaré el poder y les untaré en la cara el estiércol de los animales que me ofrecen. ¡Entonces los barrerán a ustedes junto con ese estiércol! Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así lo haré.

Si les advierto esto, es para que sepan que quiero cumplir el pacto que hice con Leví, el antepasado de ustedes. Con ese pacto me comprometí a darle vida y paz; Leví, por su parte, se comprometió a respetarme y honrarme, y así lo hizo. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así fue. Leví nunca engañó a la gente, sino que les enseñó la verdad; siempre vivió en armonía conmigo, y fue una persona tan honesta que a muchos los apartó de la maldad.

Ustedes los sacerdotes son mis mensajeros. Su deber es enseñar mis mandamientos a los que me buscan. Pero ustedes han dejado de hacer el bien; con su mal ejemplo han hecho pecar a mucha gente, y han desobedecido el pacto que hice con Leví. Yo soy el Dios todopoderoso, y les juro que así es.

Si yo he hecho que el pueblo los desprecie y les pierda el respeto, es porque ustedes no me han obedecido, ni tratan con justicia a todos por igual.

Yo, Malaquías, les digo: Todos nosotros tenemos un mismo antepasado. Y a todos nosotros nos creó un solo Dios. Si esto es así, ¿por qué nos engañamos los unos a los otros? ¿por qué no cumplimos con el pacto que Dios hizo con nuestros antepasados? ¡Todos en Judá y en Israel hemos sido infieles a Dios!¡Todos hemos hecho actos vergonzosos en Jerusalén, en el templo mismo que Dios tanto ama! Los hombres de Judá se casan con mujeres que adoran a otros dioses, y todavía se preguntan por qué Dios ya no recibe con gusto sus ofrendas. Pues ahora, ¡que acabe Dios con quienes hacen eso, no importa que le traigan ofrendas y que llenen de lágrimas su altar! ¡Y que acabe también con quienes ven esto y no hacen nada para impedirlo!

Dios ha visto lo que han hecho todos ustedes. Cuando eran jóvenes, se casaron y se comprometieron a ser fieles a su esposa. Pero no han cumplido con su compromiso. Nuestro Dios nos creó para que fuéramos un solo cuerpo y un solo espíritu. Nos creó así para que fuéramos un pueblo consagrado a él. Nuestro Dios odia a quienes son violentos y abandonan a su esposa. Por lo tanto, ¡tengan cuidado y no le sean infieles a su esposa! Nuestro Dios ya está cansado de sus quejas. Y lo cansan cuando dicen que Dios no es justo porque ve con buenos ojos a los malvados.

Aquí puedes darte cuenta que es esencial que el hombre aprenda a servir a Dios con sinceridad, siendo fundamental la obediencia a sus mandamientos, que muestre su fidelidad a Dios, sobretodo, si eres hombre con un cargo de autoridad que actúe con responsabilidad cumpliendo verdaderamente su función de acuerdo y en apego a la Palabra de Dios pues Dios así lo exige, “hacer el bien”.

Sabes, a veces el hombre olvida cumplir los mandatos del Señor por intereses personales, por lo tanto, es necesario que el hombre pida sabiduría a Dios para que su mente sea renovada, su corazón sea purificado, que cambie su manera de pensar y que actúe con lo que Dios ha establecido en sus enseñanzas.

Así pues, es tiempo que el hombre esté alerta, preparándose en el conocimiento de Dios y a su vez poniéndolo en práctica con el prójimo, que cumpla con las ofrendas a Dios para que Dios sea enaltecido, pues el Espíritu de Dios mora en cada persona que le busca y obedece.

Por tanto, es el momento que el hombre despierte, que reaccione, que medite y reflexione en su Palabra, y haga que esa luz ilumine a toda persona que haya equivocado su camino y pueda alcanzar los propósitos de Dios, enseñar la verdad y vivir con honestidad.

Ahora bien, el hombre debe dejar de quejarse pues Dios es justo. Lo importante, es que el hombre recuerde que  Dios no puede ser burlado, no hay nada que Dios no mire, realmente nadie se puede esconder de su presencia, por lo que el hombre está a tiempo aun de enderezar su camino. ¡Que el Señor ilumine el entendimiento de cada persona para que haga los cambios necesarios para que brille, cumpliendo la Palabra de Dios!  


Con Alta Estima,

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