Hermanos en Cristo,
cuando fui a ustedes, para hablarles de los planes que Dios tenía en secreto,
no lo hice con palabras difíciles ni traté de impresionarlos. Al contrario,
decidí hablarles sólo de Cristo, y principalmente de su muerte en la cruz.
Cuando me acerqué para enseñarles y anunciarles el mensaje, me sentí poco
importante y temblaba de miedo. No fui a ustedes como sabelotodo, ni usé palabras elegantes. Sólo dejé que el
Espíritu de Dios mostrara su poder y los convenciera. Y así, ustedes creyeron
en Dios, no por medio de la sabiduría humana sino por el poder de Dios.
Sin embargo, cuando
hablamos con los que ya entienden mejor el mensaje de Dios, hablamos con
sabiduría. Pero no empleamos la sabiduría humana como la emplean la gente y los
gobernantes de este mundo. El poder que ellos tienen está condenado a
desaparecer. Nosotros enseñamos el mensaje con palabras inteligentes, que
vienen de Dios. Ese mensaje habla de los planes que Dios tenía en secreto desde
antes de crear el mundo, y que él quiso manifestarnos para que podamos
compartir su gloria. Claro que este plan inteligente de Dios no lo entendió
ninguno de los gobernantes del mundo. Si ellos lo hubieran entendido, no
habrían colgado de la cruz a nuestro Señor, quien es el dueño de la vida. Como
dice la Biblia: Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie
jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar.
Dios nos dio a
conocer todo esto por medio de su Espíritu, porque el Espíritu de Dios lo
examina todo, hasta los secretos más profundos de Dios. Nadie puede saber lo
que piensa una persona. Sólo el espíritu de esa persona sabe lo que ella está
pensando. De la misma manera, sólo el Espíritu de Dios sabe lo que piensa Dios.
Pero como Dios nos dio su Espíritu, nosotros podemos darnos cuenta de lo que
Dios, en su bondad, ha hecho por nosotros.
Cuando hablamos de lo
que Dios ha hecho por nosotros, no usamos las palabras que nos dicta la inteligencia humana, sino que usamos el
lenguaje espiritual que nos enseña el Espíritu de Dios.
Los que no tienen el
Espíritu de Dios no aceptan las enseñanzas espirituales, pues las consideran
una tontería. Y tampoco pueden entenderlas, porque no tienen el Espíritu de Dios.
En cambio, los que tienen el Espíritu de Dios todo lo examinan y todo lo
entienden. Pero los que no tienen el Espíritu, no pueden examinar ni entender a
quienes lo tienen. Como dice la Biblia: ¿Quién sabe lo que piensa el Señor?
¿Quién puede darle consejos? Pero
nosotros tenemos el Espíritu de Dios, y por eso pensamos como Cristo.
Aquí puedes darte
cuenta que el hombre que cree en Dios, enseña y/o anuncia el mensaje de Dios,
pero sabes, la persona que Dios elige debe ser humilde y no como quien sabe
todo, sino debe dejar que el Espíritu de Dios muestre su poder y convenza a los que escuchan el mensaje de
la verdad.
Así pues, el hombre
que ama a Dios, Dios ha preparado cosas increíbles, que ni el hombre mismo
puede imaginar, pues el mensaje de Dios habla de los planes de Dios antes de
crear el mundo.
Por tanto, el hombre
obediente y apegado a su Palabra, recibe el poder del Espíritu de Dios y le
capacita para entender y examinar todo y, por ende el hombre que tiene el Espíritu
de Dios piensa como Cristo y usa el lenguaje espiritual.
Con Alta Estima,
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