martes, 28 de abril de 2015

Nosotros no queremos decirles qué es lo que deben creer…


Queridos hermanos de la iglesia de Corinto y de la región de Acaya: Nosotros, Pablo y Timoteo, les enviamos nuestros saludos. Que Dios nuestro Padre, y el Señor Jesucristo, quien me eligió como apóstol, les den su amor y su paz.

Demos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo. El es un Padre bueno y amoroso, y siempre nos ayuda. Cuando tenemos dificultades, o cuando sufrimos, Dios nos ayuda para que podamos ayudar a los que sufren o tienen problemas.

Nosotros sufrimos mucho, así como Cristo sufrió. Pero también, por medio de él, Dios nos consuela. Sufrimos para que ustedes puedan ser consolados y reciban la salvación. Dios nos ayuda para que nosotros podamos consolarlos a ustedes. Así ustedes podrán soportar con paciencia las dificultades y sufrimientos que también nosotros afrontamos. Confiamos mucho en ustedes y sabemos que, si ahora sufren, también Dios los consolará.

Hermanos en Cristo, queremos que conozcan los problemas y sufrimientos que tuvimos en la provincia  de Asia. Fueron tan tremendos que casi no pudimos soportarlos, y hasta creímos que íbamos a morir. En realidad, nos sentíamos como los condenados a muerte. Pero eso nos ayudó a confiar en Dios, que puede hacer que los muertos vuelvan a la vida, y no a confiar en nosotros mismos. Dios nos protegió de grandes peligros de muerte, y confiamos en que él nos seguirá cuidando y protegiendo. Por favor, ayúdennos orando por nosotros. Si muchos oran, muchos también serán los que den gracias a Dios por su ayuda, y por todo lo bueno que él nos da.
Nos satisface saber que nos hemos comportado bien, y que hemos sido sinceros con todos, especialmente con ustedes. No lo hicimos guiados por nuestra propia sabiduría, sino con la ayuda de Dios, y gracias a su gran amor.

Ahora les escribimos con palabras e ideas fáciles de entender. Y espero que puedan comprender de todo lo que ahora no entienden bien. Así,  cuando el Señor Jesucristo vuelva, ustedes podrán estar orgullosos de nosotros, como nosotros lo estamos de ustedes.

Con esta confianza, lo primero que pensé fue ir a verlos, para así poder visitarlos dos veces. Tenía idea de visitarlos en mi viaje hacia la región de Macedonia, y de pasar otra vez por allí a mi regreso, para que ustedes pudieran ayudarme a seguir mi viaje a la región de Judea. ¿Acaso creen que esos planes los hice sin pensarlo bien? ¿O creen que soy como todos, que primero digo que sí, y luego digo que no? ¡Pues se equivocan! Dios es testigo de que cumplimos nuestra palabra. Timoteo, Silas y yo les anunciamos el mensaje de Jesucristo, el Hijo de Dios. Y Jesucristo no decía una cosa primero y otra después. Al contrario, siempre cumplía su palabra. Y todas las promesas que Dios ha hecho se cumplen por medio de Jesucristo. Por eso, cuando alabamos a Dios por medio de Jesucristo, decimos Amén.

Tanto a mí como a ustedes, Dios nos mantiene firmemente unidos a Cristo. El nos eligió y, para mostrar que no somos suyos, nos puso una marca: la marca de su Espíritu Santo. Si no he ido a visitarlos, ha sido porque los respeto. ¡Que Dios me quite la vida si miento! Nosotros no queremos decirles qué es lo que deben creer, pues de eso ustedes están ya bien seguros. Lo que si queremos es colaborar con ustedes, para que sean más felices.

Aquí puedes darte cuenta que el hombre que ama a Dios, que cree en nuestro Señor Jesucristo,  quien Dios envió al mundo como hombre para que habitara entre nosotros, y dio su vida para redimirnos del pecado y resucitó para que el hombre tenga vida eterna; esto es algo que el hombre no entiende pues no puede comprender la magnitud del amor de Dios, que es un Padre amoroso; por tanto, es prioridad que el hombre busque a Dios y se arrepienta de sus transgresiones, se aparte de lo malo, y empiece una vida nueva,  que camine con Dios El estará a su lado para ayudarle a vencer las dificultades y sufrimientos.

No obstante, es importante que el hombre no confíe en sí mismo sino que  crea en Dios y ponga su confianza en su Hijo Jesucristo, quien le dará al hombre la fortaleza espiritual para soportarlo todo.

Por tanto, es necesario que el hombre enderece su camino, que piense bien lo que hace,  que su si sea si y su no sea no, que no diga una cosa primero y otra después, sino que sea firme en sus convicciones,  que muestre integridad y sea cabalmente sincero con sus semejantes.

Ahora bien,  no puedo decirles lo que deben creer, la decisión es voluntaria, pero es conveniente  que el hombre se vuelva a Dios y se apegue a  su Palabra , que obedezca y cumpla sus enseñanzas  y entonces, el Espíritu de Dios que habita en el ser interior de cada persona que lo ha aceptado en su corazón , adquiere seguridad en  su andar pues está bajo la cobertura de Dios.


Con Alta Estima,

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