Ya todo el mundo sabe
que uno de ustedes está viviendo con su madrastra, como si viviera con su
esposa. ¡Eso está muy mal! ¡Ni siquiera los que no son cristianos hacen algo
así! Y ustedes se sienten orgullosos de esto, cuando deberían estar
avergonzados y haber echado de la iglesia a ese hombre. Yo, aunque estoy lejos,
siempre me preocupo y pienso en ustedes. Así que, la próxima vez que se reúnan,
hagan de cuenta que estoy con ustedes, y recuerden que tienen el poder y la
autoridad del Señor Jesús. Por eso, de parte de Jesucristo les digo que ese
hombre es culpable, y que deben entregarlo a Satanás. De ese modo, aunque
Satanás destruya su cuerpo, su espíritu
se salvará cuando vuelva el Señor Jesús.
No está bien que
ustedes se sientan orgullosos de esto. Seguramente saben que basta un poco de
levadura para hacer crecer toda la masa. Por lo tanto, dejen de pecar. El
pecado es como levadura vieja, que a todos echa a perder. Si dejan de pecar,
serán personas nuevas, como los panes nuevos y sin levadura que se comen en la
Pascua. Nuestra nueva vida es como la fiesta de la Pascua. Nuestro cordero de
la Pascua es Cristo, que fue sacrificado en la cruz. Nosotros somos como el pan
de la fiesta, y debemos ser como el pan sin levadura, es decir, sinceros y
honestos. No seamos malos ni hagamos daño a nadie, pues seríamos como el pan
que se hace con levadura vieja.
En la carta que les
escribí antes, les ordené que no tuvieran nada que ver con las personas que
tienen relaciones sexuales prohibidas. No quise decir que se apartaran
totalmente de ellas, pues para no juntarse con personas así ustedes tendrían
que salir de este mundo. No podrían apartarse totalmente de los que siempre
desean más de lo que tienen, ni de los ladrones, ni de los que adoran a los
ídolos, ni de los borrachos o de los que hablan mal de los demás. Lo que quise
decir fue que no deben tener amistad con los que dicen que son cristianos pero,
en realidad, son unos malvados. Con personas así, ni siquiera deben
sentarse a comer. A mí no me toca juzgar
a los que no son de la iglesia. Ya Dios los juzgará. Pero ustedes si deben
juzgar a los de la iglesia, y hacer lo que dice la Biblia: Echen lejos de
ustedes al pecador.
Aquí puedes darte
cuenta que es fundamental que el hombre sea sincero y honesto, que tenga una
actitud correcta en todo momento para que no sienta vergüenza sino más bien,
recuerde que el Señor Jesús vivie en ser interior, lo que le da poder y
autoridad para haces cosas buenas.
Por tanto, lo
importante es que el hombre sea como el pan sin levadura, es decir, que vive
alejado del pecado, pues Jesús murió y resucitó y ahora es un hombre nuevo,
purificado por el sacrificio de Cristo en la cruz. Así es que el hombre debe
honrar a Dios con su vida siendo diferente
a como viven en el mundo.
Con Alta Estima
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