Dios nos ha aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo
posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios. Nos
alegra saber que, por confiar en Jesucristo, ahora podemos disfrutar del amor
de Dios, y que un día compartiremos con él toda su grandeza. Pero también nos
alegra tener que sufrir, porque sabemos que así aprendemos a soportar el
sufrimiento. Y si aprendemos a soportarlo, seremos aprobados por Dios. Y si él
nos aprueba, podremos estar seguros de nuestra salvación. De eso estamos seguros: Dios cumplirá su
promesa, porque él nos ha llenado el corazón con su amor, por medio del
Espíritu Santo que nos ha dado.
Cuando nosotros los pecadores no podíamos salvarnos, Cristo
murió por nosotros. Murió en el momento elegido por Dios. En realidad, no es
fácil que alguien esté dispuesto a dar su vida por otra persona, aunque sea
buena y honrada. Tal vez podríamos encontrar a alguien que diera su vida por
alguna persona realmente buena. Pero
Dios nos demostró su gran amor al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, a
pesar de que nosotros todavía éramos pecadores.
Si Dios nos declaró inocentes por medio de la muerte de
Cristo, con mayor razón, gracias a Cristo, nos librará del castigo final. Si
cuando todavía éramos sus enemigos, Dios hizo las paces con nosotros por medio
de la muerte de su Hijo, con mayor razón nos salvará ahora que su Hijo vive, y que nosotros
estamos en paz con Dios. Además, Dios nos ha hecho muy felices, pues ahora vivimos en paz con él por medio de nuestro
Señor Jesucristo.
El primer pecado en el mundo fue la desobediencia de Adán.
Así, en castigo por el pecado, apareció la muerte en el mundo. Y como todos
hemos pecado, todos tenemos que morir. Antes de que Dios diera la ley, todo el
mundo pecaba. Pero cuando no hay ley, no se puede acusar a nadie de
desobedecerla. Sin embargo, los que
vivieron desde Adán hasta Moisés tuvieron que morir, porque pecaron, aun cuando
su pecado no fue la desobediencia a un mandato específico de Dios, como en el
caso de Adán.
En algunas cosas, Adán se parece a Cristo. Sin embargo, no
hay comparación entre el pecado de Adán y el regalo que Dios nos ha dado. Por
culpa de Adán, muchos murieron pero por medio de Jesucristo Dios nos ha dado un
regalo mucho más importante, y para el bien de todos. El pecado de Adán no puede compararse con el
regalo de Dios. El pecado de Adán hizo que Dios lo declarara culpable. Pero
gracias al regalo de Dios, ahora él declara inocentes a los pecadores, aunque
no lo merezcan. Si por el pecado de Adán, la muerte reina en el mundo, con
mayor razón, por medio de Jesucristo, nosotros reinaremos en la nueva vida,
pues Dios nos ama y nos ha aceptado sin pedirnos nada a cambio.
Por el pecado de Adán, Dios declaró que todos merecemos morir;
pero gracias a Jesucristo, que murió por nosotros, Dios nos declara inocentes y
nos da vida eterna. O sea, que la desobediencia de uno solo hizo que muchos
desobedecieran, pero por obediencia de Jesús, Dios declaró inocentes a muchos.
La ley apareció para que el pecado se hiciera fuerte, pero
si bien el pecado se hizo fuerte, el amor de Dios lo superó. Y si el pecado
reinó sobre la muerte, el amor de Dios reinó sobre la vida. Por eso Dios nos ha
declarado inocentes, y nos ha dado vida eterna por medio de nuestro Señor
Jesucristo.
Aquí puedes darte cuenta que para Dios todo es posible y a
El le agrada que el hombre confíe en El y viva una nueva vida en rectitud de
acuerdo a sus mandatos, pues Dios en su infinito amor envió a su Hijo Jesús
para dar su vida y redimir al hombre pecador y que halle paz.
Asimismo, el hombre debe recordar que en su nueva manera de
vivir, Dios le da su Espíritu para que le de fuerza para aguantar las pruebas y,
además que el hombre guarde su corazón
para que sea aprobado por Dios.
No obstante, sólo Dios es bueno y por eso envió a su Hijo
Jesús a dar su vida para salvar el hombre y que haga las paces con Dios y tome
la decisión de establecer una relación personal con Dios.
Así pues, es tiempo de que el hombre muestre gratitud a Dios, ya que por el
sacrificio de nuestro Señor Jesucristo, el hombre ha sido purificado y Dios le
da una nueva vida, la vida eterna.
Con Alta Estima
No hay comentarios:
Publicar un comentario