Esta es la lista de las tribus de Israel. La tierra se
repartirá entre ellas de norte a sur, comenzando por la frontera norte. Esta
frontera va desde del Mediterráneo hasta la parte sur de Damasco y Hamat,
pasando por Hetlón, la entrada de Hamat y Hasar-enán. Cada tribu recibirá su
propio territorio. Partiendo de este a oeste, el orden de distribución será el
siguiente: Dan, Aser, Neftalí, Manasés, Efraín, Rubén y Judá.
Dios también dijo: En la parte sur de Judá, y también de
este a oeste, se apartará un territorio de doce kilómetros y medio de ancho, y
del mismo largo que los otros territorios. También se apartará un terreno para
mí, de doce kilómetros y medio de largo por diez de ancho. En ese terreno
estará mi templo. Por el norte y por el sur medirán doce kilómetros y medio, y
por el este y el oeste, diez kilómetros.
Este terreno será para mí, y lo ocuparán únicamente los
sacerdotes descendientes de Sadoc. Estos sacerdotes siempre han estado a mi
servicio, y nunca lo abandonaron, como lo hicieron los de la tribu de Leví, y
las demás tribus israelitas.
También los ayudantes de los sacerdotes tendrán su propio
terreno, que estará junto al de los sacerdotes. Medirá doce kilómetros y medio
de largo por cinco de ancho. Como ésta será la mejor parte de la tierra, y
estará consagrada a mí, ni siquiera una parte de ella podrá venderse o cambiarse,
o traspasarse a otra persona. La parte restante, de doce kilómetros y medio de
largo por dos y medio de ancho, si podrá usarse para que la gente viva allí, y
también para que el ganado se alimente con sus pastos, pues no es un terreno
consagrado a mí.
En medio del terreno estará la ciudad. Será de forma
cuadrada, y medirá dos mil doscientos cincuenta metros por lado. Los campos de
pastos para los animales medirán ciento veinticinco metros de ancho, y rodearán
por completo la ciudad.
En los lados este y oeste de la ciudad, junto al terreno
apartado para mí, habrá un terreno cuadrado de cinco kilómetros por lado. Este
terreno lo cultivarán los que trabajen en la ciudad, sin importar de qué tribu
sean. Todo lo que produzcan será para ellos.
La parte consagrada a mí, junto con el terreno de la
ciudad, formará un cuadrado de doce kilómetros y medio por lado.
Al gobernador le tocarán los terrenos que están en ambos
lados de la parte que me corresponde, así como el resto del terreno, que es de
la ciudad. El terreno del lado este se extenderá hasta la frontera este, y el
terreno del lado oeste se extenderá hasta el Mar Mediterráneo. Cada terreno
medirá doce kilómetros y medio de ancho, y ambos correrán paralelos a los
terrenos de las tribus. En el centro
estarán el templo y la parte que me corresponde. Los terrenos de los ayudantes
de los sacerdotes, y los de la ciudad, quedarán en medio del terreno del
gobernador, entre los territorios de Judá y de Benjamín.
Las otras tribus recibirán también su propio terreno. El
orden será el siguiente, partiendo de norte a sur y de este a oeste: Benjamín,
Simeón, Isacar, Zabulón y Gad.
Al sur del territorio de Gad, la frontera irá de este a
oeste, partiendo de Tamar y hasta llegar al mar Mediterráneo, pasando por el
oasis de Meribá-cadés y el arroyo de Egipto. Así es como deberá sortearse y
repartirse la tierra que es la herencia de las tribus de Israel. Yo soy el Dios
de Israel.
La ciudad será de forma cuadrada, y tendrá dos mil doscientos
cincuenta metros por lado. En cada lado habrá tres entradas, y cada una tendrá
un portón que llevará el nombre de una de las tribus de Israel, en el siguiente
orden: Los portones del norte: Rubén, Judá y Leví; los portones del este: José,
Benjamín y Dan; los portones del sur: Simeón, Isacar y Zabulón; los portones
del oeste: Gad, Aser y Neftalí. La muralla que rodeará la ciudad será de nueve
mil metros. A partir de ese día, la ciudad se llamará: Casa de Dios.
Aquí puedes darte cuenta, de qué es lo que en verdad Dios
quiere, que su iglesia sea pura, que tenga orden y muestre respeto a Dios, obedeciendo sus enseñanzas
para que la presencia de Dios ilumine a un mundo que vive en la oscuridad, pero
sabes, una iglesia auténtica deberá estar integrada por los que lo acepten y
crean en El, aquellos que confían en El, que sean verdaderamente fieles para qué Dios more en su ser interior.
Con Alta Estima,
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