Ahora quiero
responder a lo que me preguntaron acerca de los alimentos ofrecidos a los
ídolos. Todos nosotros sabemos algo acerca de esto. Sin embargo, debemos
reconocer que el conocimiento nos vuelve orgullosos, mientras que el amor
fortalece nuestra vida cristiana. Sin duda, el que cree que sabe mucho, en
realidad no sabe nada. Pero Dios reconoce a todo aquel que lo ama.
En cuanto a esto de
comer alimentos ofrecidos a los ídolos, bien sabemos que los ídolos no tienen
vida, y que solamente hay un Dios. Algunos llaman dioses o señores a muchas
cosas que hay en el cielo y en la tierra. Sin embargo, para nosotros sólo hay
un Dios, que es el Padre. El creó todas las cosas, y nosotros vivimos para él.
También hay sólo un Señor, que es Jesucristo. Dios creó todo por medio de él, y
gracias a él nosotros vivimos ahora.
No todos saben estas
cosas. Antes de creer en Cristo, algunos de ustedes adoraban ídolos, y todavía
creen que esos ídolos tienen vida. Por eso, cuando tomen alimentos que fueron
ofrecidos a los ídolos, les remuerde la conciencia y se sienten culpables. Pero
nuestra relación con Dios no va a ser mejor o peor por causa de los alimentos
que contamos. Sin embargo, aunque tengamos derecho a comer de todo, debemos
tener cuidado de no causarles problemas a los miembros de la iglesia que
todavía no están debidamente instruidos.
Supongamos que uno de
ustedes va a comer a un lugar donde se adora a los ídolos, y que lo ve algún
miembro de la iglesia que todavía cree
que los ídolos tienen vida. Entonces, aunque bien sabemos que los ídolos no
tienen vida, aquel miembro de la iglesia
que no saben distinguir entre lo bueno y lo malo, también le hacemos
daño a Cristo. Por eso yo jamás voy a comer algo, si por comerlo hago que un
miembro de la iglesia peque.
Aquí puedes darte
cuenta que es fundamental que el hombre viva apegado a la Palabra para que
adquiera sabiduría, además de conocer más a Dios, aprende a amarlo y confiar en
Dios cada día y ese amor lo muestra a sus semejantes fortaleciendo su vida
cristiana.
Asimismo, el hombre desarrolla
un nivel de conciencia que le permite tener discernimiento del bien y del mal y
por tanto, el hombre sabio selecciona lo que le conviene, así como tomar alimentos sanos para mantener una dieta
balanceada y lograr una buena salud como también evitar concurrir a lugares en el
que puede vivir situaciones ambivalentes.
No obstante, lo
esencial es que el hombre sepa distinguir en que lo que hace es lo correcto y que
con su conducta agrada a Dios.
Con Alta Estima,
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