Queridos hermanos de
la iglesia de Dios en Corinto: Reciban saludos míos, y de nuestro hermano
Sóstenes. Yo, Pablo, deseo de todo corazón que nuestro Padre Dios y el Señor
Jesucristo les den mucho amor y paz. Dios me eligió para ser apóstol de
Jesucristo, y también los eligió a ustedes para que vivan unidos a él y formen
parte de su pueblo elegido. Así estarán unidos
nosotros y a todos los que adoran y alaban a nuestro Señor Jesucristo en
todo el mundo.
Siempre le doy
gracias a Dios por ustedes. Dios fue bueno y les dio a Jesucristo, y además los
ayudó a que comprendieran su mensaje y lo comunicarán mejor. Ustedes creyeron
totalmente en el mensaje de Jesucristo. Por eso, mientras esperan que Jesucristo
vuelva, no les faltará ninguna bendición de Dios. De ese modo no dejarán de
confiar en él y, cuando Jesús llegue, nadie los acusará de haber hecho algo malo. Dios los eligió a
ustedes para que compartan todo con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, y él
siempre cumple su palabra.
Hermanos míos, yo les
ruego, de parte de nuestro Señor Jesucristo, que se pongan todos de acuerdo y
que no haya divisiones entre ustedes. Al contrario, vivan unidos y traten de
ponerse de acuerdo en lo que piensan.
Algunos de la familia
de Cloe me dijeron que hay asuntos por los que ustedes están discutiendo mucho.
Mientras que algunos dicen: Yo soy seguidor de Pablo, otros dicen: Yo no, yo
soy seguidor de Apolo. Y hay otros que responden: Pues yo soy seguidor de
Pedro, y aun otros dicen: Yo sigo a Cristo. ¡Pero no hay tal cosa como un
Cristo dividido! Además, no fui yo el que murió en la cruz para salvarlos a
ustedes. Ni fueron ustedes bautizados en mi nombre. Así que no tienen por qué
formar un grupo de seguidores míos. Gracias a Dios, sólo bauticé a Crispo, a
Gayo y a la familia de Estéfanas. No recuerdo haber bautizado a nadie más. En
todo caso, nadie puede decir que fue bautizado en mi nombre. Y es que Cristo no
me mandó a bautizar, sino a anunciar la buena noticia. Y no me mandó a
anunciarla con palabras elegantes. Si yo hago que la gente se fije más en mí
que en Cristo, su muerte en la cruz no servirá de nada.
Hay quienes piensan
que hablar de la muerte de Cristo en la cruz es una tontería. Pero los que así
piensan no se salvarán, pues viven haciendo el mal. Sin embargo, para los que
sí van a salvarse, es decir, para nosotros, ese mensaje tiene el poder de Dios.
En la Biblia Dios dice: ¡Dejaré confundidos a los que creen que saben mucho!
Dios ha demostrado
que la gente de este mundo es tonta, pues cree saberlo todo. En realidad, no hay
tal cosa como sabio, o expertos en la Biblia, o gente que cree tener todas las
respuestas. Dios es tan sabio que no permitió que la gente de este mundo lo
conociera mediante el conocimiento humano. En lugar de eso, decidió salvar a
los que creyeran en el mensaje que anunciamos, aun cuando este mensaje parezca
una tontería.
Para creer en el
mensaje que anunciamos, los judíos quieren ver milagros y los griegos quieren
oír un mensaje que suene razonable e inteligente. Pero nosotros anunciamos que
Jesús es el Mesías, ¡y que murió en la cruz! Para la mayoría de los judíos,
esto es un insulto; y para los que no son judíos, es una tontería. En cambio,
para los que fueron elegidos por Dios, sean judíos o no, Dios ha manifestado su
poder y su sabiduría en la muerte del Mesías que él envió. Así que, lo que
parece una tontería de Dios, es mucho más sabio que la sabiduría de este mundo.
Podría pensarse que Dios es débil, pero en realidad es más fuerte que
cualquiera.
Recuerden lo que
ustedes eran cuando Dios los eligió. Según la gente, muy pocos de ustedes eran
sabios, y muy pocos de ustedes ocupaban puestos de poder o pertenecían a
familias importantes. Y aunque la gente de este mundo piensa que ustedes son
tontos y no tienen importancia. Dios los eligió, para que los que se creen
sabios entiendan que no saben nada. Dios eligió a los que, desde el punto de
vista humano, son débiles, despreciables y de poca importancia, para los que se
creen muy importantes se den cuenta de que en realidad no lo son.
Así, Dios ha
demostrado que, en realidad, esa gente no vale nada. Por eso, ante Dios, nadie
tiene de qué sentirse orgulloso. Dios los ha unido a ustedes con Cristo, y
gracias a esa unión ahora ustedes son sabios. Dios los ha aceptado como parte
de su pueblo, y han recibido la vida eterna. Por lo tanto, como dice la Biblia,
si alguien quiere sentirse orgulloso de algo, que se sienta orgulloso de
Jesucristo, el Señor.
Aquí puedes darte
cuenta que el hombre debe buscar la unidad con Dios, apegarse a su Palabra y
que forme parte de su pueblo elegido y, por ende, el hombre estará unido a
otros que aman a Dios y lo importante es que el hombre anuncie la buena noticia.
Por tanto, es
esencial que el hombre establezca acuerdo con otros para que haya unión pues
Dios envió a su Hijo Jesús al mundo, dio su vida y resucitó para que el hombre
cambie su manera de vivir e imitea nuestro Señor Jesucristo, que se convierta en
su seguidor y crea en su mensaje y
entonces reciba el poder de Dios.
Así pues, lo esencial
es que el hombre crea en el mensaje de Dios, que su Hijo Jesús dio su vida y
resucitó pero sabes, Dios es tan sabio que quiso que el hombre crea en El, que
lo conozca no por el conocimiento humano (ni por la razón ni la inteligencia).
Asimismo, Dios elige
a cada persona sin importar su origen ni
si ocupa puestos importantes sino más bien Dios elige a los débiles, a los
humildes no a los que se sienten superiores o que son orgullosos pues el hombre
sólo debe sentirse orgulloso de aceptar a Jesús en su vida.
Con Alta Estima,
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